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Historia de un amor.

Oh Jesucristo, hoy se cumplen 3 años de que publiqué esta historia la que, sigo sosteniendo, fue el primer fan fic de genshin impac en español, lo que es un logro que se mantenga hasta hoy...bueno, más o menos. 

Ok, en realidad he estado inactivo desde hace ya un largo tiempo, no solo en esta historia que fue la que más me dio problemas ya que siempre la olvidaba. Si bien ya retomé la escritura, pues escribí una novela estos meses, no me he detenido a escribir fics desde enero de este año...lo que es un chingo. Ni hablar de esta historia, este borrador es desde julio del 2022, tiene en el tintero más de un año, y narra unos sucesos que vi en primera fila, así que esta historia es particularmente especial porque es ¿verdadera? O sea, muchas partes son inventadas, otras un poco exageradas, aunque lo importante es que fue una casualidad linda porque Lisa es nuestra maestra...más o menos. Bien, aquí vamos :o

Y este soy yo...alumno de universidad, que tiene la pendeja costumbre de ayudar a todos aunque eso a veces me resulta contraproducente, por lo mismo es que, si uno me pide favores, todos los demás también lo hacen.

Por esa misma razón es que, bueno, me eligieron como el jefe de grupo, cosa que no es que me moleste, pero vaya que es tediosa, en el sentido de que todos parecen unos inútiles que necesitan de mi ayuda en cada momento.

Realmente acabo de pasar a un nuevo semestre, dicen que la profesora de historia es muy guapa, parece que es divorciada o no lo sé, y que tiene a media escuela babeando por ella, jamás la he visto, y eso se explica porque, bueno, se fue al extranjero a dar catedra y a seguir sus estudios doctorales o una cosa así.

Ese día tenía clase justamente con ella, me parecía algo normal, no me daba mucha curiosidad, al final de cuentas, ¿qué probabilidad tengo yo de estar con alguien como ella? Fantasías que nunca podrán ocurrir.

Lo que pasó después, eso ya es historia, pues cuando entré, que maldita sea, iba tarde porque tenía trabajo que hacer como jefe de grupo, abrí la puerta, silenciosamente, agitado por venir con las prisas, y al ver frente a mí, todo se me aclaró definitivamente.

No fue amor a primera vista, eso lo puedo asegurar, de todos modos, como dije antes, ya sabía que era una guerra perdida la que libraría para tratar de ganarme su amor. Ella me miró, sorpresivamente para mí, con mucha ternura, sonriéndome.

-Llegas tarde, ¿entrarás de oyente? Estoy acostumbrada a tener muchos espectadores.

-No, no. En realidad...¿cómo lo digo? Soy el jefe del grupo. –Hice un gesto de pena y de ironía, ella rió dulcemente.

-Pasa ya, hay que continuar.

La clase continuó como si nada, todo normal, lo interesante vino cuando ella me pidió que yo me quedara un poco más, pensé que me regañaría, pero poco o nada que ver, en realidad.

-Supongo que tú eres Aether, ¿no es así? Bien, te lo diré claro, soy distraída y perezosa como no tienes una idea, así que debo pedirte un favor. –Yo sonreía, pero por dentro estaba de "carajo" porque ya era una tarea más por hacer. –Anota la asistencia de tus compañeros, será cosa fácil, me la puedes entregar al final de la semana, por eso no te preocupes, ¿de acuerdo?

-Oh, sin problema. –Sonreí, pues no era la gran cosa.

Y así fue, le hice ese favor a la maestra Lisa, anotaba todo, sin embargo, y no sé por qué rayos lo hice, comencé a contarle acerca de mi vida, por ejemplo, cuando llegaba tarde, formando, más que una lista de asistencia, cartas, las que le enviaba por correo electrónico, y sorpresivamente, en sus correos de confirmación, ella me seguía el juego.

En una ocasión, de hecho, llegué tarde, y en el mismo correo le escribí la razón.

"Llegué tarde debido a que me he sentido mal del riñón, ha sido una inflamación, ya he tomado medicina para mejorar, pues la verdad es que incluso para dormir es un infierno, y para rematar, mientras trataba de reparar un cuadro, me lastimé un pulgar y también me cuesta trabajo moverlo, creo que debí ser menos descuidado, lo bueno es que me quedó precioso, eso sí. A veces me da la impresión de que, para tener 20 años, parezco alguien de 50"

Su respuesta fue casi compasiva.

