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Epílogo.


Cuatro años después.

—¡O'Connel! —exclamó enojada mientras lo veo pasearse por mi departamento con completa normalidad.

—Foster —deja su bolsa de frituras en la mesa de la cocina para subir su mirada y verme.

Suspiro frustrada, esto no tiene solución. Dejo mis llaves en la mesa del recibidor. Son las siete de la mañana y bueno, Alex Foster acaba de volver de hacer lo que mejor sabe hacer. Ir de fiesta.

He descubierto que las fiestas en Nueva York son bastante alocadas y divertidas. Hay clubs de todos tipos, desde exclusivos hasta los más accesibles. Para gays, para lesbianas, para travestis. Para todos los gustos. Y como a mí no me gusta catalogar cada tanto me cuelo a discotecas que bueno, no son para mí pero es divertido. Se logra aprender mucho. Excepto cuando esos travestis intentaron salir conmigo, eso no lo disfruté. Pueden insinuarse mucho a decir verdad.

Llego cansada y algo borracha para encontrarme a Travis paseándose por mi departamento como si fuera el suyo. ¡Él tiene su departamento y yo tengo el mío! ¿Es tan difícil de entender?

Ah cierto, ¿Cómo terminamos así?

Cuando llegué a Nueva York hasta los cereales me ponían depresiva cuando me recordaban a mi hermano. Todo me recordaba a todo y era malditamente difícil. También, agreguemos que en este tiempo depresivo, Travis era el único idiota que me conocía y quería estar conmigo. Pensé que la universidad iba a ser diferente, pero enserio que tomó trabajo sociabilizar. Después de tres años de "somos amigos, no somos amigos", llegamos a "seremos amigos" y aquí estamos ahora.

Apenas Travesti se vino para la universidad, terminó con Penny. No intentó hacer nada conmigo al igual que yo no intenté nada con él. Mi corazón sigue latiendo por un tal Luke McQueen y eso no va a cambiar el mucho tiempo.

Como decía, Travis vive solo a unas cuadras de aquí, pero no sé qué le pasa, siempre está aquí. Fue mala idea darle una llave. ¿Por qué mierda le diste una llave, Alexandra?

—Café, ya —le ordenó. Lo menos que podía hacer es prepararme algo para quitar esta borrachera. Asiente sin chistar y se pone a lo suyo. Me quito mis zapatos altos y voy dando saltitos hacia mi habitación.

Hoy es un día importante. Después de cuatro años, vuelvo a Los Ángeles. No es que no haya visto a los chicos antes, visité Portland muchísimas veces y Londres unas cuantas para visitar a Alice y a Luke. Thomas cayó de sorpresa varías veces al igual que Shane. Al que no veo hacen mucho tiempo es a Sean. Se alejó del grupo o algo así me cuenta Log. Como sea, es veintiuno de diciembre y hace un frío impresionante. Afuera está nevando y por eso me apresuré a venir. Creo que estoy loca por salir de fiesta con este frío.

En fin, las fiestas se acercan y al fin, volveré a Los Ángeles a pasarla con mi hermano, mi sobrina y mi papá. No creo que los chicos vayan, ya lo hemos hablado mucho y estamos todos muy ocupados. Para todos es nuestro último año en la universidad y no queremos desperdiciar un segundo de estudio. Va, no mentiré. También me obsesioné un poco, recuerdo mis primeras clases y exámenes. Me pisotearon como puré de papas y di de lleno con la realidad.

Con mucha voluntad, no repetí primer año, cosa buena. Tampoco fue fácil. Tenía a Luke mandándome mensajes a cada rato, pidiendo Skype a las cinco de la mañana, queriendo hablar conmigo mientras estaba en clase... Bueno, que decirles, los horarios.

Por eso mi relación con Luke duró un año. Si, un año. Era muy complicado visitarnos por la gran distancia, teníamos horarios diferentes y un millón de cosas por hacer. Así que decidimos, bueno él decidió no yo, que es mejor que nos tomemos un «tiempo», ese tiempo son ahora tres años.

Hace tres años que no hablamos. Eso lo decidí yo, era bastante difícil hablar con Luke sabiendo que no estábamos juntos más. Sabiendo que él podía conocer a otra chica o enamorarse de mi misma mejor amiga.

Pero las fiestas se acercan, mi cumpleaños incluido y voy a pasarlo en familia. Ah sí, y el idiota de Travis viene conmigo, pero claramente no es bienvenido ni de cerca en casa. Solo compartimos el vuelo.

Me despojo de los jeans que tengo puestos y de la blusa negra. Los reemplazo por unos pantalones chándal color gris y una remera de Logan que le robé antes de venir aquí. La uso siempre para dormir y cuando esta sucia uso la de Shane y así voy rotando.

Llego a la cocina donde el olor a café recién hecho se cuela por mis fosas nasales. Sigo sin ser fan del café pero en la universidad, puede ser tu mejor amigo.

—Ya hice el check in, nuestro vuelo sale a las tres de la tarde —me avisa el castaño mientras deja una taza de café humeante enfrente mío. Asiento.

—¿Qué haces aquí?

—Penny no paraba de llamarme al teléfono fijo —suspira frustrado. ¿Por qué demonios tiene un teléfono fijo? ¿En que año vive?—. No quise romperlo así que me vine para aquí.

—¿No consideraste desconectarlo? —pregunto en un tono sarcástico.

—Ni por ahí —me responde y me rio.

—¿Cuándo se le pasará la locura? —suspiro.

La rubia destroza-gente, no entró a la universidad aquí en Nueva York. Pero si entró a otras, lejos de esta ciudad. Que ella no haya querido ir para quedarse con Travis me parece patético. Ahora trabaja de camarera en un bar en Manhattan. Ah, y que no deja de acechar a su ex novio. Por más odio que haya entre nosotros, ella es capaz de mucho más.

—No lo sé —bufa—. ¿Crees que debo decirle que soy gay?

Me alzo de hombros sin saber que contestarle. Y sí, es verdad. Travis tuvo un momento de experimentaciones cuando llego a la universidad, mientras me molestaba a mí fue descubriendo que si, le gustan los hombres. Fue un poco difícil para él aceptarlo y ahí fue cuando intervine yo. Se lo veía destruido y bueno, lo ayudé.

