5. ¿Qué hice?
"Las malas decisiones crean buenas historias"
Llevo mi mirada al reloj de arte abstracto que está colgado en la pared. Encima que es difícil de leer, va más lento que los relojes normales. ¿Más lento? Si, muchísimo más lento.
Me agarra un tic en la pierna. Nunca lo tuve, pero parece que Estados Unidos me está alterando. Creo... creo que tengo ganas de romper el maldito lápiz HB que tengo entre mis manos.
—Señorita Foster —la profesora Land me llama la atención por tercera vez en la hora—. Ese boceto no se hará solo.
Le doy una sonrisa nerviosa. Perdí la cuenta de cuantas veces me había dicho eso. O cierto, tres. Estoy muy despistada y no entiendo porqué.
Miro mi hoja en blanco y empiezo a trazar algunas líneas, ya saben, como para matar tiempo. El tema del cual deberíamos guiarnos era invierno. ¿¡A quien se le ocurre mencionar el invierno en verano!?
Termino dibujando una montaña con nieve encima. Creo que el dibujo de una cría de cinco años es mejor que el mío.
Por poco no grito de emoción cuando el timbre suena, ni cuenta me había dado. Me levanto de mi asiento y guardo el boceto en mí carpeta, la próxima clase lo tendría que pintar. Salgo del salón de clases, el cual te mareaba por su intenso olor a pintura fresca. Deberían abrir las ventanas de vez en cuando.
Ahora, el anhelado almuerzo y luego tengo una clase mas hasta ser libre. Pero no me quejo, tuve historia, filosofía, arte y ahora creo que literatura. Materias no tan pesadas.
—¡Alex!—una voz a mis espaldas me hace girar. ¿Penélope? Si. Penélope, la rubia se acerca a mí. Me freno y ella llega hasta donde yo estoy. Juntas, nos dirigimos hacia donde todos iban. La cafetería.
Entramos en el alboroto, la verdad es que el bullicio que se junta entre tantas risas, charlas y gritos es algo impresionante, pero de alguna forma ya estoy acostumbrada. Nos ponemos en la fila, hablando de cosas sin mucha importancia. Me cuenta que ya se había enterado de que era la hermana de Drake pero que no iba a hacerme mucho alboroto, cosa que agradecí. La fila, se mueve rápido.
Delante de nosotras, hay dos chicas, una de piel oscura y otra castaña. No parecen superar los dieciséis años. Están hablando. Más específicamente, de mí y mi hermano. Mi curiosidad hizo que parara orejas. Ya saben, la curiosidad mato al gato pero el gato murió sabiendo. Y tiene siete vidas.
—¿Viste la hermana de Drake Foster? —pregunta una de ellas acercándosele. Quizás así piensa que nadie puede oírla. La castaña asiente—. ¿Cómo es que sale de la nada? —cuestiona.
—Oí que estuvo en un reformatorio toda su vida —le dice la otra.
Me muerdo el labio para no estallar en carcajadas. ¿Un reformatorio? Por los pelos.
—No, no estuve en un reformatorio —las interrumpo uniéndome a su conversación, ellas abren sus ojos como platos al verme.
Abandonan la fila con la rapidez que corren los rumores. Penny, a mi lado, me mira con diversión. Seguimos hablando. Por más que obviara el tema, Penny se muere de ganas de preguntarme acerca de Drake aunque intentase disimularlo, así que le doy el gusto y le cuento acerca de mi mellizo y que nos separamos a los cinco años. Y que viví toda mi vida en Londres.
Luego de tomar mi rebanada de pizza y mi jugo —nada saludable, por supuesto— pasamos a la elección de mesa.
—En el centro se sientan los populares —la rubia comienza a hablar sin que le preguntase —. Incluido tu hermano.
¿Qué es esto? ¿High School Musical? ¿Populares?
—Ahg, no me digas que es de esos —murmuro con frustración, aunque una parte de mí ya se lo esperaba—. Cuéntame más.
—No hay mucho más para saber —se alza de hombros—. El resto se ordena donde quiere y puede. Solo que no cerca del centro.
—¿Y tú? —pregunto—. Cerca de ellos. Hanna es la presidenta de los estudiantes así que tenemos ciertos privilegios.
Asiento. Vaya monarquía que se han montado por aquí... En mi escuela anterior, nada era así. Supongo que, de esta manera, hay más drama.
—¿Cómo te fue en tu primer día?—pregunta Hanna una vez que dejo mi bandeja en la mesa.
—Normal —me alzo de hombros.
De repente, un estruendoso ruido al lado mío me sobresalta. Me giro a ver, algo furiosa. Creo que ese pedazo de pizza termino en mi corazón. Es Katherine que había dejado caer su bandeja con comida brutalmente. Se sienta a mi lado.
—¿Qué te sucede? —le pregunto molesta.
—¡Alex! —exclama con la respiración agitada ignorando mi pregunta—. ¡Escuché que te postulaste como vicepresidenta del consejo estudiantil! ¿Es cierto?
—¿Qué? —pregunto atónita ante semejante atropello de palabras, de repente lo recuerdo y río—. Oh, no. Fue todo un engaño por llegar tarde a clase de historia, no me postularé.
—Al parecer fue todo menos engaño, tu nombre esta publicado en el panel del consejo —la pelirroja eleva una ceja. ¿El panel del qué? Mis ojos vuelan a Hanna, quien esta tan atónita como yo.
—¿Quién me puso ahí?
—¿Le dijiste a la profesora Podds? —me pregunta Penny, metiéndose en la conversación.
Asiento, ya sabiendo a donde se dirige todo esto.
—Ella debió haberte anotado —sugiere Hanna y suspira con frustración.
Oh, no lo hizo. Me paro rápidamente de mi silla, la cual torpemente cae al suelo. Levanto mi mochila y salgo corriendo hacia ese panel. Sé que está al lado de administración, recuerdo haberlo visto al pasar, pero para ese momento estaba vacío.
No me cuesta mucho llegar, todos están en la cafetería y los pasillos casi vacíos, excepto por algunos que siguen deambulando. Me detengo una vez que lo veo, haciendo que la goma de las suelas de mis zapatillas provoque un odioso ruido contra el piso.
Elecciones 2016.
PRESIDENTA POR ELECCIÓN PREVIA.
Hanna Thompson.
Postulados a vicepresidentes.
Britanny Nelson.
Alex Foster.
El resto, son los puestos consiguientes. Pero dejo de leer al ver mi nombre. ¡Esto es una jodida broma! ¡No quiero ser vicepresidenta, en mi vida hice algo así! ¡Y menos competir con esa tal... Britanny!
Me meto en la oficina de Dorothea, hecha un torbellino.
—¡Dorothea!—exclamo. La secretaría se asusta y deja caer unos papeles al suelo—. ¿Hay algo que pueda hacer para que me saquen de las elecciones?
—Me temo que no —responde ella con una sonrisa burlona. Claro que lo está disfrutando—. Si te sacáramos no habría competencia. Al director siempre le gusta promover un poco de competencia "sana" y "educativa".
—Pero... Pero...—intento protestar. Lo último que quiero es ser parte de una competencia que de seguro no tiene nada de sano o educativo.
—Anímate Alex, puede ser divertido —ensancha más su sonrisa—. Ahora fuera, necesito terminar un trabajo.
¿Qué hice?
Repito:
¿Qué hice?
***
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro