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Mi primera cita.

Estos son los personajes para los que no los ubiquen:

Lisa uwu

Viajero

La comida de emergencia, digo, Paimon :v

Ese día me sentía un poco más nervioso que de costumbre. Me he enfrentado a mil y un peligros desde que llegué a este mundo del cuál poco entiendo. Sólo sé dos cosas: la primera, que una bruja me ha echado el ojo desde que la conocí. La segunda, que no sé nada más que eso.

Recuerdo cuando me la presentaron, fue cuando fui al Gremio, estaban ella, Jean, Amber, Kaeya, pero sobre todo ella.

Sus ojos verdes luminosos me llamaron la atención por sobre todas las cosas. Parecían ser ojos de una gata, y de una muy linda gata porque me pareció que brillaban al verme. Su forma de decirme, muy distinta a la de los demás, primero me pareció no menos que inoportuna, pues que una mujer que apenas conozco (y, para empeorar, una mujer más que bella), me llamara "cariño", me ponía los pelos de punta.

No soy penoso ni introvertido, pero con ella, con ella es otra cosa bien distinta. Su nombre es Lisa, un lindo nombre, digno de una mujer igual de bella.

En mis ratos libres suelo ir a la biblioteca con el pretexto de "conocer la historia del lugar donde me encuentro", aunque suelo ir ahí para aprender poesía, el fuerte de Mondstadt.

Hay veces en las que se me escapa una sonrisa de boca abierta por leer palabras de amor tan hermosas, incluso yo quisiera escribir tal belleza para dedicarla a ustedes han de adivinar quién.

Ella, como la bibliotecaria, suele observarme, y sonríe cuando se me escapa una sonrisa. Ella hace que trabaja o que se está quedando dormida, pero algo muy dentro de mí me dice que Lisa me observa con sus ojos de tsavorita. Sí, como me he tenido que volver bueno en temas de minería, he descubierto una gema llamada así "tsavorita". He recorrido quizá ya una veintena de kilómetros, encontrando todo tipo de piedras preciosas, pero de todas ellas, ésta es la única que he encontrado.

Un comerciante me dijo que es sumamente rara y me ofreció todo su carro de joyas por ella, pero yo lo decliné de forma rotunda. Era bella y me recordaba mucho a los ojos de mi amor imposible. A pesar de ser una tontería, la usé como segundo botón de mi playera (me vale si la camisa del viajero tiene o no botones, es mi historia y me la follo cuando quiero :v), ya que el que tenía se me había perdido.

De veces, en la biblioteca, nuestros ojos se cruzaban, siempre desviándose. Estoy completamente seguro que me sonrojo cuando eso pasa, debido a que Lisa suelta una pequeña risita. Es la única persona que me hace sonrojar, y eso que convivo con muchas personas, entre ellas mujeres muy lindas.

Regresando al comienzo, hasta Paimon me notaba nervioso, lo que ella no entendía. Le dije que si seguía preguntando la cocinaría a fuego lento cuando estuviera necesitado de comida de emergencia. Así, ella calló.

A las puertas de la biblioteca, una vez que llegué a la misma, no quería pasar, estaba nervioso y sudaba a mares, pero Paimon abrió la puerta más por impaciencia, no entendiendo qué pasaba conmigo.

Tras eso, yo también me vi obligado a entrar. Pude verla apenas entré por la puerta, Lisa tenía algunos libros apilados en el suelo, caminé rápidamente para ayudarla con ese desastre.

-Ah, cariño. -Me dijo. -¿Qué se te ofrece? ¿Quisieres seguir con el libro de poesía que dejaste hace dos días? Ayer que no viniste me sentí un poco triste.

Me dolió el corazón apenas escuché eso. Me serené cuanto pude.

-¿Puedo ayudarte con estos libros?

-Que dulce de tu parte. Adelante, me ahorrarás trabajo fastidioso. -Recogí inmediatamente los libros, acomodándolos cada uno en su lugar, lo que me tomó unos buenos diez minutos. Paimon leía un cuento para niños y nuevamente sentí la mirada cálida y, quisiera pensar, sentimental de Lisa.

Cuando acabé, me serené de nuevo, di algunas vueltas en la parte baja de la biblioteca, haciéndome tonto disimulando que veía qué libro leer ahora. Estaba ahí por algo muy en específico, ¡pero me faltaba el valor!

-¿A qué venías, cariño? -Me preguntó desde la lejanía.

