15
Haerin bajó las escaleras de su casa al escuchar el motor del auto de Hanni. Desde la ventana pudo ver la abolladura a un lado de la patente del vehículo, testimonio del leve choque que sufrió horas antes.
Sintió lástima, recordando el terrible día que persiguió a la chica.
Y el puchero en sus labios se intensificó al verla salir, sus ojos llorosos y sonándose la nariz.
—H-Hae —susurró entrecortada al notar su presencia.
Haerin quiso reír de lo adorable que se veía, su carita ahora pareciendo el doble de afligida, como un cachorrito.
—¡Lo lamento, ¿si?!
Corrió hasta la menor con dificultad, olvidando el motivo del por qué su novia la había citado allí.
Se lanzó a abrazarla entre sollozos, y sin darle tiempo de reaccionar, Pham besó sus suaves labios.
Le tomó de la nuca y no dejó de besarla hasta que la coreana la separó del pecho.
—Hanni...
—¡De verdad que lo siento! —iba a seguir lloriqueando, pero sus ojos dieron con el bonito top negro que llevaba Kang, que dejaba al descubierto su, por ahora, liso estómago. Y recordó—. ¡Por Dios, verdad que tendrás un bebé y no será conmigo!
Se desplomó de rodillas al suelo, cubriéndose el rostro con las manos, como si el mundo entero se le hubiera venido encima. Haerin apenas pudo contener una carcajada al ver el dramático espectáculo de su novia.
Aunque en el fondo quedó algo sorprendida, pues creyó que Hanni intentaría asesinarla una vez la tuviese enfrente, que le gritaría que era una infiel de los cojones y que no se había equivocado al llamarla puta.
Pero no. Ahí estaba la celosa, engreída y grandiosa Hanni Pham, desgarrándose el alma a sus pies.
—Hanni, Hanni —la alzó, tomándola de las manos—, detente, por favor. Hablemos adentro.
La mencionada sorbió su nariz, abrazándola otra vez, ahora sin opción de que se alejara.
—T-tengo miedo, Hae —lloriqueó en su hombro—. No sé qué pasará ni sé qué hacer, pero no quiero que me dejes —confesó.
Por más que Haerin quisiera su venganza, verla así le estaba comenzando a doler, así que tomó su rostro, acariciando sus pómulos antes de besarla con fuerza.
Han correspondió, ambas sintiendo el salado de las lágrimas. Pham la sujetó de la cintura, metiéndose bajo su remera para tocar cada centímetro de piel de la menor con desesperación, quien tuvo que alejarse al recordar que dentro de su residencia habían más de cien personas esperando por ellas.
—Entremos —dijo y la jaló de la mano, comenzando a subir las escaleras.
Pasaron por la puerta y llegaron a la cocina.
—¿Quieres algo para beber?
—N-no, gracias.
—Está bien, sígueme.
La dirigió a las grandes puertas dobles que daban al living. Con la manilla en la mano, atrajo a Hanni hacia sí y le robó un último beso para luego girar el metal.
—¡Sorpresa!
El grito resonó en la gran sala, decorada con globos, guirnaldas de colores y serpentinas que colgaban desde el techo. Las luces se encendieron de golpe, revelando a las personas amontonadas que esperaban con sonrisas y vasos en alto. Atrás se veía la piscina en el jardín que brillaba bajo las luces flotantes, reflejando el cielo estrellado.
Hanni, aún con el rostro cubierto de lágrimas, tardó en procesar lo que estaba ocurriendo. Miró a Haerin, confundida, y luego a la multitud. El ambiente de fiesta, el aroma a cócteles y el eco de risas la sacaron poco a poco de su tristeza.
—Hae... —murmuró, volviendo su mirada hacia ella.
—No estoy embarazada, Han —le susurró, riendo y tomando sus manos—. Todo fue una broma para traerte aquí. Esto es para ti. Es tu fiesta de cumpleaños sorpresa, amor.
Los ojos de Hanni se abrieron de par en par. El cambio de emociones fue tan brusco que casi parecía irreal. De estar completamente destrozada por una mentira, pasó a sonreír de forma gigantesca, sin poder creer lo que estaba escuchando.
—¿No... no vas a tener un bebé? —preguntó, como si aún le costara creerlo.
Haerin negó con la cabeza, y Hanni soltó una risita de felicidad pura entre lágrimas, abrazándola de nuevo, esta vez con una mezcla de alivio y alegría.
—¡Dios, me asustaste tanto! —exclamó Hanni, ya riendo abiertamente.
Haerin la besó una vez más, ahora con la certeza de que todo estaba en su lugar. Mientras se abrazaban, la música subió de volumen, y los amigos comenzaron a acercarse para felicitarla. Hanni, finalmente, sonrió con la calidez de alguien que se siente amada, rodeada de sus amigos y su perfecta novia.
