Capítulo 12.
17 de febrero de 2020.
Media noche.
No quería irme, la familia Ralston era maravillosa. Podría estar un poco enamorada de la madre de John, era tan afectiva y tierna, ella era lo que siempre había querido ver en mamá.
Luego de despedirnos y volver al auto el silencio regresó, pero no dejé que se extendiera demasiado.
—Eres tan afortunado.
—Lo soy, después de ver a tu familia en acción puedo afirmarlo—frunció el ceño y mordió su labio inferior—. Por cierto, no había tenido la oportunidad de disculparme. Lamento... Umm no debí explotar de esa manera.
—Al contrario, gracias, hiciste lo que yo nunca he podido hacer, encaraste a mi familia.
—Me hubiese gustado que probaras mi pastel, quedó abandonado en la cocina de tu madre.
—Estoy segura de que Caroll puso sus manos en el pastel y lo arruinó—arrugué mi nariz pensando en los malévolos planes que debía estar efectuando la cocinera de mi madre—. También existe la opción de que mi madre lo haya botado a la basura y eso sería una verdadera lástima.
—Prefiero eso a seguir escuchando la manera en la que te humillaban. Solo me arrepiento de una cosa esta noche y es haber explotado de esa manera, sin embargo, no me arrepiento de decir lo que dije, Makayla.
—¿Sabes? Me molestó que Rossie actuará de esa manera, más que ponerme triste o incómoda, me irritó. No puedo creer que ella hiciera eso teniendo a su lado a Levi—dejé salir una risa algo desgastada. No sabía por qué estaba sorprendida de la actitud de mi hermana—. Tal vez lo hizo para hacerme sentir mal, no lo sé, pero fue una falta de respeto para su prometido y por supuesto para ti.
—Huyo de mujeres como tú hermana—Lo miré divertida, Rossie era una preciosidad y por lo general, tanto hombres como mujeres errra lo primero que veían, el físico—. No me mires así, Makayla. Es hermosa, pero está tan vacía por dentro, eso solo hace que su exterior bonito se marchite. ¿Sabes que es una preciosidad?
—Uhm, ¿Emma Watson?
—Ella es preciosa, tienes razón, pero me gustan más las mujeres como tú, Makayla. Eres como el capullo de una rosa, cuando sonríes el capullo se abre y muestra la majestuosa flor en todo su esplendor. Dicen que las rosas son simples, pero yo creo que tienen su encanto.
Mis mejillas se sonrojan por el cumplido, nunca me habían dicho algo como eso, es más, eran contadas las ocasiones en las que los hombres me decían hermosa.
Estoy encerrada en una burbuja, pero esta explota cuando John se desvía en un cruce lejos de mi apartamento. Lo miré confundida.
—Sabes que debías girar a la izquierda y no a la derecha, ¿verdad?
—Uhm no, mi apartamento queda en esta dirección.
—¡¿Tu apa-apartamen-mento?!
—Sí, te prometí unos donuts.
—¡Son las doce y veintitrés de la mañana, John!
—¿Y? Nunca es mal momento para unos donuts.
Me quedé muda, John se veía muy decidido en cumplir su palabra y darme algunos donuts.
—¿Pero por qué ir a tu apartamento?
—Es obvio, voy a hacerlos para ti—la sonrisa socarrona poco a poco fue tomando lugar en su boca, como si estuviera a punto de hacer algo malo—. ¿Por qué tan nerviosa?
—No estoy nerviosa.
—Eres una pequeña cosa mentirosa, Makayla. Tranquila, yo no muerdo... Al menos que quiera que lo haga.
—Esa es la fra-frase más cli-cliché en el mun-mundo.
—Pero funciona, porque ahora estás más nerviosa—se carcajeó y segundos después se detuvo frente a un edificio de unos cinco pisos.
Estacionó el auto en su lugar y luego bajó de este, de inmediato lo seguí con las piernas un poco temblorosas. El frío sobrepasó mi vestido, mis piernas podían haber empezado a doler. Desde que inició la nevada se había intensificado con el pasar de las horas. Era un poco tarde para una nevada en Toronto, la culpa se la daba al calentamiento global.
John me tomó de la mano y me haló camino al edificio para dejar de exponernos al frío y a la nieve, rápidamente entramos en el lobby y minutos más tarde ya estábamos subiendo en el ascensor hasta el piso cinco, cosa que agradecía ya que los zapatos altos de Astrid me estaban matando. Curiosamente John mantuvo su mirada fija en mis pies durante el corto trayecto en el elevador.
—Señor, ayúdame, por favor—masculló mirando hacia el techo del elevador.
—¿De qué estás hablando?
—De nada, Makayla, esta es una conversación entre Dios y yo.
Pude haber mordido mi labio inferior para que una carcajada nada femenina saliera.
Al entrar al apartamento de John noté tres cosas: Estaba extremadamente limpio, como si un hombre soltero realmente no viviera ahí, tenía una bonita y envidiable vista gracias a la presencia de un pequeño balcón y la cocina era de ensueño.
—Mi casa es tu casa, así que puedes arrojarte donde quieras mientras voy a la cocina por algo de beber.