-Venía a verte a ti. -Dije, sin pensar. Abrí los ojos como platos ante lo que acaba de decir. Escuché una risita de Lisa.

-Tan tierno. Eres más dulce que la miel. -Regresó a su trabajo.

Carajo, puedo estar en mil y un peligros (como pelear con un dragón), pero me da lo que casi caería en el miedo cuando pienso lo que pienso ahora. Paimon vino a mí con el cuento en sus manos.

-¿A qué venimos aquí? ¡Estoy aburrida, hay que ir a otro lugar!

-Silencio, comida de emergencia. Tengo una cosa que pedirle a Lisa.

-¿A Lisa? ¿Es un libro? Puedes preguntarle acerca de él. Iré por ti mientras haces lo que hagas. -Traté de detener a Paimon, pero no puedo gritar en la biblioteca a enojaré a Lisa. Ni modo.

-¿Un libro? ¿Por qué no me lo pediste antes, cariño? Te puedo ayudar con lo que sea. -Me dijo, mirándome desde la parte alta de la biblioteca, sujetándose del barandal de madera.

Era como esos poemas de caballeros, yo era un valiente aventurero que iba hasta el fin del mundo para poder salvar a su doncella. En este caso, la salvaría...pero de su trabajo.

Tragué saliva, subiendo las escaleras a paso lento, sintiendo como las mismas se me ponían rígidas. Me dejé de juegos y subí, viendo los ojos de tsavorita que tiene Lisa.

-Ahora dime, cariño, ¿Qué libro quieres? -Su tono de voz fue dulce y coqueto, como solía ser siempre cuando yo hablaba con ella.

-Este...quisiera que tuviéramos una cita. -Le dije sin pensar.

-Hum, no me suena ese título. ¿Quién es el autor?

-N-no es eso. Quería saber si podíamos tener una cita el día de hoy, Lisa.

Ella sonrió como nunca antes la había visto sonreír. Me quedé simple y sencillamente estupefacto ante tanta belleza frente a mí.

-Por supuesto, cariño. -Siguió sonriendo, acomodándose un poco su cabello.

Paimon se quedó sorprendida al ver que le había pedido una cita a Lisa. Le di doscientas moras para que se fuera a comprar una dona y así tuviera mayor privacidad.

En la cita, a pesar de yo haberla pedido, Lisa tuvo la iniciativa de la misma. Estuve algo callado, me daba un poco de vergüenza entablar conversación. Eran las dos de la tarde, así que no hubo mayor problema con el sol al ella llevar su sombrero de bruja que me parece tan lindo.

-¿Te comió la lengua el gato o por qué tan callado, cariño? -Preguntó, con ese tono coqueto que me hace sonrojar.

-N-no. Lo que pasa es que...a pesar de que quería pedirte una cita, no sabía muy bien qué hacer. Nunca había tenido una.

-Curiosamente, yo tampoco. Así que somos igual de inexpertos. -Me alegré bastante al saber eso. Sería la primera cita de Lisa en toda su vida a pesar de que ella se nota tiene unos cinco o siete años más que yo. -Sin embargo, como toda mujer, he tenido planeada lo que es "mi cita de ensueño". No seas tímido, por favor.

-Haré cuanto pueda. -Sentencié.

Ahí inicié una leve charla sobre mis viajes a las montañas del norte, que era un territorio sumamente peligroso, sobre todo la zona de "Las Villas" (Tengo la manía de llamar a algunas zonas del mapa no por su nombre, sino por lugares de Cuba JAJAJA eso pasa cuando lees al Che Guevara :v). Ella sintió alivio al verme de una pieza tras escuchar la ocasión en que me enfrenté a dos "gorilas", uno con escudo y otro con un hacha prendida en fuego.

Me llamó "valiente corazón" al no cualquiera atreverse a hacer una locura de ese tipo. No tenía pensando todavía algo en especial, ya que prefería que Lisa tuviera su cita "de ensueño". Me alegraba ser parte de esa fantasía suya.

-Ven. -Lisa me tomó de la mano, llevándome casi a rastras por las escaleras que bajaban al centro de la ciudad. Y sí, fuimos con Marjorie a Viento y gloria, pude notar como es que ella miraba por las ventanas algo que le gustara.

-¿Quisieras un recuerdo?

