16 de febrero del 2020.

Astrid me veía como si un ojo adicional hubiese aparecido en mi frente, supongo que no era muy común pedirle prestado uno de sus tacones. Mi amiga por poco colocaba el dorso de su mano sobre mi frente para asegurarse de que no tuviera fiebre y estuviera delirando.

—¿Escuché mal o dijiste que quieres mis tacones de suela roja?

—No escuchaste mal, Astrid. ¡Deja de mirarme así! No soy un bicho raro.

—En estos momentos eres un bicho raro para mí—detallo, pero fue en búsqueda de sus tacones negros con suela roja. Los endemoniados zapatos altos eran preciosos, pero era algo que jamás de los jamases me colocaría... hasta hoy—. Sé que llevaste zapatos altos para la fiesta de San Valentín, pero esto es ridículo, Makayla. ¿Quieres usar otros?

—A John le gustaron—me encogí de hombros como si lo que hubiese dicho no tuviese importancia, pero ella abrió sus ojos sorprendida por mis palabras—. ¿Qué?

—¿A John le gustaron? ¿John? ¿Ya no hay más Levi?

—No quiero hablar de Levi.

—Yo tampoco, la verdad es que quiero hablar de tu Ferrero Rocher y por qué aún no me has dado detalles de lo que pasó en San Valentín.

Uh, ¿por dónde empezar? Tomé los tacones y me los coloqué con paciencia para asegurarme de que me quedaran perfectos y lo hicieron, pero estos eran muchos más altos que los pasados, no sabía si podía hacerlo.

—¿Makayla?—insistió Astrid sin prestar atención en que casi me caigo de culo en el suelo de la sala de su apartamento.

—Lo de siempre, Rossie siendo una perra e insinuando que le había pagado a John para que fuera conmigo a su fiesta. Levi llamándome Macarena aun cuando llevamos años conociéndonos. Extrañamente mamá regañando a Rossie y estoy segura de que quería aventarse en los brazos de mi acompañante y bueno, John... Oh ese glorioso Ferrero Rocher.

Astrid me miraba atenta y me hizo señas para continuar, pero no sabía que decirle.

—¿John? ¡Dime Makayla!

—Él estuvo... bien.

—¿Solo bien?

Maravilloso, espléndido, majestuoso, todo con ese hombre es perfección.

Sin embargo, me limité a explicarle a Astrid sobre lo que había pasado en el restaurante. Aún alucinaba, había sido una noche tan increíble a pesar del mal momento que habíamos pasado anteriormente en la fiesta de mi hermana junto a sus cupidos poseídos.

—Le mandé una foto pies, bueno con tacones, pero lo hice.

—Nunca pensé que viviría para esto, pero realmente está sucediendo—Astrid me miraba como si quisiera llorar, dio saltitos en su sofá—. ¡Te gusta el Ferrero Rocher!

—Bueno, el chocolate es genial y...

—¡Calla! ¡Te gusta John! Solo has mencionado a Levi en una sola ocasión por primera vez desde que lo conoces. ¡Oh Dios, te gusta ese Ferrero Rocher y realmente quieres darle un mordisco!

—¡Astrid!

—¿Qué? ¿Acaso estoy mintiendo?

No respondí porque tenía razón. Estas últimas horas solo había podido pensar en la linda sonrisa de mi cita falsa, en como se veía caliente envuelto en ese traje y sus múltiples palabrotas en francés. Inconscientemente suspiré.

—John y Makayla sentados debajo de un árbol be-sán-do-se—canturreó mi mejor amiga burlonamente.

—¿Qué tienes? ¿Cinco años?

—Con esta bomba vuelvo a ser una adolescente que quiere avergonzar a su mejor amiga enamorada.

—No estoy enamorada.

—Lo sé, pero en menos de lo que canta un gallo lo estarás, amiga. Parece que cupido se redimió e hizo un mejor trabajo.

Para las seis de la tarde ya estaba de vuelta en mi apartamento, algo ajetreada porque estaba empezando a arreglarme tarde para la cena de esta noche. John ya había confirmado que estaría recogiéndome en una hora y yo no había empezado. Al menos tenía mi atuendo listo, Astrid me había prestado un vestido negro que haría juego con los zapatos altos de suela roja en conjunto con una cartera estilo sobre en dónde guardaría mi teléfono e identificación.

Cuando me senté frente al espejo para maquillarme vi el labial rojo que había comprado en un arranque de rabia. Lo tomé y lo eché en la basura, no volvería a colocarme tal cosa en los labios. Usé algo que me hiciera sentir cómoda, mis labiales sosos y un maquillaje en sombras sencillo, porque esta vez no me estaba vistiendo para Levi o para Rossie, curiosamente tampoco lo estaba haciendo para John aunque los zapatos eran solo para él. Me estaba maquillando para mí, para sentirme bonita, para sentirme más yo. Cuando terminé no pude evitar sonreírme a través del espejo, me veía hermosa.

Mi teléfono sonó, cuando me cercioré de la hora ya eran las siete en punto y por supuesto era John en mensaje indicándome que ya estaba abajo. Acaricié la cabeza de Puffy para después salir cerrando bien la puerta antes de respirar profundo para afrontar lo que sería bajar con estos tacones las escaleras. Odiaba no tener un maldito elevador.

Al salir del edificio me encontré con los zapatos lustrados de mi compañero, vestía pantalones de vestir y una simple camisa blanca que abrazaba sus pectorales, sentí que mis piernas temblaban y no era precisamente por estar unos centímetros lejos del suelo.

