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Cita en la playa, parte 1.

Me encontraba relativamente aburrido y desocupado, por lo que, más que hacer algo productivo en Lyue, pues mis aventuras me habían llevado hasta esa parte del mundo, me puse a investigar un poco el nuevo terreno.

Era mucho más boscoso que Mondstadt, lo que es bueno y malo a la vez. Aquella ocasión que descubrí el pequeño kiosco chino sobre los cielos fue que paseaba por ahí, pero ahora me veo obligado a pasar largas temporadas en Lyue.

Ya van casi tres semanas que no veo a Lisa, lo que me tiene algo deprimido, ella era una parte importante de mi vida, y no sé cómo es que ella se pueda sentir ahora que no nos hemos visto.

Lo único que deseo es regresar, pero no puedo de cualquier manera. Lo que sí puedo es ir a visitarla uno de estos días, aunque no por ahora.

De alguna u otra manera, llegué a la Torre de Guyun, que es una serie de archipiélagos cercanos a Lyue, aunque no forman estrictamente parte de.

Eran unas 8 o 9 islas, aunque nada más me centré en la más grande, que es la principal. Fui recibido por una bruja elektro, lo que me recordó mucho a Lisa. Me senté a la orilla de la playa casi a llorar de la melancolía que ella me producía.

Al menos eso se me pasaba de forma momentánea cuando veía su fotografía, la que llevaba siempre conmigo. También leía su carta, dando un beso a esa marca que dejó su lápiz labial, por lo que tampoco me faltan demasiado sus besos, aunque necesito, eso sí, sentir sus labios.

Despejé la isla en su totalidad, lo que me llevó unos dos días, sobre todo lo que me hizo falta mucha estrategia fue al enfrentarme a 3 magos del abismo al mismo tiempo: de pyro, cryo e hydro, por lo que me fue algo trabajoso.

Lo mejor que encontré en la isla, aparte de una gran tranquilidad tras despejarla, fue una espada enterrada en una piedra y un cofre, lo que vino de perlas. Preferí dejar la espada ya que había visto varias iguales y no era nada de lo que sorprenderse, mas por el hecho de que estaba enterrada.

Había algunos materiales que se podían usar para construir...lo que no me pareció mala idea.

-¡Espera! ¡Dile a Paimon que no nos quedaremos a vivir aquí! ¡¿Verdad?! –Exclamó ella, preocupada. La isla quedaba casi incomunicada.

-Nop. Pero sí que puede ser un lugar interesante. –Le respondí a la vez que enterraba algunos troncos en la arena.

Hice algunas herramientas con piedras y palos para armar una pequeña choza, a la que le puse techo de palmeras, enterrando algunos palos para colocar fuego y una olla. Hice algo parecido a las chozas de los Hilichurn (o cómo se escriba :v), pero de forma un poco más cuadrada.

Faltaba una cama, no me gustaría quedarme a dormir en la arena por lo incomodo que puede ser...y luego los cangrejos. Era la mañana, despertaba para luego picarle la mejilla a Paimon para que hiciera lo mismo.

-Buenos días, comida de emergencia.

-Comerás tu brazo. Paimon no es comida de emergencia de nadie. –Dijo la comida de emergencia.

Preparé el fuego, un poco de mantequilla y algunos huevos, haciendo un desayuno bastante bueno. Cuando estás en una isla pérdida...creo que no te puedes quejar de la comida que tienes, al menos tienes algo.

Con lo demás, seguí armando la cama, llenándola de plumas de algunas aves que había cazado con anterioridad, plumas que había encontrado en cobres, confeccionando dos almohadas y una camita para Paimon, je.

Ya tenía mi pequeño paraíso en la tierra, ya que no me faltaría nada, o casi nada. Tenía comida casi ilimitada por haber muchos peces en la mar y varios cangrejos. Aparte, leña podía conseguir mucha, así como agua cuando lloviera o tomar de los pequeños lagos que había.

Las salidas del sol son maravillosas, y puedo ver el barco de Beidu desde aquí...pero eso sí, coloqué una bandera para declarar esta isla como mía. No creo que a nadie le preocupe la soberanía de esa isla que estaba plagada de peligros así que... ¡¡exprópiese!!

Con todo listo en mi "pequeño pedazo de cielo en la tierra" jeje, era hora de regresar a Mondstadt para arreglar algunas cosas que tengo pendientes. Primero necesitaba encargarme de un asunto muy importante.