-¿Para recordar mi primera cita durante toda la vida? -Ella se llevó un dedo al labio inferior, así noté que tenía una forma linda, tamaño perfecto y un color rosa natural. Besar esos labios es algo por lo que mataría a mil jefes de los templos. -Me sorprende, casi me leíste la mente. Uno de mis sueños de adolecente era que mi primera cita me regalara algo, casi pensaré que lo has leído.

Me llevé la mano a la nuca sin decir nada, sonreí torpemente. Entramos a la tienda a ver qué cosa podía gustarle a Lisa. Aunque me dijo que me lo dejaba a mi elección para ver si era bueno escogiendo regalos.

Claro que lo hace a propósito, quiere saber qué tanto la conozco. Me serené una vez más, notando una cosa muy en específico. Ella era bibliotecaria, por lo que supe a ojo de buen cubero lo que podría encantarle. El título era "Investigación sobre el viento en la frontera norte". Supe de inmediato que le gustaría, pues uno de los volúmenes se encuentra en la biblioteca y los otros dos están perdidos.

-Me sorprende verlo aquí, es algo sumamente importante para el Instituto de investigaciones mágicas.

Sin pensarlo un segundo, le dije a Marjorie que lo compraba, ella accedió, dejándomelo a un buen precio por lo viejo que era, aunque sabía que era un tesoro bueno.

-¡Por los siete! Claramente reconoces un tesoro cuando lo ves. Esta es una obra de importancia sin igual para comprender los poderes elementales de los pueblos antiguos. Lo atesoraré para siempre. Será un muy lindo recuerdo de mi primera cita.

-¡¿Cita?! -Exclamó Marjorie. -¡No tenía idea de que ustedes eran pareja!

-En realidad no lo somos. -Dije, acomplejado.

-No des por sentado nada nunca. -Lisa me rozó la palma de la mano, yo me ruboricé levemente y abrí los ojos de sorpresa.

Salimos de ahí, pude ver que ella estaba muy feliz, lo que me hacía más feliz a mí, por supuesto. Hacía algo de hambre, por lo que fuimos a El buen cazador a comer algo. Sara nos dio una mesa para dos, una en una parte más privada ya que intuyó que estaba en una cita con Lisa por el regalo que ella tenía.

Una vez sentados en la mesa "para parejas" como era usualmente llamada, Lisa bostezo.

-¿Por qué no nos pides algo? Tengo mucha curiosidad por saber cuáles son tus gustos?

-¿A qué se debe tal curiosidad? -Cuestioné.

-Para saber qué tan compatibles somos. -Una sonrisa maliciosa se esbozó en su rostro. Me contuve de todo, haciendo un gesto de aceptación. Tenía lógica lo que ella decía.

Aunque yo puedo comer hasta pasto y Paimon a las brasas si es necesario, prefiero la sopa de verduras con bastante rábano. Yo aprecio mucho el rábano ya que es algo difícil de encontrar, por eso me gusta tanto (Es verdad :'v). Y, curiosamente, mandé a la pequeña Paimon a que descubriera los gustos de Lisa...aunque suene un poco de acosador.

El punto, por eso mismo sé que a Lisa le gusta mucho también la sopa de rábano. Quizá y sí somos compatibles.

-Se me ocurre sopa de rábano. Yo me imagino que hacer una buena sopa vegetariana requiere de ingredientes de buena calidad...

-Cocinados en el orden correcto, al calor correcto durante el periodo de tiempo correcto...me leíste la mente, yo pienso lo mismo. Empiezo a creer que sí somos compatibles, estoy gratamente sorprendida. -Sonrió.

-S-sí. Y a las brujas del pasado les gustaba hacer sopa como pasatiempo.

-A mí también me gusta cocinar y hacer té.

-Quizá un día pueda hacerte una sopa. Soy bueno cocinando. -Dije, titubeante.

-Ternurita. Me encantaría probar lo que sea que me ofrezcas. Paimon puede decirme si eso que me cuentas es verdad.

Tras la comida, que fue bastante buena, decidimos esperar un rato más antes de continuar la cita. Lisa platicaba conmigo de asuntos triviales, de mis viajes por El Hombrito, Las Villas y Pino del Agua, sobre todo Pino del agua, que era donde más férreo se había puesto el combate.

Ella fumaba en una pipa de lectura, se veía muy linda, y cuando Lisa notó que no dejaba de ver sus labios y la pipa mientras platicábamos, me sonrió.

-¿Quieres probar?

-No veo por qué no. -Ella me ofreció su pipa. -¿De dónde es el tabaco?