"Espero hayas mejorado de tu riñoncito, Aether, la verdad es que esos temas son serios, deberías incluso ir con un médico, no es cosa para tomarse a la ligera. Respecto al cuadro, que bueno que haya quedado bien, segura que tienes habilidad en eso, y los accidentes le pasan a cualquiera, no te mortifiques mucho por eso, pero sí, sé más cuidadoso, no quiero que cuando efectivamente llegues a los 50 sea de manera enfermiza, tienes mucho por delante todavía, no tengas esos pensamientos, disfruta la juventud".

Y así comenzó, nos mandábamos cartas cada vez más íntimas, le contaba mi día, lo que pensaba, si es que había salido el fin de semana, cosas por el estilo. Ella, en clase, siempre se acordaba de mí por algún motivo, pues siempre había libros que, por algún u otro motivo, le recordaban a mí, y lo comentaba, diciéndome que le gustaría que yo los leyera, por el hecho de que, sería como leerme a mí mismo.

En una ocasión, y mientras revisaba en mi casa las cosas viejas que había, me encontré con una sorpresa que ni yo mismo me esperaba, se trataba de una vieja máquina de escribir, lo que me sorprendió mucho. La probé, la ajusté, compré nueva tinta y, por suerte para mí, seguía funcionando. En ese momento, tuve un pensamiento especialmente para mi maestra Lisa.

La lista de esa semana, así como la historia de la máquina de escribir, se la escribí en la misma, la puse en un sobre, y coloqué su nombre en el mismo con mi mejor letra, cuando la guardé en mi mochila pensé "no parecerá que me gusta". Lo reflexioné levemente, pero supe una cosa, que ella nunca se figaría en mí, así que lo vi sin gota de cuidado.

Como no era raro, iba 20 minutos tarde, así que apresurándome como podía, secándome el sudor del cabello, llegué a clase, la puerta estaba abierta, lo que me sorprendió fue que la clase no era la clase en sí, sino algo que...diablos, no creía en las cosas del amor, me negaba a enamorarme de mi propia maestra, pero para ese momento, me resultó completamente imposible.

Ella leía un poema en el idioma de Fontaine.

Jeune femme!, Si j'étais roi je donnerais mon royaume,

mon trône, mon sceptre et mon peuple à genoux,

ma couronne d'or, mes piscines porphyre,

et mes flottes, pour lesquelles il existe mer suffisante,

un regard de la vôtre.

Si j'étais Dieu, la terre et les vagues,

anges, démons soumis à ma loi.

Et le chaos profond profond implique,

éternité, l'espace, mondes ciel

Je donnerais pour un baiser!

Cuando terminó, se acomodó el cabello, yo seguía estupidizado en la puerta, me latía muy rápido el corazón, pero ya no por la carrera que me aventé para llegar a clase, si no que ahora era por amor.

-El poema es de Víctor Hugo. Dice que si él fuera rey, daría todo su reino, a sus súbditos, su corona, su trono, por un beso de la joven que le gusta. Y que si fuera Dios, daría las tierras, los mares, todo con tal de poder recibir un beso suyo. Oh, Aether, no te vi al llegar, ¿qué te pareció el poema?

-Muy hermoso...fue muy lindo.

-Qué bueno. –Sonrió. –No sé qué tan bueno sea idea aprender un idioma por medio de poemas, funcionará, sí, pero preferiría un método no tan romántico, en el sentido de que es muy sentimental. Aunque bueno, si es de Víctor Hugo, yo me leo sus mil poemas, son tan bellos.

Cuando llego la hora de salir, solo quedamos ella y yo en el salón, nadie quedaba, así que aproveché, y ahora lleno de nervios y con las rodillas temblándome, llegué y le di la carta a Lisa, la que se sorprendió.

-¿Oh? ¿Y esto qué es? –Dijo, con curiosidad.

-Es una carta. –Reí, apenado. –Lo explico adentro, es una historia curiosa sin duda, pero al final de cuentas es necesaria que la sepas.

-Oh, Aether, me encanta leer tus cartitas. –Sonrió ella, abriéndola para ponerse a leer tranquilamente. –Es un detalle de tu parte muy lindo, y sí, le da un buen toque el que la hayas escrito así. En fin, ¿cómo sigues de tu riñón?

-Bastante mejor. La medicina funcionó bastante bien.

