56. Perdones y peleas.
"Así es la vida, algunas veces eres la herida y otras eres la cuchilla"
Todos estamos confundidos y se nota por nuestras caras. Recuerdo vagamente que Alice me dijo algo sobre ella estando aquí, pero honestamente, no le creí nada. No esta tan mal de la cabeza... O eso pensé. La observo en vivo y en directo, con sus jeans, botas y un abrigo voluptuoso. Es ella.
Baja la mirada sintiéndose incomoda.
—Ehm... Vine a sacarlos de aquí —nos dice elevando la cabeza. Esto debe ser una broma.
—¿Esta es tu ayuda? —le espeto girando hacia Cameron. Me envía una mirada que me ruega ser más suave con ella. ¡Suave nada!
Uno de los oficiales nos abre la puerta luego de avisarnos que han pagado nuestra fianza y se hace a un lado para dejarnos salir. Soy la primera en pasar, dejando atrás esas estúpidas barras.
—Bueno Katherine, gracias por tu ayuda. No me interesa que haces aquí tan lejos de tu casa, ni lo que harás. Adiós —elevo mis comisuras en una sonrisa muy falsa para mi gusto y camino hacia la puerta para ir a los ascensores.
La pelirroja no me deja ir con tanta facilidad. Tira de mi mano y me detiene. ¿De donde sacó esas confianzas?
—¿Qué quieres? —en un brusco movimiento, la obligo a que me suelte. Me mira apenada. Cuando me propongo hacer sentir mal a la gente, vaya que lo logro. Ella se queda en silencio unos segundos, toma una bocanada de aire y dice:
—Tengo que hablar contigo.
—Mira que cosa —suelto sarcástica. Estaba esperando a que esas palabras salieran de su boca—. Yo no tengo nada para hablar contigo.
—Pero yo sí. No pierdes nada hablando conmigo, por favor.
Pierdo mi tiempo. Tengo ganas de decirle eso, sin embargo, me lo guardo. Sus ojos suplicantes me ruegan. Los chicos me miran como diciendo "debes hablar con ella". Suelto un suspiro. Supongo que es momento de dejar atrás los resentimientos.
—Está bien —murmuro y ella sonríe victoriosa.
Le hago una seña con la cabeza a los chicos para que se vayan. Ninguno protesta, pero Alice mira la espalda de Katherine como si quisiera asesinarla. Drake se encarga de empujarla y hacer que se vaya. Observo a los chicos caminar en dirección contraria a nosotros para darnos privacidad.
En la acera, Katherine se mira las botas. Ya es de noche, lo que significa que hace aún más frío. Acomodo mi bufanda.
Desde aquí puedo oler su fragancia de pomelo, esa que siempre lleva. Hago mi mayor esfuerzo para no cerrar mis ojos, la extraño. No a la colonia, a ella.
—Vine a pedirte perdón —se anima al soltar una bocana de aire con nerviosismo—. Sé que suena loco esto de venirme a Londres para hacerlo, pero... Creo que necesito aclararlo todo. No quiero perderte. Ni a ti, ni a Cameron, ni a nadie más. Supe lo de Penny tan solo una semana antes de que tú te enteraras. Sé que el tiempo no justifica, tendría que habértelo dicho apenas me enteré, pero no lo hice y nos llevó a donde estamos ahora. Fue mi error y créeme, estoy arrepentida. Sé que te hice sentir... Humillada. Perdón, Alex. Honestamente, te has convertido en una de mis mejores amigas en tan poco tiempo y... Ahora que no te tengo, siento la falta que me haces. Entiendo si no quieres perdonarme, pero espero que sí.
Se queda callada y con sus ojos marrones inquietos puestos en mi. Trago saliva.
Tanto Penny, Hanna y Kath, llegaron a mi vida de una manera muy rápida. Al principio las tres se me hacían insoportables, pero aprendí a quererlas. Mi lazo con ellas creció mucho en poco tiempo, como lo dijo ella. Cuando me enteré de que Hanna y Kath ya sabían sobre la relación de Penny y Travis, sentí humillación, como si hubiesen estado burlándose a mi costa. Los recuerdos que tengo contándoles con los ojos brillando de la emoción las cosas que me pasaban con Travis me inundaron la cabeza en esos momentos. Y pensar que ellas sabían todo en ese momento y no dijeron nada. Si no hubiese descubierto yo, ¿cuándo me lo hubiesen contado ellas?
Y luego está la otra parte. Lo mal que me sentí al dejarlas, al perder amigas. Fue feo cruzarlas en los corredores y no decirles nada, fue extraño en las reuniones del consejo estudiantil. Me sentí verdaderamente vacía.
Katherine Collins esta ahora aquí, al otro lado del mundo, pidiéndome perdón y luciendo verdaderamente arrepentida. Muerdo mi labio. Esto se llama «dar mi brazo a torcer». Yo no guardo resentimientos, seré un poco orgullosa, quizás, debo admitirlo. Pero no me gusta guardar rencores.
—Te perdono, Kath —respondo tras considerar que me he quedado callada bastante tiempo y que su mirada nerviosa no hacía más que empeorar—. Solo... No vuelvas a ocultarme nada más.
—Nada más, lo juro —me dice aliviada. Acorta la distancia entre nosotras y nos abrazamos. Joder, lo que extrañé a esta pelirroja.
[...]
Caigo rendida en mi cama, hoy ha sido un día agitado. Desde que decidimos ir al centro comercial, recorrerlo, pelearnos con los de seguridad, ser encerrados en una celda por casi tres horas y finalmente perdonar a una vieja amiga. ¿Qué más me podría pasar? Creo que he saturado el día de hoy. Solo quiero cerrar mis ojos y dormir.
Estoy a punto de caer en los brazos de Morfeo, con jeans y todo cuando tocan la puerta. Suelto un suspiro de frustración.
—¡Pase!
Me reincorporo hasta dejar mi cuerpo sobre mis antebrazos. Elevo mis cejas. Sean aparece en mi campo de visión con una caja de pizza en la mano. El olor a pizza recién hecha me inunda las fosas nasales. Mi estomago ruge de hambre y es cuando caigo en la cuenta de que no he comido en todo el día.
—¡Mi salvación! —exagero y él se ríe. Entra a mi habitación y cierra la puerta. Se sienta en mi cama y le hago un espacio, aunque no le presto mucha atención. Tomo la caja de pizza con mis manos y la abro, encontrando a mi favorita.
—Supuse que tenías hambre.
—Supusiste bien —digo con la boca llena, suelta una carcajada al verme comer y siento como mis mejillas se enrojecen. Había olvidado que no es Logan o Shane. Es Sean.
¿Y eso qué? Bien pensado, ¿y eso qué?
—¿Salió todo bien con Kath? —me pregunta al darse cuenta de mis mejillas rojas. Bajo la mirada a mi pizza.
—¿Con tu hermanastra? Sí.
—Que bien.
Nunca profundicé mucho la relación de hermanastros que se traen entre manos Katherine y Sean. No son de hablarse mucho pero ahora él luce preocupado por ella. Supongo que eso nos hace ser familia, ¿no?
Nos la pasamos hablando de cosas sin importancia, Kath, Londres, lo que pasó hoy. Entre temas triviales nos acabamos la pizza. Deja la caja en el suelo mientras yo caigo rendida, he comido una barbaridad.
Suelto un suspiro y cierro mis ojos. De repente, siento unas manos en mi cintura. Abro mis ojos y frunzo mi ceño al notar a Sean colocado a horcajadas. ¿Qué demonios cree que hace? Este estira una sonrisa que solo indica problemas. Se acerca a mi peligrosamente y cuando pienso que me besará, traza una línea de besos por mi cuello. Cierro mis ojos. Estoy a nada de dejarme llevar cuando recuerdo que esta besando en los mismos lugares que besó Luke más temprano.
Luke.
Abro mis ojos, coloco mis manos en su pecho y lo empujo con todas mis fuerzas. Se quita de encima mío para luego enviarme una mirada de confusión.
—¿Cuál es el problema?—inquiere tratando no sonar molesto.
—No puedo hacerlo —respondo evitando sus ojos. Me siento en la cama y me echo hacia atrás como una niña pequeña. Observo la caja de pizza vacía en el suelo, ¿me ha traído comida en un intento por seducirme?
—¿Es por Luke? —espeta.
—¿Qué? ¡No! —miento rápidamente. Aclaro mi garganta al darme cuenta cuan delator ha sonado eso—. Simplemente no puedo.
Me levanto de la cama de un solo salto. Dejo a Sean en la habitación y yo me voy a buscar la vida. ¿Que estoy haciendo y que me está pasando? Bajo las escaleras y puedo oír como Sean me llama mientras me sigue.
—Alex —me toma de la mano. Sus ojos suplicantes me piden que le dé una explicación, que me quede con él.
—No —contesto sin ser capaz de mirarlo a los ojos. Soy una cobarde.
Espero a que me suelte, pero no lo hace y así nos encontramos, como dos idiotas en el medio de las escaleras.
—¿Qué sucede? —interrumpe Luke al asomarse desde la cocina al igual que el resto.
Sus ojos buscan los míos para entender qué demonios está pasando. Bajo la mirada. Me suelto del agarre de Mitchell de un movimiento brusco.
—Nada —respondo evitándolo.
—Alex... —murmura Sean en un tono de advertencia al leer mis intenciones—. Tenemos que hablar.
