Hace muchas lunas, cuando Fitore aún era un reino joven luchando por su prosperidad, los reyes Dominic y Camelia concibieron una hija; La Princesa Duwa. Se decía que desde su nacimiento, Duwa había sido bendecida por la luna, era amada por todos y cada uno de sus súbditos, era tan amable como bella, poseía el poder de sanar a los heridos y enfermos, incluso se decía que todo aquel que le escuchara hablar caía encantado ante su gracia.

Los rumores sobre Duwa llegaron hasta el imperio de Aghat. El joven emperador Zahavi impresionado por las cualidades de la princesa, decidió viajar y conocerla él mismo. En aquel momento Fitore era un reino débil y pequeño a comparación del enorme poder de Aghat, por lo que los reyes Dominic y Camelia se vieron obligados a recibir a Zahavi sin poner pero alguno por el miedo de arriesgarse a una guerra.

Zahavi, al ver a la princesa quedó prendado de ella, en sus propias palabras le describió como una doncella más bella que la luna, más amable y cálida que un rayo de sol y más brillante que la primera estrella de la mañana. Sin embargo, antes de poder ofrecer a Duwa y a su reino entero la oportunidad de unificarse con el imperio de Aghat, dos viajeros, extraños para ambas cortes, anunciaron su llegada.

Los registros de entonces describen la llegada de los extranjeros de una manera maravillosa, montados en lo que se asemejaba a un barco flotante o quizá una enorme ave de metal que, pese a su gran tamaño y carga, parecía desafiar la gravedad.

Ambos hombres eran acompañados por una tripulación entera, sin embargo, fueron ellos los únicos en presentarse ante la corte de Fitore. La princesa Duwa, curiosa por tantos artefactos y mecanismos extraños que ambos hombres llevaban con ellos, les recibió con honores e incluso les invitó a residir en el palacio real.

Sus nombres eran Orpheus y Jason, hablaban un idioma extraño e ininteligible lo que la gente comenzó a llamar "el idioma de los dioses". Con el pasar del tiempo, ambos extraños, comenzaron a aprender el idioma local, era evidente que Orpheus y Jason, al igual que Zahavi, habían quedado encantados por la curiosa e inteligente princesa Duwa, quien poco a poco al conocerles mejor, había transcrito todos los conocimientos que los dos viajeros le ofrecían, creando así los "tres libros sagrados".

Duwa les llamó Ayras, ya que según los viajeros, ambos provenían de Aureon, un reino lejano, más allá de la niebla que rodeaba estas tierras. Jason solía contar historias de un mundo diferente, un mundo en donde la magia no existía, mas en su lugar, contaban con mecanismos aún más asombrosos que cualquier habilidad que un encantador pudiera poseer. Orpheus por su parte, explicaba cómo había comandado y planeaba reparar su máquina voladora, pues para él ni siquiera era posible que semejante reino pudiera existir, y deseaba más que nada regresar a Aureon.

Sin embargo, por más esfuerzos que ambos hicieran, no lograron cruzar la espesa niebla que rodeaba las islas, por lo que vencidos, tuvieron que adaptarse a su nueva cultura. Con el tiempo Orpheus se enamoró y pidió la mano de Duwa, al tiempo en que el emperador Zahavi exigió un arreglo matrimonial entre él y la princesa.

Duwa, al haber pasado largas tardes y noches en compañía de Orpheus y sus inventos, se había enamorado de él. La princesa rogó a sus padres dejarle elegir con quién se casaría, sin embargo Jason, quien buscaba se había enamorado de igual manera de la princesa con tal fervor que sentía no podría vivir sin ella, planeaba escaparse con ella y mostrarle el mundo del cual provenía. El emperador de Aghat por su parte, esperó confiado una respuesta de la princesa, pues sabía que no dejaría que él invadiera su reino.

A pesar de las amenazas y promesas de los pretendientes, Duwa eligió a Orpheus, confiando en la amabilidad y comprensión de este a diferencia de la ambición y sed de poder de Zahavi y el incomprensible Jason.

Orpheus prometió defender y hacer prosperar el reino de su amada así como si fuera su propia tierra. Jason, quien con el tiempo se había hecho de seguidores y aprendices a través del reino, amenazó con una revuelta si la princesa le rechazaba, pues clamaba que las Ayras que Duwa había escrito, le pertenecían tanto a él como a Orpheus y con el apoyo del emperador Zahavi despechado, aquello más que una guerra sería una masacre.

Orpheus cumplió su promesa de proteger al reino, y a pesar de verse envuelto en una guerra casi perdida, comandó el ejército de Fitore. Se cuenta que Orpheus a pesar de ser pacífico en su mayoría, en el campo de batalla fue tan fuerte y salvaje que él solo libraría guerras enteras defendiendo su reino.

Fitore ganó aquellas sangrientas batallas, desterrando a los traidores y seguidores de Jason, quienes, encontrando las enormes islas desiertas cerca del reino que les había echado, fundaron una nueva monarquía, tomando la espada de Jason como símbolo de la corona y llamando a su nuevo reino Perang.

El gran imperio de Aghat negó haber participado en la guerra, mas se rumoraba que Jason en su mayoría comandaba soldados de tal imperio. Fue así como un eterno periodo de guerra diplomática entre los tres reinos inició, con el tiempo el idioma de los dioses se perdió, Aureon se convirtió en un mito y las Ayras fueron olvidadas.