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Capítulo 17.

1 de marzo del 2020.

Sentir el fuerte pecho de John presionado contra mi espalda desnuda podría haberse convertido en mi sensación favorita en los últimos días, seguido de sus besos y sus caricias. La verdad es que por cada día que pasaba las emociones se ponían más a flor de piel y era imposible no desarrollar sentimientos. Me estaba enamorando tan rápido y me daba miedo, de no ser correspondida, de ser solo un juego, de... no ser suficiente para alguien como John.

Me di la vuelta con cuidado y me encontré con los brillantes ojos de mi acompañante, me sonrojé.

—No pensé que estuvieras despierto.

—Desperté hace un rato, dormí como un bebé—se acercó más a mí y besó mi frente como nos habíamos acostumbrado después de la vergüenza que pasé nuestra primera noche juntos.

Nuestro beso con mal aliento podría haber salido un poco mal, era algo susceptible a los olores, casi me fui en vómito esa mañana. Desde entonces más nunca nos dimos un beso mañanero.

—¿Estás preparada?

Por un momento no entendí de lo que hablaba, pero de inmediato como un flash recordé el intercambio de mensajes que tuve con papá anoche. Quería conseguir respuestas y él estaba dispuesto a darmelas a diferencia de mamá de quien solo obtuve un mensaje de es mejor que hables con tu papá.

Sorpresa, sorpresa, mamá, al parecer no conozco a mi verdadero padre.

Sí, padre o madre es el que cuida de su hijo, no el que ayuda a su nacimiento. Sin embargo, ni mi madre ni mi supuesto padre habían sido de mucha ayuda mientras crecía. Mi padre podía haber sido un padre aceptable, pero nunca me defendió y a veces participó en los malos comentarios.

Suspiré y me puse de espaldas mirando el techo, quería encontrar las respuestas, pero tampoco moría por ellas.

—Dime algo, ¿crees que estoy haciendo bien?

—Si quieres encontrar respuestas, por supuesto. Si no quieres saber nada del asunto entonces no—lo miré arqueando una ceja, eso no ayudaba—. Escucha Makayla, solo tú sabrás si esto es correcto, más nadie puedo decírtelo, tú tienes que descubrirlo. Sé tú verdad.

—¿Qué verdad?

—Te dolió más que fuera tu hermana la que te lo contara que la situación en sí.

—Me duele saber que me mintieron.

—Sí, es cierto, pero tu familia ha sido tan mierda toda su vida que realmente te da un poco igual si ese señor es tu padre o no, ¿o me equivoco?

No lo hacía. Cuando Rossie me contó la verdad me dolió. A pesar de todo quería a mi familia, por más que me trataran mal, mi mamá seguía siendo mi mamá y mi papá... Jonas seguía siendo mi papá. Tenía su jodido apellido. Pero detrás de la verdad, lo que más dolió es que Rossie lo supiera, que nunca fueron capaz de decirme nada, lo mantuvieron en secreto entre ellos, como siempre, para guardar las apariencias. Sabía lo que ellos pensaban. Ellos me veían como alguien volátil y que podía armar un escándalo como una manera de venganza, porque eso era lo que ellos harían si estuvieran en mi lugar.

Sería incapaz de destruir a mi familia por más que tuvieran mil y un defectos, pero me suponía que ellos realmente no me conocían. Tampoco era alguien realmente importante dentro de los Fox, nunca lo había sido, tampoco me importaba, lo único que siempre había querido era...

—Una prueba de afecto, eso es lo que siempre he querido de ellos.

John me atrajo hasta su cuerpo y me encargué de abrazarlo fuertemente, no quería dejarlo ir, mi fantasía era quedarme todo el día en la cama con él, haciendo el amor, besándonos o simplemente hablando, no quería compartirlo con el mundo, solo lo quería para mí.

John me había dado en poco tiempo lo que mi familia nunca me había dado, lo que siempre había querido, una muestra de afecto y no solo lo había hecho una vez, lo hacía desde la noche en que le ofrecí una foto de mis pies como pago en aquel bar. Siempre había sido atento, caballeroso, me hacía ver lo mejor de mí, me hacía sonreír.

Puede que te quiera.