-¿Entonces quieres que...cuide a Paimon? –Me preguntó Amber.

-No exactamente...sino que ella sería tu compañera de aventuras por 3 días y dos noches. –Reí. Paimon se me quedó viendo feo.

-¿Qué harás exactamente?

-Pues...¿cómo te lo explico? Necesitaré estar solo ese tiempo debido a un asunto personal, iré a un retiro espiritual a la isla que acabo de liberar.

-Oh, entiendo. Claro que estar en un mundo que no es el tuyo debe ser muy difícil, así que... ¡accedo!

-Paimon no regresará contigo, se quedará con Amber. –Ella abrazó a la mencionada para seguir viéndome feo.

-Vamos. –Me llevé la mano a la barbilla. –Te lo recompensaré con un buffet en el restaurante de Xiangling.

-Trato hecho. –Paimon me tendió su pequeña mano a la vez que le brillaban los ojos, la que yo estreché usando todos mis dedos menos el meñique. La mano de Paimon es muy pequeña.

Una cosa menos de que preocuparse.

Para esa misma noche, fui a la casa de Lisa, dejando un jarrón de rosas moradas frente a su puerta. Ya casi era hora de que su turno en la biblioteca acabara, lo que quería decir que no tardaba mucho en llegar.

Escalé su pared para ponerme en el techo, ocultándome para darle una sorpresa cuando tomara las rosas.

Escuché sus tacones y uno de sus típicos bostezos. Curiosamente, ella casi no bosteza estando junto a mí, lo que me da mucho a entender.

El punto, el bostezó se detuvo de pronto, y los tacones sonaron apresurados junto con el rebote de la campanilla que lleva en la punta de su sombrero.

-¿Cuándo regresó? –Exclamó, emocionada y con la voz cortada.

Lisa recogió el florero, oliendo las rosas frescas, suspirando de amor inmediatamente tras eso. Me sentí realizado.

-Puedo sentir tu presencia, cariño. –Sonrió, volteándome a ver a pesar de que era imposible que eso sucedería. –Me alegra poder verte de nuevo.

-Lo mismo te digo. –Bajé del techo para darle un beso en los labios, uno rápido y sencillo, pero que me dio ese toque eléctrico al que estoy tan acostumbrado que ya incluso lo disfruto.

Fue la primera vez que pasé a su casa, me pidió que cenáramos juntos, había, curiosamente, sopa de verduras. Por lo que un recuerdo inmediato de nuestra primera cita se nos vino a la mente de ambos.

-Quisiera reponer el tiempo que no hemos pasado juntos estas tres semanas.

-Yo igual, ¿cuánto tiempo te quedarás en Mondstadt?

-No pensaba quedarme precisamente. Espero tengas alguien que pueda cubrir tu tiempo en la biblioteca ya que pienso llevarte de vacaciones.

-Eso suena...tentador.

Para el día siguiente, con todo lo que teníamos para llevar, además de algunas cosas extra, emprendimos rumbo a la pequeña isla que había liberado, usando el punto de teletransporte que se desbloqueaba en el dominio.

Lisa se sorprendió mucho al ver la isla, nunca había ido (evidentemente). El cielo se veía tan azul en esa parte del mundo, y ni hablar del agua tan cristalina que rodeaba la isla. Era maravilloso.

-Siempre me regalas tan bellas vistas, así que no puedo decirte otra cosa sino es un gracias. Un día debo de pagártelo.

-No hace falta. –Nos dirigimos hacía la pequeña choza que había armado, todo estaba callado y tranquilo, justo como lo había dejado.  

Se escuchaba apenas el sonido de las olas y de algunos pájaros que se encontraran por la zona. Nos habíamos sentado frente a la casa, tomados de las manos mientras pensábamos qué hacer.

Eran 3 días y dos noches en completa soledad, lo que, evidentemente, suena muy tentador. Mentiría si dijera que el traje de baño de Lisa no levanta pasiones en mí, pero igual puedo mantenerme lo suficiente tranquilo.

Platicamos un poco de lo que habíamos hecho mientras no nos vimos durante ese tiempo, que había sido una tortura para ambos, aunque pude notar que más para ella.