-Me alegra. Oye, por cierto, debo ir a comprar un par de libros para la clase, aunque son varios, quizá necesite un ayudante, ¿te molestaría serlo tú?

-Para nada. –Dije, animado.

-Bien, te daré una buena recompensa por el favor que me haces. 

-a

Llegó el día, yo iba bien arreglado, peinado, incluso perfumado, me sentía nervioso ya que esto era una...¿cita? No quería verlo como tal debido a que sería imposible, solo es para salir a comprar libros para la clase y ya, no me debo hacer más ilusiones.

***

Este chico, Aether, me parece una caja de monerías, pero no en el mal sentido de la palabra, en lo absoluto. Solo le pedí una cosa cualquiera, y vaya que se la tomó en serio. No sé por qué comenzó a mandarme esas cartas, el contarme su día a día, parte de sus sentimientos, sus impresiones de la clase.

¿Será por simple amabilidad? En un momento lo pensé así.

Soy una mujer soltera, que vive sola con un gato, es el pequeño piojo. Por eso mismo, y aunque en muchas ocasiones piojo me hace la mejor de las compañías, muchas veces me siento sola. Vivo en las afueras de la ciudad, por lo mismo es que ir a comer con los compañeros de trabajo o salir a algún lugar me resulta todo un dolor de cabeza, aparte de que pocas ocasiones llega a suceder.

Y de la nada llegó este chico con sus cartas, al comienzo las leía como cualquier otra cosa, ni importancia les daba, no fue hasta que comenzó a contarme de sus cosas personales que sentí las mismas ya no como hechas por obligación, sino porque él de verdad las quería escribir y dejaba un cachito de su corazón en cada hoja.

Ahora con esta que escribió en máquina de escribir, de verdad se me hizo el más lindo de los detalles, a veces pienso que él está enamorado de mí, solo que pocos indicios me ha dado, y también no lo he visto muy interesado, solamente me habla por esas cartas, que cada día más me parecen de amor, o al menos de cariño.

Si bien es completamente cierto el hecho de que debo ir a comprar libros con él, tengo en mente otros planes, porque es un chico maravilloso y en realidad se lo merece, como premio de todo lo que ha hecho por mí.

Me fui vestida bonita como yo me sé, no muy coqueta, porque es mi alumno al final de cuentas. Lo que no negaré es que él es un chico lindo, y guapo, además de todo. No lo sé, ¿me enamoraré de él? Tendría que hacer algo fuera de lo común, algo impresionante para poder conseguirlo. De cualquier manera, no creo que esté enamorado de mí.

Le pedí que nos viéramos en la escuela, pues de ahí nos iríamos, y así fue. Yo estaba en mis asuntos, hasta que escuché que alguien tocó la puerta, la misma estaba entreabierta, y cuando alcé la vista, lo vi. Estaba más arreglado de lo normal, sorpresivamente bien peinado, y eso ya era mucho decir.

-Hum, Aether. Qué bien te ves hoy. –Sonreí, alegre de que él finamente llegara.

-Oh, gracias. Usted igual. –Lo notaba con cara de espantado, lo que me causaba mucha risa, solo oculté eso y seguí en mi ritmo.

-Dame un segundo y ya iremos.

Terminé, nos fuimos en taxi mientras platicábamos un poco sobre la escuela, y para mi sorpresa, noté que un sobre se asomaba de su bolsillo de la camisa, lo que me hizo sonreír. Nunca se olvida de enviarme cartas, ni siquiera cuando tenemos asuntos escolares por resolver.

Pasamos a la librería, compramos lo debido, yo compré un libro de más, uno que era de mis favoritos, y que ya tenía bien presente en mi biblioteca, solo que, como se imaginarán, no era para mí.

-Oye Aether, gracias por ayudarme a cargar tantos libros, pero hay uno que en realidad es para ti.

-¿Para mí? –Él se notó muy confundido. -¿Cuál es?

-Es este. –Le mostré el título, era una novela histórica, llamada "El general en su laberinto". –Me gustaría que la leyeras y me platicaras qué te pareció.

-Ehm, sin problemas. –Sonrió de forma tímida.

-Ahora la parte divertida, ¿seguro tendrás hambre, verdad que sí?

-Un poco, todavía puedo esperar a mi casa sin problemas.

-Boberías. Conozco un restaurante con comida de Fontaine que es maravilloso, así que vamos.

-Pe-pero...

-Nada de peros, vamos de una vez.

