Capítulo 43: Desilusión
— Darkness, apártate del cofre —Demandó mi lado intelectual.
— ¡No tengo por qué hacerte caso! —!Puse mi mano encima del ataúd de MIGO y una energía oscura comenzó a impregnarse en mi cuerpo!
— ¡Darkness, piensa un poco antes de actuar! —¡Lado intelectual me jaló del brazo y me sacó de la habitación ejerciendo una fuerza descomunal!
— ¡Agh! ¿Qué te pasa? Como si fuera tan malo...
— Obvio que lo es, tonto —Camimó hacia mí y cerró la puerta de la habitación de MIGO—. Ya lárgate de aquí, tienes cosas más importantes de las que ocuparte.
— ¿De qué hablas? —Indagué
— En sólo 15. 34 minutos tienes que estar en el instituto —Miró el reloj de muñeca en su mano izquierda— Date prisa o llegarás tarde.
— ¡Es cierto, no me acordaba! —Corrí velozmente hacia la salida de mi mente pero me detuve en la orilla del portal— Pero esto no se quedará así. Cuando lo vea necesario... —Volteé a verlo— Despertaré a MIGO. Y nadie me lo podrá impedir. Sea quien sea que se interponga... Acabaré con él.
— Ya lo veremos —Volteó y se fue caminando a un ritmo relajado con las manos en los bolsillos de su pantalón de gala.
Salí de mi mente y desperté. Vi la hora en mi teléfono y era exactamente como decía lado intelectual.
— Ahora también tengo que tolerar a un cerebrito sabelotodo en mi mente. Bueno, al menos servirá de algo.
Me alisté lo más rápido posible y llegué corriendo al instituto. Cuando entré vi la hora en mi celular y tenía 5 minutos de sobra.
— Al menos para esto ha servido lado intelectual. Parece que en adelante seré más puntual.
— Y más astuto también —Dijo mi lado intelectual.
— No han pasado ni 20 minutos y ya vuelves a molestar —Mencioné molesto.
— ¿Cómo? —Oí una voz dulce detrás de mí y volteé a verla.
— ¡Luna! ¿Cuánto llevas ahí?
— 3 minutos y 23 segundos —Sonrió gentilmente.
— ¿Ella también tiene un lado intelectual? —Preguntó mi lado intelectual.
— Claro que no, ella apenas sabe sumar y restar. No tiene un lado intelectual —Le respondí.
— ¡¿Cómo que sólo sé sumar y restar?! ¡Ya estoy aprendiendo a multiplicar, Darkness! —Luna estaba molesta. Aún así no dejaba de verde tierna.
— ¡No te lo decía a ti! Ah... Estaba...
— ¡No soy tonta, Darkness!
— ¿Segura? —Mi lado intelectual habló por mí.
— ¡Darkness-sama! —Hizo un puchero de lo más lindo.
— Vale, muéstrame que sabes multiplicar. ¿Cuánto es 7 X 12?
— Ah... —Pensó por un momento frunciendo el seño con la mano derecha en la barbilla— ¿85?
— Incorrecto, era 84. Vuelve cuando hallas aprendido a dividir al menos —Me fui caminando hacia mi salón.
— ¡Oye! —Vino caminando tras de mí.
Cuando llegamos a mi salón me detuvo tomándome del borde de la manga de mi camisa.
— ¿Qué pasa, Luna? —Volteé a verla soltando mi bolso en mi mesa.
— Tenemos que hablar —Su tono de un momento a otro se tornó en uno de preocupación.
Salimos del salón y se puso frente a mí con las manos tras su cintura.
— Darkness, sabes que yo te quiero. Te lo digo casi a diario —Se sonrojó en gran manera.
— Lo sé. ¿Qué ocurre? —Mi mente no dejaba de pensar en mil posibilidades sobre lo que me diría, pero lo que más quería que fuera era que se iba a declarar. Aunque eso no era la costumbre en nuestro país.
— Darkness-sama... —Se empezaron a ver lágrimas en sus ojos que amenazaban con escaparse.
— Dime de una vez, no me dejes con la intriga.
— Darkness, no podemos volver a hablar —Las lagrimas salieron de sus ojos bordando sus enrojecidas mejillas.
— ¿De qué... Estás hablando? —En ese momento... Estaba en shock. Mi corazón se detuvo, al igual que mi respiración. Todo a mi alrededor daba vueltas, me sentía mareado y con náuseas, se me nubló la vista y me quedé sordo con instante siendo sus palabras lo único que resonaba incesantemente como un eco en mi cerebro.
