"Una estrella más sin brillo"
Para todos mis fanáticos soy su ejemplo y modelo a seguir, para mis fanáticos soy el hombre más apuesto del mundo, el más amable, el más bondadoso, el sueño de cualquier mujer, vivo la fantasía de miles de hombres que desean entrar en el mundo de la fama, soy una estrella que alumbra los reflectores. Si soy tan querido, si soy tan rico y poderoso, si puedo tener lo que quiera y a la mujer que quiera, ¿Por qué me siento tan miserable?, ¿Por qué me siento como las hojas de otoño aplastadas del suelo?
Succione con mis labios una larga calada a mi cigarro reteniendo el humo y soplándolo a la fría noche de la ciudad. Desde hace días estoy en lo más alto de la ciudad, sobre los rascacielos que imponen las grandes corporaciones administrativas, ese fue el último cigarro de mi cajetilla, tres cajetillas y me las termine en 3 días, llevo tiempo sin probar bocado y haciendo mis necesidades en una esquina de la azotea, estoy demasiado drogado y envenenado para gritar ayuda una vez más, siento el frío más fuerte que de costumbre el día de hoy.
Me pregunto si hoy será el día de morir, porque aguantar otra noche de invierno aquí no será nada agradable y probablemente eso termine conmigo. De nada sirvió que tuviera tanto dinero, de nada sirvió que día tras día gastará dinero en mujeres usándolas como objetos que pudiera presumir a mi gusto, comprando el auto más nuevo y caro del momento o salir con las mejores celebridades, de nada sirvió aplacar mi miseria con heroína, morfina, metanfetamina, marihuana, cocaína, ninguna droga lograba calmarme tanto como lo hacían las miradas de envidia de las personas famosas al verme con algún celular nuevo o un auto.
Era tan sencillo en aquel momento sentirme mejor a costa de la miseria y envidia de los demás, quiero volver a mi vida de mentiras, aquella en la que podía volver a sonreír sintiendo la infelicidad de los demás, su envidia que me hacía sentir vivo nuevamente.
Pero todo cambio, yo no quería que cambiará, quería tener la mayor recompensa que el dinero no me podía dar y que ardería en lo profundo del alma de mis conocidos, quería una familia, una familia hermosa, no me importaba que no me amaran ¿Quién se casa o tiene una mujer embarazada si no es por cuestión económica?
Yo quería eso, yo quería tener una mujer a mi lado, atarla con dinero o con un niño no importaba que razón fuera, nadie me amaría si en verdad conocieran mi verdadero yo, ni siquiera mi propia familia me ama.
Pero fui rechazado, ninguna mujer me acepto a pesar de decirles que no necesitaban quererme, creía que el dinero las mantendría un poco, creía que tener un niño me haría sonreír, creía poder aspirar a la máxima plenitud. Una última mentira que me pudiera regalar esta vida, pero esa farsa era tan alejada de mi cruda y solitaria realidad que nadie me acepto.
Las drogas ya no me ayudaban, empecé a consumir más drogas mucho más fuertes, las que hicieran falta para hacer sonreír a este miserable que desprecia la vida, tan desesperado estaba por conseguir la libertad que una noche pude tener al ver como asaltaban a una mujer a mano armada y desesperado me metí en medio de aquella pelea, quería morir.
Lamentablemente me reconocieron, el ladrón fue arrestado y yo quedé como si fuera un héroe.
A todas horas consumía droga, no podía pasar un día sobrio o mi muerte en lugar de darme risa por mi patética vida me haría llorar y lamentarme como animal.
Yo sólo quería amar a alguien, o que me amaran aún que no tuviéramos nada de nada y no podía escoger a una fan mía, esas taradas no saben nada de mí, jamás me aceptarían si supieran quien soy en realidad, sólo conocen la cara hipócrita que les permito ver, pero a quien engaño yo soy un idiota mucho peor, creía que tener dinero me permitiría la felicidad, creía que el éxito y la fama llenaría el enorme hueco de infelicidad que mi familia dejo privándome de su amor.
Pero estaba equivocado, el dinero no lleno ese vacío solo lo hizo más grande, ¡El dinero no me podía abrazar ni besar!, ¡El dinero no me consolaba en mis noches de soledad!