Lo pensé, más no lo dije, dejé mi lengua pegada a mi paladar y me obligué a no decir nada. Todo había sucedido tan rápido, si le decía eso huiría y la verdad era que quería más de John Ralston, no solo una cita falsa o una noche de pasión en alguno de nuestros apartamentos, quería conocer cada maldita faceta de mi Ferrero Rocher.

—Pediré el día libre para acompañarte.

—No, no lo harás. Mureau me odiará si sigues tomándote días libres por mi culpa.

—Él no tiene que saber la razón.

—John, él sabrá la razón—se quedó pensativo, pero finalmente asintió—. Además, es algo que quiero hacer sola, ¿de acuerdo?

—Está bien, pero tendré mi teléfono cerca por si necesitas algo, no dudes en llamarme si lo necesitas.

El torbellino en mi estómago solo confirmaba mis pensamientos, estaba tan perdida por aquel hombre.

A las dos de la tarde el taxi estacionó frente a la residencia de mis padres. Papá me había asegurado que Rossie no estaría, mamá tampoco. De la última no me sorprendía, como siempre quería huir de los problemas que no la beneficiaban en nada, de seguro estaba buscando qué demonios hacer con la situación de Rossie. Solo quería pensar que ambas harían lo correcto y le contarían la verdad a Levi.

Crucé el portón luego de que la seguridad me lo permitiera y caminé con pesadez todo el recorrido de piedra hasta la puerta que ya estaba abierta por María, una de las señoras de servicio, me dio la bienvenida y me indicó que mi padre estaba en su despacho. Quería salir lo más rápido de ahí, por lo que fui directamente hasta él. Al estar frente la puerta de su despacho toqué tres veces como usualmente lo hacía de pequeña cuando iba a visitarlo para una regañina, solo que esta vez estaría en aquel lugar por algo diferente. Abrí la puerta cuando me lo permitió.

—Makayla.

—Hola papá—saludé y me senté frente a él sin esperar una invitación, colocando mis manos en dos puños apretados, tratando de darme ánimos de escuchar toda la historia—. Bueno, ya estoy aquí, ¿empezamos?

—Esperé verte un poco más...

—¿Un poco más?—le insté a hablar al notar como se quedaba callado.

—Destrozada. No es como si te hubieran dicho que eres estadounidense y no canadiense, hija.

—¿Esa es otra mentira? ¿Nací en los Estados Unidos?

—No, solo quería...

—Entonces no confundamos más la situación, papá—protesté calmada finalmente relajando mis manos—. Solo quiero saber algo primero, ¿por qué nunca me lo contaron?

Papá se removió nervioso en su asiento, no tenía que decir nada, su expresión corporal y su rostro confirmaron mis dudas. Él también sabía que yo conocía el porqué.

—Tu madre no quería arriesgarse y sinceramente yo tampoco.

—No te preocupes, para tranquilidad de ambos no diré ni una sola palabra, pero deberían controlar la boca de Rossie puesto a que ella fue la que gritó a los cuatro vientos que... bueno... que tú no eras mi padre.

—Sigo siendo tu padre, Makayla. Y sigues siendo una Fox, eres mi hija mayor y te amo—Un nudo se instaló en mi garganta, papá mantuvo sus lágrimas a raya, pero se notaban sus ojos cristalinos—. Ese chico, el chef...

—John.

—Si, John, tenía razón. Nunca debí permitir que tu madre ni tu hermana te hablaran de esa manera. Tu madre... siempre te tuvo un poco de rencor.

—No fue mi culpa que ella te engañara.

Papá sonrió con desgano, luego negó con la cabeza como si fuera demasiado inocente.

—Roselle te dijo que tu madre me había engañado porque es lo que ella piensa. Makayla, tu madre fue abusada por un tipo en una salida con sus amigas.

Me quedé de piedra, mi mandíbula empezó a temblar, no sabía si de impotencia o dolor, quizás ambas.

—¿A-abusa-sada?

—Tu madre fue a una noche de cine con unas amigas. Se quedó sola en el estacionamiento de un centro comercial esperando a que su chófer fuera a por ella. Estaba demasiado oscuro dijo ella, el tipo la apresó por la espalda y la llevó a un rincón del estacionamiento. Tu madre afirmó que nunca vio su rostro, pero si escuchó su voz, no hablaba inglés, al parecer le habló en italiano.

