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Corazón de nieve

Aquel día finalmente regresaríamos a Mondstadt tras la luna de miel, el camino sería un poco largo, por lo que, oficialmente, todavía no acabamos del todo.

Siempre por las noches acampábamos en los parajes de algún camino, leyendo estando tomados de la mano, hundiéndonos en besos sin fin antes de dormir, de ahí que esas fueran noches tan mágicas como no las había en los libros que solía leer cuando era más joven.

Aether de vez en cuando se quedaba a vigilar, antes de que yo me acostara en la tienda recuerdo que me ponía detrás de él, sentada frente a la fogata, le besaba suavemente la mejilla al tiempo en que le acariciaba su larga coleta que tenía suelta en ese momento.

Recordaba muchas cosas en aquellos momentos, no había pensando que mi primera cita sería la misma persona con quien me casaría más adelante. Si, por ejemplo, me lo hubieran dicho de joven, no me lo creería ni de chiste.

Por otro lado, recordar los bellos momentos vividos anteriormente entre él y yo, eso me hacía sentir amor, amor a él, al tiempo, a la vida misma. A su lado, la vida es más hermosa, mucho más hermosa.

-Duerme, amor. Yo vigilo, no te preocupes. –Me sonrió, dándome un beso en los labios.

-Despiértame en dos horas, estaré descansada para ese entonces, lo apuesto. –Regresé el beso.

Nos turnábamos cada dos horas para vigilar que no vinieran ladrones de tesoros o algún guardián, ya que eso sería terrible. Lo que sí puedo saber es que los Hilichurns ahora están durmiendo así como nosotros, de ahí que ellos no nos preocuparan.

Seguidamente al amanecer él me despertó con un beso en la mejilla, antes de que él pudiera levantarse, yo lo tomé del brazo, haciendo que cayera sobre mí, él había puesto los brazos a los costados de mi cabeza, así que nos quedamos viendo a los ojos, con las narices casi unidas.

-Buenos días, cariño. –Sonreí, tomándolo de ambas mejillas y cerrando mis ojos para darle un beso en los labios que él respondió de inmediato.

-Vaya manera de empezar el día. –Sonrió al separarse del beso. –El desayuno está listo.

Acabando de desayunar ambos nos fuimos tomados de la mano, caminando tranquilamente, no teníamos prisa en realidad, pero vimos a uno de los transportistas de vino del Viñedo, de ahí que nos diéramos el pequeño lujo de ir con él, aparte de que no nos cobraría ya que parece que le debe algunos favores a Aether, aparte de que lo cuidaríamos de los ladrones de tesoros, todos ganábamos.

Al pasar la puerta de piedra, ya finalmente me llegaba esas llanuras verdes que caracterizan a la nación del viento, Liyue es más bien un clima seco y caluroso, muy diferente de lo que es Mondstadt, donde corre un viento fresco y sabroso.

Justamente al llegar al Viñedo, Diluc nos vio, sorprendiéndose.

-Cuidábamos la mercancía. –Sonrió Aether.

-Supongo que debo darte las gracias por ello. –Él tomó una de las botellas de vino que tenía en un carruaje que iba directamente a Liyue a llevar más vino. –Quédatela, considéralo como un regalo de bodas, es mi vino más caro.

-Gracias. –Dijimos Aether y yo al mismo tiempo, sonriendo de manera amable, él tenía la botella en sus manos, se veía muy bien detallada.

-¿Qué es lo que le sube tanto el precio?

-La botella lleva doce años en botella, así que está bastante añejado, y muy bien añejado, así que no desperdicien ni una gota. Felicidades por su boda. –Respondió él de esa forma tan seca y apática con que siempre lo hace, aunque de cualquier forma era un gesto que ambos agradecíamos.

El camino de regreso ya no era tan cansado al no ser un terreno tan accidentado, aparte de que caminar por esas zonas me traía recuerdos de la vez que vinimos a recolectar ingredientes por la zona, era lindo, y las cosas poco o nada habían cambiado.

Ya a lo lejos se podían ver los molinos de la ciudad, estábamos en casa, eso sin duda, y nos alegraba muchísimo, sentíamos que habían pasado años desde la última vez que estuvimos ahí. La realidad es que no más de una más de una semana había pasado, incluso poco menos.