—Bisexual —le corrijo—. La morena de ayer no era un hombre...

—Es complicado —gruñe. Bastante gente sabe, Travis no lo esconde pero por una razón que desconozco, no le ha contado a Penny aun.

—Gracias por el café —digo llevando la taza vacía al lavavajillas—. Me voy a dormir y tú ya conoces la salida.

Asiente y me voy a mi habitación a dormir.

***

Un horroroso pitido amenazando con reventar mis tímpanos me despierta. Quiero seguir durmiendo, pero recuerdo que mi vuelo sale a las tres de la tarde así que me incorporo, ya despierta. Camino hacia la ventana de mi habitación y veo como la nieve no ha parado. Hace cinco años ya, me comencé a acostumbrar al clima de Los Ángeles. Ya saben, seco, siempre soleado e inviernos no tan crueles. Pero Nueva York tiene un clima muy parecido a Londres, solo que sin la parte de estar nublado todo el tiempo. Los inviernos pueden ser letales si no tienes la calefacción prendida.

Miro la hora en mi celular, la una de la tarde. Me apresuro a cambiarme, me pongo unas calzas negras, mis botas que me protegen de la nieve y una sudadera bastante abrigada de la tienda de la universidad que pone las iniciales de esta al frente. Es azul y blanca, y bueno, es bastante útil cuando no sabes que ponerte. Dejo de camperon color blanco a un costado, eso me pondré al final. Ya tengo mi maleta preparada, me quedaría ahí bastante tiempo así que necesito mucha ropa. Pongo las últimas cosas en mi mochila negra como cargador, cepillo de dientes y cosas como esas. Ni bien termino de cerrar la mochila, tocan la puerta.

¿Travis toca la puerta? ¿Desde cuando?

—¡Dios, Travis pasa! —exclamo desde mi habitación. Oigo su risa de niño pequeño y como abre la puerta.

—Tenía que comprobar que no andes bailando Happy en ropa interior —se excusa mientras oigo como la puerta se cierra. Salgo hacia la sala de estar con todas mis cosas.

—Te vas a morir de hipotermia —me regaña cuando me ve salir —. Hace mucho frio afuera.

Travis esta abrigado como si viniera del Polo Norte, literalmente. Lleva unos jeans oscuros con botas, y arriba solo se puede ver un sweater rojo pero vaya uno a saber cuántas capas de ropa lleva debajo de esa y no puede faltar su abrigo color crema. Ah, y tenía un gorro de lana negro que hace conjunto con sus guantes negros y para agregarle drama a la situación, un café en las manos.

—Estoy bien —me quejo cuando se acerca a mí con mi bufanda de lana blanca y me la envuelve en el cuello, luego se mete en mi habitación y lo veo salir con mi gorrito rosa, no duda en ponérmelo—. Listo.

Ruedo mis ojos y le pido que me ayude con mis cosas para que salgamos del departamento. Dejo todo apagado y salimos. En el ascensor, me explica que abajo hay un taxi que nos espera para irnos directo al aeropuerto.

Los Ángeles, aquí voy.

***

—Ahg, aquí hace calor —suspiro quitándome la campera blanca y dejándola en el suelo.

—No exageres —rueda sus ojos.

Me agacho para levantar la campera, no debí haberla tirado en el aeropuerto. Acabamos de llegar y Drake prometió buscarme así que aquí estoy, buscándolo con la vista. No me sorprendería para nada si se ha olvidado.

—Bueno, diva. Ian me está esperando, adiós —dice y besa mi mejilla haciendo un ruido innecesario—. Nos vemos en el vuelo de vuelta.

Asiento y lo despido. Arrastra su maleta verde y lo veo llegar hasta el rubio de su hermano, el cual levanta una mano y la agita, saludándome. Le devuelvo el gesto de la misma manera.

Me voy a un costado y dejo mi maleta en el suelo para sentarme encima de esta. Miro a todas partes esperando a que Drake aparezca, pero no lo veo por ningún lado. Lo llamaría para preguntarle dónde anda, pero mi celular se murió en el viaje y me dio pereza ponerlo a cargar.

—¡Alex! —una aguda voz me llama y subo la mirada buscando la voz. Sé que es Ashley, reconozco a la voz que me llama todos los días por teléfono para saber cómo estoy en todos lados. La pequeña de cinco años corre hacia mí, agitando su cabello rojo que cae hasta su cintura. Le sonrió y me paro para abrazarla, hace mucho tiempo que no la veo.

—Mi bebé —murmuro con mis ojos cerrados. Su cabello huele a limón.

—Ya estoy grande, tía —se queja pero la lleno de besos de todas maneras.

—¿Dónde está el idiota de tu padre? —le pregunto.

—No le enseñes a mi hija malas palabras —me regaña, quien más si no, Drake. La dejo en suelo y abrazo a mi mellizo. Él se ríe en mis brazos.

—Te extrañé, tonto.

—Yo también, tonta. ¿Vamos?

Asiento con emoción. Dejo que cargue mi maleta y salimos del aeropuerto. Voy de la mano con Ashley, la cual no para de hablar de lo que le pidió a Santa para navidad. Adivinen... Sí, zapatos y maquillaje. Es hija de Britanny.

Me subo al nuevo auto de mi hermano. ¿Cuál es la necesidad de cambiarlo tan seguido? Un auto sigue siendo un auto. Arranca una vez que tenemos nuestros cinturones puestos.

—¿Qué tal Nueva York?—me pregunta.

—Ehm... Sigue sintiéndose un poco solitario pero bien.

—No te preocupes, solo te faltan unos meses para terminar.

Asiento con emoción—. No veo las horas.

—¿Ya sabes que harás cuando te gradúes?

Niego. En parte mentía, en parte no. La realidad es que no se qué haré, pero la parte que no le dije es que quiero saber que hará Luke. Lo único que sé es que me faltan unos meses para tener un título en negocios. Sí, lo estuve pensando mucho, le di miles de vueltas al tema con Luke pero acá estoy. Nunca pensé que llegaría tan lejos. Me esforcé muchísimo para lograrlo, y acá estoy. Sin cambiar ni un pelo mi personalidad pero a pocos meses de un título universitario. Sé que mi mamá estaría orgullosa de mí.