— Darkness... Mi padre piensa que somos muy cercanos y no quiere que llegue a más. Piensa que no somos amigos nada más —Me quedé en silencio tratando de comprender lo que decía—. Tanto él como mi madre piensan que... Bueno, que somos... Novios —Agachó la cabeza con pena y yo seguía sin poder reaccionar—, desde hace tiempo. A mi madre no le preocupa, tú sabes que le caes muy bien, te considera un buen chico, pero mi padre básicamente te odia. Él quiere protegerme y que me aleje de ti. Por eso no podemos volver a tratarnos... Bajo ningún concepto —Las lágrimas volvieron a brotar de sus ojos incesantes.
Seguía repitiendo cada palabra que decía en mi mente intentando hallarle sentido a lo que había escuchado, pero ni siquiera podía coordinar las ideas que en mi subconsciente intentaban formarse sin éxito.
— Darkness, di algo al menos...
— Está bien —Fue lo único que dije.
— ¿Cómo? ¿Te perece que está bien que dejemos de vernos? —Su rostro lleno de preocupación me invadía.
— Luna... Hazle caso a tu padre. Yo... No me puedo oponer a lo que diga, no voy a desafiar su autoridad. Ese señor es un militar entrenado, ya me lo habías contado, no sé qué sea capaz de hacerme... O peor no sé qué sea capaz de hacerte a ti por mi culpa. Pero tranquila, yo estaré bien. Con sólo saber que tú estás bien es suficiente para mí.
— Dark... ¿Hablas en serio?
— Mira... Ya me extrañaba que todo fuera tan bien. Algo malo debía pasar, y ya pasó. Aquí se separan nuestros caminos, esto es tan sólo lo que estaba destinado a pesar desde mucho antes, es una historia de nunca acabar que se me repite con cada chica que llego a querer.
— Darkness... —Se acercó a mí con timidez— ¿Por qué lo aceptas sin más? ¿No te duele saber que no nos volveremos a hablar?
— Obviamente sí. Me harás mucha falta... Pero no importa. Lo que más me importa eres tú.
— ¡Darkness, piensa en ti aunque sea una vez en tu vida! —Comenzó a golpear mi pecho sin descanso hasta que se detuvo y comenzó a llorar aferrándose a mí clavando sus uñas en mis hombros— ¡No quiero alejarme de ti!
— Yo tampoco quiero... —Tomé suavemente su cabeza con mi mano derecha y con la izquierda la abrasé.
Ella también me abrazó y así duramos por 5 minutos. Luego nos separamos y nos despedimos.
— Hasta luego, Darkness. Te quiero —Me miró fijamente.
— Yo también.
Ambos entramos a nuestros respectivos salones y en el resto del día no volvimos a dirigirnos la palabra, incluso cuando de casualidad nos cruzábamos, sólo apartamos la mirada como si no nos conociéramos. Lo cual... Me generaba mucho sufrimiento.
Al llegar a mi casa lancé mi bolso al piso y me eché a llorar en mi cama por horas. Tanto que me quedé dormido.
Me desperté al oír "Fake love" de BTS sonando como tono de llamada en mi teléfono. Me levanté y lo tomé de dentro de mi bolsillo y vi que era Luna quien me estaba llamando. Me pareció extraño pero igual contesté.
— ¿Luna, estás bien?
— ¡Noo, no estoy bien, Darkness! —Hablaba mientras lloraba al mismo tiempo.
— ¡¿Qué pasa, por qué estás llorando?! —Estaba más que preocupado.
— ¡Mi padre rompió todos los dibujos y regalos que me diste!
— ¿Qué...?
— ¡Los zarcillos que me habías dado los destrozó contra la pared, los dibujos los rompió y los echó a la basura, sólo pude salvar algunos¡ ¡Darkness, odio a mi padre!
— Ese tipo... ¡¿Qué le pasa a ese imbécil?! —La ira recorría todo mi cuerpo. En ese momento Lado determinado despertó de repente y comenzó a hablar por mí— ¡¿Cómo puede decir que quiere protegerte y que seas feliz si destruye y te aleja de lo que te da felicidad? Es un idiota, esto no se va a quedar así, no le perdonaré lo que hizo!
— Darkness, no vayas a hacer nada, déjalo así, no es para tanto.
— Esto no lo pasaré por alto. Primero me prohíbe hablarte y luego destroza tus recuerdos de mí. Quiere sacarme de tu vida... Y no se lo permitiré. No sabe con quién se está metiendo —Mis palabras aún eran impulsadas por lado determinado—. No me importa quién sea, lo pondré en su lugar. ¡No le perdonaré haberte hecho llorar!