-De la Provincia de Oriente. Muy buen sabor, suave. Aunque...en cuanto pruebes la pipa, será un beso indirecto.

Me quedé helado por un segundo, pero, tras dos segundos de pensar, fumé de la pipa sin vacilar, impregnándome del sabor suave a rosas y fresa, lo que me pareció algo curioso. Lisa se sorprendió, alzando las cejas en señal de. Di otras dos bocanadas hasta que me fue suficiente, regresando la pipa a su dueña.

-Ahora yo te daré un beso indirecto, ¿qué te parece?

-Que te gustará. -Sentencié. Leí por ahí que un hombre, para llamar la atención de una chica, debe tener "huevos" y ser decidido. Ella rió un poco, probando de nuevo la pipa, sorprendiéndose un poco.

-Hum, noto un sabor diferente. Supongo que es el sabor de tus labios...me gusta.

Me coloré apenas lo dijo. -Te dije que te gustaría.

-Pero no te sonrojes, cariño. -Rió, llevándose una servilleta a la boca.

Seguimos, ella me tomó una vez más de la mano para guiarme al siguiente destino de la cita. Ya eran casi las seis, habíamos estado bastante ocupados pero las horas se me pasaron como el viento que recorre los campos de tabaco.

Aunque, interrumpiendo un poco sus deseos, vi la florería donde Donna solía atender, y nada más romántico que flores en una cita. Ahora yo apreté levemente el agarré de nuestras manos, caminando hacía la florería. Vi que Lisa sonrió de forma comprensiva y emocionada.

-¿Flores en una cita? Eres un caballero. Nadie nunca antes me había regalado flores.

-Me alegra ser quien tiene tal honor.

Llegamos con Donna y ella se sorprendió de vernos tomados de la mano. Obviamente lo interpretó de otra forma, aunque no me importaba mucho, en realidad. Lo que sí me importaba era que ella tuviera las flores más lindas de todas.

Paimon me dijo que ella era muy aficionada de la Cecilia, así que se me ocurrió un juego en el que, definitivamente, iba a ganar.

-Si adivino tus flores favoritas...¿qu-que tal si me das un beso?

-¿Un beso? En la mejilla, ¿verdad?

-No exactamente ahí... -Llevé mi mano a la nuca, nervioso.

-¿En tu mano?

-Tampoco...

-Los labios. Hum, debo pensarlo, sería mi primer beso también, y ese no se regala a cualquiera.

-Igualmente sería mi primer beso. Compartiríamos un momento muy lindo, ¿No te parece?

-Cierto, cierto. Acepto, aunque no creo que sepas besarme.

Donna nos miraba con cierta vergüenza, aunque al ver que iba a pedir, regresó a su estado normal, mostrándome las flores que tenía para vender esa tarde, que era casi noche.

-Un ramo de Cecilia, por favor.

-¿Cecilia? ¡Claro!

Al voltear a ver a Lisa, me di cuenta de un muy leve sonroso, apenas notorio. Sonreí para mí mismo, aunque ha de pensar que le sonreí a ella. Se llevó una mano al corazón.

-¿Por qué Cecilia? -Me cuestionó, sorprendida.

-Eres una mujer elegante, blanca, refinada y muy bella. Eres como una Cecilia, Lisa; por eso quisiera obsequiarte una.

-Te he dicho de todo: que eres una ternura, una dulzura y un caballero; aunque ahora me queda claro que tú eres un amor, casi como el hombre ideal. Es una flor que se encuentra en las montañas más altas de Mondstadt. Si tan solo la hubieras recogido con tus propias manos, tendría del doble de valor sentimental.

-Un día. Te juro que un día iré por una exclusivamente para ti.

-La espero. -Sonrió, tímidamente.

Con el ramo de Cecilia en sus manos, los dos fuimos paseando, todos se nos quedaban viendo de forma asombrada, como si tuviera algo en la cara. Claro que todos los hombres mirarán a Lisa ya que ella es una rompecorazones y las mujeres la mirarán con envidia al nunca poder estar a su altura.

Aunque, pasando por la iglesia, entendí a qué se debía tal sorpresa. Alguien grito: ¡Vivan los novios!

Lisa me miró de forma coqueta, sonriendo de la misma forma. -La Cecilia por su color blanco es usada para hacer ramos para las novias que se van a casar. La gente piensa que hoy es el día de nuestra boda.

