Ya llegó, todos a sus posiciones, y Marshall….ya sabes que hacer –dijo Ryder guiñándole un ojo y alzando su pulgar arriba.

La husky descendió del vehículo, y ladró el comando para que pasara al modo casa. Una vez hecho eso, comenzó a buscar a los cachorros.

-Hola? Hay alguien aquí? -dijo Everest extrañada de que nadie la recibiera al llegar. De pronto, oyó la voz de Marshall que la llamaba

-Por aquí Everest! –gritó el dálmata. La husky siguió la voz de su amigo y lo vio sentado al lado de su casa, ataviado con su saco de smoking negro y su elegante corbata de moño, sosteniendo un ramo de hermosas flores de colores.

-Wooow, te ves…..muy elegante –dijo Everest al ver al dálmata vestido así–, y esas flores?

-Son para ti, Everest –dijo mientras le entregaba el ramo-, espero te gusten.

-Son preciosas, gracias! –dijo la cachorra y olfateó las flores, podía reconocer los aromas del bosque de donde fueron cortadas, lo que le trajo una sensación de alivio y paz.

-Me alegra ver que te gusten, quieres acompañarme?

-Seguro, esto es parte de la sorpresa?

-Así es, pero antes, que te parece algo para cenar?

-Ya que lo dices, me muero de hambre, tuvimos mucho trabajo en el resort.