En el viaje a casa, nos pusimos al tanto de todo. Mi hermano sigue viviendo con Britanny, pero sorprendemente son amigos. Drake lo ha dejado de claro siempre, la pelirroja es su amiga. Y sí, tienen en común una hermosa hija pero quien soy para juzgar. Ashley, nos cuenta que hace poco vio a su tío Thomas, el cual a pesar de la distancia los va a visitar de vez en cuando. No sé mucho de los chicos, solo sé que Cameron y Kath están en la misma universidad y sí, siguen juntos. ¿En qué momento había cambiado tanto el playboy de la casa? De Sean no se sabe absolutamente nada, excepto...

Hace un año.

Me recuesto en el sofá luego de una larga sesión de estudios. Finanzas se puede ir a la mierda, solo quiero relajarme. Comienzo a pasar los canales hasta que me detengo en uno que me llama la atención. Al parecer es un festival de música en Miami. Siempre me ha gustado ver a la gente de distintos países saltar y cantar como locos.

—¡Ahora, una gran bienvenida para Sean Mitch!—grita el presentador parado en un gran escenario, lleno de luces. ¿Sean Mitch? Que nombre tan... Momento. Me incorporo en el sofá y me inclino para alcanzar a ver mejor.

Tengo ganas de desmayarme cuando mi tatuado, ¡Nuestro tatuado! Aparece en el escenario y la gente rompe en aplausos y gritos. Este saluda y sé perfectamente que es él. En nada, está tocando su consola de DJ, poniéndole ritmo a toda la multitud de Miami.

Comienzo a gritar como loca y no dudo en llamar a Logan.

—¡Logan! —grito apenas oigo el "hola"—. ¿Estás viendo el festival de Miami?

—No —responde como si fuese lo más obvio del mundo.

—¡Ponlo, por dios, ponlo! ¡Sean esta ahí!

Oigo como el idiota tira el celular al suelo y sale corriendo. Corto la llamada y sigo gritando al frente del televisor. Lo había logrado

Ahora.

Verlo en televisión fue impresionante, lo busqué por internet y al parecer se presentó al mundo como "Sean Mitch" ¿Por qué? Quién sabe, lo que importa es que ha logrado hacer lo que le gusta y mierda que lo hizo bien. Tiene una cuenta verificada de Twitter, llena de seguidores y fotos con artistas muy importantes.

Sobre el resto de los chicos, sé muy poco, Logan conoció a una tal Stephanie. No sé si son novios o qué, al igual que Shane con una no sé quien, Zoe o Zoey. Solo espero que no se parezcan a mí, porque los mataré. Luke... bueno no he oído mucho de él desde que decidimos no hablarnos, sé que está en la universidad con Alice, mi mejor amiga. No quiero llegar a pensar lo peor, no quiero.

—¿Quién está en la casa? —pregunto cuándo estaciona al frente de la casa y me quedo mirándola como una idiota, me trae muchos recuerdos.

—Eh... Britanny, creo que Britanny... —balbucea y se baja del auto.

¿Por qué esta tan nervioso? Con ayuda de Drake, el cual no me miraba a los ojos, bajo mis cosas. Tomo mi macuto y me paro enfrente de la puerta esperando a que mi mellizo venga con su llave y la abra. Me siento como la primera vez en la que entre aquí, no espere que las cosas hayan resultado de esta manera, nunca me lo habría esperado. Abre la puerta y Ashley entra dando saltitos.

—Drake... Dime que pagaste la luz... —murmuro al ver todas las luces apagadas y las cortinas procurando que ningún rayo de sol llegara a la casa. No contesta—. Enserio Drake, no veo un cu....

—¡YA CALLATE, ALEX! —oigo el inconfundible grito de Cameron.

—¿Cameron? —pregunto con un brillo en mis ojos. ¿Qué hacía aquí? No me digan que Drake dejo una grabación de él porque lo mato.

Las luces se encienden y lo veo todo con más claridad. No puedo creerlo... Abro mis ojos como platos cuando los veo parados a mi frente. Los siete, ahora con mi hermano. Abro mi boca en forma de "O" al sentir el deja vú.

—¡Son ustedes! —exclamo sin creérmelo y salto al primero que veo, quien es Cameron. Este se ríe y me recibe en sus brazos, los cuales ahora están mucho más grandes.

Parezco una niña en una juguetería como salto, abrazando a todos y gritando. Creo que Ashley me miró mal. Todos están más grandes y maduros, resultado de una buena experiencia en la universidad y mucho gimnasio. Eso sí, sus abrazos siguen sintiéndose tan bien y consoladores como antes. ¡Hasta Sean esta aquí! Pero me detengo con las miles de preguntas que tengo para terminar de saludar a todos.

Hasta que llego al último. Me detengo en Luke, quedándome estática en frente de él, casi olvidándome como respirar. Los chicos se susurran algo entre ellos y se dispersan por la casa, dejándonos solos en la sala. Trago saliva y con cierto nerviosismo, bajo la mirada y entrelazo mis manos moviéndolas con intranquilidad. Sonrió al ver los brazaletes de Luke en mi muñeca. Siempre que me pongo a pensar en ellos, me río.

Con ayuda de su mano, eleva mi mentón y me obliga a mirarlo. Ha cambiado mucho, se ha dejado un poco la barba, tiene la expresión más madura y sus rasgos se parecen más a los de un hombre que a los de un chico de diecisiete años. Me pregunto si su personalidad también habrá cambiado.

—Alex... —murmura. Dios, le ha cambiado hasta la voz. Tiene el acento británico que yo ya he perdido.

No sé qué hacer, no sé cómo reaccionar. ¿Debería abrazarlo? ¿Fingir indiferencia? Mi mente es un torbellino en estos momentos y no sé cómo hacer para que se calme. Sus ojos verdes hacen contacto con los míos, estoy nerviosa, no lo negaré. Pero que haga contacto visual me pone más nerviosa.

