El ser humano por naturaleza es inconforme, siempre hay que cambiar, modificar, mejorar, criticar, solo que no se para a pensar que cuando logra su cometido siempre quiere más de lo que obtiene.
Verán...
Cuando somos niños queremos ser adultos con libertad, y cuando lo somos, queremos ser niños con inocencia que no conoce de responsabilidad o dolor. Cuando tenemos nuestro primer celular, vamos a querer siempre uno mejor, así para con cada objeto que usamos. Cuando tenemos un nuevo amigo amamos todo él, hasta que llega la primera inconformidad y pasa a ser una amistad más.
Pero aquí va lo más jodido, la pareja, cuando iniciamos una relación la etapa de enamoramiento es preciosa, la euforia, el deseo, miles de sensaciones que hacen que tu presión se eleve logrando un rubor en tu rostro con cada bobería. Y así pasa el tiempo, lo que alguna vez nos gustó, ahora nos incomoda, nos ahoga y queremos que cambie a nuestros propios intereses.
Por eso, adora las virtudes y ama los defectos que nos hacen especiales, cuando esos defectos falten todo habrá perdido sentido. Dale razones mínimas para dar guerra, así recordarás lo bella que se ve endemoniada, si él es celoso y protector, déjalo que te cuide, es su forma de regar la flor más bella de su jardín. Sin querellas no hay cariño, nada es perfecto, deja tu gusto a picante sanamente siempre que puedas, porque esos momentos también son lindos para recordar.