30. ➳ Las culpas por las flechas ♡
"El error es un arma que acaba siempre por dispararse contra el que la emplea".
Concepción Arenal.
***
Dos días antes de que Román cumpliera sus diecisiete años, Melody no estuvo pendiente de él porque tenía otros temas que tratar con Lilith: consejos, repaso de normas, estrategias para su misión, revisión de que todo estuviera como lo planeado... pero lo que más la abrumó en esos dos días fue que en ese lapso Lilith le mostró su otra cara.
Desde que tenía memoria había visto a Lilith como un modelo a seguir en todos los aspectos. Era hermosa, tenía una belleza digna de un ángel, un cabello rubio brillante, una voz meliflua que hacía que cualquier ser le diera su total atención al oírla, era experimentada, lo suficientemente mayor para albergar toda la sabiduría que una cupido joven podría necesitar y era muy empeñada en enseñar a sus aprendices con cariño y paciencia.
Una maestra ideal y todos lo sabían, todos así la veían, incluída Melody.
La mañana anterior al día de su descenso, Lilith invitó a Melody a dar un paseo para una "charla final antes de empezar la misión" y la cupido, complacida accedió. Caminaron por mucho rato hasta que salieron de los límites de Corazonia, durante todo el tiempo Lilith iba hablando animadamente de temas triviales y aunque Melody escuchó cada palabra, la mitad de su atención estaba en las calles que con el paso de la caminata se tornaban más descoloridas y lúgubres, tanto, que la misma Lilith parecía desentonar allí con su exquisita belleza.
Melody le confiaría su existencia a Lilith así que no estaba preocupada por nada pero sí resultaba inquietante salir del único lugar que conocía para entrar a ese otro, que si bien solo estaba a un par de kilómetros, parecía otra galaxia.
Lilith finalmente se detuvo frente a un edificio de piedra grisácea y sucia, de vidrios rotos y sin aparente vida alguna en su interior, tenía unos tres pisos pero eso era suficiente para privarlas del sol que más allá alumbraba. Lilith sacó una llave envejecida de su bolsillo, la puso en la cerradura de una pequeña puerta en ese edificio y la abrió. Melody tuvo una ligera necesidad de huir pero se recordó con insistencia que estaba con su amada maestra y que todo estaría bien.
Lilith la invitó a pasar y ambas fueron tragadas por la oscuridad del edificio. Caminaron en silencio unos pocos metros, el suelo se sentía áspero y polvoriento y el ambiente en sí era húmedo, cálido, como el interior de una cueva o de un espeluznante sauna. Atravesaron otra puerta que las llevó a unas escaleras en descenso, para ese momento Lilith iba adelante y Melody intentaba con mucho esfuerzo no perderle el paso, sentía que de descuidarse dos segundos, la oscuridad las diluiría a ambas en sombras que se perderían en las paredes.
Tras una bajada de más de treinta escalones, Melody alcanzó a divisar una suave luz proveniente del fondo de un pasillo, a medida que se acercaban el resplandor se hizo grande hasta que dieron con la bombilla que daba la luz y otra puerta que dejaba ver por la rendija de abajo, que al otro lado sí había claridad total.
Llilith usó otra llave sacada de su bolsillo y la puerta se abrió. Melody ingresó con cautela y por reflejo elevó la vista para contemplar lo alto del techo que subía a más de diez metros, y más importante, las torres y más torres de libros. Era una biblioteca y era curiosamente cálida considerando el recorrido para hallarla.
Miró a Lilith y ella le sonrió con dulzura; la biblioteca no estaba vacía pero tampoco había bullicio alguno. Todo el inmenso lugar estaba dividido en cubículos pequeños de dos por dos metros donde cada visitante podía gozar de privacidad, algunos solos, otros acompañados; Lilith la condujo hacia uno de la parte posterior. Había una mesa pequeña en la mitad con una silla en dos de sus lados, una lámpara pequeña y un letrero en la pared que rezaba "El poder miente, los libros no. Elige a quién creer". La maestra se sentó en una de las sillas y le hizo una seña a Melody para que tomara la otra.
—Siempre has sido una cupido aplicada y muy inteligente —empezó Lilith en voz baja—, eres de las mejores que he entrenado, Melody y he entrenado a miles.
—Gracias —murmuró, levemente cohibida por todo el ambiente y por las palabras de su maestra. Su curiosidad pudo más en ese momento y preguntó—: ¿Dónde estamos?
Lilith suspiró, no molesta sino preparándose para dar una respuesta muy larga a una pregunta tan corta.
—Para todo en la vida siempre habrá dos lados, Melody, y eso es algo que cada cupido de Skydalle aprende una vez baja y conoce a su humano. Puede que encuentres sorpresas en Román o en sus amigos o en su familia, un lado de su vida es la que conoces desde acá y otro lado el que verás estando con él.
Melody sintió un repentino temor, pensando que Lilith tenía una mala noticia sobre Román. Ocultó ese estremecimiento que la invadió y asintió. Lilith continuó:
—Te he enseñado toda la vida sobre las reglas del amor, la importancia del romance y de tu misión, y todo ha sido cierto, pero debes saber el otro lado de tu labor, de lo que ser cupido significa. —Lilith estiró las manos sobre la mesa y habló pausadamente pero sin titubear ni una sola vez, tenía esa voz firme de alguien que sabe con certeza que lo dicho será verdad absoluta—. Los humanos sí necesitan amor, y muchísimo, más a esta edad, pero debes ser consciente de que el amor romántico no es el único sobre el cual deben girar.
»En el reglamento se nos exige flechar a nuestros humanos, escucha, no se nos "pide", se nos "exige", lo que implica que no hay opción alguna sin importar nada que les pase a los humanos. Ahí es donde está el otro lado de tu naturaleza. —Hizo una pausa para asegurarse de que las palabras le estaban llegando claras y concisas a Melody, al ver que tenía su total concentración, prosiguió—: Te vas a enamorar de Román, igual que todos los cupidos. No es un amor romántico, pero sí lo amarás con todo tu ser; eso puede chocarte los sentimientos cuando notes que algo pueda ir mal con él y que según nuestras reglas, no puedes hacer nada porque solo estás para darle amor.
»Nosotros vivimos gracias a ellos, existimos gracias al primer te amo sincero que recibieron al nacer, nos entrenamos por años para ellos y sin embargo, en el reglamento poco tienen en consideración a los humanos. Si lees las normas con detenimiento, verás que todas están hechas para manejarnos como cupidos, no para servirles a ellos, ¿por qué crees que eso está mal?
Melody vaciló; se sentía como en un exámen sorpresa del que dependería toda su nota final. Lo meditó un par de segundos en que Lilith esperó con paciencia y finalmente respondió:
—Porque si la flecha de amor verdadero es para ellos, el reglamento debería ir enfocándose en ellos. No soy yo la que me voy a enamorar, es Román y ¿eso es malo? —Todo le salió con el tono de una pregunta y se lamentó internamente por titubear tanto, mas Lilith le sonrió con tranquilidad.
—Hay fallos en el reglamento, Melody —dijo con tacto—, o más bien, faltan peros en el reglamento. Te he explicado, tal cual dicen las normas, la importancia del primer amor y de cómo repercute en la vida adulta de los humanos, pero no te he enseñado nada si tienes problemas con Román. ¿Qué debes hacer si hay líos? ¿flecharlo de todos modos así el amor no sea una prioridad para él?
Melody parpadeó varias veces y de nuevo vaciló mucho antes de contestar:
—Pues... se supone... ¿que sí? ¿existe la posibilidad de no flecharlo de ser necesario?
A Lilith le brillaron los ojos de entusiasmo.
—Ahí está, Melody, no existe la posibilidad pero debería estar porque como lo acabas de decir, puede ser necesario.
—Pero en el reglamento no dice nada al respecto de esas excepciones —musitó Melody, y cuando se escuchó se sintió tonta porque eso era básicamente lo que Lilith estaba diciendo, sin embargo su maestra sonrió complacida porque ya su aprendiz estaba comprendiendo.
—Exacto. Los Altos Mandos no han tomado todas las sugerencias que los maestros hemos hecho a lo largo de la historia para arreglar la normativa y eso nos afecta a todos. A ustedes por sus humanos y a nosotros también; tenemos nuestro propio reglamento como maestros en el que se nos prohíben muchas cosas que consideramos necesarias para el mejor funcionamiento de las misiones.
»Los intentos de hacer un cambio han quedado en nada porque nunca hay suficiente apoyo. Han habido cupidos que quieren ya tener el cambio pero no se preparan, solo actúan en consecuencia a sus emociones y esa falta de planeación han llevado a que nada se haya concretado, a que las protestas no hagan ruido antes de ser silenciadas.
