Capítulo 13.
Mañana.
La cabeza me palpitaba un poco y podía sentir el familiar mareo de una resaca. No soy buena con el alcohol, yo ofreciéndole fotos de pies a John en un bar podían confirmarlo. Tampoco fue una buena idea tomar tragos de valor líquido y mucho menos los tragos de tengo que olvidar que acabe de hacer eso, este tipo de tragos son los peores, mi cabeza martillado decía que estaba en lo correcto.
Estoy sollozando silenciosamente por el dolor de cabeza y muy tarde siento el peso sobre mis caderas, aquel peso de repente se mueve y lleva a chocar mi espalda sobre un muro sólido.
Es cálido y también... respira.
Abrí mis ojos de par en par y me senté sobresaltada, de inmediato me arrepentí al sentir el mareo y los litros de alcohol que me bebí ayer hacer su camino de mi estómago a mi boca. No sabía dónde estaba el baño, por lo que tomé una papelera que estaba en mi radar y lo dejé ir. Después de cada arcada soltaba un gemido de dolor, el alcohol era una mierda, engañaba, te hacía sentir bien por un momento y luego te regañaba, te pedía a gritos que no volvieras a abusar de él.
—¿Makayla?
Respondí con otra arcada y otro pequeño líquido de vómito saliendo de mi boca. ¡Esto es tan asqueroso!
Sentí como unas manos tomaron mi cabello y lo sujetaban en alto para que este no se ensuciara. Sabía que era John, solo que después de haber comido nuestros donuts ligeramente quemados no recordaba nada, es como si mi mente fuera una hoja de papel y el alcohol una goma de borrar que pasó con fiereza por aquella hoja.
Levanté la mirada cuando sentí que ya había dejado mi estómago vacío chocando con los ojos preocupados de John y algo más.
Miré ese abdomen de chocolate Wonka. Oh Dios, oh Dios, oh Dios. Él es el chocolate personificado.
Mira esa tableta.
—¿Makayla? ¿Estás bien?
—¿Puedo lamerte?
La preocupación fue dejada de lado y una carcajada salió de él. Yo quería morirme, odiaba no tener un maldito filtro.
—Puedes lamerme cuando quieras, Ela, pero primero vamos a lavar esa bonita boca llena de vómito—Me ayudó a levantarme del suelo mientras que lanzaba una mirada de soslayo a su papelera vomitada.
—Lamento lo de tu papelera.
—No hay problema.
—Te compraré otra, lo prometo—balbuceé mientras él me llevaba hasta la puerta a un costado de la cama—. No sabía que el baño estaba aquí.
—Estoy seguro que ni recuerdas como llegaste a la cama.
John me dejó frente al espejo y me contuve de gritar espantada. El rímel estaba corrido por debajo de mis ojos y mi cabello podría ser el nuevo hogar para una familia de pájaros. Desvié la mirada y ojeé a John, ese espécimen de hombre se veía tan fresco como una lechuga. Me estremecí, yo era un desastre, John no podía seguir viéndome así.
El hombre abrió un cajón y de este sacó un cepillo de dientes en su empaque, me lo extendió a su vez que me regalaba una pequeña sonrisa. Mis rodillas podrían haber temblado.
—¿Vas a agarrar el cepillo, Makayla?
—Oh sí sí, gracias.
Bajo su atenta mirada me cepillé los dientes con un poco de pereza, mi mundo daba vueltas y mi estómago se sentía en mal estado después de haber vomitado tanto los donuts quemados y el vino.
¿Que por qué los donuts estaban quemados?
Eso lo recordaba. John y yo nos sumergimos en una guerra de besos luego de que tomara el valor de ser la primera en hacerlo. Él jugó con mis niñas, estaba segura de eso, podía sentir un poco de dolor en mis pechos en este momento. Por otro lado, estaba segura de ver una mancha violeta a la altura de su cuello, recuerdo que simulé ser Drácula con vagina. Sí, no fue mi mejor momento.