—¿No hay labial rojo esta vez?—preguntó, pero no se veía decepcionado, más bien se notaba complacido.

—El rojo no es mi color.

—Uhm tienes razón, el rosa se ve muy lindo en ti—me inspeccionó con la mirada hasta que sus ojos chocaron con los zapatos altos, su sonrisa se borró—. Pensé que odiabas los tacones.

—Uhm tienes razón, pero estos se ven muy lindos en mí, ¿no crees?—imité su anterior respuesta y creo que lo puse un poco en prietos porque se sonrojó y abrió la puerta del copiloto para mí.

Antes de cerrar la puerta para mí dijo—: Te ves exquisita, Makayla. Además, me gustaría acotar que espero recibir esta noche una de mis fotos de pies, es solo para una tarea.

Carcajeándome cerró la puerta y luego rodeó el auto para adentrarse en su asiento.

—¿Qué clase de tarea es buscar fotos de pies?

—Es una tarea personal, no preguntes—bromeó conmigo mientras emprendimos nuestro viaje.

En todo el camino John me comentó que había sido una tarde complicada en el trabajo, aun así me aseguró que el chef no lo interrumpiría hoy, le había advertido que estaría ocupado conmigo y mi familia. John dijo que nunca había visto a su chef tan sorprendido, cuando le pregunté por qué me explicó que nunca había conocido a los padres de una novia y, aunque no lo éramos, él aseguraba que nunca había conocido a los padres de alguna de las chicas con las que había salido. Me sorprendí y me desilusioné un poco, tal vez no era un hombre de relaciones.

Cuando estacionamos en casa de mis padres pude haber temblado un poco, pero John al darse cuenta de eso había tomado mi mano y me regaló una sonrisa reconfortante. La verdad estaba acostumbrada a los malos comentarios y desaires de mi familia, pero la vergüenza sería extrema si osaban decir algo fuera de lugar estando con John.

No hubo necesidad de tocar la puerta. Roselle estaba justo en la entrada con su mejor cara de villana. Estaba enfundada en un vestido rojo abrasador y un labial del mismo color que juré no utilizar jamás.

—¡Pero si son los tortolitos! ¡Bienvenidos!

Me incomodé y por poco me detuve a medio camino, pero John había colocado su mano en mi espalda baja impulsándome a seguir caminando.

—Hola Rossie, es un gusto volver a verte—saludó amablemente mi compañía.

Para mí sorpresa Rossie sonrió provocativa y pude jurar que acaricio el dorso de la mano que John le había extendido para saludarla. Se descolocó un poco, por mi parte solo ardía del enojo.

—Para mí es un placer tenerte de vuelta, John—acentuó la palabra placer, John la miró como si se hubiese fumado algo, luego volteó la mirada en mí confundido—. ¡Pero pasen, todos están esperándolos en la sala!

Al entrar en la sala mamá se levantó de un salto y lo abrazo, sí, abrazó a John como si fuera su hijo favorito. Mi padre por su parte solo le estrechó la mano imitando a Levi quien le regaló una sonrisa amable. Luego llegó el momento que menos esperaba, la charla incómoda pre cena.

—Me intriga saber cómo se conocieron, ¿sabes? Maky no es alguien que traiga a muchas personas a casa—empezó mi papá mirándonos curiosos.

Temblé, porque no sabía que decir, el vómito verbal se mantuvo en la raya. Para mí sorpresa John tomó la palabra y respondió confiadamente.

—Bueno, estaba en esta reunión con dos de mis mejores amigos del instituto y debo decir que estaba de un humor de perros porque mi jefe había sido un, me perdonaran la expresión, grano en el trasero—todos rieron, incluso una sonrisa se formó en mis labios. ¿Así que por eso estaba todo serio?—. Pedimos nuestras bebidas y uno de mis mejores amigos sorpresivamente había mencionado que estaba aquella chica preciosa de cabellos castaños mirándonos de una forma no muy discreta.

—¡Ni siquiera estaba mirándolos!

—¿En serio? Si fuiste tú la que se sentó sin siquiera esperar una confirmación de nuestra parte.

Ambos nos miramos divertidos recordando aquel momento de unos días atrás, pero Rossie cortó nuestra conexión.

—Eso no suena para nada como Maky, ella no es así de atrevida—rio burlonamente, Levi la siguió al igual que mamá, pero papá no lo hizo, solo nos veía interesados.

—Creo que no conoces a tu hermana, en el tiempo que llevo conociéndola ha hecho cosas muy atrevidas—John sonrió macabramente y esperé lo peor—. Mi galería de fotos está llena de evidencia... Atrevida.

Él. No. Dijo. Eso.

—¡No son nudes! ¡No le envié nudes! Solo le envié foto de mis pies, lo juro.

Yo. No. Dije. Eso.

Al ver la mirada extrañada de todos y al escuchar las carcajadas de John a mi lado quise esconderme en un agujero.

Gracias vómito verbal, por entrar en acción cuando menos lo necesitaba.

Ayyyy estoy muy emocionada porque estoy viendo caras nuevas por aquí <3

Bienvenidos a todos, espero que les esté gustando la historia :)

Quería comentarles que ya tengo fecha de culminación de UEDSPSV, y será en el mismísimo día de San Valentin <3 Ya solo me falta escribir el epílogo, editar y termino, por lo que estoy muy feliz. Ya quiero que lean todo el libro completo.

Este capítulo está dedicado a Ledyn <3 espero te haya gustado :)

Nos estamos leyendo el miércoles de festividades <3