Suspiro. Vamos, Alex. Sabes de sobra qué hacer.

Sin poder resistirlo, me lanzo a sus brazos. Luke, algo sorprendido me atrapa y rodea sus brazos por mi cintura. Sigue oliendo como siempre, ese aroma que me tuvo hipnotizada desde el día cero.

—Te extrañé —murmuro sin contenerme.

—Yo también —le oigo decir y sonrio.

Sin decirnos nada mas, nos alejamos un poco pero solo para que él se acerque a mis labios. Se siente como un paraíso luego de tanto tiempo sin ellos. En poco tiempo, nuestras lenguas se han encontrado y él me aferra a su cuerpo cada vez más y más.

La temperatura comienza a subir, de repente siento como si estuviese en un puto horno, y no en invierno. No sé cuánto dura el beso, no sé si habrá alguien mirándonos, si nos estarán gritando que dejemos de besarnos, no sé nada. Simplemente somos nosotros y nada más.

Cuando Luke ve que las cosas están subiendo de nivel, se separa de mí, con sus labios hinchados y húmedos. Me toma de la mano y sin demasiados preámbulos, tira de mí para que subamos las escaleras. Nos metemos en la primera habitación que encontramos, que casualmente es la suya. Bueno, era la suya. Me sorprende que Drake no la haya convertido en un gimnasio o Britanny en una huerta de verduras orgánicas. Ya, me desvié.

Cierra la puerta y me pone contra esta. Me besa otra vez y sus manos traviesas recorren todo mi cuerpo, impacientes y desesperadas. Se me escapa un gemido cuando su boca se va directamente a mi cuello, dejando varias marcas. Poco a poco, la ropa comienza a sobrar y la temperatura comienza a seguir. Dios, lo que he estado esperando para esto.

***

NARRA CAMERON HOLT.

Ruedo mis ojos con diversión cuando comienzo a oír ruidos en el piso de arriba.

—¡Joder mis oídos! —exclama Drake tapándolos. Los gritos no eran para nada silenciosos.

—¿Qué tiene? —pregunta Alice sentada en la mesa de la cocina. Sí, Alice y Kath están aquí—. Es amor.

—¡Es mi hermana! —exclama el pelinegro y todos reímos. Dios mío con Luke y Alex, no pudieron esperar ni a saludar.

—Hey, Kath, ¿te paso una cerveza? —le pregunta Sean abriendo la heladera. Mi pelirroja es la única que no tenía una en la mano, junto a Alice.

—No, gracias —dice.

—¿Alice?

—Tampoco, gracias.

La veo con la mirada perdida en el suelo y me acerco para abrazarla, aprovechando que esta al lado mío.

—Todo saldrá bien —murmuro en su oído—. Ya verás.

Intenta sonreírme, pero en vez de eso le sale una mueca. Dejo un beso en su mejilla. Alice nos mira raro. No sé qué mierda le pasa, como si nunca nos hubiese visto así.

Hablando de la mejor amiga de Alex, ha cambiado. Su pelo, el cual solía ser castaño oscuro, ahora está más claro. Sigue teniendo la misma cara de niña de siempre, pero intenta disimularlo con maquillaje. Quizá engañe a otros, pero no a nosotros. Su acento británico se nota cada vez más. ¡Hasta Luke lo tiene! Dios. A veces me pone nervioso porque no les entiendo nada. Por alguna razón, está más calmada. Eso es raro, Alice debería estar saltando de un lado al otro, pidiendo que hagamos esto, que lo otro, que quiere helado, que luego tiene sueño y no nos termina de molestar.

En cuatro años mucho puede cambiar y créanme cuando les digo que mucho puede cambiar.

—Así que Sean... —Thomas lo mira con las cejas alzadas.

—Thom... —el tatuado le sonríe.

—Corta la mierda Blake, ¡SEAN ERES UNA CELEBRIDAD! —Logan le grita a él por lo que se ríe.

—Sí, ¿Cómo paso eso? —pregunto intrigado. Sean no ha mantenido contacto.

—Exacto, deberías haber llamado —le regaña Britanny en una punta de la mesa.

—Sí es que...

Un grito demasiado fuerte de arriba lo hace parar de hablar. Drake sacude su cabeza un poco traumado.

—Gracias a Dios le compre esos auriculares a Ash —suspira y sacude la cabeza—. La mejor compra del mundo.

Nos reímos y Sean continua la historia.

—No tenía tiempo, todo pasó tan rápido... Llegué a Ibiza sin ningún plan.... Resulta que estaba en un hotel, y en medio de la noche me puse a jugar con mi consola, gracias a Dios me pasé de volumen. Tocaron la puerta y yo fui a atender, adivinen quien abrió... Steve Aoki.

—¿QUÉ? —a todos casi nos brincan los ojos al suelo.

—Bueno, al principio pensé que era una chica porque estaba de espaldas, pero cuando se giro... Quise desmayarme ahí mismo. Y bueno, una cosa llego a la otra y cuando menos me di cuenta estaba en festivales, siendo el DJ exclusivo de un club en Ibiza... Joder, viajé un montón, me divertí barbaridades y bueno, la paga está bastante bien.

—Woah, es increíble —digo sorprendido. Me siento un poco celoso. Acabo de pasar casi cuatro años matándome a estudios mientras que Sean estuvo conociendo el mundo y pasando sus noches en discotecas.

—Sí, lo sé.

—Quien lo diría, el idiota que, hacia mezclas en su habitación, termino triunfando a lo grande... —dice Shane y todos concordamos con él. Sean es otra prueba de que, si lo quieres, lo puedes lograr.

***

NARRA ALEX FOSTER.

Cameron me llama por teléfono para decirme que bajemos porque la cena ya esta lista. ¿Tan solo pueden creerlo? Cuanta voluntad tiene.

Obligo a Luke a levantarse también, a pesar que no quiere hacerlo.

Al bajar, ato mi cabello en una coleta alta para disimular el desorden. Me encuentro con todos los chicos en la mesa del comedor, listos para cenar como solíamos hacerlo. Sonrío sintiéndome nostálgica.

—Y hasta que la parejita decidió bajar... —nos dice Logan cuando bajamos.

