CAPITULO XII
DOCE.
"Incluso con Hadley en su cabeza la soledad parecía tan horrible"
CANDY.
—Bueno, creo que fue una clase muy inapropiada —respondí temerosa antes de empujarlo pero no se atrevió a quitarse —. Por favor...
—Por favor ¿qué? enserio no quiero esperar. —su voz comenzó a ser ronca y pesada.
—Solo somos amigos Leo...
—Al diablo tu maldita amistad Candy —refutó molesto —. Sabes muy bien que tu amistad es lo que menos espero.
—Leo ¿vas a violarme?
—Tu maldita actitud del demonio Candy, reacciona de una puta vez al mundo real.
Déjala Evans...
—Yo si te quiero Leo es solo que-
—¿Qué? Que quieres negar todo esto, vendarte los ojos y no abrirte hacia mí...
—No entiendo a qué te refieres. —su cuerpo se impulsó hacia atrás y caminó a la puerta.
—Déjalo, incluso sigue creyendo que somos los mejores amigos —tomó el pomo de la puerta —. Incluso cree que puedes tener una vida normal escondiendo todo tu ser, fui un imbécil al seguir el juego de una niña.
—Tú no me conoces.
—Te conozco más de lo que tú crees.
¿Era inesperado? no, nada de todo lo que pasaba a nuestro alrededor era inesperado, incluso los recuerdos volvían a atormentarme, nuevamente ese egoísmo comenzaba a apoderarse de mí, esas emociones tan sucias que frotaban de mi alma.
Y es que cuando el egoísmo prevalece lo malo crece.
Una persona egoísta era una apersona mala, y no quiero serlo, no puedo volver a la oscuridad, no quiero tirar a la basura la burbuja en la que vivo, en la que me salve.
KATELL.
Las reuniones en nuestra casa no eran mis favoritas, le pedí a mi madre que me dejara salir con Ren mientras ella recibía a sus invitados pero no, su única respuesta había sido lo que estoy haciendo justo ahora; repartir copas no era mi trabajo favorito, vamos al menos lo había intentado ¿Cuántos años? No recordaba cuanto tiempo mi madre llevaba haciendo este tipo de reuniones, la casa era un poco moderna y el living era demasiado amplio.
Una de las cosas que no decidí ni preguntar fue si invitar a Ren a la fiesta, debía estar ahí como sea pero la mesera solo era yo mientras ella se mantenía aun como una invitada, su cabello tan claro como el sol caía por sus hombros hasta su media espalda cubriendo la parte trasera de su vestido azul, estaba muy linda y yo... yo solo llevaba un conjunto negro digno de una mesera, pero eso era lo de menos.
—¿Champagne señorita?
—Katell —su sonrisa liberó la tensión obtenida durante todo ese tiempo —. Tu madre tiene buenos gustos —nuevamente iba a comenzar —. Mira a los dos chicos de allá. —rodé los ojos y volví.
—No es parte de mi trabajo Ren, calma tus hormonas por hoy.
—Vamos Katell aun en ese traje te ves espectacular.
—Ren. —advertí ya irritada.
—Bien Katell tú te lo pierdes.
—Temo estar sola en estas reuniones, mi madre siempre desaparece de mi vista y algunos señores no suelen ser cordiales, son asquerosos. —hablé asqueada, estaba en un punto más de irritación con todos esos invitados
—¿Son pervertidos?
—Como no tienes idea.
—¿Qué te dicen Katell?
—Uno de ellos dijo algo como "tu cuerpo está mejor ahora" —repetí lo que uno de ellos había dicho —Ugh ni siquiera quiero recordarlo, creo que tengo nauseas.
—¿Y tu madre?
—Ni idea.
—Ella debería detenerlos, salgamos de aquí. —tomó mi mano.
—Si no fuese mi madre hasta creería que me está ofreciendo a ellos. —bromee.
—Ni lo digas.
—Debo repartir esto. —señalé la charola llena de copas.
—A la mierda esta fiesta Katell, vamos a ver algunas series. —literalmente me arrastró a la habitación.
—A veces creo que eres un hombre en el cuerpo de una chica —reí —. Dices malas palabras como lo más normal del mundo.
—Es normal. —se encogió de hombros.
—En tu mundo claro.
—¿Qué series tienes? —preguntó hurgando por mis cajones.
—Solo de adultos.
Observé su ceja levantada.
—¿enserio?
—Tengo la cara de una niña buena. —mantuve mi rostro neutro pero no soporté con su apariencia tan atónita, reí a carcajadas.
—Por poco creí que no eras tú.
—Deben estar por ahí. —dije mientras buscaba algun snack que comer.
CANDY.
Todo ese periodo de regla tan tedioso miré mis series favoritas junto a Leo, era mi mejor amigo ahora, tener un mejor amigo era genial, cada día esperaba un plato más en la mesa, la verdad parecía que no tenía nada más que hacer, decidimos que yo era el caramelo y él era el relleno, Leo es muy dulce a veces, pero nunca creí que las cosas lograrían tornarse un poco oscuras o demasiado.
Era tarde casi noche, salí de mi habitación pegando pequeños saltos pero logré detenerme a tiempo, se escuchaban voces abajo, no seas curiosa Can, no creí que se trataría de algo malo, era la clara voz de Lenay, pero la otra era...¿Leo?, debió irse hace varios minutos ya.
—Ella está loca —¿Qué? ¿De quién están hablando ellos dos?, lista para interrumpir nuevamente su voz me detuvo —. Candy es tan estúpida —no puede ser Lenay, ella es dulce no es mala, ella no.
—¿Y? —esta vez fue León.
—Yo podría demostrarte lo que es una verdadera mujer.
—Mis ojos ya confirmaron todo eso. —¿acaso estaban seduciéndose?
—Una chica inservible como Candy que no goza de salir, vive encerrada ¿Cómo crees que lograra mostrarte el mundo?
—...
—Es una niña idiota, nunca podrá cambiar ese hecho.
—Podrías equivocarte, pero no te detendré. —no escuché más, pero al parecer comenzaron a besarse, ni siquiera quise verlo, un sabor amargo invadió mi boca ¿era cierto? lo era, sabia lo patética que era, pero jamás había reaccionado tanto como hoy.
Lograba sentirme tan ridícula y estúpida, tenía 14 años ¿Por qué me gustan los dulces?, para ella debían ser asquerosos, eran basura.
—Todo es basura. —estaba harta, pero por que las chicas siempre me detestaban, me señalaban y hablaban de lo patética que era, no me importaba, no hasta ahora, tire todos los dulces por la ventana, rompí con furia todos los osos de peluche de mi cama, me canse por fin, estaba demasiado inestable, la ansiedad comenzó nuevamente.
¿Qué más podía esperar?, la persona que casi me había criado se aborrecía de mí, sabia lo patética que era para el mundo pero jamás creí lo estúpida que me veía frente a sus ojos, incluso Leo mentía, incluso todo era una maldita burbuja de mentiras. Incluso...incluso quería convertirme en alguien más, ya no quería ser esa niña tonta y dulce, pero tardaría necesitaba ayuda, quizás Leo...podría ayudarme si solo no pensara en lo estúpida que me siento.
Mi pecho comenzaba a contraerse, estaba comenzando a cerrarse, de pronto el lugar me parecía lo más cerrado que nunca, no podía respirar, lo intentaba pero no podía hacerlo en lo absoluto, caí de rodillas, no podía ni siquiera ver bien, neblina comenzaba a cubrir mis ojos, todo estaba oscuro, la desesperación consumió mi respiración y caí.
SIGUE>>>>>>>>>>>
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