Seguíamos caminando tomando de la mano, no nos decíamos nada, no hacía falta, lo que sí es que Aether se soltó del agarre, tomando su cámara para después enfocarme, yo sonreí.

-¿La señorita podría regalarme una foto para el diario de Fontaine? Será una edición especial de las mujeres más bellas de Teyvat. –Explicó, sonriendo.

-Hum, no me gustan mucho las fotografías. –Me hice del rogar, riendo un poco.

-Por favor, mi mente no estará tranquila, incluso creo que usted, bella dama, será la ganadora de esa edición.

-¿Qué me dará a cambio de que me deje fotografiar por usted?

-¿Un beso le parece bien a la señorita?

-Es muy poco...¿Qué tal dos besos?

-Seré generoso y le daré tres, por tratarse de tan bella dama.

-Hecho, caballero. –Ambos nos detuvimos, él tomó una fotografía donde salía sonriendo de forma coqueta, únicamente para él, y en cuanto se rebeló el retrato, él beso la foto.

-Diez veces más bella de lo que ya la sabía. –Se acercó y tomó mi mano de nuevo. -¿Piensa cobrar su recompensa, bella dama?

-Por supuesto que sí. –Lo tomé de las mejillas, dándole un beso profundo, lleno de amor y con una gota de pasión, que siempre vendrá bien para los besos.

El mundo había dejado de girar para nosotros, la gravedad ya no funcionaba de la misma manera, ahora todo flotaba a nuestro derredor, auténticamente sentía como si volara de forma mágica. Por alguna razón...así me sentía siempre que besaba a Aether...mi muy amado esposo.

Era más o menos las cinco de la tarde cuando entramos por la puerta de la ciudad, los guardias nos saludaron con bastante aprecio, les alegraba mucho nuestro retorno.

Al primero que nos encontramos fue a Venti, quien nos miró con picardía de forma inmediata.

-Oh, llegaron los dos tortolitos. ¿Se divirtieron mucho, verdad? Si Morax siguiera en los cielos, seguramente se estaría retorciendo de haberlos escuchado tan claramente.

-Maldita sea, Venti. No puedo quejarme ya que tú fuiste quien nos casaste. –Suspiró Aether. –Pero sí, no creo que te sea raro o incomodo el saber que...bueno, hicimos cosas que normalmente se harían en una luna de miel. –Me reí al verlo sonrojado.

-Hicimos lo que creímos necesario, y un sauce de Liyue tiene ahora una evidencia de nuestro amor. Fue un detalle de Aether, me pareció muy lindo.

-Hum...tallaron sus nombres en un árbol, supongo, no será ni de lejos lo más original, pero no negaré que es lindo, un detalle a la antigua.

-En efecto. Por cierto...¿sabes dónde están Amber y Paimon?

-Sí...respecto a eso. –Venti se llevó una mano detrás de la cabeza, ajustándose un poco la boina.

Ambas habían comido bastante esa tarde, por lo que prefirieron descansar un poco...pero lo único que pasó es que se quedaron dormidas, se veían tiernas una junto a la otra.

Literalmente Amber abrazaba a Paimon como si fuera un peluche, y ella se abrazaba a Amber mientras tenía un poco de saliva cayéndole de la boca. Simplemente dije "shh" y los tres nos retiramos, no sin que antes Aether les tomara una foto.

Al ser ya tarde, y hablando de comida, nosotros dos también haríamos lo propio, sería como la primera cita que tuvimos, comiendo lo mismo: sopa vegetariana de rábano. Sara nos miraba con cierta ternura, primero estuvimos sentados ahí como simples conocidos que tienen una cita, y regresábamos ya como marido y mujer tras su luna de miel, así que nos dio gratis un vaso de jugo de flor dulce (Bárbara menciona que dicen que ella es tan dulce como 10 vasos de jugo de flor dulce, además de que en mi ciudad por los meses de noviembre-diciembre se acostumbra a vender caña, entre ellas el jugo de caña, así que es más o menos lo mismo).

Acabamos pronto, atenderíamos los asuntos pendientes en la biblioteca (Que seguramente serán muchísimos), para ir aligerando la carga de trabajo.