***

Tenía no más de dos mil moras en el bolsillo...no quisiera tener que quedar en ridículo pidiendo algo que no podré pagar, porque un restaurante de comida de Fontaine...suena caro, y no tengo mucha liquidez.

Fuimos caminando al dichoso restaurante. Únicamente con ver la fachada supe que no me alcanzaría en lo absoluto. Las personas que nos recibían estaban vestidas de traje, y la fuente de la entrada del restaurante era algo precioso. Ok, ya no sé qué hacer, todavía queda la opción de retirarme diciendo que, gracias por la invitación pero tengo algo muy importante por hacer.

Encontramos mesa, abrí la carta y casi se me salen los ojos...

-Hum, el precio de hecho está muy bien. No te preocupes, yo pago. Sé que eres estudiante y sería muy imprudente invitarte a comer sin saber si puedes pagar o no, así que despreocúpate. –Me sonrió, yo suspiré tranquilamente.

Dejé que ella pidiera lo que prefiriera, y como soy bastante tímido a la hora de pedir, preferí lo más barato, aunque claro, en el vino, ella pidió el de su preferencia, así que no pude decir nada...pero era caro.

-Nada mejor que una buena copa de vino de diente de león después de una jornada agotadora. –Sonrió después de darle el primer sorbo. -Es fuerte, pero nada fuera de lo común. Anda, bebe.

-E-eh, y-yo...

-No quiero emborracharte, Aether. –Rió. –Pero el que yo beba sola me parece aburrido. Aparte, falta lo más importante. –Ella levantó la copa, alzándome ambas cejas para que yo hiciera lo mismo.

La comida fue muy rica, así como también el vino, y aunque nos acabamos toda la botella, no estábamos muy ebrios...al menos ella, yo estaba un poco mareado, por lo que al ver el sonrojo que se me formó en las mejillas, le causó ternura.

-Sabes, hacía mucho tiempo que no me divertía tanto. Compramos los libros que necesitaba, comimos y bebimos muy bien. ¿Pudo faltar algo?

Un beso... fue lo que pensé, claramente, pero no, imposible. Sigo creyendo que, tajantemente, no podré enamorarla, así que ni vale la pena esforzarme.

-Nada, honestamente todo fue perfecto. –Sonreí forzadamente. Estaba nublado, por lo mismo es que el aire arreciaba, y naturalmente que Lisa no usaba abrigo o chamarra, así como tampoco yo, ella solo tuvo un escalofrío. –Quizá que no estuviera a nada de llover. –Dije, sarcásticamente.

-Hum, que triste, todo iba a pedir de boca. –Ella me abrazó por la espalda, juntándome a ella, lo único "malo" entre muchas comillas es que sus senos me quedaban a un lado de la cara, yo solo podía mirar de reojo, y evidentemente me comenzó a nacer una erección. (Aether: joder, esas tetas no dejan de mirarme)

-Oh, ahora no. –Apliqué la clásica de llevarme una mano al bolsillo, tratando de disimular, pues la verdad es que no me sería tan sencillo, pero carajo, ¿por qué ahora?

-Pues sí que hace frío...perdón por no avisar, es solo que me dio un pequeño escalofrío y no pude evitarlo. Espero no te sea incómodo.

-En lo absoluto. –No sé si esto sea un premio o un castigo, maldita sea, no sé hasta qué punto pueda soportar esto.

Para buena o mala suerte, pasó un taxi, Lisa alzó su mano para llamarlo, por lo que rompimos esa postura. Subí los libros al mismo, así como su bolso, y eso fue sin que ella me lo pidiera. Puede que no tenga su amor, pero eso no quita que quiero ser atento con ella.

Lisa me tomó de los hombros, sonriéndome a la vez que me veía a los ojos.

-Aether, eres todo un caballero, casi como un príncipe. Solo puedo darte las gracias. –Me dio un beso en la mejilla, despidiéndose de mí con su mano al entrar al taxi. Yo me quedé pasmado, pues aquello fue la sorpresa de mi vida, sentía palpitar rápidamente mi corazón, así que al partir el taxi, solo pude verlo.

Comenzó a llover, me vi reflejado en un vidrio, noté la marca de su lápiz labial con ese beso que me dio, revisé mi bolsillo y vi esa carta que no le entregué...

-Al demonio, la única lucha mala no es la que se pierde, es la que no se hace.