-Ah. -Me sonrojé de cabo a rabo, y Lisa rió, dándome un beso en la frente.

-Quizá un día, no podemos saberlo realmente.

Ya había caído la noche a pesar de ser las siete, fuimos directamente a la casa de Lisa, donde nos quedamos parados en la entrada. Paimon esperaba afuera de la misma mientras jugaba con una ardilla.

-¡Tardaron años! ¡Sabía que terminarían aquí, por eso quise esperarlos, no creí que tardaran tanto!

-Detalles... -Mencioné.

-Cariño, éste día lo atesoraré por siempre. Me diste el mejor de los regalos, la mejor de las comidas y la mejor de las flores. Fue una excelente primera cita, dudo mucho poder olvidarla un día, así pasen años. Estoy segura que podré olvidarme de todos los libros que he leído, pero de este día, jamás.

-Yo tampoco lo olvidaré.

-Ahora, lo prometido es deuda. Sujétame aquí. -Ella me dio el ramo de Cecilias, yo lo vi por un segundo, y al levantar mi vista Lisa me tomó de las dos mejillas, ella cerró sus ojos y yo no pude ni reaccionar.

Lo que sentí fue literalmente un beso electrizante, ya que me pasó un poco de corriente cuando nuestros labios hicieron un contacto suave, delicado. Era el mejor sabor que había probado: rosas y fresas directamente de los labios de Lisa.

Sus manos eran cálidas pero temblaban. Yo, con todo y ramo, la tomé de la cintura, juntándola un poco a mí mientras respondía el beso como los Siete me daban a entender. Las manos de Lisa en mis mejillas, mis manos tocando su cintura y nuestros labios haciendo un sonido que nunca había escuchado de tan cerca y de una sensación que nunca había sentido antes era todo lo que pasaba en ese momento.

Sentí que volé diez veces más alto que la vez que peleé con el dragón. Sentí, literalmente, un beso hechizado con magia: magia de una bruja.

Al separarnos, nuestros labios hicieron un último sonido, miramos a otro lado, sonrojados, apenados. Ella tomó el ramo, acomodándose el sombrero.

-¡Su perra madre! -Exclamó Paimon. (Ok, no 😂😂😂)

-¡¿Qué?! -Exclamó Paimon.

-Y también me diste el mejor de los besos. Je. No puedo pedir nada más.

-T-te equivocas... -Me arranqué el segundo botón de mi playera, el que era justamente de tsavorita. -T-te lo obsequio.

Lisa lo tomó en sus manos, sorprendiéndose mucho al ver el material de que estaba hecho ese botón.

-¡Tsavorita! ¡Nunca en mi vida la había visto, creí que era un mito el que existiera y era simplemente esmeralda pulida para estafar a los incautos! ¡¿De dónde la sacaste?!

-De Pino del Agua...

-Tiene sentido, la zona más peligrosa de Mondstadt no es visitada por muchas personas y menos mineros. Aparte de que es muy difícil de encontrar. Gracias, cariño. -Me dio un beso rápido en los labios, cubriéndose después el rostro con su sombrero, notándose sonrojada a pesar de eso.

Antes de cerrar la puerta de su casa, me diría algo muy lindo. -Superaste por un millón mis expectativas de cita de ensueño. Ahora puedo decir que mi primera cita fue digna de otro mundo.

-Y la mía digna de un suceso mágico.

Nos sonreímos con afecto antes de que ella cerrara la puerta. Al ocurrir eso, yo di un enorme salto de alegría, estaba tan feliz que me importó todo tan poco ya que tenía un objetivo bien en claro: iría inmediatamente por una Cecilia a la montaña más alta de Mondstadt.

-¡Oye, espera un segundo! ¡¿Qué fue eso?! ¡¿Por qué se besaron y se dijeron esas cosas?! ¡¿A qué se debe que le regalaste una joya con valor para comprar todo el Viñedo de Diluc?! ¡Paimon quiere respuestas!

¡Te las contaré después, ahora tenemos que ir a la montaña más alta de todo Mondstadt para ir por una Cecilia!

-¡Maniático!

Para el día siguiente, estaba escalando literalmente la montaña más alta de Mondstadt, y en la punta de la misma la encontré: una Cecilia que se notaba apenas abierta yacía enterrada en el suelo. Le tomé una foto, luego me tomé una foto con ella para que fuera comprobable que era de la montaña más alta y era la más bella de todas.

Tomé una pala pequeña y envolví la tierra en una tela, teletransportándome a la ciudad nuevamente.