— ¡Darkness,no!
Colgué la llamada.
Mis pensamientos estaban revueltos. Tenia tantos sentimientos encontrados, sentía miedo, ira, dudas, pero lo peor... Sentía odio. Odiaba a ese sujeto. Y no por haberme tratado como a un criminal, me daba igual lo que me hicieran a mí, siempre había sido así. Lo que me hacía hervir la sangre era saber que Luna sufría por su culpa. Eso no podía tolerarlo.
— Necesitas un plan —Lado intelectual apareció frente a mí a través de un portal púrpura.
— Por supuesto que sí —Respondí.
Al día siguiente...
Después de la primera hora de clases salí de mi salón para buscar a Luna. Nadie más que OGRO sabía de esto. Él intentó detenerme pero le fue imposible.
Una vez la encontré me acerqué a ella.
— ¡Luna! —Volteó a verme pero siguió caminando. Iba junto a dos chicas más, aparentemente sus amigas.
Seguí caminado hacia ella a paso apresurado y la detuve tomándola de la mano.
— Darkness... ¿Qué quieres? —Habló en tono seco.
— Luna, necesito hablar contigo.
— No podemos hablar, ¿No te quedó claro?
— ¿Cómo que no? ¿Cuál es el motivo, qué he hecho mal?
— No has hecho nada malo, Dark.
— ¿Entonces por qué no podemos hablar? No hay razón.
— Simplemente no se puede, no sigas insistiendo —Se fue de allí junto a sus amigas.
— Vamos, Darkness. Sigue el plan, si se va tienes que seguirla, que oiga todo lo que tienes que decirle —Demandó mi lado intelectual.
Le hice caso y la seguí colocándome frente a ella impidiéndole seguir caminando.
— No voy a dejar que te alejes de mí —Dije con voz firme a lo que ella sólo agachó la mirada.
— Dark, cuando mi padre dice algo tengo que hacerlo —Debatió.
— Vamos, no puedes vivir toda tu vida sólo haciendo lo que dice tu padre. Por una vez haz lo que tú deseas. Dime, ¿En serio quieres hacerme a un lado?
— Claro que no. De ser por mí sería diferente —Sus ojos se enrojecieron intentando ocultar sus ganas de llorar.
— En ese caso, ¿Por qué lo haces? ¿Por qué me apartas?
— Darkness... Es que... Te encariñas demasiado.
— Mírala... Que descarada —Mi lado intelectual tenía el seño fruncido ante sus palabras. Que bueno que ella no lo podía escuchar— Contraataca como te diga, Darkness —Ordenó.
— ¿Y acaso tú no te encariñaste conmigo? —Se sonrojó sin decir nada.
— Darkness, nada de lo que digas cambiará las cosas. No podemos volver a vernos, hablar ni nada. Cuando terminemos de estudiar de igual forma me iré a otro estado para estudiar mi carrera —Respondió desganada.
— También te irás... Vaya, lo que me faltaba —Me tapé la boca con la mano para no decir lo que pensaba sin medir mis palabras y luego continué—. Y me imagino que eso es lo que quiere tu padre, ¿No?
— Sí. Tengo que hacer lo que él diga, hasta que sea mayor de edad no soy dueña de mi vida. Yo ya lo acepté, hazlo tú también. Pero igual tú no lo entenderías porque tú no tienes padre.
— ¿Cómo...? —Tuve que contenerme para no insultarla. Se había metido con un tema que no le correspondía— Primero que nada, yo sí tengo padre. Que sea un imbécil que nunca se ha preocupado por su hijo abandonándolo antes de nacer yéndose a otro país con otra familia es algo muy diferente. Y segundo, aún sin saber lo que es vivir con tu padre, he conocido padres de verdad, que no controlan la vida de sus hijos y los dejan elegir lo que quieren hacer con su vida. El hecho de que yo no me halla criado con mi padre no significa que sea un rebelde sin control como tú padre piensa. Estoy seguro 100% que yo sería mucho mejor padre que el idiota al que llamas "Papá."
— No me importa. Nada de lo que digas cambiará la decisión que ya fue tomada, deja de insistir y hacer el ridículo.
— Vaya... Y yo preocupándome por ti... Luna, si mañana venimos al instituto y nos llegamos a cruzar te voy a saludar y espero que me respondas. Escúchame bien —Me acerqué un poco a ella— No me rendiré fácilmente.
Ella sólo rodó los ojos y se fue sin decir nada. Mi vida acababa de dar un giro de 360 grados. No sabía cómo serían las cosas en adelante, pero pasara lo que pasara no dejaría que le derrotaran tan fácil.
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