Capitulo 6 | Sentimientos encontrados
Después de mi charla con la mitad humana mitad Adeptus Ganyu, proseguí mi camino hacía lo que se había vuelto mi hogar, la Posada Wang Shu.
Conforme avanzaba hacía mi destino, el sol caía sobre el horizonte cada vez más rápido, dejando que el color rojo cubriera el cielo de Liyue.
-Debo darme prisa, no quiero preocuparlos.
Aceleré mi caminar mientras meditaba en como debería encarar a Xiao. Después de aceptar mis sentimientos, el tan solo hecho de pensar en él, lograba que un repentino cosquilleo se apoderara de todo mi ser.
Cuando por fin pude divisar el imponente edificio en el horizonte, una sensación familiar se apoderó de mi. Las misteriosas y oscuras voces que comencé a escuchar hace ya un tiempo se hicieron presentes en mi mente, acompañadas de una gran fuerza que presionaba mi cabeza.
-Otra vez esto?-Pregunté apoyando mi mano en mi frente-
Ya había experimentado esa sensación varías veces en el último mes, por lo que había aprendido a soportar el dolor. Como en las anteriores ocasiones, las voces y el dolor desaparecieron en pocos minutos.
-Por que no desaparecen?-Me cuestioné frustrada- Como voy a deshacerme de esta sensación, sí ni siquiera se que la provoca?
Aún con preguntas rondando mi cabeza, continúe mi camino hacía casa. Una vez allí, nada mas entrar, sentí como alguien se abalanzaba sobre mi y me atraía hacía un caluroso abrazo. Mi mirada viajó por todo el lugar, captando como las personas a mi alrededor observaban la escena con sorpresa.
-Donde estabas?-Susurró Xiao- He estado esperándote por horas.
-Xiao...-Hablé sorprendida-
-Me tenías preocupado.
En ese momento, comprendí que Ganyu tenia razón. Mis sentimientos eran exactamente los mismos que los de el Adeptus. No era un sentimiento unilateral que jamás sería correspondido. Era algo que ambos compartíamos, y que estaba segura de que no podría romperse con facilidad.
-Lo siento Xiao.-Dije dulcemente mientras acariciaba su cabello- Necesitaba hacer algo importante, pero ya estoy aquí.
-No vuelvas a desaparecer así.-Me pidió él-
-Te prometo que no lo haré.
Después de eso, muchos de los allí presentes comenzaron a aplaudir conmovidos por la escena. En ese momento recordé en que situación nos encontrábamos y la vergüenza me invadió completamente. Rápidamente me separé de Xiao y lo arrastré escaleras arriba, hasta llegar a mi habitación.
Un silencio se hizo presente al cerrar la puerta. Me senté al borde de la cama pensando en qué debería hacer a continuación. Imitando mi gesto, Xiao se sentó a mi lado.
-Siento haberte abrazado en público.-Se disculpó él- No me he podido controlar.
-No te disculpes, me alegra que lo hayas hecho.-Dije sonrojada- Me has demostrado que te importo y eso me hace muy feliz.
Acto seguido sostuve su mano y le dediqué una tierna sonrisa. Él se sorprendió por mis acciones, pero no opuso resistencia. Permanecimos en esa posición por varios segundos, observándonos el uno al otro mientras la luz de la luna iluminaba tenuemente la habitación. Él fue el primero en romper el silencio.
-Recuerdas lo que dije ayer Lumine?-Preguntó el Yaksha- Sobre mi muerte?
-Yo moriré pronto.-Dijo Xiao-Aunque no me importa, ya he vivido bastante.
-Si.-Respondí tristemente mirando al suelo-
-Entonces te pido que lo olvides.-Solicitó Xiao- Pues me retracto de mis palabras.
-Que quieres decir?-Pregunté alzando mi mirada y encontrándome con la suya-
-Realmente me arrepiento de haber dicho algo así.-Explicó- En verdad quiero seguir viviendo.
En ese momento sentí como la mano de Xiao hacía contacto con mi mejilla. El comenzó a darme caricias en dicha zona y sonrió antes de continuar hablando.
-Ya que, si muero, no podré volver a verte.-Confesó el Adeptus-
Mi respiración se detuvo durante unos instantes y sentí como mi corazón aceleraba el ritmo de sus latidos rápidamente. Saber que la razón por la que Xiao no quería sucumbir a su Karma era yo misma, me hizo increíblemente feliz.
-No se si me estoy precipitando.-Continuó él- Pero siento que si estoy junto a ti puedo superar cualquier adversidad.
Ya sin poder contenerme, lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos. Al ver esto, Xiao se alarmó un poco.
-He dicho algo malo?-Preguntó preocupado apartando su mano de mi mejilla-
No pude reprimir una pequeña risa antes de contestar.
-No es eso.-Respondí secándome las lágrimas- Estoy feliz, feliz de saber que significo tanto para ti.
Me tomé unos segundos para calmarme y seguir hablando.
-Yo me siento igual que tu Xiao.-Continué mas relajada- El poco tiempo que he estado contigo ha sido maravilloso. Estos recuerdos que he formado junto a ti son los más preciados que tengo desde hace mucho tiempo.
Nos sonreímos mutuamente mientras nuestros rostros se acercaban cada vez más. Suavemente apoyamos nuestras frentes en la del otro y disfrutamos de unos minutos de paz, juntos.
Minutos más tarde, nuestra paz fue repentinamente interrumpida por mi inconfundible compañera de viaje.
-Habéis terminado ya?-Preguntó ella de imprevisto-
Con toda la conmoción, me había olvidado completamente de Paimon. Tanto que, debido a la sorpresa, me habría caído de la cama si no fuera porque Xiao me sujetó.
-P-Paimon?!-Pregunté sorprendida- Cuánto tiempo has estado aquí?
-Desde que volviste a la Posada.-Respondió monótonamente- Te estaba esperando junto con Xiao cuándo, de pronto, él desapareció.
Me giré para buscar explicaciones de Xiao. Explicaciones que llegaron pronto.
-Eso fue cuando sentí tu presencia en la entrada de la Posada.-Afirmó el anteriormente nombrado-
-Entonces has visto todo?!-Pregunté avergonzada-
-Si.-Respondió alegremente- No quería interrumpir, pero todavía no he cenado nada y tengo mucha hambre.-Se quejó sobándose la tripa-
En ese momento, me sentí increíblemente avergonzada. Quería que la tierra me tragase y no me soltase hasta dentro de mil años.
-Podemos ir a cenar, por favor?-Rogó Paimon de una forma muy adorable-
Solté una risita, en un intento de deshacerme de toda mi vergüenza de un solo golpe. No podía creer que mi comida de emergencia pudiese ser tan entrometida y adorable al mismo tiempo.
-Está bien, vamos.-Dije feliz-
Mientras Paimon revoloteaba felizmente por la habitación vi como Xiao se paró delate de mi y me extendió la mano mientras sonreía. Le devolví la sonrisa e imité su gesto, entrelazando nuestros dedos. Acto seguido bajamos al comedor aún unidos por dicho agarre y con Paimon a la cabeza. Noté como muchas miradas se enfocaban en nosotros, pero no me importó en absoluto. Era un momento entre Paimon, Xiao y yo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro