36. Frustrante.
"¿Cuántas cosas perdemos por miedo a perder?"
Paso mis manos con nerviosismo por mis jeans en un intento de secar el sudor que provienen de ellas. Nuevamente, vuelvo a chequear la puerta por donde se llevaron a Britanny hace tiempo. Nada, sigue inmóvil como siempre. Suspiro con frustración. Odio esta situación.
—Va a estar bien —habla Alice y pasa una mano por mi hombro para darme lo que creo que es consuelo—. No te preocupes demasiado.
A diferencia de mí, no está hecha un manojo de nervios. Es que ella no entiende que Britanny no puede salir mal, tiene una hija a quien cuidar, una bebe de un año que no puede quedar sin madre. No es una simple vida y ya. Claro que nadie es una simple vida "y ya", pero se entiende mi punto y el porqué estoy por arrancarme el cabello en cualquier momento.
—Lo sé. Es que el choque fue muy fuerte y joder, estoy asustada.
Ella aprieta mis manos, casi clavando sus uñas en mi piel para que me calmara. Y como solía hacerlo, funcionó. Una técnica algo rara —somos raras—, pero efectiva a la hora de tranquilizarme.
—Va estar bien —repite con más seguridad. Aprieto mis labios en una fina línea y asiento, intentando tatuar esa idea en mi cabeza. Va a estar bien, va a estar bien y definitivamente no va a morir o quedar en algún coma dramático.
Elevo la vista y me dispongo a observar mí alrededor. Desde la sala de esperas del hospital general, donde ya estuve por esa vez que Drake se cortó el pie, se puede observar de todo. Doctores que lucen apurados ir y venir, personas sollozando por lo bajo, otras saliendo con bebés y una gran sonrisa de oreja a oreja, personas entrando gravemente heridas, otras con sonrisas esperanzadoras, gente con grandes bolsas bajo sus ojos y como olvidarme, nosotros.
En el camino, Sean amenazó con quitarle el puesto a Shane de protagonista de "Rápidos y Furiosos". Zigzagueaba y aceleraba consiente de que mientras más tiempo pasaba, peor era el riesgo. Shane hizo lo mejor que pudo para seguirle el paso.
Para cuando llegamos ya la habían llevado a la sala de urgencias. Hace media hora que no sabemos nada de ella. Frustrante. Demasiado, frustrante.
No es que me preocupara mucho por Britanny. Ella tampoco ha sido un ángel conmigo. ¿Desearle la muerte? Demonios, no. Solo me aseguraría que este bien y me iría a casa, a dormir como se debe. Este día está siendo extremadamente largo.
Dejo escapar el aire que contenía y apoyo mi cabeza en el hombro de Travis, quien está a mi derecha.
—Estará bien —repito las palabras de Alice al ver su rostro perdido entre emociones, entre ellas, susto y preocupación. No sé si han logrado hablar pero entiendo su intranquilidad.
Le da un apretón a mi mano y asiente, intentando convencerse. Gira su cabeza y deja un corto beso en mi frente. Sonrío y cierro mis ojos.
—Alex, tengo esa sensación que cualquiera de tus amigos me lanzará un golpe en cualquier momento —murmura por lo bajo. Dejo escapar una risa.
—No es una sensación, Travis
Asiente, asimilando la idea. Deja escapar un bufido, sé de sobra que no está particularmente disfrutando la situación pero largarse no era opción.
—Joder, odio esto —habla bajo. Truena sus dedos con desazón.
—¿Hablaste con Britanny?—inquiero sabiendo que quizá, no es el mejor lugar ni momento para preguntarle esto pero la duda me está carcomiendo la cabeza cada vez más.
—No, ella no ha querido hablar conmigo.
—Se que no sería lo correcto... Pero creo que deberíamos hablar de esto cuando ella despierte —sugiero y muerdo mi lengua. Di que sí, por favor.
—No, Alex. Probablemente esté muy cansada... Se ha dado un golpe para la historia. No podemos irle así con un problema —razona. Aunque de cierta manera, presiento el miedo entre sus palabras. No sé qué hablo, yo estaría haciéndome pis en los pantalones si fuese él.
Asiento. Humedezco mis labios. Espero unos momentos antes de volver a hablarle para no sonar tan pesada e insistente con el tema. No quiero que parezca que me importe, pero me importa y muchísimo.
—¿Cuándo hablarás con ella?
—Supongo que cuando... Se ponga mejor —se alza de hombros. Reparo que está intentando aplazarlo lo más posible.
***
—¿Familiares de Nelson, Britanny?—un doctor de tez oscura que luce ya en sus sesenta se coloca a nuestro frente. Dejo escapar un suspiro cuando lo oigo hablar. Al fin. Drake le explica rápidamente que no somos sus familiares, pero que hemos venido con ella. Nos mira con cara de pocos amigos, pero habla—. Tuvimos que enyesar su brazo izquierdo, tiene raspaduras en toda la columna, ya las atendimos. Y con respecto a su cabeza, no fue demasiado grave pero suficiente para dejarla inconsciente. Ahora está dormida, le haremos la segunda revisión cuando despierte. Y luego, podrá irse a casa.
Agradezco internamente que lo haya puesto en palabras que pueda entender y no mezcle términos médicos.
—¿Podemos pasar a verla?—le pregunta Sean. Él asiente con la cabeza y nos dice donde está. Voltea y lo veo irse hacia una máquina expendedora de café. Pobre hombre, gracias.
Caminamos hacia la habitación. Todos excepto Penny y Alice. Oyeron al doctor y tras agradecerle, se largaron a casa. Me hubiese ido con ellas —con mucho gusto— pero son los siete chicos de aquí quien tienen que llevarme a casa.
Recorro los pasillos junto a Travis. Me envía una mirada nerviosa y esbozo una sonrisa, la más tranquilizadora que puedo. Parece aliviarlo, pero no del todo.
—Allí es —señalo la puerta cuando identifico el número de la habitación.
Lo primero que noto es que la habitación es blanca, lo típico en los hospitales. Y luego, en una cama, a Britanny. Sus ojos cerrados, la cabeza vendada y una escayola en el brazo izquierdo que se encuentra suspendido en el aire. Nos acomodamos a su alrededor. La habitación es demasiado... Modesta, qué decirles.
—Supongo que ya nos vamos...—habla Logan rompiendo el silencio—. Digo, ya la vimos.
Mi sexto sentido me dice que a Logan le aterran los hospitales. Quiero reír cuando todos se sorprenden al ver como los ojos de la pelirroja comienzan a abrirse lentamente. Woah, pensé que esto sucedía solo en las películas.
Parpadea con confusión hasta adaptarse a la luz.
—¿Mhh?—murmura. Aunque quizás, haya querido decir otra cosa como "muéranse todos" pero eso es lo que logré captar.
—Brit —Sean, jugando el papel del mejor amigo, la llama. Ella posa sus ojos sobre él con el ceño fruncido y luego pasea la mirada por el resto de nosotros.
¿Es aquí cuando nos pregunta quienes somos?
—Sean, ¿Dónde diablos estoy? ¿Qué hacen todos estos aquí?—suelta desorientada, pero sin perder su toque de brutalidad.
Ahí está la Britanny que conozco.
Intenta reincorporarse, al hacerlo se queja del dolor y vuelve a su posición original.
—Has tenido un accidente, estás en el hospital. Ya estás bien —le explica Sean sonando lo más comprensivo del mundo—. Y todos estamos aquí por que estamos preocupados.
Hace un paneo de todos nuevamente, la verdad es que sí, somos muchas personas a su alrededor y puede resultarle algo abrumador.
—¿Él también?—clava sus ojos sobre Travis.
Él se tensa a mi lado, le doy un apretón en la mano. No es momento para achicarse, O'connell.
—Sí, yo también.
—No te creo una mierda —suelta casi asesinándolo con los ojos. Observo todo como si fuese un partido de tenis.