—¿Protestas? —inquirió Melody—. ¿Como... rebelión? —Lilith asintió—. Nunca he oído de ninguna... —Melody ató cabos rápidamente en su cabeza—. Nos ocultan esos episodios.
—Correcto. Para los Altos Mandos no es viable que los cupidos jóvenes tengan en su mente que hay derecho de protestar, por eso nuestro deber es encargarnos de que ustedes se convenzan de que no hay nada por lo que protestar.
—Pero tú me lo estás diciendo... —susurró, un poco abrumada.
Lilith se enserió.
—Escucha, Melody, hay un movimiento muy grande de oposición en Skydalle. No hay movilización aún porque somos relativamente pocos contra el poder, porque no ha llegado el momento correcto, porque aún buscamos apoyo y trabajamos en maneras de penetrar en la información de los Altos Mandos. No podemos lanzarnos justo ahora a alzar la voz porque lo único que lograríamos sería destitución y quedar en ceros de nuevo. Estamos planeando con calma, Melody, para hacer algo bien.
»Todos mis aprendices tienen el derecho de escucharme pero no el deber de seguirme. Antes de que bajen a la tierra les digo a todos lo que te estoy diciendo a ti con la única finalidad de saber de qué lado estás.
Melody tragó en seco, empezó a sentir que le faltaba el aire y que su interior se estaba llenando de tanta información que la sobrecargaba. Tosió dos veces, su rostro se sentía caliente y sus manos temblaban a la misma velocidad que el palpitar de su corazón.
—Yo... no sé si... si comprendo muy bien...
—No te asustes, corazón, no soy ni juez ni verdugo de nadie —la tranquilizó; alargó la mano y tomó la de Melody para darle calma—. Te lo resumiré con claridad: hay un movimiento de oposición que no planea actuar aún, pero que algún día lo hará. Ese día puede ser mañana o ser dentro de varios años y te he traído acá para que decidas si puedo contar contigo cuando el momento llegue o si prefieres mantenerte neutral. Te repito, no estás en obligación de estar de nuestro lado y no te juzgaré o trataré diferente si decides no apoyar la oposición. La libertad de elegir es el pilar en el que yo creo, Melody.
La cupido se quedó sin palabras, consideraba que le estaba pidiendo una decisión trascendental con solo segundos para pensar claramente. Melody solo pudo repetir la primera pregunta que había hecho:
—¿Dónde estamos?
—En una biblioteca especial, la llamámos La Fortaleza. Acá reside toda la historia que ha sido borrada de los libros oficiales. Cada revuelta, cada protesta, cada petición de cambio por las buenas o por las malas, está registrada en los libros que tapan estas paredes. También hay libros sobre los humanos, sobre el funcionamiento de su cerebro, de su corazón, hay proyectos escritos por desertores o destituidos, por maestros experimentados y expulsados, propuestas de un nuevo reglamento, actas que se han enviado a los Altos Mandos y que no obtienen respuesta o bien la respuesta es negativa. En esta biblioteca está básicamente el corazón de la revolución.
»Sé que puede resultar confuso lo que te digo y estás en el derecho de dudar o no creerme del todo, por eso te he traído. Puedes buscar, leer, conocer, informarte y ya luego decidir. Todo lo que leas acá es verídico, eso sí te lo puedo jurar con el corazón. Te quedan dos días para bajar y tienes esos dos días para elegir en qué lado estar.
El cerebro de Melody tuvo una ligera descarga de adrenalina al ser consciente de toda la información que la rodeaba y de la certeza absoluta de que Lilith decía la verdad. Sabía que no necesitaba los dos días, confiaba en su maestra, la quería y todo lo dicho le sonaba razonable... confuso pero razonable.
—Te creo —afirmó—. Y puedes contar conmigo para lo que sea.
Las palabras se quedaban cortas para todo el significado que albergaban y siendo francos, las había dicho con precipitación y sin pensar en consecuencias o lo que de verdad representaba una oposición. Escuchar eso de "puede ser mañana o en unos años" le dio la confianza pues en ese justo instante se dijo que tendría muchos años para reconsiderar lo que había aceptado aunque a fin de cuentas no cambiaría de opinión.