Kang la tomó de la mano y la guió más adentro del salón. Rápidamente el lugar se volvió vibrante, la música llenaba cada rincón, y los invitados conversaban, reían y brindaban en grupos repartidos por el enorme lugar. Hanni, aún con los ojos algo rojos por el llanto, no podía evitar sonreír mientras sus amigas se acercaban para abrazarla.
—¡Feliz cumpleaños, pequeña dominio! —gritaron Hyein, Dani y Minji, quienes se habían puesto de acuerdo con el apodo.
La rodearon con abrazos efusivos mientras carcajeaban y la felicitaban por sus veintiún años, otros amigos uniéndoseles al saludo.
Hanni, por un instante, olvidó todo el drama de las horas previas, su corazón llenándose de gratitud.
—No puedo creer que hayas organizado todo esto —le susurró a Haerin tiempo después, mirándola con ternura mientras la sostenía de la cintura.
—Quería que fuera una noche especial, y... —sonrió con picardía—, también pensé que necesitabas una pequeña lección. Ya sabes, para bajarte esos celos que a veces te dominan.
Hanni rió nerviosamente, frotándose los ojos con las mangas para deshacerse de las últimas lágrimas. La fiesta alrededor de ellas parecía tan divertida y dinámica, con la piscina comenzando a llenarse de a poco y la barra repleta de botellas de alcohol y bebestibles coloridos que los invitados ya disfrutaban.
—Bueno, lo lograste, me hiciste pasar el peor día de mi vida —Hanni suspiró de alivio al recordar que fue toda una mentira—. Hablando de eso, de este día, lo lamento mucho, Hae. Sabes que no pienso así de ti, solo fue mi bocota que habló en un impuso por la rabia al verte con ese idiota.
Haerin le acarició las mejillas, riendo suave.
—Está bien, mi amor. Si quieres, luego lo conversamos con más calma, pero que sepas que ya estás perdonada —le robó un besito—. ¡Pero solo porque eres la cumpleañera! Oh, ¡y deberás disculparte con Sunghoon, no es pregunta!
—¡Haerin, no puedes pedirme algo como eso! —gritó con indignación.
Haerin se alzó de hombros y para acabar con la pataleta que sabía que haría su novia, le pidió a Minji, que estaba a su lado, que chiflara para llamar la atención de los chicos y chicas.
—¡Un brindis por Hanni Pham, la cumpleañera y reina de la noche!
Todos le celebraron, alzando sus vasos hacia la vietnamita.
—¡Por mí, la reina más bella! —Han, sin un poco de vergüenza, alzó su vaso, brindando también. Luego de risas del resto, volvió a hablar—. Gracias a todos por estar aquí, chicos, es muy bonito y significa mucho para mí —dijo, con una sonrisa genuina que iluminaba su rostro—. Y gracias a mi novia, Hae, por organizar todo esto. ¡Eres la mejor, gatito!
Los aplausos llenaron el salón mientras Haerin se sonrojaba y pronto la música aumentó de volumen mientras algunos se dirigían a la pista de baile improvisada cerca de la piscina. Las luces se reflejaban en el agua, creando un efecto casi mágico, mientras la fiesta se transformaba en una verdadera celebración de energía y vida.
Hanni se inclinó hacia Haerin, susurrando:
—Vamos a bailar, ¿no crees?
—Claro que sí, mi amor.
Después de un par de canciones, burlas de sus amigas y besos a cuerpo unido, ambas se separaron del grupo, caminando hacia la barra de bebidas para tomarse un respiro.
—¿Te estás divirtiendo? —preguntó Haerin, tomando un sorbo de su bebida mientras la observaba.
—Muchísimo —respondió Hanni, sin poder dejar de sonreír—. Honestamente, no puedo creer lo bien que ha salido todo después de lo que pasó.
—Bueno, me alegra que todo haya terminado bien —respondió, inclinándose para besarla suavemente—. Pero no olvides... si vuelves a hacer una escena de celos como la de hoy, la próxima vez no será solo una broma, ¿entendido, señorita Pham?
Hanni se rió, negando con la cabeza.
—De acuerdo, de acuerdo. Lo prometo, señorita Kang, próximamente, señorita Pham.
Ambas rieron, disfrutando del momento. Mientras la celebración continuaba, Hanni se dio cuenta de lo afortunada que era por tener a Haerin a su lado, alguien que no solo la entendía, sino que también sabía cómo contenerla y hacerla crecer.
Hanni supo que ese cumpleaños sería uno que jamás olvidaría.
Porque pasara lo que pasara en el futuro, Kang Haerin sería ese amor que jamás olvidaría.
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