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Capítulo 9: Miradas . . .

♣ La amistad verdadera requiere tres cosas; la virtud para ser honesta, la conversación para ser agradable y la utilidad porque le es necesaria ♣

*¿Por qué tengo que pasar por esto después de tantos años? No, es una locura lo que estoy haciendo, ¿Estoy en un anime?; espero despertar pronto, necesito despertar, esta semana terminaba mi tarea, no puedo fallar en esto*— 

— Aracné-chan. . . ¿Puedo preguntarte algo? — Midoriya me sacó de mis pensamientos, tocándome tímidamente el brazo derecho

— Sí —

— Bueno, n-no quiero sonar grosero, pero. . . c-cuando se te acercan nuestros compañeros, como decirlo. . . — no quería hacerme daño — siento como si estuvieras molesta o, incómoda. . . y que piensas mucho antes de responder. . . —

— La verdad no ofende, Izuku-san —

— No era mi intención — empezaba a disculparse abruptamente, debería estar más seguro de sus emociones. . . es muy perceptivo y honesto, el decir una opinión no debería suponerle un problema

— Tranquilo, no pasa nada —

Llevaba los libros que Shiozaki me había alcanzado en un carrito prestado, y Recovery Girl me lo había dado con la condición de que mañana mismo fuera a su revisión, cosa que no estaba segura de cumplir. Al transitar a la mitad del puente de cerezos, vi de nuevo esos árboles tan bellos; son imágenes que nunca quisiera olvidar. . . y hay tantas otras que no debo olvidar.

— Espera por favor —

Mientras lo decía saqué mi celular, di media vuelta para apreciar toda la flora con el arroyo donde se reflejaban y tomé una foto. Cuando la establecía como fondo de bloqueo escuché algo,

que no imaginaba volver a escuchar,

que no quería volver a oír,

nunca.

— Aracné-chan — Izuku se había adelantado, mirando hacia adelante — ¿Quieres ser mi amiga? —

Me quedé en silencio. Miraba el celular con la foto ahí, perdida entre mis voces ¿Amiga?

🌹 "Los amigos son hermanos que se eligen.

Nunca derrames las lágrimas de quien te brinda su mejor sonrisa" 🌹

Eso era lo que me habían enseñado,

Es parte de su legado.

Él estaba temblando, no quería que le dijera que no; siento su miedo por la posibilidad de que me niegue. Es lo mejor rechazarle, por mil motivos,

Pero. . .

🌹 *Lo prometiste,

que lo intentarías. . .* 🌹

— Sí — ese susurro se había escapado

— ¿Eh? — Izuku no se movió

— Quiero ser tu amiga. . . ¿Tú quieres que lo sea? —

Se lo dije, pesando más como una advertencia, mirándolo fijamente. A veces se me olvida, que él pertenece a un mundo muy distinto al mío.

Porque dio vuelta y me regaló una amplia sonrisa

— ¡SÍ! — 

Llegamos al portón de rejas negras y rosales; era media tarde, así que podía invitarle un té, aunque en Japón eso es bastante común entre compañeros de escuela. O academia, como sea que lo llamen aquí.

Izuku estaba maravillado con esas rosas, algunas eran inmensas y otras se agrupaban en pequeños ramos de un sólo tallo. Deku se sacó los zapatos al igual que yo y vio la alfombra, luego el techo y las paredes: parecía un niño visitando un museo donde nada debía escaparse de su atención.

— ¡Guau! Qué bonito hogar tienes Aracné-chan —

—. . . Gracias, pasa por favor —

Es verdad que era inmensa: abarcaba casi todo el piso desde la mesa del recibidor hasta casi llegar al ventanal del fondo. Izuku se adelantó y miró el vidrio, tapado por unas cortinas blancas

— ¿Puedo correrlas? —

— Sí, por supuesto —

Yo no lo había hecho por las mil y un ideas que corrían por mi cabeza, pero si hubiera imaginado lo que estaba detrás. . . quizás nunca, las hubiera tocado. Las descorrió y quedó deslumbrado. . . tuve que acercarme al ventanal porque no creía lo que veía, era demasiado para ser verdad.

Aquello era un bosquecito hermoso: los rosales se confundían con árboles por la altura, en el centro había un caminito que llevaba a lo que parecía una gran mesa redonda y dos bancos largos rodeándola. Estaba lleno de mariposas, se metieron algunas mientras eran ayudadas por la brisa cuando terminé de correr el vidrio,

Ahora no era momento de recapacitar nada; tuve que disimular un puño detrás de mi espalda para levantarme hasta el dolor una uña, todo para alejar esos profundos pensamientos. . . 

De un momento a otro, me encontraba retrocediendo cautelosamente hasta el interior de la vivienda. 

— Es hermoso —

El pecoso salió al jardín bastante animado, y pensé en que era obvio que él quisiera tomar el té en ese lugar.

¡¡MOMENTO!! ¡¿TENÍA TÉ?!

Sabía dónde estaba la cocina pero nunca había entrado, sería un papelón que no tuviera nada para invitarle. Así que retrocedí despacio, tratando de que Izuku no se diera cuenta, y entré por esa puerta que se cerraba sola. Era muy espaciosa: había una heladera dos puertas bastante grande, terminada la misma aparecía una mesada de mármol con una alacena arriba y la cocina al fondo, etc. y después de eso se veía a un costado una mesa redonda con dos sillas y una puerta en la pared derecha. La abrí y llevaba al lavadero, el cual también al momento de entrar y mirar a tu izquierda tenía en vez de pared un ventanal corredizo.

— Lavadora, secadora, un estante para los artículos de limpieza y espacio para la ropa húmeda cuando llueve. . . — Sí, se podía decir que la limpieza es importante para mí — ¡¿QUÉ ESTOY HACIENDO?! ¡NO ES MOMENTO DE VER NADA! —

Cerré la puerta y volví a inspeccionar la alacena: había una caja de té en hebras fresco, incluso diría que apareció de la nada misma porque era lo único que se encontraba en el mueble.

— Salvada —

Busqué dos tazas y puse el agua a hervir, tratando de distraerme y tener mi mente ocupada recordé vagamente a mis compañeros. . . Hace, mucho tiempo que no bebíamos agua corriente. De hecho, nos manteníamos por el agua embotellada de cualquier reserva.

Ah, soy un desastre tratando de ser medianamente normal, mi delicadeza y yo.

Decidí revisar la heladera y sin querer accioné la hielera de la puerta; maldita sea, a buena hora son digitales

— ¡Ey, espera-! —

Los cubitos salían de a montones, coloqué un recipiente y apreté el botón para detenerla. Ahora tenía un montón de hielo que intenté guardar en el freezer al momento en el que Izuku abría la puerta.

— ¿Aracné-chan, te ayudo? —

— Izu- ¡Auch! —

La mitad del hielo había caído en mi cabeza; buen momento para la torpeza Aracné, buen momento.

— ¡Ahh Aracné-chan! ¡T-Te alcanzaré una toalla! ¿Dónde-? —

— Sigue el pasillo cuando salgas, primera puerta —

Se fue y acomodé lo que quedaba. En la heladera había unos dumplings pero debía ir a comprar porque no había absolutamente nada más en la cocina. Sin embargo, yo no compré ni dulces ni té. Espera. . .

¡¿TODO ESTA NUEVO?!

— Aracné-chan, toma — Midoriya había regresado con un toallón

— Ah, ahí lo agarro —

Iba a dejar los dulces en la mesada y apagar el agua cuando él me puso la tela en el cabello para comenzar a secármelo

— No sería bueno que te resfriaras. . . —

Cabe señalar que me agaché un poco porque yo soy más alta, pero no le quitaba lo incómodo a la situación.

— Gracias —

Luego de servir el té y estar un poco en el jardín, tuve que ordenar muy bien mis palabras para evitar caer en detalles innecesarios. Hubo un buen rato de silencio, cuando me animé a hablar observé su rostro ansioso y a la vez expectante de lo que hablaría: vaya que es obstinado.