Pensaba que el dinero era sinónimo de felicidad, que mi éxito laboral me permitiría ser una persona mejor, pero era una mentira, un engaño, yo no era exitoso al tener dinero, sólo tenía dinero y la fama era un derivado del supuesto éxito, nada llena ese vacío, nada me satisface, siempre quiero lo mejor y al instante quiero algo más. Tendré la mejor posición en mi trabajo, seré querido por muchos, tendré mucho dinero, pero sigo sintiéndome vacío, fue frustrante para mi saber que no importa cuanto lo intentará... nada llenará ese hueco, sólo el amor podía
Mi familia me odia y jamás seré amado por una mujer que conozca lo peor de mí, todos aman a la segunda cara que les mostré y yo también pensé lo mismo, soy bueno en lo que hago, el mejor actor por convencer a todos y hasta a mí mismo de que era feliz, pero mis cuerdas se han roto hace años, ya no puedo fingir más, estoy jodido y nada cambiará eso.
Del abrigo de cuero de marca que estoy usando como cama improvisada saque una botella de licor, la única cosa que todavía no me he terminado por ahora, es lo único que me mantiene con calor en estas crudas noches de tormenta invernal que no me han matado todavía, el licor es lo único que al igual que los cigarros mantenía mi cuerpo caliente, pero desde hace unas horas del día de ayer una fuerte gastritis me atacó haciéndome vomitar sobre mis heridas abiertas y moretones.
Comencé a tener alucinaciones en ebriedad y sobriedad, alguien que me observaba a todas horas desde un espejo, desde el retrovisor de mi Pagano Huayra BC, veía en las estrellas su rostro, lo sentía viéndome del otro lado de la cámara, veía a todas horas una esquelética figura que me esperaba con paciencia del otro lado, con sus huesudas manos cruzadas y sosteniendo una larga guadaña, me sentía vacío al ver que a la única persona que le importaba era a la muerte.
En el reflejo de mi iPhone veía un rostro demacrado lleno de ojeras cubiertas en maquillaje, veía mi rostro demacrado, desde la vez en que casi muero de una sobredosis aquella silueta me sigue a todos lados, desde que deseo la muerte ella misma ha venido hasta a mí.
Hace una semana vi mi punto de quiebre en un concierto, los reflectores iluminaban mi brillante y falsa sonrisa, mirando la multitud vislumbre a lo lejos algo que me hizo intensificar el estribillo de mi canción. Una pareja joven entre las gradas se besaban con cariño y pasión, eso me rompió en mil pedazos.
El concierto terminó y corrí a mi camerino desesperado por inhalar cocaína y justo después de hacerlo recibí una visita inesperada esa noche...
De pie en la puerta estaba una niña pequeña de 12 años, tenía una sonrisa agradable pidiéndome un autógrafo para su hermana mayor, la odie, odie a esa niña por sonreír tan sincera y contenta.
¿Por qué?, ¡¿Por qué?!, ¡¿Por qué una niña es más feliz que yo?!
¡Seguramente su familia es mucho más pobre que yo y aun así se atreve a sonreírme!, le dije a la niña que firmaría lo que quería, esa noche fingí como siempre y lloré como nunca, no es justo que todo eso me pase a mí, no. Si el dolor no se detenía para mi iba a transmitir ese dolor a todos, aún no dejo de pensar en cómo me robe a esa niña, la lleve a mi casa que fue un error muy grande de mi parte, me encontré rogándole a una niña para que se quedara conmigo como mi hija, que me transmitiera algo aún que sea una pizca de su amor, un niño es sincero, si ella me rechaza sabré la verdad absoluta.
–Perdón señor, pero tengo que volver con mi hermanita, muchas gracias.
Y me volvió a sonreír, después de tan lindas y agradables palabras le señale la puerta principal de mi mansión señalándole que se podía ir. En cuanto se dio la vuelta tomé el Oscar que gane en la interpretación de mejor papel, ya para irse le estrelle el primer y certero golpe con el Oscar en la cabeza. Me acosté sobre su cuerpo inconsciente y la golpee repetidas veces en su pequeña y frágil cabecita.
