Cap 3
El viaje de regreso transcurrió de manera "normal", Dean no se mostró incómodo ni demasiado alegre, se lo veía de buen humor como en cualquier otro día cuando no había ningún ajetreo; Y Cas sólo daba alguna que otra mirada silenciosa a Dean cuando Sam no estaba viendo, en esos momentos Dean le sonreía y el ángel se relajaba.
Fue cuando se detuvieron a comprar algunos comestibles por el camino, mientras Sam se encargaba de cargar combustible, que Dean colocó todo sobre el mostrador cuando iba a pagar notando haber olvidado la cartera en el impala. Entonces Cas sacó la suya colocándose delante de Dean para pagar, siquiera antes de que este dijera algo. Fue un comportamiento con mucha cercanía, muy familiar para ellos, habitual, sinérgico y para el tipo de la tienda no pasó desapercibido, dedicándoles una mirada sutil pero con desagrado.
El gesto de aquel hombre fue rápido y nadie le hubiera dado demasiada importancia al asunto, pero a Dean le molestó. Se sintió descubierto y enojado consigo mismo por no poder evitar que aquello le molestara.
—¿Qué? —preguntó de manera osca al sujeto que no tendría más de unos veinticinco años, estatura normal y delgado.
—¿Disculpe, señor?
—Cas, paga la cuenta y ya vámonos. —Cas se apresuró a pagar y sin tener idea de que había sucedido, apresuró el paso tras Dean, quien ya había comenzado a alejarse.
Sam esperaba recargado en el Impala cuando los vio salir, no escuchó lo que decían pero pudo notar la incertidumbre en la expresión de Cas rozando el enojo, e intentando hablar de algo con Dean y el fastidio en el rostro de su hermano.
—¿Todo bien? —preguntó Sam irguiéndose con incertidumbre cuando estos se acercaron.
—De maravilla. —Dean respondió irónico sin mirar a su hermano, pasando de largo y subiéndose a su auto. Sam dirigió la mirada a Cas quien ya estaba por subir atrás, y este negó con la cabeza dando un suspiro.
Al llegar los hermanos bajaron los comestibles –no eran muchos– y los dejaron sobre una de las mesas al entrar, luego de bajar las escaleras. No había señales de Jack cerca por lo que Cas comenzó a llamarlo, avisando que ya estaban de regreso.
—Dean, ¿Todo está bien? —Sam aprovechó el momento en que estuvieron solos para hablar con su hermano.
—Claro, ¿Por qué lo dices?
—No lo sé, has estado actuando un poco extraño en los últimos días y hoy en la gasolinera...
—¡Dean! —Dean estaba por contestar con una queja y una obvia negación cuando Jack lo llamó en forma de saludo, aunque más que saludo parecía una exclamación de alivio. Cas caminaba a su lado y lo miraba como si dijera "Hazlo, Jack".
—Hola, chico. —Dean saludó.
—Hey, Jack. —Sam saludó carraspeando, dejando en pausa la charla con su hermano de momento y Jack pareció palidecer, regresando el saludo con un obvio aire de que algo estaba mal.
—¿Qué sucede? —Sam y Dean preguntaron al unísono, un poco alarmados. Dean se llevó la mano al cinturón donde descansaba su arma, lo hizo por puro instinto.
—Nada. —Jack respondió con suma tranquilidad como si su expresión de hace un momento jamás hubiera existido. Dean alzó las cejas esperando una explicación que no llegaba y Sam lo miró con incertidumbre y extrañeza. Cas no dijo nada.
—¿Seguro que todo está bien? —Sam preguntó sin mucha convicción.
—Totalmente. —Jack respondió aquello y Sam se alejó a llevar las bolsas con cara de "¿Qué carajo" a la cocina, lo cual Dean le hubiera ayudado si no fuera porque Jack lo detuvo y Cas negó con la cabeza.
—Okay, chico ¿Qué sucede? —Dean ya no tenía tanta paciencia.