—¿Nunca... descubrieron...?

—No, nunca se supo quién fue el responsable. Tu madre solo se lo contó a sus padres y a mí familia, en ese entonces éramos pareja, nuestras familias estaban felices de nuestra relación, pero este acontecimiento cambió el rumbo de las cosas. Mi madre me prohibió volver a ver a la no muy pura Catrina Holmes, yo me negué y no dudé un instante en casarme con ella al enterarnos de que estaba embarazada.

Creo que sollocé en voz baja, lo que si era un hecho es que mis mejillas estaban humedecidas. Era producto de un muy feo momento para mí mamá. No justificaba su comportamiento hacia mi persona, sin embargo, podía entenderla.

—Tu madre fue obligada por tu abuela a seguir con el embarazo, sería mejor si nuestro matrimonio empezara con la paternidad dijo ella. Por lo que tu madre no la pasó bien durante su embarazo, mucho menos en tus primeros meses de vida. Ella... Bueno...

—Puedes decirlo, ella no soportaba verme, ¿verdad?

Él asintió, mordí mi labio inferior evitando soltar otro sonido.

—Le recordabas a su agresor o mejor dicho, lo que le hizo pasar su agresor. Es por eso que me pidió que hablara contigo. Odia hablar sobre esto.

—Entiendo.

—Las cosas se tornaron un poco difíciles en nuestro matrimonio, tu madre odiaba que me acercara a ti o que te diera el más mínimo gesto de cariño. Pero todo mejoró cuando Rossie llegó. Ella te dejó de lado, decidió pasar de ti para criar a una bebé que ella realmente quería y tú...

—Lo sé, sufrí lo que tenía que haber sufrido su agresor. Ahora entiendo más las cosas, ahora entiendo por qué me repetía que quería que fuera más como Rossie.

—Lo siento, Makayla.

—No te preocupes, más bien gracias—me levanté de la silla y empecé a caminar hasta la salida, no quería escuchar más—. Gracias por dar la cara y decirme la verdad, también gracias por aceptar ser mi papá. Hiciste un buen trabajo.

—No lo hice, fui y soy un idiota.

—A veces lo fuiste, pero no cualquiera se hace cargo de un hijo que no es suyo, ¿verdad?—El nudo en mi garganta incrementaba, pero me obligué a aguantar un poco más—. También te amo papá, a pesar de todo te amo. También amo a mamá, sé que la historia es difícil para ella, pero me hubiese gustado que estuviera aquí.

Me acerqué a mi papá y deposité un beso sobre su cabello, luego volví a alejarme.

—¿Ya te vas?

—Sí, tengo mucho que procesar.

—De acuerdo. Quiero que sepas que cualquier cosa estoy aquí, ¿está bien?

Asentí, me volví hacia la puerta, pero volvió a llamarme y lo miré.

—¿John? Es un buen hombre, no lo dejes ir.

Sonreí o al menos eso traté, abrí la puerta y mi amago de sonrisa se congeló al ver a mi madre entre lágrimas frente a mí. Quise gritarle, decirle que era una mala madre por no estar ahí para mí, pero recordé la historia. Estiré la mano y la posé en su hombro para estrecharlo.

—Sé que quisiste renunciar a mí, pero si no fuera por ti yo no estaría aquí ahora, siendo la persona que soy. Gracias... por al menos hacer el intento.

No esperé a que respondiera, salí de ahí, cansada de todo, solo quería volver a mi cama, junto a John y volver a encerrarme en la burbuja de esta mañana, sin problemas y con un ambiente de fantasía que no quería que tuviera un fin.

Termino llorando en CHRIS y ahora vengo con otro tema de abuso, shoro. Toco este tema por una razón y es que son tanta las mujeres que son abusadas que quiero dar visibilidad a este asunto y aquellas que han pasado por esto quiero que sepan que nunca estarán solas :)

Pero en fin, historias diferentes, situaciones diferentes.

Capítulo dedicado a Marycruz :) espero te haya gustado <3

Ahora... sigan leyendo wiii

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