Si ella no me amaba, entonces a golpes entenderá mi dolor, pequeña niña quería verte crecer, pequeña niña pudimos ser felices, pequeña niña un padre ejemplar quería ser para ti, pequeña niña me rechazaste y el rechazo no era una opción, nunca había sentido tanta adrenalina como esa vez, a excepción de sentir lo mismo en mis presentaciones o conciertos, estaba cubierto de sudor, ella ahora sería mi pequeña para siempre, era mía, mi niña linda. Tenía que marcar que yo era su padre, estoy nervioso ya que jamás he mordido a alguien tan fuerte como mordí la piel fresca de esa pequeña, ahora nadie negara que es mi pequeña.
Horas después de que la droga abandono mi cuerpo y mi juicio volvió, sólo pude maldecirme, golpearme, llorar, dios santo ¡¿Qué he hecho?!
¡Asesine a una pobre niña!, alguien que no tenía la culpa de mis acciones, ella sólo quería un regalo para su hermana, soy un malnacido, un cabrón que no tiene derecho a llamarse hombre.
Deje a la pequeña en mi casa, la limpie, la acosté en mi sillón cubriendo su cuerpecito con mi manta de seda más cara, ella se la merecía, le di un beso en la frente pidiéndole perdón como loco, pero no importaba que hiciera ella jamás me volverá a contestar.
Perdóname pequeña yo estaba tan acostumbrado a ser la persona que actuó ser que me olvidé de ser yo mismo, sin una pizca de droga en mi cuerpo, olvidé ser ese chico tímido y amable que alguna vez fui, ahora ese chico fue asesinado por mi agente y por mí mismo, me obligaron a ser alguien que nunca fui.
Pero ya no hay vuelta atrás.
¿Cuánto tiene que empecé mi calvario?
Como 4 días, en los que no he dejado de beber, después de lo que hice fui a un bar a embriagarme hasta la muerte, me metí en una pelea con un gigante más grande que yo y me aporreo salvajemente, me estrellaron botellas en la cabeza y me golpearon, aún tengo seguramente pedazos de vidrio rotos en el trasero.
Me inyecte heroína como loco, y la aguja quedó atorada, ahora tengo una infección atacando mi brazo, no me queda mucho y el dolor es agudo y punzante, moriré de una manera u otra, me reuniré con la muerte quien me espera al final del edificio con sus huesudos brazos abiertos, tal vez con una pequeña sonrisa, y yo me veré cara a cara con la muerte en el más allá.
Pero el sonido del pestillo de la puerta que da a la azotea se escuchó, es probable que venga alguien ya que apenas se calmó un poco la tormenta.
Una persona se encontraba en la oscuridad, era corpulento, demasiado para ser mujer, ¿Quién será?, me asegure de que nadie subiera al tejado durante una semana, por algo soborne a los guardias, para que me dejaran morir sin interrupciones. La luz de una linterna cegó mi vista al alumbrarme directo a la cara desde la esquina donde estaba tirado como cualquier drogadicto, una sonrisa socarrona de tono ronco se oyó de parte de la silueta.
–Mira que tenemos aquí, otro drogadicto que se quiere morir.
La voz se acercó a la reja donde yo logre impedir al paso a cualquiera que me interrumpa.
–Eres el tercero este mes, pero no he conocido a ninguno hasta hoy que incluso le pago a los guardias para prohibirme pasar.
De su abrigo lo vi sacar un cigarro para después sacar un mechero brillante para encenderlo, fumo una calada y me restregó el humo en el rostro.
¡Maldición!, Como deseó tanto un cigarro en este momento.
–Bien, no tengo mucha diversión últimamente, así que seamos rápidos y ven aquí ahora y tu multa será mínima.
Aquellas palabras tan vacías y crueles me desconcertaron.
– ¿Quién eres?
Le pregunté al hombre que estaba delante de mí, este me miró unos momentos.
–Un oficial de policía, vamos no tengo toda la noche.
El modo rápido en que quería que me moviera me fastidia, soy alguien rápido para hacer enojar, pero de aquí no voy a bajar a menos que sea hecho un cadáver, me levanté para acercarme a la orilla de la azotea, este hombre no cambia mi decisión, comencé a caminar.
– ¡Oye ven aquí!, ¡Los mocosos que creen que tienen una vida difícil siempre vienen aquí gritando atención sólo porque sí!, ¡Y todos los que siempre veo se acobardan y vuelven aquí!, ¿Qué te hace diferente?
Sus palabras tan frías me recordaban a mi padre, pero ni siquiera mi padre me hubiera dado tanta atención.