Le saco la lengua, sin que me importe. Estoy por llegar a lo que antes era mi lugar habitual cuando me freno de seco. Mis ojos se iluminan cuando veo a Kath y a Alice sentadas en un extremo de la mesa.

—¡No lo puedo creer! —exclamo entusiasmada y salto hacia la pelirroja, la cual se levanto a saludarme. Se ríe cuando la levanto un poco, ¡no puedo creer que este aquí!

—¿Para mí no hay abrazo, pedazo de...?

—¡Ya cállate! —exclamo y abrazo a mi Oompa Loompa.

—Ahg, te extrañé Foster —murmura apretándome con fuerzas.

—Pss, Alex —me llama Logan cuando empezamos a comer. Había olvidado lo que era comer con Logan a mi lado —. Sean conoció a Liam Payne.

—¡No jodas! ¿Enserio? —exclamo llamando la atención de todos en la mesa. Toso para disimularlo un poco y vuelvo a comer.

—¿Qué es de tu vida, Alex? —pregunta Britanny, aprovechando que tengo toda la atención.

—Ehm... Bueno... —rasco mi nuca. ¿Qué les digo? Nada, muchas fiestas, demasiadas, estudios y un Travis bisexual caminando por mi departamento 24/7—. Columbia es bastante exigente... Estudié muchísimo para no repetir primero y el resto fue fácil. En unos meses tendré mi título de negocios.

«Fácil», claro. En realidad, me agarraron de los pelos y me golpearon contra cada pizarra. Fue duro.

—¡Eso es genial! —exclama Sean, quien no sabía. Claro que no sabía si no se dignó a llamar o a contestar ninguna de mis llamadas.

—Sí, eso creo —me alzo de hombros.

—¿Hiciste amigos? —me pregunta Shane y siento la mirada de Luke más intensa que antes.

—Ehm... No muchos a decir verdad... Quiero decir, los hacia una noche y luego me olvidaba de ellos...

Logan deja escapar una carcajada. Parpadeo varias veces al darme cuenta de lo que he dicho.

—¿Cuándo vas a cambiar? —suspira para aliviar el ambiente.

—¿Y Travis? —me pregunta esta vez, Cameron.

—Oh... Él... No le he visto mucho.

—Alex —Alice sabe que miento y menciona mi nombre con su ceja alzada para que diga la verdad. ¿Por qué me echa por la borda así? ¿No se supone que es mi mejor amiga?

—Está bien —bufo, ya qué—. Se volvió algo así como mi mejor amigo...

—¿¡Qué!? —gritan Luke y Logan al mismo tiempo.

—Era la única persona que conocía y bueno...

Veo como Luke se levanta enojado. ¿Qué le pasa? ¡Dios! Ni que me hubieses acostado con el idiota, ¡nunca hicimos nada!

—Eso no es justificación —me dice Luke y toda la mesa se queda en silencio. Me tomo la molestia de girar mi cabeza y fulminar a Cameron con la mirada por hacer esa pregunta.

—Sí lo es, me sentía sola. Los extrañaba mucho, te extrañaba mucho. Todo el mundo ahí es... Diferente, no podía hacer amigos como lo hacía normalmente, no era la secundaria. Travis estaba ahí... Intente ignorarlo el primer año, pero fue inevitable.

Se queda en silencio, procesando lo que le acabo de decir.

—¿Ustedes...? —pregunta para romper el silencio.

—¡No! ¡Dios no, por el amor a las papayas, no! —exclamo.

—Difícil de creer... —Logan no echa leña al fuego, le echa puta gasolina.

Comienzo a reírme algo nerviosa. ¿Estoy segura de lo que diré? No, no lo estoy.

—Chicos... No paso nada con Travis porque Travis... Él... —Travesti me va a matar, estoy segura—. Porque él es gay.

A todos se les salen los ojos de orbita apenas termino de decir la última palabra.

—¿¡Cómo!? —Britanny escupe la bebida de su boca y Ashley se queja del asco cuando unas gotas le llegan al rostro.

—Sí, fue algo reciente, no lo admite con todo el mundo, pero es gay —mentira, lo descubrió hace mucho y lo admite con todos.

—Woah —Cameron se recuesta en su asiento, tomándose un tiempo para procesar las cosas.

Sí, me pasó lo mismo cuando lo pillé besándose con un tipo en ese club. A todos le toma un buen rato hacerse la idea. No les diré que también le gustan las mujeres porque si no, mi plan de escape se fue a la mierda, aunque no haya pasado nada con Travis.

—No pasó nada y no pasará nada... Dentro sigue siendo el idiota que me rompió el corazón, pero no soy rencorosa —digo alzándome de hombros—. Es como si besara a uno de ustedes.

—Eso ya lo hiciste —Sean larga una carcajada y ruedo mis ojos.

—Bueno, es como si besara a Cameron —bufo.

—Ya me besaste —resalta el moreno con diversión.

—¡Tú me besaste idiota, no fui yo! —me defiendo—. Basta de mí, hablemos de ustedes —digo—. ¿Alguno tiene alguna novia o novio del cual deba enterarme?

Se miran entre ellos, pero nadie me contesta nada cosa que resulta un poco sospechosa.

—Yo tengo novia —Sean corta el silencio y elevo mis cejas en su dirección—. Se llama Brooke.

—¿Es esa rubia de las fotos de Instagram? —pregunta inmediatamente Alice con curiosidad.

—Nop, esa es Katie, esposa de mi mánager y mi amiga. Brooke no aparece en ninguna de las fotos... Tiene una personalidad miedo loca pero no le gusta que la muestre en el medio.

—Eso es bueno —apunta Drake asintiendo—. Significa que no busca tu fama.

—Supongo —se encoge de hombros.

—¿Y cómo es? —le pregunta Kath.

