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El primer encuentro, una confesión y lo que depara el futuro.

No habían pasado ni cinco minutos de estar sentados en aquel bar cuando ya Zac le estaba sonriendo a una chica al otro lado del lugar, Barry lo imitó porque le encantaba jugar con los corazones de las mujeres heterosexuales, por mi parte, solo volteé y la miré, fue como si los ángeles cantaran cuando vi los ojos curiosos y algo temerosos de la chica, era preciosa.

Curioso fue para mí al ver como se levantó de su asiento y caminó hasta nosotros. Sin embargo, ella no me veía, su vista estaba fija en mis dos amigos. No me sorprendía, era guapo, pero Zac y Barry lo eran aún más. Además, mi mal humor era evidente, había tenido una discusión con Mureau ya que no me quería dejar ir del restaurante aun cuando le había avisado con antelación que hoy sería el último día de Zac en Canadá y quería pasarla con él. Ese maldito viejo a veces me sacaba de quicio.

Mis pensamientos sobre el viejo Mureau se despejaron cuando la chica se detuvo frente a nosotros con su bonita sonrisa.

Que sonrisa más preciosa.

—Hola, buenas noches, chicos, ¿cómo la están pasando?

—La verdad es que muy bien ahora que estás aquí.

Me contuve a soltar un bufido, Barry de verdad le encantaba jugar con las mujeres heterosexuales.

—¡Vaya! Me alaga ese comentario.

—No le prestes mucha atención—dijo Zac—. Para tu decepción mi compañero aquí es gay.

—¡Zac! Coño, no me delates.

—La verdad no me interesa si eres gay.

Seguía sin hablar, pero estaba curioso por el desinterés de la chica. Había dos opciones: estaba aquí por Zac o tenía otras intenciones para acercarse a nosotros.

—Dime que no eres una de esas locas mujeres que piensan que pueden hacer de un hombre homosexual uno heterosexual.

—La verdad es que no, ¿puedo sentarme?

No esperó a ninguna respuesta de nuestra parte y tomó asiento a mi lado. Un olor a coco envolvió mis fosas nasales, ella olía delicioso y por un momento pude haber quedado hipnotizado por su fragancia.

—Eres bastante atrevida.

—Para nada, solo estoy desesperada y el alcohol hace muchos estragos en mí. Es más, estoy segura de que mi amiga allá los está viendo con vergüenza porque sabe que estoy haciendo una locura—miró hacia su amiga quien permanecía al otro lado del bar—. Pero ella dijo que solo sonriera de manera bonita y dejara atrás el ceño fruncido. Así que aquí estoy. Soy Makayla.

—Yo soy Zac y él es Barry—presentó divertido mi amigo, por último, me señaló—. El tipo de cara de pocos amigos es John, es buena gente, solo que se junta demasiado con su jefe y ese tipo si es un amargado.

Bueno, tenía razón, sin embargo, no me gustó el comentario.

—Tranquilo, sé lo que es un jefe amargado. El mío en vez de hablarme solo me gruñe.

Zac y Barry rieron, por mi parte solo la escuché y seguí bebiendo su olor.

—Eres muy graciosa, Makayla, pero de verdad tengo mucha curiosidad. Dijiste que estabas desesperada, ¿por qué?

—Eso, mi querido nuevo mejor amigo Barry es porque necesito una cita y ustedes son tan guapos como el tipo con el que quiero jugar a los doctores.

Yo quisiera jugar a los doctores contigo, Makayla, pensé y sin poder evitarlo embocé una sonrisa, eso llamó su atención.

—Vaya, pero si sonriendo eres más lindo que ellos dos—masculló ella mirándome interesada y mi pecho se infló de orgullo. También de un poco de confusión.

¿Acaso esa chica no tenía filtro?

—¿Gracias?—respondí aunque sonó más como una pregunta.

—De nada—dijo ella sin prestarme mucha atención, su mirada estaba fija en mis amigos—. Así que Barry, ¿te animas a ir a una fiesta familiar dentro de dos semanas y fingir por un momento que estamos saliendo?

—¿Por qué yo?

—Porque no quiero salir con nadie sentimentalmente hablando. ¡Eres gay! Es fantástico. Por favor—hizo un puchero que la hacía ver más tierna de lo que aparentaba.

Makayla tiene un toque de dulzura, pero su sonrisa picarona me decía que ella también tenía garras.

—Te ayudaría, Makayla, pero tengo un esposo esperándome en casa y a él no le será tan divertida está jugarreta como a mí.

Observé como Makayla se desinfló un poco, pero no se rindió y miró hacia Zac.

—Solo estoy de paso, mañana vuelvo a Nueva York, lo siento.

Al menos fue sincero y no la cazó para tenerla solo por esta noche. Makayla parecía a punto de llorar, como si sus opciones se hubiesen agotado.

—No hay problema, chicos, gracias por ser tan amables y seguir hablando conmigo a pesar de parecer una loca.

