Pasaron dos días del choque ocurrido en Bahía Aventura, los cuales transcurrieron sin mayores novedades, excepto uno que otro rescate habitual. Al tercer día, por la tarde, los cachorros se encontraban limpiando sus vehículos, al igual que Ryder, quien realizaba mantenimiento a su todoterreno. Tracker y Everest también llevaron sus propios vehículos para que Rocky les hiciera su chequeo mensual, así que había bastante actividad en el cuartel. De pronto, vieron que un taxi se aproximaba al cuartel, y del vehículo descendió la mujer que Marshall, Chase y Rocky ayudaron ese día, acompañada de la cachorra golden retriever. La mujer se dirigió directamente hacia el joven rescatista, quien dejó por un momento sus labores y limpió sus manos con una toalla para atender a las dos visitantes.

-Saludos, soy Ryder, en que puedo ayudarla?

-Mucho gusto, soy Vanessa Miller, quise venir personalmente a agradecerle a sus cachorros por la ayuda que me prestaron hace unos días.

-Ya veo, usted es a quien auxiliaron el otro día, cuando choco su automóvil.

-En efecto, aunque lleve mi automóvil a revisión, los frenos fallaron y no pude controlarlo, fue por eso que chocamos, mi mecánico tendrá mucho que explicarle a la aseguradora, pero estos valientes perritos fueron muy amables al ayudarnos ese día, verdad Daisy?

-Así es –dijo alegremente la cachorra –queremos agradecerles por su ayuda.

-Bueno, pues permítame un momento y con gusto le presentare a mi equipo de cachorros, sígame –dijo Ryder, mientras subían al área donde estaban los vehículos estacionados.

-CACHORROS, VENGAN AQUÍ, POR FAVOR! –gritó Ryder. Todos se colocaron frente a su líder en formación, de la misma forma que hacen cuando hay una misión. En esta ocasión, Everest se puso al lado de Rubble, mientras Marshall miraba a Daisy.