Ver a Sean hablar de ella es algo mágico, tiene un brillo especial en sus ojos cuando habla de ella, puedo ver que está enamorado de verdad y eso me hace muy feliz, después de todo, merece ser feliz. Me alegra que no se haya quedado estancado y que haya podido seguir. Al parecer, esta Brooke es una chica australiana que conoció en un club en donde él era un DJ invitado en Manchester. Esta chica había ido con sus amigas y las perdió. Unos idiotas intentaron aprovecharse de ella, Sean iba con sus guardaespaldas cuando la vio y rápidamente corrió hacia ella. Hizo que los pervertidos se fueran y bueno, ella estaba algo traumada. Y ahí comenzó su historia hace unos dos años. Me sorprende escuchar que esta Brooke tiene solo dieciséis años, bueno cuando la conoció, ahora debe tener unos dieciocho. Al parecer tiene una personalidad muy alegre, y que siempre está de buen humor cuando el tatuado tiene ganas de matar a todo el mundo. Me parece muy tierno cuando dijo que es la única que sabe calmarlo. Nos cuenta que es muy hiperactiva y que le encantan los cambios por eso le gusta cambiarse el color de pelo seguido, ahora lo tiene rosa según él, pero antes lo tenía rubio. Nos cuenta varias cosas más y quedo encantada con esta chica y con ganas de conocerla más.

—¿Y por qué no la trajiste? —le pregunta mi hermano con el ceño fruncido.

—Pensé que sería algo incomodo, puede ser muy alegre y todo, pero sigue siendo una niña tímida.

Todos concordamos, probablemente la hubiésemos espantado al primer día.

—Momento, momento —se detiene Logan y mira al tatuado con sus ojos entrecerrados—. ¿Cuándo la conociste no era ilegal que estén juntos?

Sean sonríe con picardía.

—Que puedo decirte...

—Siempre queriendo ir preso —completa Luke por él y todos nos reímos.

—¿Logan, Shane? —inquiero poniendo mi mirada en ellos—. Oí que estaban en "algo".

—Mi algo se llama Stephanie —cuenta mi mejor amigo. Brit se ríe al oír el nombre.

—¿Stephanie?

—Silencio, tú también tienes nombre de zorra —le dice Logan y me rio. La pelirroja le muestra su dedo el medio.

Bueno, en cuanto a Logan, hace unos meses conoció esta rubia que se llama Stephanie. Nos jura que no es para nada zorra o fresa. También nos aclara que no chilla, repetidas veces. La conoció en una fiesta en una fraternidad, va a segundo. Y están saliendo desde ese día. Según él fue un flechazo.

—Nunca pensé que podría superar a Penélope, me daban miedo las relaciones, pero esta chica me hizo cambiar de parecer... —dice—. ¡Y adivinen que! Es directioner al igual que yo.

Todos nos reímos ante eso último. Logan no va a cambiar nunca.

—¿Y tú Shane?

—Ohm, se llamaba Zoey —nos cuenta.

—¿Se llamaba? ¿Qué se murió? —pregunto e inmediatamente me arrepiento. ¿Qué si de verdad a muerto? Bocazas.

—Nop, simplemente no resultó.

Asentimos algo apenados por él. Shane es un chico fenomenal y se merece a una chica fabulosa, que sea buena y que bueno... Que le guste. Sé que encontrará a alguien. ¡Por Dios mírenlo, tranquilamente puede ser modelo!

—¿Alguien más tiene algo que compartir? —inquiero con ganas de saber de las vidas de todos—. ¿Thomas sigue negando que no le gusta Hanna?

Él rueda sus ojos. Nuestra amiga Hanna, termino en una de las mejores universidades del país, en Yale. Y bueno, no la veo hace cuatro años, pero con suerte está aquí para pasar las fiestas, ya veremos.

—Ehm, si yo tengo algo para decir —Cameron se para de su lugar.

—¿¡Qué, estás loco!? —Katherine a su lado se altera. Mi amigo moreno se alza de hombros y le guiña un ojo.

—En realidad, dos cosas —miro a Logan, el cual me mira igual de confundido. ¿Qué será? —. La primera la dirá Kath, la segunda la diré yo.

—No... No... —protesta su novia como niña pequeña.

—Es ahora o nunca —tira de su brazo haciendo que la pelirroja se levante.

Suspira y nos mira a todos con nerviosismo, me inclino con intriga. ¡Hasta Ashley quiere saber!

—Bueno... No sé como caerá esto, solo lo diré —toma una respiración profunda y mira a Sean preocupada.

—¡MIERDA, DILO YA! —grita Logan perdiendo los estribos a lo que lo tomo de los hombros para que se calme.

Cierra sus ojos con fuerza y lo suelta:

—Estoy embarazada.

Todos nos quedamos en silencio, intentando procesar la información. Como la drama queen que soy, hago el intento de desmayarme pero Logan me toma de mi sudadera, impidiéndolo.

—Nada de drama queen hoy —dice fulminándome con la mirada y ruedo mis ojos

—¡FELICIDADES! —soy la primera en reaccionar y me levanto de mi lugar, corro para abrazarla y ella sonríe. Luego me siguen todos, felicitándola y deseándole lo mejor.

—¿Mamá y papá saben de esto? —pregunta Sean sin una sonrisa en su rostro.

—No aun... Planeo decirles mañana con Cam.

El moreno traga saliva nervioso. Luke estalla a carcajadas.

—Hombre, estás frito —le dice Thomas echándose hacia atrás en su silla. Cameron asiente.

—¿Y cuál es la segunda noticia? —pregunto cuando Britanny ya se ha puesto a darle consejos de embarazo.

—Oh, sí —sonríe el moreno como si hubiese ganado la lotería—. ¡Kath y yo nos casaremos luego de que el pequeño o pequeña nazca!

Me atraganto con mi bebida. ¿Casarse?

—Woah... ¿Están seguros? —pregunta Alice con seriedad.

—Sí, solo nos falta unos meses para terminar la universidad y apenas llevo un mes de embarazo, cuando me gradúe planearé la boda, el bebe nacerá y listo —sonríe contenta.

A todos nos toma un rato para digerir las dos noticias bien, los dos están demasiado entusiasmados con la idea. ¿Un hijo? ¿Casarse? ¿Por qué lo dicen como si fuese tan fácil?

[...]

Entramos a la casa donde por suerte, está caliente. Afuera hace frio, no un frio como el de Nueva York, pero si está fresco y es porque en un día es Navidad.