Lilith le sonrió y le ofreció de nuevo quedarse y buscar la información por sí misma pero Melody declinó... de momento. Salieron de la biblioteca subterránea y volvieron al colorido Corazonia, Lilith le concedió a Melody el acceso libre a ese lugar dándole las llaves y las indicaciones para llegar en caso de que ella no estuviera disponible para acompañarla y desde ese día, Melody fue una más de la revolución en bases de la oposición.
—Tienes una cara de atolondrado con la que no puedes —dijo Amy, asomándose por la puerta de la habitación de Román—. Mueve para allá un poco.
Román blanqueó los ojos pero movió su cuerpo hacia la pared para darle espacio a su hermana de que se recostara a su lado. Una vez que ambos estuvieron en posición horizontal y mirando al techo, Amy lo codeó.
—¿Qué? —reclamó él y no pudo borrar ni medio segundo su enorme sonrisa.
—Quiero saber el motivo de tu cara de atolondrado —obvió—. Es más atolondrada de lo normal; cuenta pues.
—Me encanta que me halagues, gracias —ironizó—. Estoy normal.
—A mí no me engañas, Román. ¿Dónde estuviste hoy?
Román mordió su labio sin despegar la mirada del techo.
—Con Sam.
—Uuuhhh —canturreó ella—, así que es por ella.
—Siempre es por ella —susurró en un suspiro.
—¿Qué pasó entre ustedes hoy? —Su tono sugerente hizo que él arrugara la frente.
—No pasó nada, malpensada. —Román ladeó la cara y la miró con recelo, ella se rió—. Solo la acompañé a una diligencia y ya.
—¿Y entonces por qué esa cara tan alegre? Es la cara que imagino que pone un hombre el día de su boda al ver a la novia, no luego de llevarla a hacer una diligencia.
Román se sonrojó cuando sintió insistentemente la mirada de Amy sobre él. Se cuestionaba seriamente si sería correcto explotar de emoción como quería; en su mente se imaginaba eso demasiado quinceañero y femenino para él pero es que sentía que tenía chispas por dentro y quedarse tan neutro lo estaba asfixiando.
—Simplemente... —Román se atoró con sus propias palabras—. No sé, Amy, solo me pone feliz y ya.
—Vamos, sí sabes. Cuéntame. Esto se queda entre nosotros. Yo te cuento sin tapujos cuando siento algo por un hombre.
—Sí, pero tú eres una chica, ustedes siempre hablan así de emocionadas por chicos.
—¿Y tú no puedes? —Amy enarcó una ceja y ató ideas en su mente—. Oh, no, ¿hablar de Sam como lo sientes te quita masculinidad? —Se burló. Román la miró serio; ella soltó una carcajada—. El machismo fuera de esta casa, Romancito, vas a decirme ya cómo te sientes.
Román se rió de lo autoritaria que podía sonar su hermana mayor y a la vez pensó en que tenía razón, después de todo no había nadie en quien confiara más que en ella y Amy nunca lo juzgaba mal, ¿qué podía perder?
—Si te ríes una sola vez de mí, te saco a patadas de mi cama —advirtió.
Amy levantó la mano.
—Seria como un tomate, lo juro.
—¿Un tomate? ¿cuándo has visto a un tomate serio?
—¿Cuándo has visto tú a uno riéndose?
—Eres imposible. —Ambos rieron y a la vez, volvieron la vista al techo—. ¿Alguna vez has pensado en cómo sería tu hombre ideal?
—Por supuesto, pero Chris Evans vive muy lejos de mí.
—Qué superficial eres. Hablo en serio.
—Sí, lo he pensado —admitió—. ¿Qué con eso?
—Es para que te hagas a una idea. De mi lista mental para mi mujer ideal, Sam tiene la mayoría de aciertos.
Román se escuchó raro a sí mismo al decirlo en voz alta, sintió que sacaba un enorme nudo de su pecho y Amy, afortunadamente, decidió no mirarlo para que fuera más fácil para él.
—¿Y cuáles son sus desaciertos?
—Por el momento, que no me ama —dijo medio en burla—, eso es lo primero de mi lista.
—Sí, es un detalle importante —le concedió—. Háblame de ella. Solo la he visto un par de veces y una de ellas estaba tan ebria que apenas y me acuerdo.
Román hizo una pausa intentando hallar palabras adecuadas... ¿cuáles eran inadecuadas? ¿cuáles le calzaban a Samantha? Pensar en ella le revolvía las neuronas coherentes y debía esforzarse el doble para decir algo lógico.