Lo único malo de volver a la realidad es que golpeará un poco más fuerte de lo que uno pensaría. Eso quiere decir que, tras casi una semana de no separarnos ni un solo momento, ahora la distancia será temporalmente larga.

Él con sus asuntos de la aventura, yo con la biblioteca...me estoy empezando a plantear seriamente el proponerle dejar todo e irnos solos a vivir a esa cabaña tan hermosa, pero es una locura.

Acomodábamos los libros devueltos, parece que ser que simplemente los dejaron bien puestos en las mesas para que fueran inventariados, pero todavía no estaban en sus estanterías correspondientes...de ahí que fuera necesario acomodar todo.

Usaba, eso sí, un poco de magia para acomodarlos de forma rápida, y Aether usaba su poder anemo para llevar más libros en sus manos. Más o menos esa labor nos costó dos horas, y él se notaba especialmente agotado, quizá por usar demasiado su poder.

Se había sentado en una silla, secándose el sudor y respirando profundamente, me acerqué a él, tomándolo de las mejillas con una sola mano.

-Parece ser que te salió el tiro por la culata.

-Acabamos más pronto, eso sí. Lo único malo será que esta noche...esta noche solo me acostaré para dormir, no para otra cosa. –Rió de forma irónica, ya que era entre dolor y calma.

-Lo entiendo...pero espero no estés muy cansado para esto. –Me fui acercando poco a poco, escuchamos que la puerta se abría, así que nos detuvimos en seco, era Kaeya el que estaba en el umbral de la misma.

-Perdón, parece que interrumpí algo. –Alzó sus hombros.

-Para nada. –Tomé un libro, cubriendo nuestros labios para ahora sí besar a Aether, Kaeya se comenzó a carcajear.

-Vaya cinismo de su parte. Pensé que habrían tenido suficiente en su luna de miel, pero me demuestran que para el amor no hay límites nunca. Se nota que se la pasaron excelente. –Levantó un pulgar y nos guiñó su ojo.

-Capitán, vaya que usted es más cínico todavía.

-Y a toda honra. El punto es que se hallaron minas de plaustrita, más precisamente en la zona que conecta con Liyue...seguramente te interesará para hacer algunos experimentos con ellos. –Comenzó a silbar, como si nos estuviera tentando.

-Seguramente... -Miré a los ojos a Aether.

-Ahora el regalo que te di no será tan valioso. –Sonrió triste y de forma desanimada.

-Claro que lo es...fue lo que me diste al terminar nuestra primera cita. –Le mostré le collar con que me hice con aquella pequeña piedra que me dio. –Y lo conservaré siempre, es especial por el simple hecho de que es el primer recuerdo que tengo junto a ti.

Él me tomó tímidamente la mano, sonriendo felizmente. Kaeya se aclaró la garganta.

-Oigan, oigan, se me subirá el azúcar si siguen así. –Rió. –Imagino que les interesa, así que entonces deberán partir de nuevo. Albedo los espera en su laboratorio, él tiene un mapa con las zonas donde se descubrieron las minas.

-¿Por qué a los Dioses se les ocurrió poner un mineral tan valioso en un lugar tan inhóspito? (Venti: perdón, estaba muy borracho cuando tocaba hacer la repartición de los minerales :v).

Lo que sí es que ahora Paimon iría con nosotros, aunque a ella no le gustaba para nada ir a Espinadragón, siempre decía que se haría un cubito de hielo, y la verdad es que no es raro, ese lugar es un infierno congelado.

De cualquier manera, teníamos una misión importante por hacer, debíamos extraer un poco de la roca (o polvo de), para algunos experimentos, pociones, o usarla para la propia alquimia, de ahí que Albedo estuviera tan interesado.

Los abrigos que usábamos eran bastantes gruesos, lo normal al ir a ese lugar tan frío, así como Paimon sostenía una antorcha para apalear el frío de las ventiscas y calentarse ella misma, por lo que no temblaba mucho, y se sentía cómoda así.

El lugar, según me dice Aether, está plagado de fatui, especialmente de brujas cincin cryo y de Hilichurns que han evolucionado de una forma diferente, adaptándose al entorno, comentaba demás Albedo cuando los dos se conocieron.