No me dio tiempo de decir una palabra, solo me quitó mi abrigo, lo arrojó sobre uno de sus sofás y luego después de darme una pequeña sonrisa caminó hasta su cocina, pero al ser de concepto abierto y estilo americana aún podía verlo zigzaguear por el lugar. Pude notar como tomó una botella de vino de una pequeña nevera, incluyendo también dos copas de vidrio en el que vertió el líquido.
—Te va a encantar, robé algunas botellas del restaurante—Al ver mi rostro horrorizado se burló—. Tranquila, las robé a los ojos de los demás, pero el chef deja que tome una botella de vino cada mes, sabe que me encantan.
—Y estoy segura de que sirven en conjunto con el francés para conquistar a las mujeres, ¿o me equivoco?—tomé un sorbo de la copa e hice todo lo posible por no gemir luego de haber tomado el vino. Estaba delicioso.
—Mureau te contó sobre eso.
—Más o menos.
—¿Sabes qué? Te contaré mis intentos fallidos de conocer mujeres mientras preparo los donuts, sígueme.
Lo hice, mientras que él se colocaba un mandil largo de color negro para proteger su ropa, por mi parte me sentaba en uno de los bancos frente a isla de la cocina. Admitiré que pude haber babeado un poco cuando John empezó a arremangarse la camisa.
Jodido. Ferrero. Rocher.
—Si sigues mirándome así podría haber un accidente, Makayla.
—¿Tú también sientes la tensión sexual?
John se congeló, yo me congelé, no pude haber dicho aquello, ¿verdad? No lo dije y fue solo mi imaginación. Pero cuando veo los ojos brillantes y la sonrisa picarona extenderse sé que lo he dicho alto y claro.
—Tranquila, sé que fue tu vómito verbal hablando, pero le contestaré. Sí, la verdad es que la tensión sexual está tan densa que no estoy seguro de poder terminar estos donuts antes de que ceda y te coma la boca. ¿Glaseado de fresa o chocolate? ¿Qué te gustaría probar?
Podría parecer un cervatillo a quien lo han alumbrado los faros en medio de una carretera. Sin embargo, hice todo el esfuerzo y aclarándome la garganta le respondí.
—Cho-choco-colate.
—Como un Ferrero Rocher, no me sorprende.
De un trago me bebí la copa, necesitaba un poco de coraje líquido para soportar todo lo que se vendría, porque estaba segura de algo, hoy podría comer Ferrero Rocher hasta que mi estómago doliera de tanto chocolate.
Oh, Makayla, tienes una mente tan sucia.
John me sirvió un poco más de vino y siguió en lo suyo, tomó algunos ingredientes y los puso frente a él, de inmediato empezó a preparar la mezcla.
—Como te lo prometí, te contaré un poco sobre mi historia con las mujeres y la verdad es, Makayla, que soy muy malo en las citas. Me considero un tipo guapo, eso me ayudó a conseguir a chicas en el instituto, pero nunca fui bueno con las palabras, creo que era normal considerando que en mi tiempo libre solo estaba en la cocina con aquel malhumorado chef—amasó con fuerza la mezcla, las venas brotándose en sus brazos me distraían de su historia—. Yo ya me estaba convirtiendo en la versión joven de Mureau, me estresaba fácilmente por cualquier cosa y la verdad es que las chicas pasaron a ser un segundo plato, estaba más interesado en cocinar.
—Un hombre que cocina es muy atractivo.
—Es cierto, pero un hombre que está malhumorado en un noventa por ciento de su día por la cocina deja de ser atractivo para cualquiera, Makayla—John empezó a estirar la masa con un rodillo y de inmediato procedió a cortarla en forma circular, como un donut—. He tenido solo cuatro citas en mi vida, dos me las presentó Mureau porque él se estaba preocupando un poco por mi vida amorosa. Ridículo, considerando que aquel hombre jamás se ha casado y no creo que tenga planes de hacerlo.
—¡¿Cuatro citas?!—exclamé incrédula sin poder evitarlo y esta vez prestando atención a lo que dice tratando de ignorar sus deliciosos brazos descubiertos.
—Sí, solo cuatro. Solo una fue exitosa, lo triste es que esa chica me dijo muchas veces que era una cita falsa, así que no estoy muy seguro de contarla—Soy un poco lenta con las indirectas, pero esto es muy directo. Soy su única cita exitosa—. No me veas así, Makayla. Solo digo que fue exitosa porque me enviaste una foto de tus pies con zapatos altos después de tenerte en mi cocina por casi 3 horas sentada en una mesa.
John colocó los donuts en una bandeja y la introdujo en el horno que previamente había calentado antes de empezar. Pero ya no quería donuts, quería comer un delicioso Ferrero Rocher, por lo que me tomé mi segunda copa de un trago y después me levanté para rodear la isla e ir directamente hacia John. Hoy comería Ferrero Rocher.
Cuando puse mis labios sobre los suyos no pude evitar gemir, porque no me equivocaba, todo en ese hombre resultaba en un explosión, todo en ese hombre era delicioso, hasta sus besos sabor a Ferrero Rocher.
¿Permiso para fangirlear? Permiso concedido asdfghjkl
Momento Jhokayla que todos esperábamos *-*
Capitulo dedicado a Juli <3 Espero que te haya gustado :)
Nos leemos el miércoles de festividades :)
Chaitooo
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