Ella estaba a punto de huir y me sentí ofendido. ¿Nunca me consideró una opción? ¿No le parecía para nada atractivo? Ella dijo que era lindo, ¿no es lo mismo?

Sin poder evitarlo, tomé su muñeca con el orgullo un poco herido evitando así su huida.

—Todavía no escuchaste mi respuesta, Makayla.

—Pensé que...

—¿Pensaste que porque soy un tipo serio no podría hacer locuras?

John, tú nunca haces locuras, solo cuando decides echarle más sal a la salsa aun cuando Mureau te gritó cincuenta veces en el oído que menos es más.

—Uhm la verdad es que sí.

Sonreí, era jodidamente especial esta chica.

—¿Cuándo es esa fiesta?

—Uh el catorce de febrero. Sí, San Valentín. No pienses mal, no les mentí cuando les dije que era una fiesta de mi familia. Mi hermana ama San Valentín.

San Valentín, Mureau no estará contento, pero una parte de mí gritaba a los cuatro vientos que lo hiciera. Quería ayudarla. Después me encargaría de Mureau por lo que asentí con la cabeza.

—Lo haré.

—¿Disculpa?

—Dije que lo haré, te acompañaré a esa fiesta.

Ella estaba nerviosa, pero aún con manos temblorosas extendió su teléfono.

—Po-podrías po-poner tu teléfono a-aquí.

Me registré y llamé rápidamente para también tener su número.

—Yo... Muchas gracias, John. No sabes lo mucho que me estás salvando—balbuceó ella sin poder creer todo lo que estaba ocurriendo—. Adiós Barry, saludos a tu esposo. Adiós Zac, buen viaje. Adiós, John, nos vemos el catorce, espero que respondas el teléfono y no me dejes plantada. Puedo enviarte una foto de mis pies como pago, no te vas a arrepentir, dicen que tengo los pies muy bonitos. Oh, mierda, ¿Qué estoy diciendo? Yo... ¿Saben qué? Es mejor que me vaya, ya sé que creen que estoy loca, pero les juro que es solo el alcohol. Ahora sí, me voy.

Observé como huyó del bar y su amiga la siguió con sus ojos como platos, el silencio se alojó entre nosotros, pero Barry fue el que finalmente lo rompió.

—¿Dijo que te enviaría fotos de sus pies?

—Efectivamente.

—¿Estoy loco o realmente aceptaste una cita falsa con una chica en uno de tus días más ocupados?

Zac estaba incrédulo, pude notar que Barry también lo estaba y yo, luego de las últimas palabras de Makayla empezaba a creer que no sabía en donde coño me había metido.

—Uh sí, creo que acabo de hacer la cosa más impulsiva que he hecho en mi vida.

Tener a Makayla sobre mi regazo mientras me devoraba con sus deliciosos labios podría convertirse en mi cosa favorita por hacer. Mis manos ahuecaban los globos de su culo tratando de atraerla más hacia mi pecho como si fuera una tarea posible, pero me grité una y mil veces que tenía que controlarme, ella estaba un poco ida luego de que me besara ferozmente en la cocina cuando aún estaba sobria, después de ahí no paró de beber.

Con todo el dolor del mundo me obligué a separarme de ella y coloqué mis manos en un lugar seguro, pero ello no me hacía la tarea fácil, jugueteo con mi cinturón y el contacto cercano de su mano con mi entrepierna me hizo elevar una oración silenciosa.

Dios mío, apiádate de mí.

—¿Sa-sabes se-ñor Ferrero?—arrastró sus palabras pero afortunadamente aún eran entendibles—. Si tú e-eres un bom-bombón, en-entonces tu ami-amiguito debe ser un sni-snickers, porque es un cho-chocolate.

Se rio infantilmente y estuve a punto de seguirla, era graciosa de ver y escuchar.

—¡Mues-muéstrame el sni-snickers!—exigió señalándome con su dedo índice.

—No haré tal cosa, señorita Ela.

—Pe-pero yo quiero ver tu sni-snicker—hizo un puchero y de inmediato empezó a llorar, me alarmé.

Makayla se bajó de mi regazo con torpeza, estaba molesta y lloraba a moco tendido porque le había dicho que no.

—Ela, estás borracha, la primera vez que veas... uhm... Ya sabes...

—¿El sni-nicker?—sorbió su nariz y me miró como si fuera una niña pequeña a la que le estaba negando su dulce favorito.

Control, John, necesitas control.

—Sí, el snicker—retuve una carcajada—, la primera vez que lo veas tiene que ser estando sobria.

Makayla rio. Sí, ella se carcajeó y palmeó dando saltitos a mi lado. Luego quiso escalar nuevamente hasta mi regazo, pero su cuerpo seguía moviéndose con torpeza por lo tanto mis bolas fueron el objetivo de las rodillas de Makayla.

—¡Mierda!

—Oh Dios, oh Dios, oh Dios. Lo siento, lo siento, lo siento.