Fue ahí que me di cuenta de una cosa sumamente importante: a pesar de que hemos tenido citas, nos hemos besado y somos muy románticos...Lisa y yo no estamos comprometidos.

Era el lugar ideal para por fin dar ese gran salto adelante en la relación. Estaba segurísimo que ella me daría el sí, ya que no tendría mucho sentido pasar por tanto para nada. No es como que a cualquiera se le acepte irse a perder 3 días a una isla incomunicada.

Al terminar de hablar, le propuse a Lisa explorar un poco la isla mientras le contaba las aventuras que tuve mientras despejaba toda la zona.

-Había bastantes monstruos, de toda clase, incluso yo mismo me sorprendí para mal de tantos que eran.

-Dijiste que te tomó dos días...debió ser mucho trabajo.

-Sí. Aunque las vistas son muy lindas. Parece ser que la isla era un recinto poblado, hay escaleras de piedra hacía la cima de la montaña, pero están destruidas o llenas de vegetación.

Subimos hasta el punto donde se encontraba la espada enterrada en la piedra, ya desde ahí la vista era maravillosa, y se podía ver un poco el barco de Beidu en la relativa cercanía.

-¿Cómo es que no anclaron en la isla si es tan bonita? –Preguntó Lisa.

-Era muy peligrosa...pero es mejor para nosotros, así tenemos más tiempo a solas. –Sonreí con un leve rubor en mis mejillas, ella soltó una pequeña risita, tomándome de la mano.

-Sí, tienes razón. Aunque me pregunto qué pasa con esta espada, ¿tendrá algo de especial?

-Es una rompe vientos, así que no tiene nada de especial. Se ve mejor ahí, por eso es que no la saqué.

-Tienes razón. Una fotografía junto a ella no es mala idea. –Ambos nos miramos de forma picara. Ya sabíamos qué pasaría.

Sujetaba la cámara en mis manos (no sé cómo es que luciría una cámara en un mundo medieval, pero ¿hey?, está la opción en el juego así que no es tan descabellado :D), tomándole un par de fotos a Lisa de casi cuerpo completo a la vez que ella sonreía y posaba de forma linda.

Nunca me cansaré de verla de ese modo.

Seguimos subiendo hasta llegar a casi la punta de la montaña, apreciamos el paisaje y nos dimos cuenta de que ya se empezaba a poner naranja el horizonte, no faltaría mucho para que anocheciera, quizá unas dos horas y media.

Me levanté, estirándome un poco para tenderle la mano a Lisa y ayudarla a levantarse. La tomé de la mano, nos miramos de forma retadora; ya sabíamos qué iba a pasar.

Saltamos del punto más alto de la montaña para abrir las alas, planeando lentamente y con ayuda del viento que iba en nuestra contra, lo que, naturalmente, causaba que nuestra caída fuera bastante más lenta.

Aprovechamos ese factor para darle toda una vuelta a la isla, mirando sus recovecos, admirando su belleza y compartiendo ese momento tan lindo, que era exclusivamente para nosotros dos.

Caímos cerca de la pequeña casa que había hecho, seguíamos maravillados con lo que vimos, tanto así que nos sonreímos, dándonos un fuerte abrazo sazonado con un beso y una brisa de aire y gotas de agua que nos refrescaban ante el ardiente sol de esa tarde.

-L-Lisa...hay una cosa que quiero decirte. –No nos separamos del abrazo.

-También hay algo que deseo decirte, pero habla tú primero.

-Cuando no estamos juntos me siento casi muerto; cuando no veo tus ojos, naufragio en lo obscuro; cuando estoy contigo mi corazón revive; cuando estoy contigo, una luz me lleva a mi camino. Tu sonrisa es el faro que me guía a todos lados; me gusta pensar que nuestros corazones son dos imanes que, sin importar distancias, están destinados a juntarse.

-Tan bello. No me suena, ¿lo escribiste o lo improvisaste?

-L-lo acabo de improvisar. –Me temblaban las piernas ante lo que iba a decir. –Pero no he terminado todavía. –Tomé una de sus manos, más precisamente la izquierda y me arrodillé en la arena. –Lisa...¿t-te quieres casar conmigo?

