" Zona de confort "

EMMA

— ¡¡¿QUE?!! — grito enojada y a la vez frustrada al saber que mi hermano no podrá pasar por mi a la preparatoria — Liam, por el amor de Dios! no puedo volver a la casa sola. No tengo idea de como volver  — digo tratando de controlar mis nervios que estan que me matán —  Ni siquiera recuerdo la dirección de la casa — confieso porque apenas conozco la ciudad hace un par de semanas desde que nos mudados además de que no tengo dinero suficiente para agarrar un taxi de vuelta a casa.

— Hay una cafetería que se encuentra a unas cuadras de tu preparatoria — dice de forma calmada y hago el ceño fruncido tratando de recordar las calles que pasamos esta mañana de ida a mi preparatoria.

— Si, la recuerdo — Digo algo dudosa tratando de recordar lo mejor posible.

— Sabes donde es,cierto? — Pregunta y asiento a pesar de que se que no puede verme por medio de la llamada — Solo esta a dos cuadras de la preparatoria, no te vas a perder. cuando termine mi clase paso por ti.

Intento protestar pero solo finaliza la llamada dejándome con la palabra en la boca.

Lo odio!

Tenia que ser mi hermano.

En este momento es donde odio no poder manejar un auto.

Suelto un suspiro pesado al saber que me toca caminar.

Miro alrededor notando que hay pocos estudiantes así que dentro de mi alocada cabeza comienzo a tratar de recordar por  donde quedaba la cafetería.

A veces quisiera que no se me olvidaran tan rápido las cosas.

Comienzo a caminar despacio haciendo memoria de las calles que pase para no llegar a perderme y la sensación de cansancio comienza a abordar mi cuerpo.

Al parecer a el universo no le  fue suficiente haberme caído de la cama esta mañana al despertarme y haberme duchado con agua fría ya que se había terminado el agua caliente en mi habitación sin incluir que llegue tarde y como chica nueva ingresada a ultimo curso las miradas se hicieron presentes en toda el aula observándome de pies a cabeza murmurando entre ellos acerca de mi aspecto físico y un sin fin de cosas.

Este día no pudo haber sido mejor sinceramente.

Que gran bienvenida me ha dado San francisco para iniciar la semana.

Lo amo sinceramente, tanto que se me olvida que me encuentro a miles de kilómetros de mis abuelos, tia y prima que están en mi amada Florida viviendo mientras que yo me intento adaptar a una nueva ciudad gracias al trabajo de mis padres.

Erick y Madeleine pareja de excelentes cirujanos que terminaron recibiendo un traslado en un hospital de esta ciudad,porque razón? No tengo la menor idea, solo un dia llegaron con la noticia y dos semana despues casa nueva,ciudad nueva.

Un par de gotas de agua llegan a caer  en mi hombro y dirijo mi mirada al cielo para darme cuenta que esta del cielo oscuro lleno de nubes grises

Genial! Va a llover

Me echo a correr de inmediato tratando de huirle a la lluvia cuándo siento como las gotas de lluvia golpean con fuerza en mi piel y en pocos segundos termino aumentando mi corrida sin rumbo fijo ya que el ruido de los truenos mezclado con la llovizna me es imposible ver por donde voy.

Mi respiración esta próxima a desfallecer, es lo único que logro reconocer ya que lo que mas temía se volvió realidad, no logro identificar las calles en la que me encuentro y siento que voy a perder los estribos de los nervios mezclado con miedo que siento en este momento.

Logro llegar a una esquina logrando visualizar la cafetería tratando de recuperar el aire que me falta en mis pulmones.

No tengo la menor idea si es la cafetería que pasamos esta mañana pero necesito un lugar seguro para poder pasar la lluvia antes que termine resfriándome y peor aun perdiendo el conociendo de lo ansiosa en que me encuentro.

Miro a ambos lados revisando que se encuentre la calle sola así que decido pasar a toda prisa y en cuestión de segundos la luz de un coche me ciega por completo junto con el bullicio del pito de su bocina resonando en mis oídos  suelto un sonoro grito de miedo haciendo que mi cuerpo quede helado ante el recuerdo pulsante que viene a mi memoria del accidente en que estuve hace dos años solo espero el impacto del coche en mi cuerpo ya que me es imposible moverme del estado en shock que he quedado.