— Izuku, yo no soy de aquí —

— ¿Eh? ¿Quieres decir que esta casa-? —

— No, no tiene que ver con el caserón dónde se ve que vivo. . . — en este punto me miró extrañado — Te contaré una versión de cómo llegué aquí ¿Bien? —

— Bien — tomó un sorbo de su té

— Mi nombre es Sarai Aracné. Tengo 17 años — él iba a decir algo pero con un gesto le pedí silencio — Yo estudiaba abogacía en la Facultad de Derecho, estando en segundo año de la carrera. En mi mundo a los 18 puedes acceder a la facultad luego de completar 6 años de secundario o preparatoria, pero pude recibirme antes y comenzar con mi carrera. Donde yo vivo es una locura que una persona tenga kosei, o existan los héroes —

— E-Entonces. . . —

— Sí, éste parece no ser mi mundo o dimensión. Ni siquiera lo entiendo bien, pero yo recuerdo que hace dos días me fui a dormir y cuando desperté aparentemente lo hice aquí. Pero estaba tan dormida que hice el trayecto con aparente naturalidad, cuando me chocaste —

— Perdón. . . —

— No te disculpes. Fuiste el primero con el que hablé. De hecho pedí que me pellizcaras —

— ¡Lo recuerdo! — Izuku soltó todo lo que quería decir — Además me di cuenta de que sabías el nombre de algunos compañeros como el de Iida-kun. . . y que el director te cita mucho en su oficina, como si tuviera bien de cerca cada uno de tus movimientos —

— No sé por qué, pero parece que conozco algunas cosas de ustedes. Como si ya los conociera — me miró asombrado por ese detalle — Te diré todo lo que sé —

Y así describí a los compañeros de clase, a los profesores y demás personalidades; describiendo sus kosei, debilidades, forma de ser. . . incluso algunas cosas Izuku desconocía. Pero omití que sabía del pasado de Todoroki.

— Sólo te digo que a pesar de lo frío que pueda parecer, él es muy buena persona y. . . —

— Hermoso — susurró para dar una tímida sonrisa a su dumpling

— Huuuuuh —

— ¿¡Q-Qué cara es ésa, Aracné-chan!? — Izuku se sonrojó tanto que sus pecas eran rojas

— ¿Cuál? ¿Ésta? —

— ¡Sí! ¡Ésa cara me pone-! —

— ¿Nervioso? ¿Por qué motivo, Izuku-chan? Ah ¿No será que el culpable es el "hermoso"? —

— ¡¿Y QUIEN ES EL HERMOSO?! — ahora una bomba a punto de explotar. . .

— Mmm no lo sé — estaba jugando con mi tono de voz, haciéndolo lento y pícaramente — Come tu dulce, Izuku. . . —

El peliverde se calmó un poco y justo cuando apoyó los labios en el blanco dumpling

— ¿Todoroki será así de dulce para ti? —

El peliverde abrió tanto los ojos y la boca que por un momento creí que saldría su corazón. . . y estaba rojo, muy rojo ¡IZUKU ERA UN CARBÓN AL ROJO VIVO!

Me dio algo de pena verlo en ese estado tan delicado, pero un detalle importante es que buscaba sacarlo de esa inseguridad, así que no había más remedio que presionar más sobre esa debilidad. . .

— ¿O quizás tú serás su dulce? — 

Izuku explotó, literalmente.

Comenzó a lagrimear, se levantó de la mesa para tomarme los hombros y tartamudear un montón de cosas sin sentido. . . mientras se caía mi celular al suelo.

—Ya sabía, cálmate Izuku-chan —

Acaricie sus verdes rulos tratando de apaciguar su vergüenza, para luego recoger mi aparato.