—Sam tiene una... una chispa, ¿entiendes? No creo que haya una pizca de maldad en ella. Hoy le conocí un lado que no me imaginaba que tenía, era su versión auténtica, real, fue como verla por primera vez... —Román hablaba lentamente y tan bajito que Amy tenía que estirar su cabeza en su dirección para no perderse de nada— y es tan preciosa cuando está así que me hizo quererla más. Sam no se da cuenta pero me remueve partes del alma que nadie más remueve, ella es como magia enfrascada con cabello rojo.
Amy calló y suspiró sonoramente, el silencio se prolongó hasta que su hermano giró a mirarla buscando respuesta —o burla, cualquier cosa— y ella se decidió a darla:
—Si no encuentro en mi vida a alguien que hable de mí como tú hablas de ella, moriré soltera y con gatos negros.
—¿Por qué negros?
—Son los más geniales, y cuando llegue octubre puedo fingir que hago rituales con ellos y espantar a los vecinos. —Román rió—. Para tener menos de dieciocho años andas muy enamorado.
—¿A qué edad te enamoraste tú por primera vez acaso?
—A los dieciséis pero como puedes ver, no salió bien. —Amy soltó una corta risa porque pensar en eso ya le causaba gracia. Siempre pensaba en lo curioso que era que el primer amor la mayoría de veces muriera al crecer un poco pero aún así era el que más marcaba el corazón—. ¿Eres de los que cree que el primer amor es para siempre? Porque si es así, no creo que...
—Shhh, no lo digas. No me bajes de mis nubes. —Amy ladeó un poco su cuerpo para poder mirar de reojo a Román—. Sea con el primero o con el décimo, creo que las personas deben querer como si fuera a ser para siempre. Si eventualmente las cosas acaban pues no estaba destinado a ser, pero mientras ese día llega hay que amar con todo.
—Los amores mueren.
—Pero no traen fecha de vencimiento, así que no hay que tener en la cabeza que van a morir, al contrario, hay que hacer lo posible por mantenerlos vivos.
—Eres un romántico adolescente al que obviamente no le han roto el corazón —dijo ella con afecto y un poco de burla, no la suficiente para hacer reír a Román, pero sí para sacarle una sonrisa—. ¿Por qué no la has invitado a salir?
Román suspiró casi agotado. Sus amigos de baile, Drew, Alice, hasta su madre y ahora Amy le habían preguntado lo mismo varias veces y aunque sabía el motivo, no se lo había dicho a nadie, siempre prefería sonreír y hacer alguna broma al respecto; sin embargo no iba a evadirle la pregunta a su hermana.
—Estuve cerquita de hacerlo hace un par de semanas, pero... bueno, te diré la verdad: Sam siente algo por otro amigo suyo y es complicado.
—¿Cómo que siente algo por otro amigo? Eso nunca lo mencionaste.
—Te lo estoy diciendo ahora y en mi defensa, me enteré hace poco. Le he preguntado poco sobre él pero a lo que sé, es un amigo prácticamente de la infancia, de esos que llevan años y años de confianza y cariño. —Román cerró los ojos y puso su antebrazo sobre sus párpados, seguía hablando en tono bajo y monocorde pero se lograba traslucir un poco el malestar que le causaba todo el asunto—. Me lo presentó en el bazar, de hecho no puedo decir que sea mala persona y se ve que la quiere y la respeta mucho.
—Tú eres mejor que él —aseguró Amy.
—Ni lo conoces, Amy. Y no se trata de eso, nadie es mejor que nadie. El punto es que Sam o está enamorada de él o al menos le gusta aunque no son nada por el momento.
—¿Y a qué esperas? ¿a que llegue a decirte que ese ya es su novio? No comprendo, si no son nada con él, ¿por qué no te adelantas y la invitas a salir?
—Sam es complicada —dijo Román luego de una pausa—. Es decir... es evidente que su amigo le gusta pero sé que yo le gusto también. Hay diferentes tipos de flechazos, Amy, vamos, tú deberías saberlo. Una cosa es que yo le guste, un amigo y vecino que de paso la adora y a quien conoce hace unos meses, y otra es que le guste él, con quien ha cultivado años de recuerdos, amistad y buenos momentos. No digo que sea una competencia, pero si lo fuera, ¿qué oportunidad tendría yo?