(-suena disco rayado- "Arturo, ¿pero que me cuentas? Esto ya es una locura, ¿no te parece?" Un poco...pero antes en las relaciones sentimentales no existía la etapa del noviazgo, literalmente empezabas a sentir cositas bonitas por alguien y le pedías matrimonio, ¿han leído Romeo y Julieta? Ellos nunca fueron novios, Romeo le pidió matrimonio a Julieta aunque literalmente llevaba un día de conocerla xd, así que sí es un poco loco...pero pues #Edadmedia :v)

-Lo que yo tenía que decirte es que el día que me propusieras matrimonio...te diría que sí.

Ambos nos sonreímos. No dijimos palabra ni articulamos sonidos, con nuestras miradas y nuestros ojos lagrimeantes de felicidad bastaba para decirnos todo lo que necesitamos. Ese silencio romántico, acompañado del sonido de las olas del mar y del viento era más que suficiente.

Saqué de mi bolsillo el más valioso de los anillos que he encontrado en mis viajes: era el más raro, el más precioso, el mejor, y se lo quería dar a Lisa como muestra de amor.

Lo coloqué en el dedo anular, sentía el latido más tranquilo en mi corazón a pesar de lo tempestuoso que fue para mí el anterior momento. Sentí tan hermoso que no puedo ni describirlo.

No me pude ni levantar cuando terminé de poner el anillo, Lisa se abalanzó sobre mí, derribándome para agarrarme a besos. Yo tenía los ojos bien abiertos de la sorpresa, comenzando a tomar ritmo a los pocos segundos, para luego tomar de la cintura a Lisa, besándola ya plenamente mientras el sol nos pegaba suavemente en nuestros cuerpos.

Ese fue el momento más feliz de mi vida en... aunque sé que, mientras esté con Lisa, me esperan momentos mejores.

Pasado el rato había anochecido, yo me encargaba de prender el fuego y juntar leños al tiempo en que Lisa preparaba los ingredientes que cargábamos.

Comeríamos lo que era nuestro gusto, por supuesto: albóndigas de rábano. Me recordó a un libro que leí, donde una mujer, en su vida nupcial, solía comer muchas cosas con berenjena, y le gustaban tanto que incluso llegó a pensar en ponerle a su hija "Berenjena Juvenal Daza". (Referencia 👀)

Pensar ahora en los hijos y en la familia con Lisa...suena lejos, muy lejos. Aparte, ella entendería el chiste, salvo que nuestro hijo se llamaría "Rábano".

-No es queja lo que te diré pero...¿por qué no te me declaraste en la ciudad? Podrías haber dicho desde un principio que pensabas hacer una pre luna de miel aquí.

-Es que...de hecho dije lo que mi corazón me pidió. No estábamos ni siquiera comprometidos como ahora sí. Me preocupaba que pensaras que no iba enserio o que jugaba con tus sentimientos ya que nunca se ha visto un hombre que bese a una mujer sin que antes le proponga matrimonio.

-Tienes razón en eso. –Lisa apareció un libro frente a ella, hojeándolo. –Este libro narra la historia de dos jóvenes que se dejan cartas, el muchacho le toca el violín para que ella pueda escucharlo en plena madrugada, se regalan flores, pequeños mechones de cabello...nunca se besaron, nunca entablaron conversación sino era por cartas, y deseaban casarse. Nosotros dos tuvimos suerte, pues nos hablamos...nos tomamos de la mano. –Un sonroso apareció en las mejillas y nariz de Lisa. –Y nos besamos. Ansiaba que pidieras mi mano.

-Yo ansiaba que me dieras tu mano. Aunque la verdad no tengo idea de qué haremos...

-Ven a vivir conmigo. Paimon será una extraña forma de hija. –Me aguanté una risa, ya que Paimon será una buena amiga que actúa como niña...pero no la veo como mi hija en ninguno de los sentidos.

-Paso de eso. Aunque claro que quisiera vivir contigo.

-Ahora me viene a la mente cuando me regalaste aquella Cecilia y pasamos por la iglesia.

-Nos confundieron con una pareja de novios recién casados.

-Recuerdo perfectamente lo que te dije esa vez "quizá un día", ¿pensaste que te lo decía enserio?

-L-la verdad es que no...pensé que lo decías para apenarme nada más.

Tomó mi mano. –Todo lo que yo digo, lo digo enserio. –Me besó la mejilla. –Y ahora te digo que te amo.

-El sentimiento que proviene de tu corazón es mutuo para el mío propio.

