Epílogo
El desolado panorama que ofrecía el improvisado asentamiento de Aghat entristecería a cualquiera que le pudiese ver al pasar.
Los civiles se mantenían a la orilla del bosque oscuro, sin atreverse a aventurarse al reino vecino. ¿Qué les esperaría una vez cruzaran aquella frontera? Algunos deseaban tener el valor para aventurarse dentro del bosque y averiguarlo, otros se mantenían perdidos en la ensoñación de recuperar todo lo que Aghat una vez había sido.
"El Gran Imperio de Aghat".
A Narumi aquello le parecía dolorosamente irónico, viéndolo desde ahí ya no le parecía grande, ni siquiera le parecía un imperio, tan solo un puñado de personas intentando sobrevivir a una enfermedad que parecía no tener procedencia ni final.
A lo lejos las nubes escarlatas permanecían brillantes entre la tierra y el firmamento, se habían mantenido así por años, aunque a su regreso pudo notar algo diferente ¿Era su imaginación o les sentía más cercanas? Como si aquella bruma comenzara a avanzar de nuevo tomando su rumbo hacia ellos.
—No quería alertarte —habló Izar interrumpiendo sus pensamientos—. También lo he notado.
Contuvo la respiración. Se había ausentado tan solo unos días y todo se estaba desmoronando ya poco a poco.
—Debo regresar a Fitore —insistió—. Deben tener algo que nos pueda ayudar, el príncipe Asra...
Izar negó con la cabeza.
—Ni Navani, ni Altair dejarán que nos acerquemos... Y personalmente también tengo mis dudas sobre él —sopesó intentando salir de aquella encrucijada.
Si bien, la bruma apenas había avanzado, aquello era señal de que tarde o temprano el tiempo se les acabaría.
—Volveré por su conocimiento entonces —replicó decidida—. Lurianflus ya ha logrado muchos avances con lo último que la corte maldita robó.
—Será peligroso.
—Soy consciente de ello.
Izar no podía encontrar excusa alguna para que la joven no volviera a ponerse en peligro. Cualquiera enseguida habría aceptado su propuesta, peor no podía permitirse que más vidas fueran desperdiciadas en un sacrificio que no le aseguraba pudiera salvar a su gente.
Pero Narumi parecía decidida y era tan terca que cuando una idea se le metía en la cabeza, no había nada en el mundo que le pudiera convencer de lo contrario.
—General Morana... —comenzó solemne a intentar disuadirla, mas fue interrumpido por una pecosa pelirroja, la cual entró apresurada.
—Majestad, General Morana —saludó sin detenerse un segundo a respirar.
Aquello le pareció algo cómico a Narumi, le recordaba los días en los que aquella joven se había hecho pasar por una doncella en Nadhera.
—Por favor pasa, Kora —bromeó llevándose una mirada entre molesta de parte de la pelirroja.
—Les dije que no me llamaran así —replicó como tantas veces antes.
—Agente Serena Senka —saludó Izar con respeto—. ¿A qué debemos su visita?
Narumi contuvo una risita, le gustaba más el nombre de "Kora", era más corto y fácil de recordar, aunque bien no podía contar con esa excusa, pues había conocido a Serena mucho antes de que esta se hiciera pasar por doncella.
—Es Levana... —pronunció Serena.
El corazón de Narumi se agitó. La peliblanca llevaba días sumida en un profundo inconsciente del cual parecía que jamás se recuperaría.
—¿Qué pasa con ella? —apresuró a decir interrumpiendo a la pelirroja.
—Al fin ha despertado.
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