La zona más baja era "cálida" en comparación de la zona donde está el laboratorio de Albedo, que era a donde ahora teníamos que ir. Lo que sí es que, por suerte para nosotros, la zona donde se descubrió la mina era en la falda de la montaña, y pensar que habíamos regresado de Liyue hace no mucho.

De cualquier manera, el camino no era para nada cercano, debíamos apresurarnos ya que estaba por anochecer, y seguramente Albedo nos estaría esperando.

Atravesamos el puente roto con un poco de dificultad, pero por suerte lo logramos, Paimon se adelantó a nosotros, poniéndose cerca de una antorcha prendida.

-¡Albedo! –Gritó ella, de forma animada, el joven de cabello rubio se volteó.

-Ah, me alegra que llegaran. Lisa, Aether, felicidades por su boda, les deseo lo mejor. –Sonrió. –Luego quisiera invitarlos a comer con Sacarosa para celebrar, pero el trabajo llama.

-¿A ti no te gusta Sacarosa? –Preguntó Aether, Paimon lo riñó por ser muy directo. Albedo soltó una pequeña risita.

-Para bien o mal, ninguno de los dos tiene tiempo para el amor, así que por eso los envidio un poco, no lo negaré. –Él estaba revisando un mapa, tenía algunas X de color rojo, que era en donde teníamos que ir. –Las minas se encuentran en esta zona...se cree que hay plaustrita para explotar durante más o menos cinco años, es poco, pero el dinero que traerá su venta será exorbitante. Quédense un poco a descansar, mañana vayan, yo no los puedo acompañar por razones de investigación de campo, malamente solo puedo hacerlas durante la noche. (de hecho, a Sacarosa me gusta mucho shipearla con Aether o con Albedo, pero más con Aether, no sé por qué, cuando prácticamente Albedo nada más tiene de ship a Sacarosa y a una Klee versión no loli :v)

Albedo se fue de su pequeño refugio, Paimon se fue inmediatamente a dormir en una de las cajas que quedaban en el lugar, la cubrí con una manta, dándole un beso de buenas noches, me sentí muy enternecida por eso, es como si fuera una pequeña hija.

Lo más gracioso es su forma de roncar, a pesar de que su voz es muy chillona y linda, sus ronquidos son como los de un oso. Vi a Aether sonreír.

-Así es ella.

Nos cubrimos con una misma manta, él tenía su mano en mi cintura, recargando su cabeza en mi hombro, además de lo anterior dicho, era muy lindo para mí, le tomaba su derecha.

No era el lugar más romántico, eso sin duda, pero estábamos los dos juntos, abrazados, por lo que el lugar era especial, aparte de que gracias a las antorchas y al caldero que está siempre prendido, no teníamos mucho frío.

-Te ves muy hermosa con tu abrigo morado. –Me sonrió él. –Te adoro con cualquier ropa que uses.

-También te ves atractivo con ropas "menos exóticas" –Reí, él me jaló suavemente la mejilla para después darme un beso en la misma. –Te lo digo enserio, me pareces muy guapo.

-Gracias por el cumplido. –Se acercó a secretearme. –No te mentiré si te digo que me excitaba un poco el que, a pesar de tus abrigos, se marcara más tu figura, lucías más deseable.

-Atrevido. –Soporté una risa fuerte, no negaré que eso me pareció bastante pícaro de su parte, pero al final somos esposos, no le puedo reprochar.

-Eres una brujita linda. –Me besó la mejilla, yo tomé su pierna, apretándola un poco, subiendo la misma algunos cuantos centímetros. –Una brujita que me excita. –Me susurró al oído, con un tono coqueto y seductor.

Nos dimos un beso en los labios, él bajó la mano que tenía en mi mejilla hasta mi trasero, apretándolo suavemente, contuve un pequeño gemido.

Los besos subieron un poco de tono, irónicamente él bajó sus labios a mi cuello, sin detener esa misma intensidad, sino más bien aumentándola. Lo tomaba suavemente de la cabeza y del cuello, empezaba a desearlo yo también.

Sentía más calor del normal, aunque algo me dice que afuera hace un frío del demonio, en mi alma hay un fuego que me da calor, fui subiendo más mi mano, llegando hasta la entrepierna de Aether.

