Najimi, habiendo logrado su objetivo de besar a Denji, no pudo evitar sentir una mezcla de satisfacción y nerviosismo al mismo tiempo. El día había sido una locura, entre tacos, bromas, y el inesperado beso que ella le había robado. Pero ahora, mientras la noche caía, se encontraban en el departamento de Denji. Él, siempre tan simple y desinteresado, no le dio muchas vueltas al asunto. Después de todo, Denji era Denji, y las cosas no le afectaban de la misma manera que a los demás.

Ambos estaban sentados en el futón, Denji ya medio dormido, y Najimi, en una posición que intentaba disimular su nerviosismo. Había logrado besar a Denji, pero ahora, todo parecía aún más complicado. Las luces tenues de la habitación no ayudaban, y la mente de Najimi corría a mil por hora.

Najimi (pensando mientras miraba el techo): "Maldita sea... ¿qué carajos hago ahora? Ya lo besé, ¡y encima fue todo tan raro! ¿Debería intentar algo más? No... no, ¡claro que no! Denji es... bueno, es Denji, no va a entender ni madres de lo que siento."

Pero la incomodidad y los nervios no la dejaban tranquila. Después de todo, Najimi, siempre tan extrovertida y segura de sí misma, ahora se encontraba en una situación en la que, por primera vez, no sabía bien cómo proceder.

Denji (con voz somnolienta): "¿Qué pasa, Najimi? ¿Estás pensando en más tacos o qué?"

Najimi lo miró de reojo, sin saber si reír o golpearlo. Como siempre, Denji había logrado romper la tensión con su simpleza.

Najimi (tratando de sonar casual): "¡Tch! Idiota, no estoy pensando en tacos. Solo... no sé, me siento rara."

Denji (bostezando): "¿Rara? ¿Cómo rara? ¿Te duele la panza? Porque eso pasa cuando te comes diez tacos... créeme."

Najimi no pudo evitar soltar una risa nerviosa. Claro, Denji seguía siendo él mismo, y eso, en cierta forma, le daba un poco de calma.

Najimi (más relajada): "No, no es eso... bueno, tal vez un poco... pero es otra cosa."

Denji se giró hacia ella, entrecerrando los ojos somnolientos, pero aún con esa expresión desinteresada que lo caracterizaba.

Denji (frunciendo el ceño): "¿Qué cosa, entonces? No entiendo, Najimi, hablas raro."

Najimi (suspirando): "Olvídalo, imbécil. Mejor dormimos, ¿no?"

Denji no se lo pensó dos veces. Se acomodó en el futón y cerró los ojos, mientras Najimi lo miraba de reojo, sintiendo cómo el nerviosismo aumentaba. No podía evitarlo; algo dentro de ella no la dejaba tranquila.

Las horas pasaron, y ambos se quedaron dormidos, o al menos eso parecía. Pero, exactamente a las 3 de la madrugada, Najimi abrió los ojos de golpe. Una sensación de soledad la invadió. Miró a Denji, que dormía plácidamente a su lado, roncando ligeramente.

Najimi (pensando, mientras lo observaba): "Mierda... ¿por qué me siento así? No debería importarme tanto... pero... no quiero sentirme sola."

Con un suspiro, se acercó un poco más a Denji, quien, inconscientemente, se movió hacia ella. Najimi, normalmente siempre confiada, sintió cómo sus manos temblaban ligeramente. Quería algo más. No solo un beso robado o una broma. Quería un abrazo, un beso de verdad, algo que la hiciera sentir acompañada en esa noche oscura.

Finalmente, con más valentía de la que creía tener, Najimi susurró su nombre.

Najimi (en voz baja): "Denji..."

Él, todavía medio dormido, abrió los ojos lentamente, parpadeando y viéndola con esa expresión de siempre.

Denji (murmurando): "¿Qué pasa ahora? ¿Pesadilla o algo así?"

Najimi apretó los dientes, nerviosa, pero tratando de mantener su típica actitud confiada.

Najimi (algo insegura): "No... no es eso. Solo... ¿puedes... abrazarme?"

Denji, claramente confundido, se frotó los ojos, intentando procesar lo que estaba pasando.

Denji (algo aturdido): "¿Abrazarte? ¿Por qué? ¿Hace frío o qué?"

Najimi se sonrojó un poco, pero trató de mantener su compostura.

Najimi (con tono desafiante): "¡Porque sí, imbécil! Solo... solo hazlo, ¿vale?"

Denji, aunque confundido, no se lo pensó mucho. Después de todo, para él, un abrazo no tenía mayor misterio. Se giró hacia ella y, de forma torpe, la rodeó con sus brazos. Najimi, por su parte, se sintió más nerviosa que nunca. Su corazón latía rápido, pero el calor del cuerpo de Denji la fue calmando poco a poco.

Najimi (pensando): "Maldita sea... esto es peor de lo que pensaba. ¿Por qué estoy tan nerviosa?"

Pero, justo cuando parecía que se iba a relajar, Denji, con su habitual falta de filtro, rompió el momento.

Denji (medio dormido): "Oye, Najimi... si querías un beso, solo dilo. No necesito abrazos raros."

Najimi, que estaba comenzando a relajarse, lo empujó ligeramente, aunque sin soltar el abrazo del todo.

Najimi (sonrojada y molesta): "¡Cállate, idiota! No lo digas tan fácilmente, joder..."

Denji sonrió levemente, aún con los ojos cerrados. Sabía que había logrado molestarla, pero también entendía que Najimi, en el fondo, estaba buscando algo más que solo bromas.

Finalmente, con un suspiro de resignación, Najimi se inclinó hacia él y, con más valentía de la que había mostrado en todo el día, le dio un beso suave en los labios. Esta vez, no fue un beso robado o impulsivo. Fue un beso que realmente significaba algo.

Denji, sorprendido al principio, le devolvió el beso con una sonrisa perezosa, aún medio dormido.

Denji (sonriendo): "Sabes, Najimi, tienes un sabor raro... como a salsa de tacos."

Najimi, aunque nerviosa, no pudo evitar soltar una risa.

Najimi (riendo): "Eres un imbécil, Denji. Pero... gracias."

Y así, ambos se quedaron dormidos nuevamente, abrazados y, por primera vez, Najimi se sintió realmente tranquila.