–Yo ya no soy un niño, me gustaría volver a ser uno, un niño que no tenga más que hacer en su día que reír y jugar, pero yo sólo logró meterme metanfetaminas en lugar de eso.
Estoy seguro que esas serán todas las palabras que hable con este corrupto infeliz, cuando dije eso su actitud cambio.
–Ya sé quién eres, eres An ese famoso actor ¿no?, desapareciste hace 4 días, escucha lanzarte por aquí no arreglará tus problemas, destruirás tu imagen, lastimarías a tus fans que tanto te quieren, tu familia te ama.
Me dijo el oficial intentando detenerme, ahora se oía menos severo.
– ¡Mi familia me odia!, ¡Siempre me han odiado y jamás les he importado!
¿Quién se cree este oficial para hablarme como si supiera mi vida?
–Te han estado buscando estos días, están preocupados por ti.
El oficial enserio cree que no los conozco.
–Buscan mi dinero, porque no les deje un centavo y jamás tocarán ese dinero, alguien más se lo merece, ellos no me quieren.
Me está deteniendo, ¿Por qué me di la vuelta para gritarle?, ese dinero se lo donare a caridad, lo redacte en mi testamento, quiero dejar aunque sea una sola cosa buena.
Ya casi ni tengo voz, no he hablado con nadie hace tres días, su voz se oía comprensiva, tal parece que vio que voy muy enserio.
–Escucha, no soy el indicado para tratar los errores de quien hizo que o no en tu familia, pero si ellos no te importan entonces no lo hagas por ellos, hazlo por ti, una vez que saltes todo acabo. ¡No habrá otra oportunidad! Sólo existe una oportunidad y es la vida con todo y errores que llevas, los errores no se arreglarán una vez muerto, si ya nada te importa, ¿Que pierdes con tan sólo intentar enmendarlos?, si ya no tienes miedo de morir, ¿Porque le tienes miedo a los que están vivos?
Las dudas que había intentado olvidar hace días volvieron cargadas de más interrogantes por parte del oficial, no tengo miedo, estoy frustrado y desesperado.
He vivido tanto tiempo una vida vacía y sin mayores aspiraciones que el dinero y amor ajeno, una risa amarga paso por mis labios y volví a llorar, ¡Odio que me vean llorar! Es el sentimiento más impotente que puedo llegar a sentir, lo odio, tanto como la odie a ella, a esa pobre niña.
–Usted nunca lo entendería oficial, el dolor corre por mis venas, yo vengo del dolor, yo soy dolor y del dolor yo he de morir, porque el dolor es el veneno que me hace vivir y lleno de dolor moriré.
El oficial soltó una risa burlesca para después decirme.
–Bien, haz lo que quieras que tengas suerte en tu próxima vida.
Y así puedo continuar, aunque no quita el hecho que este oficial me desagrada, no voy a irme sin desgraciarle la vida también.
– ¿Cuál es su nombre oficial?, me gustaría saberlo antes de morir.
Con sólo eso puedo lograr maravillas. ¿Por qué negar que soy un tremendo hijo de puta?
–Mondragón Olivera, hasta nunca.
Me dijo en respuesta esperando que salte.
De mi pantalón busque un pedazo de vidrio roto y lo conseguí, con el empecé a deletrear el nombre del oficial en mi brazo, el filo del vidrio roto ni siquiera duele, ante lo que hacía sorprendió y seguro asustó al oficial, en lo poco que veía de su rostro podía ver mucha confusión. Cuando termine de escribir deje caer el pedazo de vidrio lleno de mi sangre en la azotea, con esto podré culparlo y arrastrarlo a mi dolor desde la muerte.
–Adiós, mi querido asesino.
Deje mi cuerpo caer y sentir el frío viento de la noche.
– ¡Maldito hijo de-!
No pude escuchar el resto de su insulto pero sé que me odia con toda su alma.
Vi todos y cada uno de los pisos en los edificios, yendo rápidamente a los lados de mi sentir, cubri mis ojos levemente con mis manos pasándolas con mortificación para volver mi rostro al suelo.
Miles de miradas se volvieron a verme desde las ventanas, y ahí estaba la huesuda esperándome pacientemente abajo, apenas y pude abrir los ojos para mirar a la muerte y por primera vez sentí un abrazo cálido de bienvenida.
Fin.
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