Saqué la carta del bolsillo de mi camisa, corriendo bajo la lluvia para tratar de alcanzar el taxi, gritaba "Profesora Lisa" a todo pulmón para tratar de llamar su atención.

***

Iba leyendo uno de los libros cuando noté que comenzó a llover, me sentí mal por Aether ya que el pobre quizá tenga que irse caminando a su propia casa, y sin tener chamarra. Pensé en detener el taxi para tratar de regresar por él y así irnos juntos, el detalle es que sería algo que podría no hacerse.

Sin embargo, la sorpresa de esa tarde no había sido nada de lo que había pasado sino hasta ese momento, pues escuché, o pensé escuchar un "Lisa" con la voz de Aether, por lo mismo es que volteé a ver hacía atrás, y en efecto, el muchacho corría a toda prisa, por lo que se me abrieron los ojos de sorpresa.

-¡Aether! –Regresé la mirada al frente. -¡Por favor, pare! –El taxi se estacionó, yo me bajé del mismo, él solamente me alcanzó, recuperando el aliento mientras me extendía la mano. Era el sobre que había visto en el bolsillo de su camisa.

-Acepte esto...eso era todo, por favor regrese al taxi, se está mojando.

-¿Ya te viste? No puedo dejarte así, sube, pasaremos a tu casa.

-Eso es lo de menos, también puedo irme en uno...solo quería que tuviera ese sobre, es la asistencia de la clase pasada, es importante, ya lo sabe bien.

-Sí, claro que lo es. –Sonreí. Preferí dejarlo ya que no pude convencerlo de que viniera conmigo.

Una vez estuve tranquila en mi casa, dejé los libros, me senté colocándome una manta, así como me preparé un buen té, la lluvia no daba tregua, a pesar de que solo era una pequeña chispeada, la misma no se había quitado en toda la tarde.

Ya era de noche, tomé la carta de Aether, y sí, la primera página era de la lista de asistencia, a lo que no le di importancia, pues noté de inmediato que eran dos páginas.

Paroles de Lorsque deux Âmes

Lorsque deux Âmes

qui se sont ainsi cherchées

plus ou moins longtemps dans la foule,

se sont enfin trouvées,

lorsqu'elles ont vu qu'elles se convenaient,

qu'elles se comprenaient,

qu'elles s'entendaient,

en un mot, qu'elles étaient

Pareilles l'Une à l'Autre,

alors il s'établit à jamais entre elles

une Union ardente et Pure comme elles...

Cette Union est l'Amour,

l'Amour Véritable,

telle est la Vérité

que conçoivent bien peu d'hommes.

Víctor Hugo. 

Justamente, el pequeño de piojo se acercaba a mis piernas, acurrucándose suavemente. El poema se me había hecho de lo más hermoso a pesar de que ya lo sabía de memoria, el detalle recae en que no es lo mismo leerlo en un poemario que en una carta dirigida a mí.

-Supongo que...al final de cuentas sí le gusto a Aether. –Me ruboricé levemente, oliendo suavemente la carta para arrojarla al fuego. No por despreciarla, es una carta que no puedo guardar, ya que no se debe saber algo así, pues sería peligroso.

No me preocupa demasiado ya que es un poema que conozco bien, si fuera de su autoría, lo copiaría y con mi puño y letra, si alguien pregunta, lo escribí yo. No era el caso, me fui a la cama de forma pensativa, mirando al techo de la misma. prontamente noté un calorcito en mi cama, así que al levantar la colcha fue nada más y nada menos que el piojo.

-¿Qué pasa, piojo? ¿Tienes algo que decirme?

-Miau...

-Supongo que sí. Los gatos son buenos consejeros, ¿no es así? Solo puedo decirte que tal vez me estoy enamorando de uno de mis alumnos, jamás me había pasado algo así. Es solo que ese chico... ¿habrá escrito todas esas cartas a propósito?

-Miau...

-Sí, no tiene caso hacerme esa pregunta ahora. Sólo sé que él está enamorado de mí? ¿Y yo estaré enamorada de Aether?

-Miau...

-Lo peor es que no sé si eso es un sí o un no. –Me reí, dándole un beso en la cabeza a piojo, regresándolo a su tapete. Yo seguí pensativa de ese asunto que, claramente, me tenía intranquila

***

No sé si lo que hice fue bueno o malo, pero lo hice, y aunque una parte de mí ya está relajada, todavía queda una que no. El lunes la veré de nuevo, por lo mismo es que no sé cómo reaccionara, o si al menos me dirá algo, y de ser así, ¿qué podría ser? Prefiero no darle más vueltas al asunto, porque definitivamente no será algo positivo.