Él no me dio más tiempo de reaccionar, ya que me tumbó con mucho cuidado al suelo, sentí contra mi pelvis su erección, le di un beso en la frente, deteniéndolo.

-Vamos a despertar a Paimon.

-Al diablo con eso, le podremos decir que estábamos...yo que sé, algo se nos ocurrirá.

-Tranquilo, cariño. ¿No has pensado que Albedo puede regresar? Sería muy incómodo que nos viera así.

-Estoy casi convencido de que no regresará hasta mañana, pero respeto tu decisión. –Suspiró, rendido, volviendo a sentarse en el suelo, ayudándome a tomar esa misma posición.

-Eres un pícaro, Aether. –Reí, jalándole una mejilla.

-Creo que me acostumbré a hacerlo a diario mientras estábamos en la luna de miel. –Rió con un poco de vergüenza, yo le di otro beso en la frente.

-Será en otro momento, hay que centrarnos ahora en lo que tenemos que hacer.

Nos dormimos haciendo turnos de dos horas, como lo solíamos hacer, Albedo llegó en un turno mientras yo hacía guardia, se notaba con mucha prisa, llegó sin apenas saludar, dándose prisa a hacer unas anotaciones y algunos dibujos, lo vi muy sorprendido.

Era una investigación sobre las flores azules que brillan, y naturalmente la hipótesis que tenía fue cambiada. Aether se llevó una gran sorpresa cuando lo desperté, se le quitó el sueño de inmediato, poniéndose a hablar con Albedo mientras yo iba a dormir al lado de Paimon.

Llegando el amanecer, los tres nos pusimos en marcha, Albedo no nos acompañaría ya que, parecía ser, él tenía que seguir experimentado con algunas muestras que, de hecho, tenía en el cinturón.

Seguimos el mapa donde estaban las ubicaciones, todo estaba más tranquilo que de costumbre, según Aether, lo que le parecía raro. Para mí, era mejor ya que no teníamos que lidiar con monstruos, ladrones de tesoros o los fatui.

Justamente con estos nos topamos, había una decena de soldados y algunas brujas cincin cryo, lo que me parecía un dolor de cabeza.

-Seguramente estarán robando las piedras para financiar más atrocidades en la zona, malditos. –Masculló él, estábamos ocultos detrás de unos arbustos.

-Paimon cree que deberíamos decirle a Albedo, sería una locura enfrentarlos a todos, y más si están preparados con armas hydro.

-Esas son boberías. Un mago del abismo es más peligroso todavía, así que ellos solo son una probada de nada.

-Entiendo el punto...y sí, un mago del abismo es más peligroso que los soldados Fatui, lo que me preocupa son las brujas cincin, pueden causarnos problemas.

-Ya hemos hecho esto antes, cariño. –Tomé su mano, sonriéndole. –Podremos los dos.

-De acuerdo...

El combate no fue precisamente corto, los soldados de hydro, que eran los que más dolores de cabeza nos causaban, no fueron mucho problema ante mi magia electro y el poder geo de Aether, así que solo quedaban los soldados cryo y las brujas.

Cuando una sola de estas quedó en pie, tomó una estrategia que pensó le iba a asegurar la victoria.

-Oye, cariño, ¿esa chica es tu novia? –Preguntó, yo me sobresalté bastante.

-Es mi esposa, bruja. –Dijo él, molesto.

-Oh, ya veo...pues que pena, la verdad es que eres lindo, muy guapo...y quizá podría complacerte más que...esa.

Sonreí amablemente, claro que por dentro me ardía la sangre un poco por los celos y el enojo que de que alguien se le insinúe a MI marido.

-Ya sabes que decir, ¿no es así, cariño? –Dije, autoritaria.

-Olvídate de mí...estoy casado. –Mencionó, un poco nervioso. Le sonreí más grande, haciendo un gesto de aceptación.

-Oh, no te dejes manipular tan fácilmente. No te preocupes, hermoso, cuando acabe con ella nos podremos ir a divertir un poco, solo te digo que no seré gentil contigo, me gusta arañar y morder. –La bruja rió de forma coqueta.

Le dejé caer un rayo que le destruyo el escudo cryo, por lo que la bruja cayó al suelo, me acerqué sin dejar de sonreír, apretando mis puños.