De un momento a otro en la cocina empezó salir un humo negro, específicamente del horno, habíamos olvidado los donuts y estos quedaron un poco—bastante—, negros por la parte de abajo. Todo se puso un poco incómodo después de ahí, después no paré de beber.
—Siento como tú cerebro está mostrándote todo como si de una película se tratara.
—Es más como una serie, no recuerdo algunas cosas por lo que puedo asegurar que hasta ahora he visto el capítulo uno y dos, ¿pero él tres? ¿Podrías hacerme algún spoiler?
—No estoy a favor de los spoilers, Ela—Al ver la súplica en mi rostro suspiró derrotado—. Después de arrasar con dos de mis botellas de vino y, debo recalcar que las dos te las tomaste tu solita, estuviste a punto de hacerme un baile sensual en mi sala.
Me sonrojé, sabía que no estaba mintiendo, sería incapaz de hacer tal cosa estando sobria. ¿Ebria? Podría vender mi auto estando ebria.
—Luego me besaste, mucho—los ojos de John se oscurecieron, a este punto estaba segura que parecía un tomate. John frunció el ceño, recordando los sucesos—. Después se puso bastante extraño, empezaste a hablar de dulces e insinuante que mi pene era un...
—¡¿Podemos saltarnos esa parte?!—exclamé horrorizada, no quería saber cómo había nombrado a su pene.
Mi boca no tenía filtro, pero estando ebria es como si me dieran cuerda, no me callaba.
—La verdad eres muy charlatana estando borracha. Dijiste cosas extrañas, luego tristes, lloraste un poco, pero después te reíste y por último te subiste en mi regazo y me diste una patada en las bolas sin querer—Esto era tan mortificante, coloqué mis manos en mi rostro y una ráfaga de frío cubrió mis piernas. Miré hacia abajo y mis ojos se abrieron—. Oh, eso, después de que me dieras la patada en las bolas me pediste perdón muchas veces e indicaste que ibas a recompensarme. Te quitaste el vestido y me diste una imagen caliente de ti en ropa interior con aquellos tacones.
—No hice eso.
—Mi erección puede confirmártelo.
Mis ojos caen en su entrepierna cubierta con unos pantalones de deporte y si se podía notar el bulto. Mi rostro estaba tan caliente... Joder, yo estaba caliente.
—¿Y luego?—susurré en voz baja.
—Luego te subiste a mi regazo de nuevo, con cuidado, dijiste... algunas cosas y te quedaste dormida sobre mí.
—¿Qué cosas dije?
John se acercó y prolongó un beso en mi frente. No pude evitar cerrar mis ojos, inhalando profundamente su olor, mis manos se posaron en su pecho desnudo. El calor que desprendía hacia que mis palmas se quemaran, abrí los ojos y ver la mancha violeta en su cuello hizo que me mis mejillas volvieran a recuperar—o intensificar—, su tono rojizo.
—Esas palabras me las guardo para mí, porque quisiera escucharlas de tu boca estando sobria al cien por ciento.
Oh Joder, ¿qué dije?
Las puntas de mis dedos tocaron la mancha violeta, John tomó mi mano y entrelazó sus dedos con los míos.
—Esa fuiste tú siendo muy agresiva conmigo, Ela. Chupaste muy fuerte mi cuello, eres una pequeña Drácula—Su rostro solo demostraba perversión pura—. Es un magnífico don, más si lo utilizas en los lugares correctos.
Santos dioses de los Ferreros Rocher, tengan piedad de mí.
¿Que si leerán que fue lo que paso esa noche? Por supuesto jajajajaja
Otro momento Jokayla para ustedes, espero lo estén disfrutando <3
Capitulo dedicado a lilizambranoc :) Déjame saber si te gusto el capitulo *-*
Nos leemos este viernes de festividades :)
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