— ¿P-pe-pero. . . c-c-co-cómo? —

— ¿Qué tiene de malo que te guste? —

— ¡¡LO DICES COMO SI FUERA ALGO MUY NORMAL!! —

— ¿Y? —

Deku tomó aire y me soltó. Después de todo le había confiado cosas muy importantes, a él. Seguramente se estaba torturando mentalmente con eso, y porque "ni siquiera" tenía un kosei propio, y yo aparentaba manejar el mío a la perfección en tan sólo un día. . . Hay veces que las personas son tan transparentes; sus ojos son tan abiertos al mundo que llegan a cada rincón de lo que observan, y al mismo tiempo son tan frágiles, con el miedo constante de fallar en algún aspecto. . .

— Si estás pensando que yo soy mejor que tú te equivocas, Izuku-chan —

Me levanté para volver a acariciar su cabeza, como las veces que a mí me contuvieron;

De la manera en la que mi padre me animaba, relatando lo que era evidente para él.

Y para mí, el joven delante de mí era un ser muy especial.

— Tú eres honesto, sencillo, humilde, amable. . . brindas tu ayuda a quien lo necesita sin pensar un segundo en nada. Además eres transparente con tus emociones, y a pesar de haber sufrido tanto por la ausencia de algo tan básico como es un kosei, no te rendiste. No te detuvo nadie en cumplir tu sueño: lo buscaste, y encontraste a alguien que te ha ayudado con todo su corazón, porque vio lo que yo y muchas personas más ven en ti — en este punto comenzó a derramar unas cuántas lágrimas, se ve que necesitaba unas palabras de aliento — Vamos no llores, la verdad tuya es maravillosa. Serás el mejor héroe que la historia haya conocido, pero ahora debes ver la realidad que te rodea —

— ¿Mi. . . realidad? —

— Sí; tus amigos, tu madre, tu héroe que es como un padre para ti ¿No? —

— S-Sí, pero Aracné ¿Por qué. . .? —

— ¿Te digo todo esto? — asintió rápidamente — Porque me agrada la gente como tú, y créeme cuando te digo que ya no hay casi de ellas. . . el mundo te necesita. No sólo por el famoso "One for All", sino por el héroe natural que ya eres: tú mismo —

— Aracné, gracias. . . —

Le sequé las lágrimas que quedaban en sus mejillas, y el frio de mis dedos lo hizo temblar un poco. Qué pena, hace mucho perdí la calidez reconfortante que había heredado de mi hermana; ahora sólo puedo traer una gélida realidad en las personas.

Al menos así lo veo yo.

— ¿No quieres quedarte a cenar? —

— ¡Sí! —

— Bueno te pido un favor — junto las manos con una cara un poco suplicante; no tenía otra opción, era demasiado en todo un día como para enfrentar un mercado japonés yo sola — ¿Puedes acompañarme a comprar? ¿Te mencioné que no soy ni de Japón siquiera? —

— ¿Ah, no? ¿Y entonces. . .? —

— Mi país no debe existir aquí, creo ¿Te suena el nombre "Argentina"? —

— No, bueno al menos lo he oído en clases de Geografía pero muy poco —

— Entonces te digo brevemente: a mí me gusta Japón y siempre estudie su cultura, pero no sé ni cómo se usa su moneda; tengo suerte de tener un transporte algo directo a la academia —

— Está bien, voy contigo. Sólo déjame avisar a mi madre y vamos —

— Ok —

— Oye ¿Le digo que vives sola? —

— Ni se te ocurra — 

Midoriya avisó a su madre dónde se quedaría, y fue a comprar con Aracné a un pequeño mercado que había a unas pocas cuadras de allí. Sarai fue con el uniforme porque no tenía ropa extra para cambiarse, e incluso el peliverde juraría que más de una vez oyó susurrar maldiciones a su falda.

­— Izuku-chan ¿Qué quieres comer? —

— ¡Ah, lo que sea! No hay problema —

— Mmmm — comida japonesa sabía preparar, pero estaba algo cansada. Quizás variaría un poco el platillo. . . y haría un postre. Puso en el carrito varias frutas y verduras, carnes y algunas pequeñeces instantáneas; y en el camino tomó un pequeño objeto.

— Bien, serían 2.000¥ —

La cajera esperaba el pago mientras observaba con admiración el cabello de la joven pelinegra

— Aracné-chan ¿Te ayudo? —

— Ni se te ocurra, tú eres el invitado —

— Ah ¿Son pareja? —

Ante esa pregunta de la empleada, Izuku había comenzado a tener tartamudeos así que Aracné le palmeó un poco la cabeza calmándolo

— No, es mi pequeño amigo —

Dejando en claro la diferencia de altura, ambos abandonaron el negocio con las bolsas de compra.

— Aracné-chan, no era necesario lo de "pequeño"; no tenemos tanta diferencia de altura— reclamó haciendo un puchero, lo cual hizo que Aracné se tapara la boca para no mostrar su risa

— Bueno, pero al menos a Todoroki lo dejarás si te lo dice ¿No? —

— ¡¡DEJA ESE TEMA POR AMOR DE LOS DIOSES!! —

—Así que él es el hermoso después de todo. . . —

— ¡Aracné! — 

Lo que no habían visto ni se habían percatado es que ciertos ojos vieron toda la escena del supermercado, con una tremenda ira contenida. . . ya arreglaría las cosas con aquella chica. Se arrepentiría de entablar una relación con Midoriya Izuku.

Aracné cocinaba delicioso.

Izuku ayudó un poco aunque se sorprendió que la chica cocinara tan bien y no usara, por ejemplo, la arrocera o hiciera sopa. Pero la mejor parte fue cuando hizo un postre de merengue suizo como ella lo llamó, haciendo también un pegote marrón y colocándolo en el medio junto con unas frutillas picadas; era muy hábil para manejar los utensilios. Al probar todo se sentía el niño más afortunado de todos, y al momento del postre estaba demasiado feliz como para disimular.

— Ah~ — estaba tan entusiasmado que dejó escapar ese sonido. Comió un bocado y se sonrojó todo, disfrutando de la comida — ¡Delicioso! ¿Qué es este dulce pegajoso? —

— Se llama Dulce de Leche, es típico de Argentina, hasta fue inventado accidentalmente —

— Aracné-chan ¿Te encanta la cocina no? Además siempre tienes algo interesante que decir, me imagino lo felices que deben ser tus familiares al vivir contigo —

— Sí —

Era experta en aparentar; no obstante suspiró y quedó mirando su postre sin tocar, divagando de nuevo en donde no debía. . .

— *Yo, comía esto cuando estaba. . .* —🌹

— ¿Aracné-chan, estás bien? —

— Sí ¿Por qué lo dices? —

— Pasó, lo de la otra vez. . . — miró fijamente a la chica —Tus ojos. . . se volvieron azules —

Ella inconscientemente apartó la vista hacia su té. Decidió contarle algo más, después de todo confiaba en que no llamaría la atención una vez consiguiera lentes de contacto nuevos, aun si eso no fuera la solución. Al cabo, no tenía solución; a veces pensaba cosas sin sentido por ocultar lo evidente

— Prométeme no decir nada ¿Sí? —

— Lo prometo —

Izuku sonó serio, expectante a lo que ella le diría

— Es un trastorno, un efecto secundario. . . por ciertas cosas mis ojos se oscurecieron y cuando tengo una emoción importante cambian de color; será más perceptible en cuánto sea más fuerte el sentimiento —

Terminó de hablar tocando su mejilla derecha, él notó en esas palabras algo más que una media respuesta, sino un acertijo

— Aracné-chan. . . —

Ella no quería seguir hablando del tema, por lo que se levantó de la mesa y agarró su postre

— ¿Sabes? Se lo guardaré a tu madre, en agradecimiento por permitirte quedarte. Y a ti te doy esto —sacó de su bolsillo un llavero de All Might

— ¡Qué lindo! Gracias —

Izuku estaba muy agradecido (todo lo referido a All Might era lo mejor para él), pero no podía evitar sentirse algo raro. Ella evadió olímpicamente su intención de preguntar más, y sentía que retomar la conversación estaba fuera de lugar.