-¿Dijiste algo, linda? Mejor vete o te irá muy mal.

Es innecesario decir que la bruja huyó de forma inmediata, Aether me tomó de un hombro, tratando de tranquilizarme, y la verdad es que seguía muy enojada. Uno de los cincin seguía vivo, agonizando, yo lancé un rayo que literalmente lo deshizo.

-Ay, Paimon debe recordar no hacer enojar a Lisa sino quiere terminar frita. –Dijo la pequeña, yo le acaricié los cabellos, aunque ella hizo un gesto de susto.

-Sí, mejor no me hagas enojar. –Sonreí, cerrando los ojos, pero luego suspiré pesadamente. –Y en cuanto a ti, si se te ocurre engañarme... -Le di unas pequeñas bofetadas que seguramente ni le dolieron, pero pude ver cómo es que un escalofrío le subió desde lo más bajo de la espina dorsal.

-Cl-claro que no podría hacer eso, mi amor. (Lisa es bastante cariñosa, pero la verdad siento que sí es muy celosa, y tiene sus motivos, Aether es un Chad/simp que tiene un chingo de ganado xd en una de esas puede caer en la tentación)

Asegurada la zona, y despejada de magas que intenten quitarme a mi hermoso rubio, esperaríamos a que llegaran algunos de los caballeros y aventureros del gremio para que la zona quedara asegurada, lo que podría tardar un poco.

En la alforja teníamos lo necesario para calentarnos, por lo que prendimos una fogata, revisando un poco la zona, se podía ver que ya tenían algunas carretas con las piedras ya preparadas, algunos picos y el mineral que se veía a una altura no muy profunda dentro de la tierra.

-Es muy brillante... -Balbuceé, asombrada, era la primera vez que miraba un trozo de plaustrita de ese tamaño, vi mi collar y me di cuenta que, de hecho, el mío era más brilloso, pero eso sí, bastante más pequeño.

-Al igual que tus ojos. –Me sonrió Aether, yo devolví el gesto. –Carga asegurada, no deberemos de preocuparnos en un tiempo sino más por no congelarnos.

Los tres nos cubrimos con la misma manta, Paimon quedaba entre los dos, abrazada a mí, notaba que Aether puso mala cara por eso mismo, pero era lo mejor, al ser pequeña, seguramente perderá calor más rápidamente que nosotros.

Albedo no debería tardar mucho en llegar, con Paimon entre nosotros la verdad es que el ambiente era más animado, la pequeña pataleaba ya que tenía hambre.

-Paimon, acabamos de desayunar.

-¡A Paimon no le importa, quiero comer! –Gruñó, yo le acaricié la cabeza.

-Cuando llegamos a casa te preparé esa pasta con ganchos de globo que tanto te gusta.

-¡Sí, a Paimon le gusta! Y unas cuantas moras no estaría mal. –Rió de forma graciosa, contagiándome, Aether rodó los ojos, negando con la cabeza y sonriendo un poco.

Al final de todo, ellos se conocen más, volteé a ver a nuestro alrededor, notando que la montaña quedaba bastante lisa, y de hecho teníamos esquíes y bastones en caso de que la zona se volviera incaminable. Sabiendo que Albedo y los caballeros tardaron en llegar...se me ocurrió una idea.

Aether y yo nos sonreímos, tomándonos de las manos para ir montaña abajo, esquiando de forma lenta, yendo en zigzag para reducir velocidad, Paimon nos seguía a toda prisa mientras volaba, riñéndonos por tener que hacerla cansar de esa manera, lo que nos era gracioso.

Esquiamos varias veces en el mismo tramo, seguíamos nuestras propias marcas, o a un lado de las mismas ya que, de tantas veces de haber pasado por la misma ruta, habíamos "desgastado" la nieve hasta casi llegar a la roca de la montaña, lo que no resultaba muy buena idea.

En una ocasión uno de los esquíes de Aether se atascó, por lo que él voló a un metro de distancia, cayendo de cara a la nieve, yo me detuve, ayudándolo a salir, estaba ileso, aunque eso sí, con las mejillas y nariz chapeadas del frío, lo que nos hizo reir a mí y a Paimon, el pobre estornudó del frío que tenía.