-Muy bien, Paimon. Tú distraes a Lisa y yo dejaré esto en su escritorio.

-Ok. ¡Pero Paimon quiere dos cajas de donas a cambio!

-Las que me pidas, pero hazlo, por favor.

-Hecho.

Paimon entró a la biblioteca, pidiéndole un libro para niños. Ella aceptó gustosa, preguntando por mí como "mi valiente corazón romántico".

Claro que eso me sonrojó hasta los dientes, no creí que ella me fuera a llamar de esa forma tan bella. Despejé mi mente y dejé en su escritorio lo que ella me pidió, escabulléndome de inmediato.

Paimon salió tras una media hora, bastante risueña.

-Tardaste mucho.

-Paimon se entretuvo leyendo cuentos, je, je. Lisa nos descubrió, vio la Cecilia, las fotos y el mensaje que le dejaste. Me pidió que te diera esta carta. Dijo que las fotos no eran necesarias, pero que enmarcaría y colgaría arriba de su cama la foto donde sales tú.

-Quisiera yo tener una foto de ella para llevarla a todos lados. La pondría cerca de mi corazón.

-Leer poesía te afectó la cabeza. ¡Hablas como poeta!

-Tal vez...

Fui de aventuras un rato más, combatiendo monstruos en un camino rocoso donde pasaban algunos comerciantes cerca. Tras acabar con los canallas, fui a recibir una pequeña recompensa.

Uno de los comerciantes me dijo que el segundo botón de mi camisa se había caído durante el combate, por lo que él, al ser un botonero, me obsequió uno, gesto que yo agradecí. Aunque claro que no se me cayó en combate...se lo obsequié a mi maga favorita.

Ya con el encargó acabado y una puesta de sol bastante linda, saqué la carta de mi bolsillo, sentado en el pasto, con una hoguera que cocinaba una rica sopa de verduras (en especial de rábano, claro que sí).

Apenas abrí la carta, ésta me embriagó inmediatamente del perfume de Lisa. Ese olor a lavanda que suele usar como perfume, además de leves tonos de rosas y fresas. Me di cuenta que fumaba mientras la escribía, quizá para concentrarse.

Eso no tiene relevancia ahora, aunque sí que me llevé la carta a la nariz, oliéndola como si fuera polvo de ángel (cocaína, pues :v). Vi que la firma no era como solía firmar los comprobantes de préstamo de la biblioteca. Oh no, ahora fue más especial. Era un beso suyo, marcado con lápiz labial rosa, el que ella usaba, de hecho.

Sin estar satisfecho de tener el olor de Lisa en todo mi ser, di un beso bien dado en la marca de lápiz labial. No había nada más cercano a un beso que eso.

Mi valiente corazón romántico, el regalo que me dejaste hoy fue maravilloso, la verdad es que no pensé que fueras a traerme una cecilia salvaje tan pronto, fueron apenas unas horas después de que te lo pedí, por lo que estoy sumamente agradecida y esperando de forma impaciente nuestra próxima cita. Cuando quieras tu recompensa, tú ya sabes dónde buscarme.

PD: Aprecio muchísimo esa fotografía tuya, aunque no era necesaria. Sé que eres incapaz de hacer pasar una cecilia comprada por una recién sacada de la tierra, pero no importa, ahora tendré tu recuerdo para siempre, y cuando me sienta abrumada por el trabajo, miraré esa fotografía cuya sonrisa es de lo más bella.

Con mucho amor:

-Lisa.

En Mondstadt está naciendo un romance. No puedo esperar, tengo que ir a ayudar a que nazca. Y eso sólo se logra de una manera: con esa otra cita que me propone Lisa.

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Parece ser que soy el primero en todo wattpad español en hacer un fic de genshin impact, en inglés ya vi que hay unos 15 aproximadamente. Aunque como pionero (según xd), sólo les puedo decir: hagan fics de esta wea, vale la pena y es divertido.

También puedo hacer de éste fic un one shot o escribir alguna otra cita (soy nivel 20, me faltan 6 niveles para la siguiente misión de Lisa, así que una segunda parte esperará un poco más :c), aunque no descarto en escribir una cita original.

Espero les haya gustado, me encantó escribir este fic ya que es de mi waifu uwu ojalá a ustedes también les guste, voten por eso :3 nos veremos luego...quizá.

Siempre tuyo:

-Arturo Reyes.

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