—¿Es decir que te rindes y ya? ¿la seguirás queriendo en silencio y ya? —Amy sonaba indignada, pero Román, sin que ella lo viera, sonrió de lado.
—Claro que no. Me he abstenido de invitarla a salir porque no quiero presionarla, pero no quiere decir que no estoy intentando enamorarla. Sé que le gusto y eso me basta para dar pasos cortos con Sam. Piensa que en este momento la balanza no está a mi favor así que si la invito ella se sentirá incómoda y posiblemente nuestra amistad cambiará, pero si gano puntos de a poco, cuando llegue el momento, si es que llega, no lo dudará.
Amy lo consideró por varios minutos de silencio y aunque a gran panorama no sonaba tan mal, ella solo podía verle uno que otro contra.
—¿Y si el otro sí toma la iniciativa? Esperar es dar tiempo y el tiempo es oro, no es para andarlo perdiendo. Mientras tú tienes tu táctica de paciencia, puede que el otro sí sea más arriesgado y la enamore rápido.
Román se encogió de hombros.
—No es un mundo perfecto. Si Sam y yo convenimos juntos, se dará tarde o temprano.
Román le puso toda la convicción que pudo a sus palabras pero la verdad era que lo que Amy decía era un eco de sus propios pensamientos pesimistas. Sabía que esa era una posibilidad, que Mario estaba ahí, presente, quizás incluso más que él mismo y aunque no estaba seguro de si Mario sentía algo por Sam, tenía la certeza de que solo le bastarían un par de palabras para tenerla respirando por él.
No le gustaba considerar la opción de Sam con otro, la sola idea le daba malestar pero ya se había decidido a ser paciente o al menos a andar al paso de ella; estaría con ella cada vez que pudiera, le robaría los besos necesarios y los sonrojos indispensables, la haría sonreír y la escucharía divagar felizmente, le demostraría sutilmente lo mucho que la quería y a medida que ella le correspondiera, la seguiría enamorando en silencio.
—Eres muy cursi —soltó Amy, a la vez que se sentaba en la cama para levantarse después—. Nunca pierdas esa cualidad.
—Solo muestro mi lado cursi contigo, que conste.
—Y con Sam.
—Y con Sam —confirmó Román—. Siempre con Sam.
Melody había tenido el día más ajetreado emocionalmente desde que tenía memoria; tal era ese revoltijo de cosas en su interior que no había podido parar de lagrimear desde que Jacobo se fue del orfanato unos minutos después de que ambos sintieran ese corrientazo asqueroso luego del beso. Ella misma se había querido ir de ahí pero no deseaba alejarse de Román en ese momento justo así que Jacobo en realidad le hizo un favor.
Un favor... pfff, sí, después de meter la pata hasta el fondo, a eso no se le podía llamar favor.
¿Por qué demonios la había besado? Melody no lo entendía, o su mente hecha una sopa no quería entender de momento, no, quizás al día siguiente tendría respuestas y teorías pero justo ahora y mientras ese sábado acabara, seguiría sin comprender y seguiría detestando varias cosas, entre ellas, a Jacobo.
Mientras su corazón aún estaba caliente —y no del todo en el buen sentido— se convenció de que lo odiaba, lo despreciaba, no entendía por qué su mala suerte en habérselo encontrado en la tierra, si pudiera pedir un deseo sería no haberlo conocido... lo peor era que en realidad era completamente su culpa, después de todo fue ella misma quien llevó a Román hacia Samantha.
Odiaba pensar en ella como una cupido imprudente porque toda su vida se había encargado de que fuera todo lo contrario, de actuar con la cabeza y no con el corazón pero debía admitir que haber flechado a Román con la pelirroja recién bajó de Skydalle había sido lo más estúpido del mundo así que en teoría en ese momento no tenía derecho alguno a quejarse o a culpar a algún ser en los cielos por poner a Jacobo en su camino.
Y ahora era Román quien pagaba las consecuencias enamorándose de un improbable. Lo acompañaba cada día y en las ocasiones en que más pensaba en Sam, como esta, era cuando más se sentía tonta.
