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dos

***

—Bien, te pasaré la primera prenda de hoy. Iniciaremos con un par de vestidos y luego finalizaremos con la ropa interior —avisó el director del set.

Haerin asintió y tomó las prendas que una chica le extendió. Se escabulló por el pasillo y llegó al probador, había dejado a Hanni en las sillas de al fondo y esperaba que se mantuviera allí.

—Déjame pasar.

Bien, no se quedaría allí, supo cuando escuchó la ronca voz de su novia.

Abrió la cortina, rodando los ojos.

—¿Qué quieres, Pham?

Esta no contestó, se adentró al camarín, cerró la cortina y pegó sus cuerpos lo más que pudo, sus manos cayendo en la espalda baja de la menor.

Haerin gimió sobre sus labios cuando la vietnamita se adentró a su cavidad bucal, recorriéndola sin esperar, haciendo que sus lenguas se comenzaran a rozar.

Hanni levantó su playera para acariciar ahora su perfecto abdomen mientras Kang agarró su cintura, enterrando sus uñas cuando Pham bajó a besarle el cuello.

Por idiota y tentadora, Haerin finalizó el encuentro, pues Hanni había succionado con sus labios en la curva de su cuello, y sabía que si no la detenía, dejaría una marca que los fotógrafos no podrían ignorar.

—T-tarada —susurró entrecortada, encima de sus belfos.

—Te encanta que te bese en lugares públicos, gatita, no te hagas.

—¡Pham! —la regañó por la estupidez que estaba diciendo y ella carcajeó antes de darle un apretón a su trasero. Haerin gimió de sorpresa—. Suficiente, sal de inmediato que me desconcentras y te recuerdo que estoy trabajando.

La azabache se separó, pero solo para sentarse en el pequeño banco a un lado del espejo.

—Olvida que me iré. Quiero ver ese cuerpo, ese cuerpo que es mío —reclamó enfatizando, recordando que en minutos habrían un par de bobos tocando a su novia.

Ugh, realmente detestaba esto.

Haerin rodó los ojos, comenzando a cambiarse de todas formas. Los penetrantes ojos de la mayor sobre sus clavículas, pecho y piernas lechosas acabaron por hacerla sonrojar mientras refunfuñaba que la sacaría de allí.

***

Hanni había salido a tomar un respiro. Su Hae ya estaba posando en un maravilloso brasier junto a una pequeña braga color gris. Quiso sacarse los ojos al ver las miradas del resto sobre su novia, pero Haerin la había divisado justo a tiempo, regañándola desde lo lejos y haciéndole prometer que no cometería ninguna idiotez.

Hanni no le hubiese hecho caso, pero Hae la amenazó con que si iniciaba una escena de celos, que se olvidara de su futuro hijo.

Eso fue suficiente para hacerla callar.

Se sentó en unas bancas de metal y exploró en su móvil un tiempo, hasta que una chica se sentó a su lado, hablando por teléfono. Supuso que también era modelo, porque para qué mentir, era hermosa.

No más hermosa que su Rinnie, claro.

La mujer parecía un caos de emoción, y como buena intrusa que era, Hanni no resistió en escuchar la conversación.

—Me propuso matrimonio...

¡¿Qué?! —el grito fue tan alto de la otra línea que Hanni llegó a escucharlo sin problemas.

Alzó una ceja, interesada.

—¡Lo sé! ¡Es una locura! —casi que lloriqueó y Hanni se preguntó si era de felicidad o terror—. Dijo que siempre quiso casarse conmigo, antes de formar una familia. Y que había pensado proponérmelo dentro de un año, cuando el trabajo estuviera un tanto más calmado —suspiró—. Pero ya sabes... como este bebé en camino se adelantó...

Recién allí la extranjera notó su estómago hinchado. No tenía demasiados meses, pensó, pues no era una panza gigantesca, aunque se notaba la bonita curva sobresaliente.

Las modelos embarazadas podían seguir modelando, por supuesto, existe la publicidad de futuras madres.

—No sé qué hacer, unnie. Siempre quise un hijo luego de casarme, y... esto parece perfecto —comenzó a sollozar suave—, pero tengo mucho miedo.

Oyó la otra voz dar su opinión, aunque no entendió demasiado, menos cuando la modelo se levantó y se largó de allí, sus manos acariciando su vientre.

Dios mío.

Hanni solía ser impulsiva, y por supuesto que esa conversación la hizo pensar. ¡¿Cómo no se le ocurrió antes?!

Debía proponerle matrimonio a su Kang Haerin.

Mierda, era una locura, pero no pudo dejar de sonreír, imaginándose a ambas de blanco en el altar, jurándose amor eterno.

Sería perfecto. Hace unos años se legalizó el matrimonio entre parejas del mismo sexo, y así, serían esposas antes de tener un bebé. No lo había pensado, pero Hanni también siempre quiso aquello, un bebé luego de colocarse los anillos.

Sus padres se habían casado a los veintitrés años, y ella siempre deseó seguir sus pasos. Cuando niña creyó que sería con un hombre, pero, eww, se dijo, ya no se imaginaba con nadie más que con su adorable gatita.

Y no necesariamente tendrían que contraer matrimonio para iniciar el proceso de inseminación. Podrían hacerlo en paralelo.

Su sonrisa fue tan grande que sus mejillas comenzaron a dolor.

Tendría que hablar con sus padres, con los de Haerin y, lo más importante, intentar convencer a esta misma. Pero, maldición... la idea la emocionó como nunca antes algo le había emocionado.

Quería su vida completa, quería a Haerin para siempre. Casarse, tener hijos, salir de picnic los domingos, malcriar a su Louis, celebrar los aniversarios, las navidades; quería pasar el resto de su vida con la chica, morir juntas y que sus familiares se encargaran de enterrarlas lado a lado.

Volvió al set sospechosamente alegre, irradiando felicidad, mas, su novia no se dio cuenta al estar concentrada en lograr la pose que le estaban pidiendo.

Dioses, Jesús, Buda, quién sea que esté allí arriba, por favor, háganme la mujer de Kang Haerin, pensó casi al borde de las lágrimas.

Lágrimas de amor.

Eso era estar enamorada.

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los padres de hanni, en realidad, se casaron a los 24 (y hanni sí dijo eso de que quería seguir sus pasos, omg), pero lo modifiqué para la historia.

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