—Hice algo malo, pero no fue a propósito, no me di cuenta y cuando terminé simplemente había sucedido.
—¿Qué hiciste? —Dean estaba alarmado ¿Qué pudo haber hecho el nephilim durante su ausencia en tres días? No podía ser otra "consecuencia cósmica" ¿verdad?, sin mencionar que no habían notado ningún signo apocalíptico ¡Esperen un segundo! ¿En qué diablos pensaba? No podía ser tan terrible... ¿O sí?
—Estaba aburrido esperando que llegaran cuando me quedé sin cosas que hacer y comencé a comer cereal... los que Sam dice que no debo comer demasiado y... ya no quedan... —Jack se veía preocupado.
—Espera —Dean alzó las manos procesando lo que el chico había dicho—. ¿Qué?
—Cuando la primera caja se acabó, abrí otra y comí lo suficiente para que pareciera ser la anterior y Sam creyera que sólo había dos cajas en lugar de tres, pero luego quise más y sin darme cuenta se acabaron. Desde hace algunas horas esperaba a que regresaran y la tercera caja también se agotó... —Jack lo observaba suplicante y con una cara de inocencia esperando una respuesta.
Dean recuperó el color de su rostro luego de analizar lo que el chico dijo. Nadie había muerto, no era el fin del mundo y Lucifer no había resucitado, bueno, no era tan terrible.
—Jack, díselo tú mismo a Sam —Cas habló—. No es bueno guardar secretos.
Jack lo pensó un momento, tomó coraje ignorando la sonrisa burlona de Dean y volteó para dirigirse a la cocina y casi choca con Sam que permanecía a sus espaldas, cruzado de brazos. He ahí la razón de la sonrisa de Dean.
—Iré a bañarme —Dean se dirigió hacia las duchas—. Suerte, Jack.
Estaba en ropa interior corroborando que la temperatura del agua no estuviera ni muy fría ni muy caliente con una mano bajo los finos chorros de agua. La puerta permanecía abierta, cuando sintió a alguien tras su espada. Giró rápidamente encontrándose con Castiel a unos metros, cerca de la entrada.
—Cas. —dijo con sorpresa al descubrir al ángel silencioso en el lugar. Se volteó dándole la espalda continuando con la regulación de la temperatura del agua, aunque no había nada que regular, estaba perfecta—. Estoy por ducharme, si necesitas algo tendrás que esperar a que termine. Cierra la puerta al salir.
—¿Qué sucedió en la gasolinera, Dean? —El ángel cuestionó sin rodeos.
—Cas, en serio, hombre. Estoy por ducharme.
—Dean, —el ángel perdía su paciencia—, ¿Qué sucede contigo?
—¡De acuerdo! ¡Según tú nada raro pasa! Besar a tu mejor amigo es completamente normal. —Dean volteó exaltado y Cas lo miraba sin comprender a dónde quería llegar, fue Dean quien lo besó primero después de todo ¿No había querido hacerlo?—. Y luego un imbécil en la gasolinera nos mira raro.
—¿Cuál es el problema, Dean?
—¡No nos hubiera mirado así si no fueras tan evidente!
—¿Evidente?
—Sí, con eso de... "Lo que sea".
—No volveré a hacerlo. —Cas lo miró con una expresión analítica, entre cerrando los ojos, con la cabeza apenas ladeada y los labios un poco separados. Claramente estaba enojado. Se desafiaron con la mirada durante un momento hasta que Dean desvió la suya al suelo, fue cuando Cas decidió irse y Dean se sintió como un idiota.
Mas tarde, Sam observaba a Dean a unos metros, claramente estaba enojado, y Sam no sabía que le pasaba pero por supuesto no era idiota, claramente tenía relación con Cas al cual evitaba mirar y pasar cerca. El ángel lo reprimía con la mirada al notar a Dean intentando entablar conversación. Mientras tanto nadie se compadecía del pobre Jack, el cual permanecía triste en una esquina al prohibírsele el azúcar durante un tiempo, castigo que seguramente Dean no respetaría y le compraría alguna golosina en cuanto Sam no estuviera acechando.
Esa noche Dean tuvo pesadillas. Una en particular, esta era recurrente, lo atosigaba cuando las cosas con el ángel se ponían tensas complicándole más la existencia. Esa noche despertó con el volumen elevado de su propia voz y recordó la noche en que tuvo fiebre, cuando despertó con Cas a centímetros de su rostro, sintiéndose solo al no encontrar a nadie más en el cuarto.
Se sentó un momento y encendió la luz, respirando agitado, y cuando se había calmado un poco se recostó nuevamente. Extrañaba la cercanía de Cas y pensó lo mucho que durante el viaje de regreso había querido desaparecer de la vista de todos y besar a Cas una vez más; pero en vez de llevar aquel plan a cabo, peleó por una tontería echándole la culpa cuando Cas sólo estaba intentando ayudar. Quería disculparse y si quería regresar a dormir rápidamente, no esperaría hasta el otro día.
Maldijo quitándose las mantas de encima y se encaminó en busca del ángel. No buscó mucho, en el siguiente pasillo, al de donde se encontraba su cuarto, se asomaba una luz que provenía de unas habitaciones más allá de donde se encontraba, la luz era notable debiéndose a que la puerta de dicha habitación estaba abierta. El cuarto de Jack. Se acercó cauteloso al escuchar que Jack hablaba con Castiel.
El chico estaba sentado en su cama de espaldas a la puerta y Cas a su lado sentado medio de costado, notando así, cuando Dean se asomó por el umbral. Cas lo reprendió con la mirada un momento antes de que Jack volteara.
—¡Dean! —Jack saludó con entusiasmo.
—Hey —saludó con voz rasposa, con la vista en el pasillo, regresando la vista a Cas antes de hablarle—. Cas, ¿Podemos hablar un momento? —Cas iba a responder y por su mirada Dean intuyó una negación por su parte, así que, se apresuró y añadió: —Sólo un minuto ¿Por favor?
Cas desistió con un suspiro ¿Cuánto podía durar enojado con Dean en realidad?
—De acuerdo. —Se puso de pie dispuesto a seguir a Dean, pero antes de irse le dijo algo a Jack que Dean no logró escuchar. Caminaron hacia la cocina y Dean no dijo nada, al entrar encendió la cafetera y recordó que debía comprar café, cada vez quedaba menos y sin enfrentar a Cas, cuando Cas estaba por decir algo Dean habló:
—No es tu culpa. —Dean volteo al fin—. Es que, bueno, no quería gritarte. Sea lo que sea que el tipo de la gasolinera pensara no es tu culpa...
—Dean, ¿Qué crees que pensó ese chico exactamente? —Cas interrumpió a Dean. Dean lo miró un momento en silencio sin saber bien qué decir.
—Bueno, q-que no-nosotros... —Últimamente Dean tartamudeaba mucho al hablar con Cas, no era típico de él el estar inseguro.
—¿Qué? Dean—El ángel presionaba por una respuesta.
—¡Que nosotros salíamos! ¿¡Ya!?
—¿Y acaso lo hacemos? Salir.
—No —la respuesta de Dean fue casi como una pregunta.
—¿Entonces cuál es el problema? —Dean tenía esa expresión de pánico en su rostro y a la vez esa expresión de no saber qué responder—. Dije que haríamos lo que quisieras, Dean, no tienes que presionarte con eso.
Dean asintió pasando una mano por su rostro.
—Pero te besé.
—Está bien si ya no quieres hacerlo. —Dean agrandó sus ojos en una expresión de sorpresa y alarma.
—¿Tú no quieres? ¿Cuándo me besaste no querías hacerlo?
—Dean...
—Está bien, no tienes que responder. —Dean se apresuró a abandonar el lugar con algo más que su orgullo herido, su corazón. Pero fue detenido del brazo con aquel toque gentil de Castiel, que en ocasiones se volvía un agarre que apretaba con fuerza su hombro afligido para darle confort, hacía que Dean se sintiera en las nubes; pero la noche en que sus labios tocaron los de Cas, sintió que se le abría el paraíso. Así se sentía que Cas lo tocara.
—Si quería. —el ángel habló con seguridad.
Dean lo miró un momento y su malestar y enojo causado por la decepción desaparecieron. Dean tuvo el impulso de besarlo nuevamente pero lo detuvo el pánico de que Jack aún estaba despierto y podría aparecerse en la cocina en cualquier momento.
—Cas, vayamos a mi cuarto —hablaba a milímetros del rostro del ángel.
—No puedo. Jack...
—Dile lo que sea, pero ven.
—De acuerdo, dame diez minutos.
—En mi cuarto. Diez minutos. —Dean se apartó y caminó a su habitación.
Un momento después alguien llamó a la puerta del cuarto del cazador, la puerta se abrió y Cas se deslizó dentro cerrando la puerta tras de sí. Dean aguardaba sentado en su cama limpiando su arma para disipar la ansiedad, pero en cuanto el ángel entró, se puso de pie y caminó hacia él. Sujetó su rostro y lo besó. Fue un poco bruto, urgente, pero Dean intentaba ser cuidadoso y gentil. Esta vez Cas no permaneció quieto, sus manos se posicionaron en el cuello de Dean y sus rostros cambiaban de posición constantemente.
Dean movió una de sus manos hacia el pecho de Cas y luego a un costado de su torso, empujó al contrario hacia atrás en un movimiento brusco sin dejar de besarlo, provocando un gemido en ambos y un golpe fuerte en la puerta. Se separaron un momento, Dean miraba el rostro de Cas muy cerca, sus ojos verdes fijos en los azules. Cas cerró la distancia colando su lengua por entre los labios apenas abiertos de Dean, ambas bocas fundiéndose en una sola.
Sus narices chocaron, sus labios estaban un poco hinchados debido a la fricción y mordiscos, y la temperatura del cuerpo del cazador había subido considerablemente, pero esta vez no era la fiebre lo que la causaba. Dean empujó de la gabardina de Cas deshaciéndose de ella, coló sus manos por debajo de la camisa del ángel queriendo sentir su piel, deshaciéndose también de la chaqueta negra del traje. Masajeó sus pectorales y Cas gimió en su boca; Cas deslizó sus manos del cuello hacia la espalda y presionó sus manos en la espalda baja del cazador, deslizándose por debajo de la camiseta del pijama provocando un temblequeo que los separó un segundo antes de que Dean nuevamente volviera a la carrera; tomando el cinturón de Castiel acercándolo hacia sí mismo, esta vez lejos de la puerta y más cerca de la cama. No quería que fuesen oídos por Jack o Sam si decidían pasearse por fuera de la habitación por la razón que fuese.
Cas gimió con espasmos al sentir que las manos del cazador desabrocharon la hebilla del cinturón y sus notables erecciones chocaron más de una vez en un par de segundos. Sus labios abandonaron los suyos para dirigirse a su quijada y cuello, dejando besos y mordiscos marcando el camino a sus clavículas. Dean aspiraba el aroma del cuello de Cas.
Cas se veía ansioso porque Dean terminase de quitarle el pantalón, bajó sus manos del cuello de Dean sintiendo cómo los dientes del contrario se cerraban en su cuello y clavícula izquierda con cuidado de no dejar marcas. Dean estaba en pijama, no tenía un cinturón que quitar; coló una mano por el elástico del pantalón de Dean y este se sobresaltó dando un paso atrás.
—¿Estás bien? —Cas preguntó preocupado, notando la reacción esquiva del contrario.
—Sí, sólo dame un segundo.
Dean se alejó y se volteo dándole la espalda respirando un momento ¿Por qué era él quien estaba siendo él asustadizo? Notó que Cas abría la boca para decir algo, no dejaría que le dijera "Podemos detenernos si estás asustado", y regresando a enfrentarlo se abalanzó a los labios del ángel impidiéndole hablar. Cas dio un par de pasos hacia atrás por el repentino aturdimiento causado por el renovado entusiasmo de Dean, tropezando así con sus propios pies y el borde de la cama, cayendo de espaldas sobre ésta.
Al caer sus cabezas chocaron la una con la otra, provocando un fuerte sonido y una queja en Dean pero no se detuvo a revisar el golpe. Se sacó la camiseta y comenzó a desabrochar la camisa de Cas quien lo miraba fijamente. Rozó su erección con la de Cas con toda intención provocando que se le escapara un quejido de placer, el cual Dean tuvo que amortiguar con una mano. Dean hizo que Cas levantara sus caderas y terminó de quitarle el pantalón y lo arrojó hacia alguna parte del suelo; Cas pasó su lengua por la mano de Dean que tapaba su boca y por entre sus dedos ¿Dónde había aprendido a hacer eso? Dean jadeó y comenzó a acelerar el movimiento de sus caderas, por lo que se vio obligado a presionar su mano sobre la boca de Cas, quien al sentir aquel movimiento frenético sobre su pene, estuvo a punto de gritar.
Dean se frotaba contra Cas casi alcanzando el orgasmo. Mantenía su cabeza oculta en el hueco entre el hombro y la cabeza del ángel, presionando su mano en la boca del otro, y su pecho contra el de Cas. Descubrió la boca del otro reemplazando su mano con su boca y continuó besándolo.
Ambos se corrieron y sintiendo el cuerpo de ambos dar sus últimas sacudidas, junto a chispazos que dieron la lampara de noche junto al estallido de vidrios de la luz del techo, y Dean pudo ver como la radio en una mesa contra la pared hizo un ruido extraño, dio chispasos y luego salia humo negro. Dean se separó de Cas para mirarlo a los ojos una vez más. Soltó una risa casi sin aliento y con espasmos de felicidad.
Los ojos de Cas recuperaban su luz de a poco, se miraron durante un momento y luego Dean se desplomó con su cuerpo sobre el de Cas, escondiendo su cara en la almohada.
—Dean —Cas llamó—, ¿Estás bien?
—Más que bien, perfecto. —Volteó su rostro y besó la mejilla del ángel, quien aún permanecía boca arriba. Cas, con un brazo abrazó el cuerpo de Dean que aún permanecía sobre el suyo—. ¿Y tú?
–Perfecto. –Cas volteó su rostro para enfrentar a Dean y le sonrió. Dean se acomodó a un lado de Cas, abrazándolo de la cintura. Pasaron unos minutos y Dean repentinamente recordó algo:
—¿Qué le dijiste a Jack para escabullirte aquí?
—Que debía hablar contigo —dijo con simpleza.
Dean pensó que viniendo de Cas, debió imaginar su respuesta y se rió con los ojos cerrados, ocultando su cara en el hueco del cuello y hombro de Castiel, aspirando su aroma para no olvidarlo mientras dormía. Se rió provocando que Cas preguntara "¿Por qué te ríes?" muy curioso y su respuesta fue "Por nada" sin parar de reírse bajito hasta que se quedó dormido.
Dean despertó algunas horas más tarde notando que al moverse no había nadie a su lado, apenas debía de estar amaneciendo, se dio cuenta que nuevamente Cas había abandonado la habitación. Bufó y acomodando su almohada, regresó a dormir.
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Hola de nuevo!!
Ojalá les esté gustando este fic.
Decidí subir un poquito antes este cap debido a que una lectora me dejó un mensaje super lindo y me animó. Gracias Orseth por leer lo que escribo, te mando un beso enorme. El sábado 3/6/23.
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