Para el día siguiente, preferí escribirle un correo, y sí que tocaría el tema del poema aunque solo por encima, casi como si fuera una cosa sin importancia, y ojalá funcione.

"Profesora Lisa, disfruté mucho de la comida, la verdad es que el lugar es lindo y acogedor. Solo que espero que la próxima vez desearía pagar yo ya que me da alguna vergüenza el que haya que tenido que pagar algo tan caro por solo ayudarle a cargar unos libros, no quiero ser o parecer lo que se llama una persona lambiscona, aunque la palabra puede sonar un poco fuerte. Espero le haya gustado el poema, no crea que se me olvida el que le gusta Víctor Hugo."

Con eso acabado, no diré que esperé respuesta, ya que despejé mi mente y pasé un domingo de tranquilidad...el problema llegó al día siguiente.

Sabiendo que tendría clase con Lisa y que no podría escaparme de lo que dijera, me comencé a poner nervioso. Lo único que pasó a empeorarme las cosas fue la respuesta de su correo.

"Vaya que estoy molesta. Si te invite fue sin esperar que me regresaras el favor. Para mí jamás serás un lambiscón, simplemente es mi forma de agradecer todos los favores que me has hecho, si crees que solo me ayudaste con eso, no solo estás equivocado, eres distraído (tenía unas ganas de ponerle "no sólo estás equivocado, eres estúpido, pero le quitaría dramatismo a la escena xdxd), así que no pienses eso. Y respecto de la carta, lo hablaremos después de clase."

-Creo que ahora sí la cagué de verdad. –Mi rostro fue de a.

Llegando al salón, tomé las clases normalmente antes de que fuera el turno de la clase de la maestra Lisa, lo que me agarró de sorpresa fue que, antes de fugarme, ella venía caminando por el pasillo, así que me regresé al salón por inercia...

A pesar de que esa primera sorpresa fue a mal, lo siguiente que sucedió me tranquilizó un poco, aunque no dejaba de parecerme extraño.

Lisa se veía de un excelente humor, sonreía, se veía feliz a los 4 vientos, así como también el rostro le radiaba, ¿se deberá a algo especial? Espero que sí.

Acabada la clase, en la que a veces al final de la misma se notaba levemente fastidiada o molesta, ahora no, era todo lo contrario, esa alegría con la que llegó al comienzo era la misma luego de dos horas de clase, lo que vaya que es algo para decirse.

-Aether, ven a mi oficina cuando puedas, tengo un asunto serio del que hablar contigo. –Esa felicidad se esfumó cuando me vio con ojos de querer matarme. –Los demás tengan un buen día. –Sonrió y su alegría regresó súbitamente.

Mis compañeros de clase se me quedaron viendo, me preguntaron qué había hecho o si no estaba haciendo los reportes de asistencia o si, por el contrario, al ser cercano a ella me le insinué o algo por el estilo...¿ese poema sería una insinuación?

-Estás bien jodido, amigo. Cuando la profesora Lisa se pone así es porque quiere matar a quien tiene enfrente.

-No te habrás tomado muy enserio el meme de baki y le habrás dado una nalgada cuando nadie veía, ¿o sí? De ser así, felicidades, eres valiente porque eres hombre muerto, mi buen sarambiche. –Ese amigo me chocó los cinco, aunque no estaba para reírme aunque ese meme es lo mejor.

Tragando saliva, me arreglé la camisa, pues el correo de la mañana, la ahora notoria ¿amenaza? De que fuera a su escritorio...maldita sea, y eso que todo iba muy bien.

Toqué la puerta, ella dijo "pasa", y cuando lo hice, no había nadie adentro, lo que me sorprendía. Lo que no me esperaba y me dio un susto, es que ella cerró la puerta, pues estaba tras la misma, así al voltear a ver, la noté seria.

-Tenemos que hablar.

-¿D-de qué exactamente?

-Lo que dijiste. Vamos, Aether, incluso me ofende. Eres un chico tan lindo y con tantas cualidades que expresarte así se me hizo...no lo sé, me enojé de verdad.

-Lo siento...supongo.