Él se desquitó echando nieve en mi abrigo, y como tenía el cuerpo caliente por la actividad física, naturalmente pegué un grito...como suelo hacerlo (gemi3 :v). Ambos nos estuvimos jaloneando de los abrigos a la vez que reíamos sin parar, al final me abrazó fuerte, poniendo su peso para que los dos cayéramos en la nieve.

-¡Dale, con la silla! –Me gritó Paimon, queriendo venganza contra las veces que Aether le dice que es comida de emergencia.

Durante el forcejeo, y de forma accidental, mis senos quedaron en su cara, por lo que le comenzó a sangrar la nariz ya que, incluso, le golpeé suavemente con los mismos.

-L-lo siento. –Dije, apenada, él se limpiaba la nariz.

-No te preocupes, en realidad me gustó (a quién no? :v). –Me sonrió, teniendo sangre en los labios, yo sonreí casi con ganas de reírme, llevándome las manos a los ojos.

-Pícaro.

-¿Ah sí? –Me tomó de las mejillas, tumbándome a la nieve, ambos nos reímos, él tomó un poco de nieve, dejándome caer un poco en la frente, así que comencé a gritar.

-¡Vamos, Lisa, Paimon no puede creer que pierdas!

-Tengo un arma secreta. –Solté una de mis manos, tomando de la mejilla a Aether para robarle un beso en los labios, tenía mis ojos abiertos, mirándolo con reto, él también los tenía abiertos, más que nada por la sorpresa y no esperárselo, aunque eso sí, poco a poco, casi al mismo, ambos cerramos los ojos, hundiéndonos en ese beso tan cálido y tan frío a la vez que duró un par de hermosos segundos que aprecié como a mi amor por él.

Sin embargo, al ser parte de mi juego, metí un poco de nieve en su espalda, haciéndolo gritar, él se desquitó de mí mordiéndome el labio inferior.

-¡Auch! –Dijimos a la vez.

Nos levantamos, dándonos un abrazo para tomar los esquíes y volver a subir, ya llegaban los caballeros, así que por suerte no descubrieron que no estábamos atentos de que no se robaran el cargamento. Por suerte, todo estaba como si nada.

Estando la misión terminada, tomé cerca de diez kilos de plaustrita para llevarla al laboratorio de Mondstadt para hacer los experimentos requeridos lo más pronto posible, era hora de regresar a casa.

Paimon estaba en el laboratorio de Albedo, ya preparábamos todo para irnos, sin embargo, Aether salió a tomar "aire" según él, yo no le di importancia, seguí preparando las cosas.

A los pocos segundos, Aether me tomó de la mano, chitándome con una sonrisa, llevándome fuera de la "caverna" como le decía yo, y nada más fue para ver que él había dibujado en la nieve "Te amo, Lisa".

Yo lo abracé con todo mi corazón, él regresó el gesto.

-Tan lindo y detallista como siempre.

-Quería que esta misión terminara más bien como una cita.

-Para mí fue una cita, una mientras trabajamos, pero no dejó de ser linda, ¿o sí?

-Claro que no. –Nos miramos a los ojos, dándonos un beso a la vez que los cerrábamos, me gusta mucho ser la alta y tomarlo fuerte entre mis brazos.

Comenzaba a nevar pequeños copos de nieve, parecía que caía harina muy fina sobre nuestras cabezas y hombros ante el que era, quizás, el beso más mágico que nos hubiéramos dado, ya que no todos los días nos encontrábamos en esta parte de Mondstadt que es tan mágica.

-Te amo...

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Lisa bb: grita, y te golpearé con mis tetas.

Yo: 

el capítulo fue bastante romántico a pesar de estar en EspinaDragón, que es una zona con un muy lindo soundtrack, aunque eso sí, a Lisa se le salió un poquito lo tóxica jsjsjs se le justifica todo, soy simp de Lisa, así que no importa :v

Tardé más de las dos semanas que tenía previsto, pero al menos no fue el mes xd en fin, no tenía muchas ideas, pero ahora sí que sí ya le ando agarrando un hilo a la historia para ir avanzando, la verdad pensé que se me secaría el cerebro después de la luna de miel, pero me ha ido mejor :v

Por cierto, un viejo conocido regresará para hacerle imposible la vida a Aether, y Lisa estará de por medio D:

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