EXTRA
El amor era una cosa sobrevalorada, sin un claro valor; los matrimonios terminaban en divorcio, las parejas terminan separándose, el para siempre en un hasta nunca. Todos podemos caer en esa gran bola de mentiras que la sociedad califica como amor.
La ciudad del amor, era simplemente una ciudad que debías visitar con tu media naranja; los famosos café au lait debían los vendían en pack de pareja, los croissant eran de un tamaño considerable para comerlos entre dos. Todo se hacía para compartir entre dos, para compartir en pareja; y ahí estaba Taehyung, otra vez se encontraba con su compañera fiel e inseparable, su botella de Châteaux Margaux.
A veces, seriamente se planteaba casarse con ella, hasta que la acababa; pero igualmente, siempre estaban juntos, sin importar dónde viaje, siempre la pedía.
Ya pasaron tres años desde que su amigo Jimin se casó, fue la boda multitudinaria, entre familiares, amigos, conocidos y socios; fue la boda más sonada de la década, celebridades de todo el país asistieron al enlace.
Él como padrino, mano derecha, mejor amigo y wedding planner personal de Jimin debía estar controlando todo lo que ocurría ahí; comprobar que los padrinos no se emborrachasen, que nadie sea el cuerno, donde se sienta cada invitado, calmar los nervios de Jimin, poner nervioso a Yoongi y , sobre todo, comprobar que el licor sea el mejor de todos, aunque esa era la parte fácil para él.
Luego estuvo lo de hacerse cargo de la empresa mientras su jefe y su esposo daban la vuelta al mundo, o como mejor se definiría eso, probar todas las camas y sitios inverosímiles donde practicar sexo sin descanso; mientras ellos disfrutaban, Tae tuvo que quedarse a cargo de todo, tuvo ayuda de los vicepresidentes Namjoon y Jin hyung, pero igualmente tuvo que demostrar su valía frente a las voces críticas y sus competidores más directos.
Fueron cinco meses estresantes donde dio lo mejor de si mismo para seguir adelante. Su presión aminoró cuando volvió su amigo y su marido, ya respiraba más tranquilo; pero se le presentó otra dificultad, la boda de su nuevo amigo y jefe Jin.
Esta fue casi tan grande como la de su mejor amigo y tuvo que colaborar igualmente como lo hizo en la de Jimin, volvió el estrés ya que le tocó más trabajo cuando se fueron de luna de miel; fue hace un año, pero lo recuerda muy bien, como si fuera hoy. Se dividía por el resto y debía funcionar todo bien; era el comodín para todos, si se ponía alguno enfermo, era él quien realizaba la labor, él no se quejaba porque amaba su trabajo; pero a veces sentía que su cuerpo iba a colapsar por esto, debido a lo cual sus amigos decidieron que tomara seis meses de descanso, claro que serían remuneradas las vacaciones y le servirían para conocer los orígenes de su gran amor, el vino.
Disfrutó de visitar museos, viñedos, también pudo asistir a la semana de la moda de París y todo lleno de mucho vino.
Eran sus mejores vacaciones las cenas mirando la Torre Eiffel, las sonrisas pícaras, ese guiño de ojos y esas conversaciones con la mirada que invitaban a continuar noche en un lugar más privado; Taehyung era un auténtico coqueto que disfrutaba al máximo de estar en la ciudad del amor, sus noches de pasión, su sexo mañanero y los diversos encuentros en sitios bastante cuestionables con afluencia de público; pero quién podría negarse a los placeres carnales y más si los recibía por parte de alguien tan explisivo y lujurioso como Jungkook y es que, desde que conoció a ese lindo chico de ojos brillantes y sonrisa cautivadora su vida ya no fue la misma, él pasó la entrevista por su increíble currículum, su trabajo lo catapultó en poco tiempo a ser el jefe de su área y su pasional actitud en todo lo que llevaba a cabo no solo lo llevaron tener exclusividad en la cama del secretario jefe, sino que también en su corazón.
Transcurridas dos horas de su peculiar entrevista, ellos dos tuvieron una sesión intensa de sexo en el auto del menor; tras terminar su trabajo Taehyung lo llamó y, en cuanto se cerró la puerta del copiloto con él dentro, se desató la lujuria entre ambos, comenzaron los besos desesperados, la lucha entre sus lenguas por tomar el control y las caricias desvergonzadas que iban desprendiendo la ropa a su paso; cuando ya no quedaba más ropa y sus manos se encontraban en el miembro contrario, ahí decidió Tae subirse en el regazo ajeno alineando su entrada con el miembro del menor para comenzar con el vaivén de sus caderas, lento y profundo que hacían que Jungkook se sintiera en el paraíso, este por su parte se entretuvo en volver marcar cada parte del cuerpo del lindo chico que tenía encima, dejando diversas mordidas y succionando cada uno de sus puntos sensibles para así poder llegar a la vez a su ansiado orgasmo. Después del auto, todo continuó en el ascensor, en el salón, en el baño, la habitación, la cocina el incluso en el balcón; la casa entera conoció los gemidos de ambos, cuando se sintió necesario parar, comenzaron las presentaciones debidas junto a los besos y los palabras cariñosas que los hacían enrojecer por igual; todo el ambiente que se creaba cuando estaban juntos los hizo enamorarse más y más, cada pequeña cosa que los hacía conocerse más les demostraba que eran la persona indicada para el otro.
Pasaron dos años de noviazgo que no solo los hizo felices a ellos, sino también a todos sus familiares y amigos, pues eran los solteros de oro del grupo y los incrédulos en el amor, quienes finalmente cayeron estrepitosamente enamorados.
Se decidieron casar hace ocho meses y aceptar las vacaciones finalmente para disfrutar de su luna de miel.
Por eso, Taehyung se sentía en las nubes; su luna de miel no podía ser mejor. Su vida se sentía completa al lado del gran amor de su vida, alguien que no disfrutaba del vino, por lo que no le quitaba su amado elixir, y con quien no tendría discusiones futuras por esto, Jungkook prefería la cerveza y era un gran compañero de bebida, quien lo protegía cuando bebía de más y con quien, tras una borrachera, podía pasarla teniendo relaciones sin arrepentimientos mañaneros.
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