-Vamos, no te disculpes. Respecto a lo otro...eres un pequeño pillo, y toda una monería, en el buen sentido de la palabra. –Ella le puso seguro a la puerta, así como bajó las cortinas de su escritorio. –Los poemas de Víctor Hugo son de lo más lindo, y ese que escogiste, el que se puede considerar el mejor de todos, solo me dejó en claro una cosa que antes tenía a la deriva...supongo que tú...estás enamorado de mí. –Nuestro sonrojo fue evidente, particularmente el mío, pues me había puesto contra las cuerdas. –Tu silencio dice más de lo que piensas. De hecho, el silencio es una respuesta, por más ilógico que suene. El detalle radica en que, a pesar de serlo, no sé si esa respuesta sea un sí o un no.

-Es que yo...le diré la verdad. Sí, sí estoy enamorado de usted, profesora Lisa, solo que sé mejor que nadie que es un amor idealista, estúpido, imposible, absurdo. ¿Cómo podría fijarse en un chico como yo?

-Hum, en eso estás particularmente mal una vez más. ¿No te cansas de equivocarte? Completa la pregunta, ¿cómo no podría fijarme en un chico como tú? Tienes todas las cualidades que te hacen adorable, eres atento, amable, muy mono, tienes cierta labia en tus cartas, detallista, ¿sabes cuándo me han regalado una carta a máquina de escribir? Cuando yo tenía tu edad todavía se usaban, y lo más curioso es que jamás me dieron una, y menos un poema de mi poeta favorito, ¿te das cuenta del tesoro que me has entregado? Es algo que no me había pasado nunca en la vida...es algo especial, tanto como tú.

-Oh...siendo así, me alegra que le haya gustado. Es solo que, a pesar de todo, sigo sin creer que mi amor pueda ser correspondido.

-Solo hay una forma de saberlo...dame un beso. Uno en el que me transmitas lo que quieres decirme sin necesidad de que hables una sola palabra. Solo un beso solamente, y con eso podré saber si también yo puedo corresponder.

-¿U-un beso? –Tragué saliva. –Maldición, es que no vengo bien preparado, ¿huelo bien? ¿Me apestará la boca o...?

Para mí sorpresa, la maestra Lisa me agarró de las mejillas, dándome un beso que incluso me estampó en la pared. Yo abrí los ojos como si casi se me fueran a salir, mientras que ella los mantenía cerrados con una calidez y una tranquilidad total, la que se me contagió prontamente.

De ahí, encontré el ritmo, así como la abracé, pues ella me sujetaba de los hombros, tanto así que era un momento...wow. No tenía ni palabras para poder explicarlo, simplemente prefería que pasara, me latía con fuerza el corazón, casi como si se me fuera a salir del pecho, pero hasta eso que mi respiración era tranquila, pues solo éramos los dos y poco más.

Ella rompió el beso, por lo que nos miramos a los ojos, no me dijo nada más que darme un abrazó, sonriendo antes de hacerlo. Yo regresé el gesto, y vaya que me apretaba fuerte, lo que me tranquilizó finalmente.

-Sí, creo que eres bueno, y tu amor por mí no será imposible y no correspondido. Será cuidado y procurado...

-Honestamente no pensé que esto me fuera a pasar...y no me arrepiento en lo absoluto de haberle entregado ese poema aunque casi me cuesta un resfriado.

-Eso quería escuchar. Vaya que eres valiente, y sí, funcionó.

Nos dimos un segundo beso, uno mientras me deslizaba por la pared, así que fuimos al suelo, abrazados, cayendo sentados en el mismo, ante aquella leve obscuridad debido a la poca luz que entraba en la oficina de Lisa.

______

Hijuesuputa madre, se me acaba el tiempo JAJAJA

20 minutos para que sea 12 de octubre pero sigo publicando capítulo a 3 años de haber empezado este fic que sin duda debo darle una releída ya que fue el que me catapultó como fanfictero y aparte de ser el primer fic de Genshin Impact en español, así que cómo no darle su trato especial. 

Sé que la historia acaba muy de golpe, pero bueno, quiero publicar el día del aniversario y estoy a poco de no hacerlo, así que ya con todo dicho, espero les haya gustado y de verdad muchas gracias por seguir la historia a pesar de que está más muerta que el mismo Genshin. En fin, Scott, dile a tuabismo que lo perdono. 

Viva la waifu Lisa porque ella fue la primera gran waifu del juego...ya muy caída en el olvido, pero sigue siendo de los personajes más elegantes y con un tremendo lore dentro del juego (:v) Nos vemos espero pronto :3

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