Uno, dos, tres segundos pasan donde solo espero el impacto para irme directo al cielo cuando de un momento a otro alguien se abalanza prácticamente encima mío tirando de mi cuerpo hacia un lado de la carretera terminando nuestros cuerpos cayendo en un charco de agua con lodo ensuciándonos.

Me encuentro aterrada apenas y puedo reaccionar  al notar como el coche avanza a toda prisa sin detenerse.

— ¡¡Que gran hijo de puta!! Acaso no vez la puta luz en rojo — grita una voz masculina llena de cólera mirando en dirección hacia la carretera en que ha desaparecido el coche con la respiración pausada conteniedo el enojo.

Apenas y puedo procesar todo en este momento.

Casi muero una vez más.

Por un momento mi vista se centra en el chico alto de tez blanca con su cabello de color negro que se encuentra totalmente empapado producto de la lluvia y la idea de como carajos sigo intacta pasa por primera vez por mi cabeza.

Pensé que me iba morir

El chico que me ha salvado de una ida a urgencias o de un viaje directo al cielo me mira con cierta intriga reparándome de pies a cabeza

— Virgen, levántate! Esperas una invitación o que? — Habla el chico de forma tajante  incorporándose de pie  y yo hago lo mismo sintiendo un dolor pulsante en mi rodilla.

Genial! Me he lastimado.

— Te duele? — pregunta el chico pero no contesto ya que no tengo idea quien es y mucho menos si debería seguir junto a él — ¿Eres muda? Genial! Termine rescatando a una invalida.

Que hijo de puta.

Emma calmate

— Idiota — exclamo mirándolo a los ojos por primera vez notando el color miel que tiñe sus ojos.

—  Genial! Si hablas, pensé que no lo hacías.

— Si puedo hablar y para tu información eres un gran hijo de puta — escupo al notar lo grosero que es este chico.

— Vaya, la niña tiene agallas — Da unos pasos acercándose a mi con cautela y el miedo comienza a correr por mi espina dorsal ante la idea de que termine haciéndome daño.

— Aléjate! — pido mas en una orden conteniendo el terror que tengo en este momento.

—  Que curioso, te salvo la vida y me tratas así? Que descortés.

— Nadie te lo pidió — le recuerdo con cierta brusquedad en mis palabras.

— Losé, es que era mi obra de caridad del año princesa.

Tenia que decir esa ultima palabra.

La piel se me coloca de gallina de solo escuchar esas palabras una vez más.

Los recuerdos vienen a mi y las ganas de vomitar comienzan apoderarse ya que de solo sentir el bombardeo de recuerdos me enferma.

— Ja! Curioso vas a Thomas Jefferson?— lo escucho decir soltando media sonrisa observando mi uniforme de pies a cabeza de la escuela privada en la que mis padres me  inscribieron — Déjame adivinar, ultimo año?

No respondo ya que no quiero brindarle mas información de mi vida personal a este completo idiota

— Eso es un si —  dice con cierto aire de superioridad y diversión en los labios — La chica nueva que se pasa en el ultimo año escolar, como te va en eso?

— No es de tu interés, delincuente.

Las palabras se me escapan de mis labios y por un momento pienso que voy a recibir un golpe por parte de él pero solo se ríe a carcajadas en un gesto algo sínico.

— Casi le das al clavo, pero no? Demasiada belleza en este hombre para ser un delincuente.

El ego que tiene este chico me hierve la sangre.

— Pero lo idiota te resalta a metros  querido — contrataco 

Abre la boca para contestar pero de un momento a otro un coche familiar se aparca al frente de nosotros logrando reconocer en medio de la lluvia que se trata de mi hermano.

— Al fin! Me van hacer el favor de secuestrarte — masculla el chico y lo fulmino con mirada conteniendo mi enojo.

No puedo creer que en cinco minutos me ha hecho asustar hasta la medula, enojarme y maldecir mas que en todos estos últimos años.

El vidrio de la ventana del puesto del copiloto es bajado para notar el rostro de mi hermano hecha un mar de enojo.