—Tran-tranquila—mascullé con dolor.

—Lo siento, lo siento, lo siento. Te voy a re-recompensar, lo pro-prometo.

Mi dolor en las bolas se intensificó cuando Makayla se quitó el vestido en un movimiento y me dejó la más exquisita vista de su ropa interior negra. Lo mejor era que sus zapatos de tacón aún estaban en sus pies.

No sabía si estaba yendo al cielo o al infierno, cual sea que fuera el sitio, ella me tenía a sus pies. Boqueé por un poco de aire, intentando ser fuerte y no caer en la tentación, pero esto era demasiado.

Descubrí que estaba yendo al paraíso cuando esta vez se subió en mi regazo con cuidado solo con su fina ropa interior, estaba a punto de morir.

—¿Sa-sabes? Po-podrías ha-haberte convertido en mi per-persona indicada, John.

Después de eso se durmió, dejándome con una erección del tamaño del monte Everest y los sentimientos a flor de piel después de escuchar sus palabras.

Tenerla a ella a mi lado, con su cabello alborotado, las lagañas en sus ojos y su aliento matutino era quizás una de las cosas que más amaba de mis mañanas junto a Makayla, las apreciaba como un tesoro ya que aún no vivíamos juntos, es demasiado pronto, me dijo, solo tenemos ocho meses juntos, me repitió, pero yo estaba locamente enamorado de Makayla Fox y la quería solo para mí, compartiría con el mundo un pedazo de ella, pero el resto de las horas solo quería que ella estuviera a mi lado, regalándome su bonita sonrisa o su mirada picarona mientras me llamaba su Ferrero Rocher, quería todo de Makayla.

Y... me estaba volviendo loco no tener esas horas de más solo para mí.

—Se supone que yo soy la que piensa a mil kilómetros por minuto, Ferrero Rocher—susurró ella advirtiéndome que ya estaba despierta, sin embargo, sus ojos lagañosos aún estaban cerrados y su boca estaba un poco abierta—. No me mires fijamente, estoy horrible.

Makayla se removió, abrió sus ojos y de inmediato me tuvo en su dedo, era solo echarle una miradita a sus bonitos ojos para que yo cayera de inmediato.

—Cásate conmigo.

Makayla no reaccionó, solo parpadeó, tres veces, luego arqueó su ceja.

—Puedes hacerlo mejor.

—Lo siento, se me salió.

—No importa, yo soy la que siempre te saca de quicio con mis vómitos verbales—Se levantó de costado y apoyó su mejilla en la palma de su mano—. Has aprendido de mí.

—Solo un poco, pero olvida lo que te dije, es demasiado pronto y esa fue una proposición muy mediocre.

—Sí, fue terrible, pero la última de nosotros viviendo juntos, esa fue increíble.

Anoche Mureau cerró el restaurante para nosotros, también nos cocinó, quería proponer el tema de vivir juntos como una charla más seria. Pero por primera vez no dijo las palabras habituales, no dijo que era demasiado pronto, tampoco dijo que solo teníamos ocho meses como pareja. Solo... sonrió y siguió comiendo.

—Todavía no me has dado una respuesta.

—Sigo pensando que es demasiado pronto.

—Lo entiendo.

Estoy un poco decepcionado, pero no estoy abatido. No me rendiría, lo seguiría intentando.

—Pero... Tal vez sea más fácil ir a mi trabajo desde aquí, mi casa está demasiado lejos.

Una llama de esperanza se encendió en mi pecho, la miré con emoción.

—¿Eso significa que...?

—Tenemos que ubicar un espacio para Puffy y su arena de gatos. Está esa esquina cerca del baño que es perfecta para su caja.

La atraje hacia mí y la abracé con fuerza, inhalando su deliciosa fragancia olor a coco.

Este era solo el comienzo, dejaría que pasara el tiempo, porque mi siguiente objetivo era que ella aceptara a mi nueva proposición, al final Makayla era mi persona indicada y sabía que yo era la suya también.

¿Fin? Uhm, no lo creo.

Estoy tan contenta por el recibimiento de esta pequeña historia por parte de ustedes <3 Sé que algunos querrán leer más de John y Makyla, pero esta no era solo una historia de amor, para mí, esta es una historia de como una chica logró aceptarse a si misma y logró plantarle cara a aquellos que la afectaban, ella ya era valiente, solo hacia falta un empujoncito y ese fue John.

Espero que todos tengan un super lindo día de San Valentin y si no tienen a nadie con quien pasarlo, al menos les dejo un ratito de distracción con mis niños :)

Antes de irme: ¿Cuál será la Festividad del siguiente libro? Ayúdame a escoger, miren que ya sé quienes van a protagonizarla :) y antes de que me pregunten, por supuesto, veremos más de Jokayla y Suthro jajajajajaja

Muchas gracias a todos por leer, me despido por aquí, espero leerlos en otros de mis libros.

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