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"1" L

Mingyu despertó con un insoportable dolor de espalda y cuello. Casi llora de coraje al tratar de enderezar su posición en el pequeño asiento de la mesa.

Pero como que el chico rubio no logró del todo su objetivo, pues se detuvo antes de iniciar una lucha consigo mismo sobre si era mejor levantarse silenciosamente o llorar como un niño pequeño. Lo que capturó inmediatamente su atención fue el hallar a Jungkook dormido en una esquina de la estancia, acurrucado en el abrigo demasiado grande como para ser suyo.

Lo miraba y no podía entender cómo o porqué los años no habían pasado para él. En esa posición en la que su bonito rostro se iluminaba por los rayos de sol, Mingyu tuvo un deja vú.

La última vez que se trataron como amigos de verdad fue un atardecer, a diferencia de ese día, y Jungkook estaba plácidamente dormido sobre su carpeta. Después de eso... nada volvió a ser lo mismo.

Era su culpa y no se arrepentía.

Pero volver a verlo así de vulnerable, como esperando a que alguien venga y decida amarlo, cambió algo en la ecuación que el mismo había creado, aun sabiendo que no tendría solucion y por ello mismo creándola.

Presionó sus ojos y los volvió a abrir esperando que la imagen del niño frente a él perdiera... perdiera algo. No fue así.

Sonará tonto, pero Mingyu mantuvo presionando sus ojos en un estúpido intento por lograr que a penas sus ojos se abrieran, buscaran un punto en la habitación que no sea Jungkook. Y sus ojos volvían a él, seguramente brillosos por la somnolencia.

"¿Te estás volviendo loco?" una voz conocida lo sacó de sus pensamientos y se enderezó rápidamente, mordiendo su labio para no gemir por el dolor.

Cuando lo observó, no puedo evitar susurrar muy bajito "El Sugar Daddy"

Era el mismo hombre que siempre se encontraba en el restaurante, eso le habían comentado sus compañeros que solían venir con mucha más frecuencia que él.

No había preguntado ni se había mencionado, pero tenía cierta curiosidad por el hombre mayor con marcados signos de vejez adueñándose de su rostro. Tenía un cierto parecido a Jungkook, mas no se atrevía a hacer suposiciones.

Solo sabía que aquel hombre cuidaba de su amigo-no tan amigo- y con ello le era suficiente.

Sin embargo, mueres por saber más de él.

Sacudió su cabeza y recorrió el lugar, notando que no había ninguno de sus amigos y ellos tres eran los únicos.

"Ya se han ido todos. Jungkook suele dormir hasta tarde... Pero tú, chico, es la primera vez que te quedas" la voz calmada del hombre se escuchó cansada y Mingyu puedo ver realmente qué era lo que estaba sucediendo.

No podía estar equivocado, pero tampoco podía estar completamente seguro. Y lo sabía, como si fuera algo muy notorio ante la vista de los demás, lo sabía en su corazón. Lo sentía en la mirada vacía que el hombre le daba.

"Usted... Usted va a... Dios" suspiró, acomondándose en la mesa. Tragó fuerte antes de volver a mirar al hombre. "No lo había visto de cerca nunca antes, perdón. Solo- Solo es la primera vez que lo siento"

¿Era normal? Porque su corazón estaba latiendo demasiado rápido para ser simples nervios o impresión, si lo sentía así, si podía entender lo que le pasaba al hombre, solo podía haber una razón.

"Lo sabes" afirmó el hombre, pidiéndole con la mirada que se calmara. "Y sabes porqué lo sabes"

No, no lo sé... Yo no estoy enamorado de él.

Mingyu sintió la angustia cavando sin precaución en él, el sentimiento de caer en las palabras de aquel hombre y lo que decía saber lo llenaban de un miedo que despertaba con cada latido desenfrenado. El ser descubierto por no sabe qué.

El hombre suspiró y se acercó al menor, arrodillándose en cuanto llegó a él. Acomodó la prenda sobre su cuerpo con una expresión de cariño tan puro que el corazón se le apretó. Porque ese hombre de ahí, aquel que lo miraba con ojos soñadores, no iba a poder cuidar por siempre de aquel chico y el pensamiento de volver a ver a Jungkook como lo conoció, era demasiado para poder soportarlo.

"Me está jodiendo la cabeza" admitió. "¿Por qué? ¿Por qué lo hizo? Jungkook no tiene a nadie, él..." las palabras murieron en su garganta, difíciles de decirlos en voz alta con el castaño aún con ellos, aunque esté dormido.

"Él no tiene idea. No hay forma en que lo sepa, sabes a lo que me refiero"

Mordiendo su labio, dirigió su mirada hasta el chico. Miró sus delicadas facciones, sus pestañas oscuras, sus labios suaves. Labios que tenían una forma muy atractiva y dulce, moldeados para ser admirados, besados.

Y volvió a recordar aquella tarde, cuando por un impulso de valentía se atrevió a quedarse a esperar al azabache.

¿Y si lo supiera?

Porque los que vio en él ese día, fue un hermoso y notorio reflejo de un alma anhelante de amor.

"Jungkook no es mi amigo" sentenció. "Lo fue en el pasado, pero la realidad se aleja mucho de ello. En fin... Jungkook no es nada mío, ni lo será. Es un conocido del que me preocupo más de lo que debería y sé que usted ya lo sabe, pero se me hace necesario repetirlo, para que usted lo entienda. Él está solo"

El aire se cargó de una espesa neblina de tensión malamente llevada. Mingyu no veía la razón de hablar con tacto a un hombre desconocido y mucho mayor que él. La situación futura de Jungkook era el motivo, si tenía que velar por la felicidad de alguien, sería la de cierto castaño que iba por la vida con el corazón en la mano.

Viendo con ottos ojos a quien no drbía, dedicándole cada trocito de su corazón a una persona que ya había elegido a quien entregarle el propio.

Pero, ¿quién no se enamoraría de él?

Tal vez Mingyu lo sabe, tal vez no. Ese era otra cuento que no estaba en sus manos leer en ese momento.

Ahora estaba ocupado tratando de cuidar el corazón de Jungkook.

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