—No hay nada que hablar —sentencio. Termino de bajar las escaleras y me acerco a la puerta. Mi mano roza el picaporte cuando lo oigo hablar.
—No huyas —me pide en un hilo de voz Sean—. Siempre haces lo mismo.
Aprieto mi labio en una fina línea. Créanme, lo pensé. Consideré quedarme y lidiar con las cosas como una persona madura lo haría. Solo que luego recordé que soy Alex Foster y tengo solo diecisiete años. Lo ignoro y abro la puerta, para luego cerrarla cuando salgo. Ya es de noche y es tarde. No está nevando, cosa que es buena. Me largo a caminar sin ningún rumbo en particular.
Meto mis manos en los bolsillos de mi sudadera (en realidad, es de Logan) y dejo que mis pies furiosos se precipiten a cualquier dirección. Conozco Londres como la palma de mi mano, no voy a perderme de eso estoy segura.
Oigo algo extraño irrumpiendo el silencio de las calles solitarias. Me detengo por unos instantes y agudizo mi oído. Son pisadas y muy cercas.
—Sean, te dije que no quiero hablar —suelto molesta. Giro sobre mis talones e inmediatamente me congelo. No es Sean. Oh, hubiese deseado que lo fuera.
Es un hombre, aparenta unos treinta años o quizá más. Me sonríe como idiota. Ese tipo de sonrisa la he visto antes.
—¿Qué quieres? —le pregunto e intento que mi voz no tiemble del miedo.
—Una chica tan linda como tú no debería pasearse por la calle sola y tan tarde... Mucho menos con esos jeans tan ajustados —murmura acercándose. Sus ojos indican maldad, todo en ese hombre luce sospechoso y da miedo. Trago saliva—. Ven, te haré compañía.
Se precipita a mí en dos grandes pasos. Me veo presa del terror, sin embargo, logro reaccionar. Esto ya me ha sucedió antes, una aprende sus trucos. Elevo mi puño y lo golpeo en el pómulo, retrocede unos pasos y se lleva la mano a la zona afectada, la ve con sangre. Joder, no sé de donde he sacado esa fuerza.
No le doy tiempo de pensar en las mil maneras de violarme y quitarme la vida cuando me encuentro corriendo, y él persiguiéndome. Siento que me moriré aquí.
NARRA LUKE MCQUEEN.
Alex le da un portazo a la puerta y automáticamente llevo mi mirada a Sean.
—¿Qué mierda le hiciste?
—¡Que no le hice nada! —contesta echándose hacia atrás al ver que me acerco con una cara de pocos amigos—. Estábamos solo hablando. Ella sola reaccionó así.
—¿Hablando? —pregunto. Alex es dramática pero no a tal punto. ¿Una simple charla la ha espantado? No lo creo. Mucho menos si es Sean quien me lo dice.
—Bueno quizá nos pasamos un poco y yo... —titubea jugando al imbécil. No dejo que diga más y le estampo mi puño en su mandíbula. Él retrocede, aprieta el rostro y me mira con ganas de asesinarme. Sin embargo, no dice ni hace nada. Volteo y corro hacia la puerta.
—¡Luke, no la busques! —exclama Drake e intenta alcanzarme, pero no le presto atención.
Me echo a correr en dirección por donde la vi irse desde la ventana. Me sorprende no encontrarla, no ha pasado mucho tiempo. Me detengo de seco cuando noto un par de gotas de sangre en el suelo. Esto hace que mi interior imagine miles de escenas posibles en donde sale lastimada y me enfurece más. Sean, eres un imbécil.
Mi desesperación aumenta al máximo cuando oigo un grito a lo lejos. Es Alex. Corro e intento guiarme por lo que recuerdo de los gritos. Llego con rapidez para oírlos los sollozos con claridad. Me da mala espina desde el momento en el que observo que es un callejón.
Entro sin meditarlo. Distingo en la oscuridad a un tipo que acorralando a Alex en una esquina y Dios sabe que está haciendo con sus manos. Y de repente, lo veo todo rojo. Tiro al hombre hacia atrás, él se sorprende y no le da tiempo para hacer algo ya que lo empujo e inmediatamente noto que esta borracho.
Mis puños y su cara parecen querer conocerse con ansias. En un determinado momento, deja de quejarse del dolor. Lo suelto de la camiseta y cae al suelo como peso muerto. Larga una carcajada desde el suelo. Oh, no deberías haberlo hecho.
Oigo los gritos de Alex pidiendo que pare, pero no lo hago. ¿Cómo puede pedirme que me detenga cuando este tipo...? No, no puedo hacerlo. Ella coloca sus manos en mis hombros y me tira hacia atrás.
—¡Detente! Si le haces más daño, tendremos problemas peores. Ya está, se acabó.
