Denji seguía observando a Najimi con una mezcla de curiosidad y resignación. Cada día con ella era una montaña rusa de emociones, bromas y situaciones que él nunca había imaginado que viviría. Pero allí estaban, apenas comenzando el día, y ya sentía que estaba siendo arrastrado a otro caos cortesía de su energética y traviesa novia.

Najimi, con su expresión usualmente despreocupada y llena de confianza, estaba terminando de limpiar los platos mientras canturreaba una canción ridícula que acababa de inventar:

Najimi (cantando): "Comida gratis, y tú eres el postre~"

Denji frunció el ceño. Aunque ya se había acostumbrado a las rarezas de Najimi, aún había momentos en los que no podía evitar sentirse confundido o, como en este caso, ligeramente molesto.

Denji (con una ceja levantada): "¿Otra vez con esa canción? No soy tu maldito postre."

Najimi se giró rápidamente, con una sonrisa traviesa en los labios y esa chispa juguetona en los ojos que Denji ya conocía demasiado bien.

Najimi (burlándose): "¡Ahh, no te pongas gruñón, Denji-kun! Si sigues así, vas a parecer un viejo cascarrabias antes de tiempo."

Denji (suspirando, apático): "Ya lo soy... pero por tu culpa."

Najimi soltó una risita mientras continuaba recogiendo los platos de la mesa, esta vez con un movimiento más teatral. Cada paso que daba era una exageración de los movimientos típicos de una ama de casa perfecta.

Najimi (con voz dramática): "¡Oh, querido! ¿No es maravilloso tener a tu perfecta esposa recogiendo después del desayuno?"

Denji la observó, entre irritado y divertido. Sabía muy bien lo que ella estaba haciendo. Esa actitud exagerada y esas palabras que parecían salidas de una telenovela eran solo otra de las formas de Najimi de provocarlo, buscando cualquier reacción que pudiera obtener de él. Ella quería afecto, o algo más, y Denji ya había aprendido que cuando Najimi se ponía así, estaba tramando algo.

Pero Denji no era tonto. A pesar de estar cansado y de querer volver a dormir, no podía dejar que ella lo dominara tan fácilmente.

Denji (cruzando los brazos, fingiendo indiferencia): "Si eres tan perfecta, tal vez deberías recoger sin hablar tanto."

Najimi parpadeó una vez, claramente sorprendida por la respuesta de Denji. Pero en lugar de molestarse, su sonrisa solo se ensanchó.

Najimi (guiñándole un ojo): "Ooooh, ¿así que te gustan las chicas calladitas, eh? Tal vez debería aprender a ser más silenciosa... ¡pero eso sería aburrido!"

Antes de que Denji pudiera reaccionar, Najimi se acercó y le dio una palmada juguetona en la espalda.

Denji (sorprendido): "¡Oye! ¿Qué fue eso?"

Najimi simplemente se encogió de hombros, con una expresión inocente que claramente estaba lejos de ser genuina.

Najimi (sonriendo): "¿Qué pasa? Pensé que te gustaban las palmadas."

Denji frunció el ceño, no queriendo perder el control de la situación. Aunque claro, con Najimi, mantener el control era una tarea casi imposible. Así que, en un intento de responderle de manera rápida y sin pensar mucho, él también le dio una palmada... pero en el trasero.

Denji (sonriendo con picardía): "Ahí tienes, te lo devuelvo."

Najimi se detuvo en seco, parpadeando como si no pudiera creer lo que acababa de pasar. Pero, en lugar de enojarse o sentirse avergonzada, soltó una carcajada tan fuerte que hizo eco en todo el pequeño departamento.

Najimi (riendo a carcajadas): "¡Denji! ¡Eres peor de lo que pensé! ¡Un pervertido descarado! Pero me gusta."

Denji se encogió de hombros, tratando de actuar como si no le importara, aunque en el fondo estaba ligeramente avergonzado de haber reaccionado así. Pero con Najimi, ese tipo de situaciones eran inevitables. Y para ser sincero, no podía negar que la dinámica entre ellos tenía su propio encanto.

Denji (con una sonrisa cansada): "Tú empezaste, así que no te quejes."

Najimi, con su típica energía desbordante, se lanzó sobre él, abrazándolo de repente con una fuerza sorprendente. Denji, aunque un poco sorprendido, no pudo evitar sentir el calor de su afecto. Sabía que detrás de todas las bromas y las provocaciones, Najimi realmente se preocupaba por él... a su manera.

Najimi (susurrando juguetonamente): "¿Sabes, Denji? A veces pienso que lo único que necesitas es un poquito más de amor. Quizás deberías pedírmelo más seguido."

Denji, atrapado en el abrazo de Najimi, suspiró profundamente. Sabía lo que ella estaba insinuando, pero no estaba dispuesto a darle esa victoria tan fácilmente.

Denji (burlándose): "Si pido más, probablemente me vuelvas loco antes del mediodía."

Najimi soltó una risita, soltándolo lentamente. Pero justo antes de separarse por completo, lo miró a los ojos y, con un gesto más serio, se inclinó para darle un suave beso en los labios. Fue breve, pero suficiente para dejar a Denji ligeramente aturdido.

Najimi (con una sonrisa dulce): "Tal vez, pero te gusta... y lo sabes."

Denji, aún sintiendo el cosquilleo del beso, solo pudo sonreír cansadamente.

Denji (medio dormido): "Sí, lo sé... pero eso no cambia que sigo teniendo sueño."

Najimi se echó a reír de nuevo, retrocediendo y dándole espacio para que se recostara en el sofá. Mientras tanto, ella se dirigió a la ventana, observando el mundo exterior con una sonrisa satisfecha en los labios.

Najimi (canturreando otra vez): "Comida gratis, y tú eres el postre~"

Denji, ya demasiado cansado para discutir, cerró los ojos y murmuró para sí mismo.

Denji (con un suspiro): "Creo que me volví loco desde que acepté salir contigo..."

Pero aunque lo decía en broma, en el fondo sabía que Najimi hacía que su vida fuera más entretenida. Y, a pesar de todo, no lo cambiaría por nada en el mundo.

Y así, con un día que apenas comenzaba lleno de risas, besos y provocaciones, Denji y Najimi continuaban su caótica, pero divertida, vida juntos. Una relación que, aunque llena de diferencias y locuras, tenía algo que los mantenía unidos: el extraño, pero real, afecto que compartían.