— Entra al auto — ordena con la mirada seria a lo que solo asiento.

— Adios, idiota! — grito mirando al chico mientras abro la puerta del coche.

— Un gracias por salvarte la vida no seria falta de cortesía de tu parte querida Emma — grita a todo pulmón y aprovecho para sacarle el dedo del medio — Pero, que violencia querida bruja. Recuerda me llamo Lucas White — masculla lo ultimo y mi hermano cierra la puerta del coche de un solo golpe dejando al chico bajo la lluvia.

Mi hermano no dice nada, solo se coloca  rumbo hacia la casa con una mirada enojada en el rostro. El camino a casa es silencioso pero no puedo apartar mi vista de la tensión que tiene en todo el camino presionada delante del volante.

Esta molesto.

Al final la culpa fue de él por no haber llegado temprano a buscarme aunque al final por mas que piense eso soy consiente que no lo hizo agrede ya que sus clases de la universidad son importantes.

Una vez que llegamos a la casa subo a mi habitación y me doy una ducha rápida notando a la vez lo moretones en mis piernas producto de la caída.

Que lindo inicio de clases.

Termino mi ducha para colocarme algo de ropa cómoda.

Bajo las escaleras una vez que el olor a comida me invade por completo y comienzo a sentir como mi cuerpo me exige alimento así que camino hasta la cocina donde se encuentra mi hermano sirviendo un par de platos con pasta y albóndigas.

— Adelante, ya esta listo — dice al notar que he llegado así que tomo asiento en la mesa junto con él para comenzar a comer del plato de pastas que se encuentra servido.

— Esta delicioso — admito al sentir la exquisita salsa de las pastas en mi boca.

— Lo ha preparado mamá antes de irse al trabajo.

La comida de mi madre es deliciosa.

La amo sinceramente.

— Emma — me llama Liam con cierta preocupación y alzo la mirada para centrarme en él unos segundos porque se que significa problemas esa mirada— Quien era ese chico?

— No losé — resuelvo y puedo notar cierta confusión en su rostro — Un carro se paso la luz roja y casi me atropella. Quede en shock en medio de la calle y ése chico salió de la nada salvándome — explico mostrándole a la vez varios moretones que tengo en mi pierna derecha  — Tengo hematomas en las piernas y la rodilla me duele por el golpe del impacto una vez que terminamos en el piso.

Le señalo los hematomas notando el horror en su rostro.

— Emma. Por dios! me van a matar mis padres cuando te vean— suelta de forma desesperada — Carajo! Lo siento, debí haber ido por ti cuando me llamaste es solo que estaba...

— Relájate, estoy bien — lo interumpo antes de que siga hablando y comience a darse golpes de pecho al sentirse culpable  — Solo son hematomas que sanaran.

— Hematomas?!!  Emma sabes que no puedes recibir golpes de esa magnitud. Te duele algo? Quieres ir al hospital? Dime algo!!

— Basta — contesto firme — Estoy bien.

— Segura? Te has sentido ansiosa o..

— Estoy bien, así que cállate y come, por favor — resuelvo para llevar un bocado de pastas a mi boca algo enojada.

No quiero hablar mas de este tema.

— Emma, tu medicación — Me recuerda tratando de componer su compostura lo mas calmada que puede.

Se que lo hace para protegerme pero ya no soy una niña.

— Ya las tome

Las palabras suenan tan reales que ya quisiera creérmelas también ya que apenas y puedo recordar la ultima vez que llegue a consumir mis medicamentos por voluntad propia.

Mi hermano sonríe un poco algo mas calmado mientras yo solo me concentro en terminar el plato de comida que tengo tratando a la vez de mantener al margen todo nerviosismo que comienza a correr por mi sistema recordandome una vez mas que apenas y soy consciente de mis actos.

— Y como estuvo tu primer día de clases hermana?— pregunta como en busca de cambiar el tema y tratar de relajar el ambiente incomodo que hemos generado.

Lo miro unos segundos, le extiendo una sonrisa como puedo para murmurar.

— Una mierda.

Odio la preparatoria oficialmente.

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Gracias por llegar hasta aqui.

En la parte superior adjunto imagen de Emma Cloud.