—Lo lamento tanto —musitó Melody en voz alta cuando Román estuvo solo luego de que Amy saliera de su habitación. Él seguía pensando en Sam y lo sabía porque se le notaba en el gesto ausente y sonriente que no podía descongelar, Melody estaba segura de que así tendría la cara hasta que quedara dormido—. No debí haberte flechado con una desconocida cuando bajé... perdóname... pasé toda mi vida aprendiendo cómo funcionaba el amor y llegué a dañarte todo en dos semanas. Te juro que yo no conocía realmente a Sam, no sabía muy bien ni siquiera si esa flecha iba a hacer algo por ser la primera. —Román suspiró y volteó el cuerpo para quedar de lado sin dejar de sonreír—. Y sí que hizo mucho.
»No quiero que Sam te hiera, no quiero que nadie lo haga pero ya estás muy clavado con ella. Al lanzarte la flecha yo solo quería que dejaras de estar triste, no pensé que llegarías a quererla tanto, pensé que no la querrías ni poquito, es decir... vamos, Román, ¿qué le ves? Yo sé que el amor es ciego o lo que sea, pero pudiste escoger mejor, no sé qué ves en ella... No. Perdóname. Es mi culpa. Solo mi culpa. No tuya...
La cupido no mentía.
Cuando bajó de Skydalle se encontró a Román en un momento tan difícil que le cambiaba la actitud de tal manera que lo desconocía. Entendió el motivo un poco después pero saberlo no hizo que le doliera menos verlo decaído y por eso cuando vio una pequeña oportunidad de hacerlo sonreír, lo flechó.
Román iba caminando por la calle y una serie de eventos pequeños lo llevaron a estar cerca de Sam, una vecina que apenas y veía de vez en cuando por las mañanas al salir a estudiar; ni siquiera conocía su nombre ni le llamaba la atención en absoluto pero ese día hubo un algo que hizo que se quedara mirándola por un par de segundos más. Samantha iba caminando con sus audífonos puestos y tropezó con algo en el suelo, haciéndola trastabillar y estuvo a nada de caer de bruces contra el pavimento, Román sintió un poco de vergüenza ajena pero entonces Sam soltó una carcajada a sí misma sin mirar a su alrededor por si alguien la estaba mirando. Ella solo rió de sí misma. Ese gesto lo hizo sonreír.
Era la primera sonrisa que Melody le veía en las dos semanas que estaba con él y se dejó llevar por la emoción al punto de sacar una flecha y lanzársela esperando que el gesto se le prolongara un par de segundos más. Fue egoísta y precipitado, estúpido y falto de lógica, ¡ni siquiera sabía quién era ella! y cuando pensó en lo que había hecho ya era tarde.
Sabía que una sola flecha a una desconocida solo le iba a traer a Román un gusto simple, un pensamiento de "oh, ella luce bien" y ya, y quizás si él fuera un poco más tímido no le habría hablado jamás y el flechazo quedaría pronto en el olvido. Pero no, él sí le habló y la tonta personalidad de Sam le gustó... y le gustó y le siguió gustando pese a que Melody no tocó ni una sola más de sus flechas.
Melody había encendido una pequeña cerilla y ahora se lamentaba del incendio que tenía alrededor porque el fuego no solo afectaba a Román —que ya se las arreglaría solo cuando ella no estuviera— sino que ahora la estaba alcanzando a ella, la hacía vulnerable, la hacía tonta, le hacía palpitar estúpida y placenteramente el corazón y se odiaba por eso.
Pero más importante, odiaba a Jacobo por eso.
¡Hooooooola, y SORPRESA!
El plan era actualizar más adelante, pero no me he resistido porque esta es la historia de las que escribo actualmente que me tiene a mil por hora cada vez que quiero.
Este descanso me ha servido en varios puntos y avanzar con Jacobo es uno de esos puntos. Les advierto o aviso, como lo quieran ver, que los siguientes capítulos todos son laaaaargos. No sé cómo toman uno como este (que tiene 5mil palabras) pero para mí eso es largo y los siguientes rondan entre los 5 y 7mil, lo que me emociona montones ♥♥
¿Qué les ha parecido este? 7u7
Con razón la Melody tan encabronada siempre con Sam, si toda la culpa es de ella por imprudente jajaja. No contaba con que la despeinada de Sam lo enamorara, ahí tienes, Mel xD
SE VIENEN MUCHAS SORPRESAS, MAZORCAS CUPIDESCAS
¡Nos leemos pronto! (y espero que sea de verdad pronto, pero no prometo :'v)
Mucho amor para todos ♥
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro