Depresión
{Una semana antes}
Oscuridad.
Oscuridad era todo lo que había alrededor. Una oscuridad abrumadora que abrazaba un manto de color verde pasto, algo sucio, aquel manto flotaba en la oscuridad con mucha tranquilidad, parecía inofensivo, parecía muy callado. Todo era tan pacífico.
Ojos.
Un millón de ojos se abrieron de la nada ante esa oscuridad mientras que varias letras verdes brillaban alrededor del manto, aquella cosa hecha de tela no lo podía soportar, quería que parara, ¿Qué era ese sentimiento? ¿Por qué se sentía tan familiar?
El manto empezó a girar en su propio eje mientras comenzaba a brillar, solo para luego mostrar a un ser dentro de ese manto, que resultaba ser una túnica, un ser completamente negro que ocultaba su rostro en una máscara completamentr blanca. Las palabras dejaron de brillar, los ojos desaparecieron, aquel ser ahora estaba intranquilo, enojado, ¿Quién se atrevía a irrumpir su paz?
Los símbolos otra vez se movieron, pero en dirección a aquel ser, las palabras giraron alrededor de él para luego desaparecer se un estallido. En la blanca máscara del ente se dibujo una cara.
"XD"
???: él lo tiene... - dijo con total veneno en su voz, al sentir una fuerza poderosa posarse en algo que le pertenecía
La túnica se elevó, cubriendo al sujeto por completo y haciendo que desapareciera de aquella oscuridad.
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Punz volvió a iniciar sesión en el servidor, el día de ayer se la pasó todo el día buscando libros relacionados a los Dreamons, incluso fue a otros servidores solo para encontrar un misero libro de 387 páginas. Fue como ir a un centro e ir de tienda en tienda solo para encontrar el vestido de promoción perfecto para tu hija, en un sábado. Fue un infierno, pero al menos ya tenía el libro.
Entró a su habitación y se tiró a la cama, solo para hundirse en la almohada y gritar en ella por lo molesto que estaba por haberse tardado un maldito día en conseguir ese miserable libro. Después de gritar, tomó una libreta y un lápiz, se sentó en su escritorio tomando el libro y empezó a leer, pasando página por página y anotando lo que el consideraba importante para Dream. El libro no tenía mucho contenido, debido a que aquella especie era muy rara, pero también contenía cosas muy interesantes, que también escribió.
"Según leyendas, los Dreamons fueron descendientes de la diosa de la vida y el dios del inframundo, cuyos mombres han sido olvidados por los años. Se dice que los dos tuvieron un hijo, cuyo nombre fue Dreamon, una criatura hermafrodita la cual heredó las habilidades de sus padres, esa criatura se reprodujo hasta el punto de crear su propia colonia tan solo conformada por Dreamons, se dice que fue la primera y única especie que mantuvo un perfecto legado una sola especie híbrida, a comparación de las otras razas que siempre terminaba variando sin importar la especie de los progenitores".
Punz encontró eso muy interesante, tal vez haya alguna posibilidad de que Dream engendrara un Dreamon, si es que este no terminaba siendo un cabrito u oveja gracias a Jschlatt, aun le daba rabia recordar que ese idiota le ha causado tanto dolor a Dream. Lo peor de todo es que era en parte su culpa, el fue el mensajero de Jschlatt y le entregó la carta a Dream, de no ser por eso, Dream no estaría pasando por tanto estrés.
Siguió buscando, ignorando los pensamientos negativos, pero no encontraba nada relacionado a su periódo de gestación o su embarazo. Al final logró encontrar algo pero eso solo logró alarmarlo.
"Tanto machos como hembras pueden engendrar una cría, pero en machos es más raro, esto se debe a que algunos de ellos enfendararon las células reproductoras hermafroditas del primer Dreamon. Se dice que su período de embarazo dura desde los 15 días hasta los 2 meses mientras que el de las hembras dura 1 mes"
Las hembras pueden dar a luz sus crías de manera normal pero los machos tienes menos posibilidades de sobrevivir a un embarazo debido a que algunos no poseen una vulva para el parto. Se dice que el macho sacrifica su vida para dar a luz a su cría desgarrando su vientre para que este salga sano y salvo, son raros los casos donde los machos sobreviven a este desangro. Por otro lado, si se niega a dar a luz a su cría, ambos terminan muriendo."
Sus ojos se abrieron de par en par y el terror se apoderó de él, ¿Ósea que solo había un pequeño porcentaje de probabilidad de que Dream sobreviviera al parto?
Se levantó rápido y tomó su teléfono para enviarle un mensaje a Dream pero resulta que Dream no estaba conectado, maldijo en voz alta, no podía dejar que Dream muriera o estarían en problemas. Tomó aire para calmarse y se puso a dar vueltasalrededor de la habitación, no habría problemas si moría una vez, ¿No? Aún tendría sus 2 vidas, pero, ¿Qué pasaría con la gran abertura en su vientre? Eso lo dejaría invalido por quien sabe cuanto tiempo, o peor, no volvería a levantarse.
Punz: juro que voy a matar a Jschlatt...
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Jschlatt: ¡Achu! - tomó un pañuelo y se lo llevó a la nariz - genial, ahora también me resfrié
Ignoró eso y continuó viendo su album de fotos que había sacado hace apenas media hora, varios recuerdos de nostalgia aparecieron en su mente al ver aquellas lindas fotos pero muy pronto la nostalgia se convirtió en angustia. En aquel albúm se encontraba su yo de hace 7 años, sonriendo en cada fotografía, luciendo muy feliz. Aún con sus grandes cuernos en su lugar.
Cerró el libro soltando un suspiro, se recostó en su asiento mirando el techo mientras que con una mano tocaba su cabello, acariciando suavemente el lugar donde anteriormente estaban sus cuernos. Le dolió, aún le dolía, pero lo hecho, hecho está, no recuperará sus cuernos ni aunque le recé a un dios misericordioso e inexistente.
Dejó su cabeza para luego fijarse en una foto en su escritorio, una foto de él y Dream, recuerda con gracia ese día, ocurrió no hace mucho. Quizo tomarse una foto con él pero Dream se negó repetidas veces, al final logró convencerlo pero con la condición de que usaría la máscara completamente, fue bastante incómodo pero él lo disfrutó. Rió mientras tomaba aquella foto, pasando cuidadosamente su dedo por la imágen de Dream, la cual ocultaba una obvia cara de molestia debajo de esa máscara, sus ojos miraban la foto del peliblanco con amor y deseo, pero no un deseo carnal sino un deseo de querer tener lo allí mismo y poder besarlo, acariciar su piel con cariño y él le dijera que lo amaba, pero en serio. Siempre quiso demostrar le eso al enmascarado.
Pero entonces...
¿Por qué le seguía haciendo esto?
Suspiró con pesadez, volteando la foto para no tener que verla, ¿Desde cuándo se había vuelto tan difícil acercarse a alguien de una forma normal? Si aún recuerda que hace tiempo él solía tener muchos amigos. Y a uno de ellos lo había exiliado hacee un mes.
Gruñó molesto agarrando una botella de alcohol y tomándola de frente y sin ningún cuidado, no le importaba si se terminara mojando su traje, necesitaba ahogar sus penas con algo y el alcohol siempre estuvo allí para él. Pero apenas duró unos segundos con la botella cuando empezó a toser fuertemente, tomó un pañuelo para limpiarse pero cuando lo retiró pudo ver un líquido rojizo en el papel con el que se había limpiado la boca.
Sangre.
Había empeorado, ¿Cómo ocurrió esto? ¿Cuándo comenzó? ¿Qué era esa cosa que lo hacía sentir como si se muriera por dentro? De una cosa estaba seguro, no era la depresión, porque de ser así ya habría muerto hace años.
Desabrochó su chaleco y se desajustó su corbata para agarrar mejor el aire, en el procedo pudo sentir cierto objeto metálico chocar contra sus dedos, sacó su cadena de oro, el cual estaba algo desgastada, pues como no estar lo, no se lo había quitado hace años. Pero a pesar del paso del tiempo, el nombre aún seguía grabado con una letra tan fina y elegante, tal y como el primer día.
Estaba tan concentrado mirando el collar que no notó como de sus mejillas empezaban a caer lágrimas, al rato se empezaron a escuchar sollozos saliendo de su boca, sonidos los cuales fueron callados al ocultar su rostro con sus manos.
Se preguntó, ¿Cómo terminó así? ¿Por qué hacia daño a aquellas personas que en algún momento fueron importante para él?
Y allí estaba, llorando silenciosamente en su oficina con la ropa hecha un desatre y oliendo a alcohol.
No era la primera vez que se veía así y estaba seguro de que no sería la última.
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