Nos echamos en los sillones a ver películas junto a Alice, ponemos una pero no le presto tanta atención como ella. Estoy como siempre, pensando en Luke. Desde que llegué hemos estado actuando como pareja, es decir, besos, abrazos y esas cosas que solíamos hacer, pero no hemos hablado de lo que será cuando toda esta hermosa y sorprendemente real fantasía termine, cuando cada uno vuelva a su ciudad, con sus cosas y nos veamos distanciados otra vez. Tendremos que hacerlo, no quiero que actuemos como pareja y luego cortarlo al volver, definitivamente no puedo.

—Hey Alex —Logan chasquea sus dedos enfrente de mi cara y vuelvo a Tierra.

—¿Qué? —pregunto algo aturdida.

—Luke te espera en tu habitación —me avisa y luego baila sus cejas pervertidamente a lo que golpeo su hombro.

Sin decir nada más, corro escaleras arriba y entro sin tocar. A diferencia de lo que me esperaba, me encuentro con el chico responsable de mi insomnio sentado en el borde de la cama. Cuando entro, me ve y sonríe, con esa sonrisa que siempre me gusto y me volvió loca desde el día uno.

—¿Pasa algo? —inquiero.

—No, no pasa nada malo—me dice—. Solo quería que charlemos.

Uhm, al parecer leyó mis pensamientos. Asiento y me dejo caer a su lado, cosa que aprovecha para pasar su brazo por mis hombros y hacer que apoye mi cabeza en su pecho.

—¿Te has preguntado que pasara cuando todo esto termine? —uh, justo en el clavo—. ¿Cuándo tenga que volver a Londres y tú a Nueva York?

—Sí. De hecho, no he parado de pensar en eso.

Me acerca más a su cuerpo y hace que gire para que nos quedemos frente en frente. Se acerca y deja un suave beso en mi frente.

—Yo tampoco —dice.

—¿Has estado con alguien en estos tres años? —le suelto la pregunta que tanto miedo tenía en hacer.

—Lo intenté —admite y siento mi corazón rajarse—. Pero no pude, ninguna de esas chicas eras tú. Por más que tenían un acento parecido, solo hay una británica que logro robar mi corazón —por primera vez en mucho tiempo, me sonrojo—. ¿Tú?

—Nadie que me haya hecho cambiar de opinión sobre lo que siento por ti —confieso.

Me sonríe y deja un beso en mi frente. Me abraza, su fragancia la cual nunca cambio se cuela por mis fosas nasales y me siento en casa. Hace mucho que no tenía esta sensación, me mudé a Nueva York y aunque buscará un lugar para pertenecer, todo se sentía lejano. No me sentía bien conmigo misma, por eso acerque a Travis, pero seguía sin sentirme bien, era como si algo me faltara constantemente. Y es él. Con Luke me siento bien, me hace experimentar cosas únicas, con el tiempo se volvió como una adicción.

—¿Qué pasará con nosotros? —le pregunto algo temblorosa en un hilo de voz.

—¿Qué quieres que pase? —pregunta con una voz serena al cabo de unos segundos.

Suspiro.

—Quiero que estemos juntos. Luke, te amo y nadie va a cambiar eso —murmuro decidida—. Ni siquiera un océano, ni el tiempo ni los bombones que pasaban por Nueva York lograron que me olvide de ti...

—Así que había bombones...

—¡Ya, idiota! —me río, al parecer mi risa es contagiosa porque se une a mí.

—Yo también quiero que estemos juntos —concluye cuando volvemos a la seriedad.

Nos quedamos mudos, yo sin saber que decir. No podía proponer ninguna solución y al parecer él tampoco porque no articula ni una palabra.

—Luke —lo llamo y me paro de la cama, dejándolo desconcertado—. ¿Te das cuenta? —suspiro pesadamente—. Los dos queremos estar juntos. Los dos nos amamos. ¿Por qué es tan difícil?

Un ataque de ira me arrasa ahora mismo, me siento impotente. Amo demasiado a este chico como para dejarlo ir. Tengo ganas de golpear todo, ¿están escuchando lo idiota que estoy siendo?

—Hey, hey —Luke se para, quedando más alto que yo y me atrapa con sus brazos, murmurando un par de "sh, sh" ¡Ay, joder! ¡Sabe que eso nunca me calmo y menos lo va a hacer ahora! —. Cálmate.

—¿¡Qué me calme?! —mascullo enojada. No puede decirle a una persona alterada que se calme.

—Sí, cálmate.

¿Qué le pasa? Es como si el chico que me enamoró se hubiese ido en estos momentos. No entiendo su comportamiento, sus silencios, su "vamos a hablar..."

—Oh, Dios —murmuro y mis piernas tiemblan, fallan, pero no caigo gracias a los brazos de Luke. De repente asimilo todo y no creo que me haya sentido peor antes—. ¿Quieres... Quieres terminar conmigo? —murmuro con miedo a decirlo, a admitirlo.

—Alexandra, ¿estás loca? —pregunta mirándome a los ojos—. Sí lo estas actuando...

Me reincorporo y paso mis manos por debajo de mis ojos donde las lagrimas amenazaban a salir.

—Pero... Pero... Pensé que... —tartamudeo.

Se ríe pero niega. Una ola de alivio me recorre todo el cuerpo y siento que puedo respirar normalmente. No esta rompiendo conmigo... No esta rompiendo conmigo.

—No quiero terminar contigo —me asegura mirándome a los ojos—. Eres lo mejor que me pasó, ¿cómo crees que quisiera terminar algo así? Es verdad, hemos tenido nuestras bajas durante los últimos años, pero no significa que he dejado de amarte .

—¿Entonces cual es el punto de todo esto? ¿Por qué llamarme, hablar conmigo, preguntarme si te amo...? —me callo cuando por fin esta vez, asimilo todo. Y correctamente. Luke me sonríe, como si ya hubiese captado la idea. Tengo ganas de saltar de felicidad y esta vez, romper todo, pero de euforia—. Me... ¿Me vas a pedir que me case contigo?

—Vas a tener que dejar de ver películas... —murmura negando con la cabeza.

—¿No vas a pedirme que me case contigo? —junto mis cejas con confusión.