En eso tiene razón. Regulo mi respiración y me levanto del suelo. Miro como deje al hombre con miedo. Nunca he dejado así a nadie. Tiene sangre por todo su rostro, cortes y moretones que lucen horribles. Mis manos tiemblan. ¿Yo he...? No. Él sigue vivo.
Recuerdo a Alex a mi lado e ignoro mi momento de crisis interna. La atraigo a mi cuerpo con mis brazos. Ella pega su cabeza a mi pecho. Se larga a llorar como nunca antes la vi hacerlo.
—¿Estás bien? ¿Te ha hecho algo? —pregunto pasando mi mano por su cabello.
Niega con la cabeza. A ambas cosas. Cuando los dos ya estamos más calmados, llamo a los chicos. Estos llegan en un abrir y cerrar de ojos, no miento. Todos lucen confundidos y furiosos.
—Dejen —les digo cuando Drake está a punto de perderlo—. Ya está inconsciente. Hay que llamar a la policía.
Thomas se encarga de eso. Logan me pide que la lleve a casa mientras ellos se quedan. Asiento, tengo que sacar a Alex de aquí.
No quiere soltarme y por esto camino hasta la casa con ella aferrada a mi cuerpo. No dice nada, pero estoy seguro que está asustada por lo que acaba de suceder.
Por más que quiera, no le insisto que me cuente nada cuando llegamos, pasa directamente al baño y a los segundos oigo como el agua comienza a caer. Entro a la cocina, una vez que me quito la chaqueta. Me apoyo en la mesada y dejo escapar un suspiro de frustración.
Le preparo chocolate caliente para entretenerme. Lo tengo listo cuando sale del baño. Llego con una taza a su habitación, en donde ya está con el pijama puesto, sentada en la cama.
NARRA ALEX FOSTER.
¿Qué mierda me sucedió? Obviamente no había sido diferente que las otras veces. ¿Qué? ¿Creían que una niña amante de la noche no le iba a suceder nada por las oscuras calles de Londres? Pff, llegué a acostumbrarme y eso fue lo peor. Me acostumbré a los gritos que insinuaban cosas, a las miradas, al contacto. Nunca llegaron a hacerme nada con daño irreversible.
Pero hacia tiempo ya de eso, se siente raro volver a vivirlo. Todavía puedo sentir las manos del tipo sobre mi cuerpo, manoseándome. Sus labios en mi cara... Solo quiero vomitar. De repente la puerta se abre y veo como Luke entra con una taza de chocolate humeante.
—¿Estas mejor?
—Algo así.
Llevo la taza a mis labios en absoluto silencio y le agradezco porque sabe bien. Aunque en realidad, tengo un nudo en el estómagos y ganas de vomitar.
Luke no hace ninguna otra pregunta. Me termino el chocolate caliente en silencio y limpio las pequeñas lagrimas que amenazan con salir de vez en cuando. Pierdo la mirada en el edredón y me dedico unos minutos para procesar lo que acaba de suceder. Todo pasó muy rápido, muy de la nada. Aún puedo sentir el corazón latiéndome con fuerzas.
Dejo la taza cuidadosamente en la mesita de luz. Me meto en la cama sin decir ni una palabra. Luke me ayuda a taparme y se sienta en el borde de esta.
Lo miro a los ojos y me dejo perderme unos momentos en ellos. De repente, el rostro de Luke cambia por completo. Parpadeo con sorpresa y es cuando noto que las lágrimas han ganado la batalla cuando se deslizan por mi mejilla. Oh, justo lo que no quería.
La primera reacción de Luke es acercarse y abrazarme. Paso mis manos por su espalda, recostando mi cabeza en su pecho y me permito llorar.
—Quédate —susurro y es casi inaudible. Me cuesta admitir que necesito ayuda.
—No hace falta que lo pidas.
Se quita las zapatillas en dos rápidos movimientos y entra a mi lado en la cama, donde usualmente duerme Alice. Me rodea con sus brazos, acuesto mi cabeza en su pecho otra vez y recuerdo la otra vez que estuvimos en una posición parecida.
—Luke yo...—murmuro entre llantos. Siento que tengo que agradecerle.
—Estará todo bien Alex, solo duerme. Mañana será otro día.
Y eso hago. Por fin termina mi día.
N/A:
Sinceramente ni yo lo tenia planeado. Todo salió de la nada y tampoco se porque mierda Alex llora, simplemente pensé que seria bonito.
Sin mas:
¿COMO ESTAAAAN? ¿Se dan cuenta que actualizo mas seguido? Definitivamente es milagro de la Nutella.
Se que casi nunca hago preguntas, pero tengo unas:
1. ¿Que creen que le pasa a Alex? ¿Por que llora?
2. ¿Que piensan de la "nunca antes vista" personalidad de Luke?
See you.
-Mama Problems ;)
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