— Bueno. Izuku-chan, no subí aún al segundo piso. Así que tú dormirás en el cuarto de huéspedes que da la ventana al fondo, y yo en el siguiente ¿De acuerdo? —

— ¡Sí! —

— Bueno, a dormir que es tarde — 

Ya era medianoche: la pelinegra se había acostado, mirando hacia el cielo nocturno.

No podía creer que haya aceptado ser amiga de su. . . no, ya no era sólo un personaje. Era la mejor persona que haya conocido en ese mundo. Y si, se había encariñado mucho con él. Sin embargo, tenía razón en una cosa; estaba incómoda. Porque ella era consciente de que nunca terminaría de encajar del todo en ese lugar, ni siquiera debería intentarlo porque era un mundo ficticio, debía despertar en algún momento. . . O debía buscar la manera de regresar; su misión no había concluido, y no lo haría mientras ella siga respirando. No obstante, considerando la posibilidad de que no existiera una salida, y tuviera que vivir allí. . . Vivir, otra vez, en el sinfín de significados que ahora aturdían su mente; ver de nuevo su interior, para recordar lo que es, lo que guarda. . .

— *No eres, no lo eres, no puedes serlo. . . Consecuencias, las consecuencias de los actos inevitablemente serán-*­— en un intento por callarse, se tapó hasta por encima de la nariz, dejando su visión al descubierto — No quiero pensar, ya basta —

Enojada consigo misma, dirigió su opaca mirada hacia la luna. Estaba creciente, con las nubes merodeando alrededor. Su cabeza dolía, las punzadas en la nuca la molestaban una vez más con preguntas; cuestionándola, arrastrándola inevitablemente a un mismo lugar. . .

¿Qué debía hacer? ¿Cómo debía ser?

Se sentía tan mal por estar así, por tener que construir una nueva máscara, ya que después de todo, los compañeros eran buenos chicos, buenas personas. . .

¿Qué podían esperar de ella? ¿Qué podía ella brindarles, más que un espejismo de aquellos días?

— *Sólo sirvo para estar entre las sombras, desde la retaguardia;

Ése es mi lugar;

Por eso prefiero estar cuando me necesiten,

Y que no lo hagan,

Porque significaría que no me necesitan en el frente,

Por lo tanto no estarán en peligro. . .

🐍  ¿Amiga?

No mientas, no lo hagas nunca más.

Tú nunca podrás ser sincera con nadie.

Tu pasado te condenará por siempre.

Deberás callar, si quieres salvarlos de ti misma.

¿Has olvidado acaso, el trasfondo de tu enseñanza?

¿Que los amigos son hermanos que se eligen?

Entonces. . .

¿Volverás a elegir hermanos?

¿Repetirás las tragedias?

¿Es que deseas. . .

Acaso revivir. . .

Lo que sobre tus manos ha caído?  🐍*

¡¡CÁLLATE YA!! ¡¡CLARO QUE NO LO OLVIDÉ!! ¡¡NUNCA LO HARÉ!!*

La mente es donde aguarda el peor infierno, donde resuenan con más potencia los lamentos, y las desdichas más grandes se entrelazan con las preocupaciones; ésas preocupaciones, no son más que el miedo ante la probabilidad de que ocurra algo.

Y ella por eso lo hizo, otra vez, para acallar ese infierno. Ésa voz que es su límite, su reflejo, ella misma: no es una máscara, es su verdadero rostro.

Ese líquido volvió a correr, a brotar. . . Es la única manera de calmar sus demonios, de devolverla a su estado silenciado.

Pero, irremediablemente, siempre que la oscuridad se apoderaba de su mente, cada vez que se sentía caer en un interminable vacío. . . ésa voz aparecía, impidiendo su total pérdida,

Salvándola, como siempre lo había hecho,

su luz. . . 

*Tú debes ser cómo quieras ser,

Debes creer en ti,

Si yo lo hago ¿Por qué tu no? 

Siempre lo haré,

mi querida

[. . .]*

La chica secó bruscamente una lágrima para susurrar unas palabras y dormirse.

— Entendido —

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