—Todavía no, salvaje —ríe acercándose a mí. Coloca sus manos en mis caderas—. Otra cosa.

—¿Otro brazalete? —le enseño mi muñeca, en donde junte ambos brazaletes, para que vea que aun lo conservo—. Vamos McQueen, un anillo.

Suelta una sonora carcajada. ¿Qué mierda le parece gracioso? ¡Hablo enserio!

—No es eso. ¿Vas a dejarme hablar sin interrumpirme con tus insinuaciones? —eleva una ceja a lo que asiento con obediencia. La curiosidad comienza a carcomerme por dentro—. Hay algo que no te conté. No quise contártelo por las dudas, quizá las cosas no salían como quería que salgan, pero... ¿Recuerdas que amo la literatura? —asiento—. Bueno, el amor no paro y una cosa nos llevo a la otra y...

Se queda callado.

—Luke, al grano. ¿Tuviste sexo con la literatura o qué?

—A fines de septiembre publicare mi libro —suelta rápidamente.

Abro mi boca sorprendida. Mi cara debe ser todo un poema. Me cuesta unos minutos procesarlo todo... Luke va a publicar un libro...

—¡Eso es genial! —exclamo y salto encima de él para abrazarlo—. Por Dios Luke, esta noticia... ¡Es fantástico!

Sin poder evitarlo, lo tomo de sus mejillas y lo beso, fue corto, pero es que... La adrenalina y todo... Debo hacerle un sinfín de preguntas.

—¿Cómo paso todo esto? ¿Quién mas sabe? Joder... ¿De qué va la trama? —mi lengua es todo un enredo en estos momentos y no sé cómo pararla.

—Alex, ya te contaré todo con lujo de detalles. Esa es la primera noticia, espera a ver la segunda.

Lo miro con curiosidad mientras se gira y busca algo en la mochila que trajo la cual se encuentra encima de la cama. Saca unos papeles y vuelve a mí bajo mi mirada interrogante.

—Eso no es un anillo.

—Ding, ding. Qué inteligente —dice con diversión—. Solo mira.

Me extiende los papeles y dudo un poco antes de tomarlos y leerlos. No puedo creer lo que estoy leyendo. O sea, nada de otro mundo. No me compró una estrella y mucho menos es una búsqueda del tesoro para encontrar mi anillo, es... es perfecto. Elevo un poco la mirada y lo pillo sonriendo mientras lo miro con incredulidad.

—No lo puedo creer... —murmuro algo sorprendida por todo esto—.¡Luke, estás loco!

—Puede que lo este —lo acepta—. Pero algo es algo.

—¿Algo es algo? —resoplo y niego con la cabeza—. ¡Has comprado un departamento y lo pusiste a nuestro nombre!

Vuelvo a leer los papeles, solo falta mi firma.

—¿Por qué? Joder, seguro te ha salido carísimo. ¿Hace cuanto tienes esto? Yo... —me quedo muda. Tengo cientos de preguntas, apenas sé por donde empezar.

—No te preocupes por el dinero —es lo primero que me dice—. Lo tengo hace unas semanas, estaba esperando a estar aquí para decírtelo.

Leo la dirección del departamento, es una de las zonas más costosas de Los Ángeles. ¿Habrá usado todo su fideicomiso para esto?

—Lo que importa es que es nuestro y si no te importa, puedes venir a vivir conmigo —bromea.

Muerdo mi labio y estiro una sonrisa. Salto a sus brazos y él me recibe gustoso. Una vida con Luke McQueen no suena nada mal.

***

—Feliz cumpleaños, hermanito —digo sentándome junto a él en el borde de la piscina. Son las cuatro de la mañana y todavía hay gente en nuestra casa. Primero de enero ya llego y por ende nuestro cumpleaños veintitrés. Los chicos no duraron ni tres segundos en tirar la casa por la ventana, la última vez que pasamos nuestros cumpleaños juntos no pudimos tener una fiesta por lo que hoy se quitaron todas las ganas que habían sobrado aquella vez en Londres. Desde que el reloj dio las doce que estamos en otro año y con otra edad, no he podido saludarle. Por suerte ahora tengo tiempo.

—Feliz cumple, pesada —dice elevando su vaso a lo que hago que el mío choque con el suyo—. ¿Qué estas tomando? —pregunta y me quita el vaso de las manos. Prueba un poco y frunce el ceño—. ¿Coca cola, enserio? No me digas que estas embarazada...

—Por supuesto que no —digo arrugando mi nariz. No estaba lista para tener hijos, no creo nunca estarlo, pero sé que el momento llegara. Tarde, seguramente tarde—. Solo me di cuenta de que no necesito alcohol para divertirme y que, sí, quiero recordar todo.

—Que bien, no te separes del gorrito —dice apuntándome amenazadoramente con su vaso—. Hablo por experiencia.

Ruedo mis ojos a lo que dice. Aunque actué como borracho, no lo está. Lo sé perfectamente, es mi mellizo. Desde que se enteró que es papá de Ash no quiere beber demasiado, casi siempre lo logra, casi siempre. Según él, quiere demostrar madurez, aunque la pequeña este en casa de sus abuelos.

—¿Has pensado en que harás luego de graduarte? —me pregunta cambiando el tema drásticamente, primero hablábamos de condones y ahora sobre mi futuro.

—Quiero volver aquí, Drake —confieso al recordar lo que hablamos con Luke hoy—. Te extraño muchísimo, a todos. Incluso a Britanny. Quiero ver a Ashley crecer, ser parte de su vida. Nueva York se siente muy solitario.

Asiente y esboza una pequeña sonrisa.

—Te recibimos de brazos abiertos, Alex. Ya lo sabes.

—Con brazos abiertos o cerrados me iban a recibir —bromeo.

—¿Y qué pasa con Luke? —pregunta.

—Esa es otra historia —murmuro sonriendo con picardía, me levanto del suelo y dejo un beso fugaz en su mejilla. Aun no se lo hemos contado a nadie —. Nos vemos, hermanito.

—¡GORRITO, GORRITO! —grita mientras me ve entrar a la casa.

Suelto una carcajada.

FIN. 

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