Antes de que nos pudiéramos besar otra vez, el agua empezó a hervir, por lo que salpicaba un poco hacía el fuego, avivándolo. Miramos a la fogata un segundo, luego nos volteamos a ver para después darnos un beso "de piquito", preparando los rábanos para cocinarlos.

Tras la cena nos acostamos en la arena a ver las constelaciones al tiempo en que Lisa fumaba tabaco natural y yo mascaba un poco de menta para refrescarme el aliento.

Ella, como erudita y sabía que es, me contaba sobre las constelaciones, sobre sus nombres, significado, la relevancia que tenían en la cultura de las diferentes partes del mundo, y de la representación que le daban algunas culturas antiguas.

-Las estrellas pueden indicarnos cosas, hablarnos, contar el pasado y el futuro.

-¿Puedes saber qué es lo que nos dicen hoy?

-Hum...hoy brillan estrellas que no suelen brillar muy seguido, hay algunas formas asociadas con el amor y la suerte. Puedo deducir que el día de hoy es especial, y que nos espera un matrimonio lleno de afecto, de buena fortuna y prosperidad.

-Somos afortunados.

-No. Yo no creo en la suerte, yo soy más apegada a la filosofía estoica, y puedo decirte que las tejedoras han unido nuestros caminos por algo. A pesar de que eres un viajero de mundos, no fue coincidencia o suerte el que te perdieras aquí, estábamos destinados a este momento. –Lisa me acarició el cabello. –Y agradezco a las tejedoras porque hayan tenido ese capricho.

Suspiré de amor. –Suena como los libros de amor que tanto nos gustan.

-Te repito: no es coincidencia.

Yo igual estaba convencido de que no era coincidencia, y en caso de que lo fuera, sería la más hermosa de las coincidencias, de eso no me quedaba la más mínima duda. Ella bostezó de forma pesada, contagiándome de forma casi inmediata. Estábamos un poco cansados, de eso no había duda, pero sí que la habíamos pasado muy bien y con ganas de repetirlo más.

Al entrar a la casa, Lisa sintió entre ternura y gracia de ver la camita de Paimon, la acarició con su bella mano blanca.

-Entiendo porqué no querías que ella viniera. No puedo decir si hiciste bien o mal, y tampoco puedo agradecértelo pero...sí era lo mejor.

Cuando ella se sentó en la cama, abrió los ojos de la sorpresa, haciendo un gesto de aceptación. Llevó una almohada a su regazo, sintiéndola, lo que le causó otro gesto de aceptación.

-Muy suaves y cómodas. Son plumas, ¿no?

-Así es. –Sonreí, amarrándome un poco el cabello para que no me molestara mucho.

-Tu cabello rubio son como trigos sedosos, me parecen tan bellos.

-Gracias. Tu cabello ondulado color avellana igual es sumamente hermoso.

Nos acostamos en la cama, mirando al techo y tomándonos de la mano. No nos decíamos nada ya que apenas lo encontrábamos con sentido, aunque ya nos habíamos dicho todo lo que tendríamos por decirnos, de ahí que no hiciera falta nada.

Dos palabras. Únicamente pensábamos dos palabras mutuamente, eso debido a que eran las palabras que nos queríamos decir.

-Te amo... -Nos dijimos al mismo tiempo.

-Quisiera que ya lleguemos a mi casa. O mejor dicho, nuestra casa. –Agregó Lisa, dándome un beso en los labios para acomodarse en la cama, dándome la espalda. –Buenas noches, cariño.

-Buenas noches. –Me acurruqué con ella, dándole un beso en la cabeza para cerrar mis ojos. Sentí unos pequeños electrochoques en el cuerpo.

-A dormir.

-No pensaba otra cosa...
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uwu a que no se lo esperaban...Porque yo tampoco 😂😂😂 improvisé el que se casaran, tenía pensado que nada más fueran novios pero...pues recordé eso de que antes no existía el noviazgo, de hecho el noviazgo es algo "reciente" que tendrá unos 120 años, una cosa así quizá más o quizá menos.

No estaría mal que me dieran ideas, yo la verdad no tengo idea de qué hacer en una playa ya que no me gusta la playa 😅
Se los agradeceré mucho jeje les daré sus agradecimientos respectivos :0
Está wea es muy romántica, ojalá les siga gustando mucho n.n

Siempre tuyo:

-Arturo Reyes.

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