—No estaría aquí si no estuviera preocupado —repone intentando no perder el temperamento y probablemente, estallar a los gritos.
No ayuda para nada cuando Britanny rueda sus ojos.
—¿No piensas que la has cagado bastante como para venir aquí? ¿Enserio debo verte el rostro?
—¿Hablas de Ashley?—insinúa él adelantándose un paso y con la mandíbula apretada.
Oh señor, esto no va en buen camino.
—Maldito hijo de...—empieza Britanny llena de odio y rabia—. No te atrevas a decir su nombre. Todo esto es tu culpa.
—¿Mi culpa? —inquiere y suelta una carcajada sarcástica.
—Sí, tu culpa —declara mirándolo a los ojos. Si las miradas mataran, Travis estaría cien metros bajo tierra.
—Oh, no lo creó. —niega repetidas veces con la cabeza—-. No es mi culpa que te hayas metido en estas carreras aún cuando te dije que eran peligrosas. Britanny, pudiste haber muerto.
—Esto no estaría pasando si hubieses sido más hombre y aceptado el accidente. Si tan solo te hubieses hecho cargo de la bebe. Nuestra bebe.
Britanny larga todos los panes sobre la mesa y sé que esto se está poniendo fuerte. Trago saliva, que todo salga bien, por favor. Por otro lado, podrían alcanzarme unas palomitas.
Todos prestamos absoluta atención a la discusión de Travis y Britanny, todos queriendo saber lo mismo. Cual de todas es la verdad.
—Hubiese sido más fácil si me hubieses contado acerca del bebé. ¿¡No crees?!—oficialmente, Travis deja de contenerse.
Deja escapar un largo bufido como si lo que él hubiese dicho fuesen puras incoherencias.
—¡¿Volviendo con ese cuento?! Travis, asume lo que hiciste, lo que escribiste en la carta.
Se queda mudo. Se ha terminado toda defensa que podrías haber tenido pensada, O'Connell. La pelirroja ha enseñado sus mejores cartas y todo se ha ido por el desagüe. Fue una buena noche.
—¿Qué carta? —pregunta Travis de repente, rompiendo el silencio. Creo que me he atragantado con mi propia saliva—. Nunca hubo una carta... Creo que yo...
—Alto ahí —interrumpo el incoherente balbuceo del chico. Volteo a mirarlo—. Tú no recibiste esa carta, ¿verdad?
—¿Qué carta?—vuelve a preguntar luego de sacudir su cabeza.
—Te envíe una carta —explica Britanny, ganándome el puesto. No me quedo, después de todo, ella debe decirle—. Contándote todo. Porqué me había ido. Acerca de Ashley. A cambio, me enviaste una carta diciendo que no querías a ese bebe, negándolo todo. Que me fuera al demonio —su voz se quiebra al mismo tiempo que mi corazón se estruja—. Fue difícil todo esto...
—Yo no recibí ninguna carta.
—¿Cómo que no?—le devuelve una mirada furiosa.
—Que yo no recibí ninguna carta —repite. Lo conozco, dice la verdad.
—¿Entonces quién demonios la recibió?—pregunta Cameron sacudiendo su cabeza—. Claramente aquí hay una tercera persona.
—Yo... No lo sé —titubea—. Nunca he recibido una carta de tu parte, Britanny. Y créeme que me acordaría de eso.
—¿No me estas mintiendo? —inquiere la pelirroja mirándolo con desconfianza. Puedo oír todo su mundo desmoronándose. Niega con la cabeza—. ¿Quien recibió la maldita carta entonces? ¿Quién fue el hijo de puta? ¿Quién me arruinó la vida?—no logra contenerse más y estalla en llantos.
Incontrolables lágrimas caen por sus mejillas, lleva sus manos a su rostro para cubrirlos. Ladeo mi cabeza al notar mi corazón torcerse. Me decido por acercarme y rodearla con mis brazos como puedo. Aprieta mi brazo con fuerzas y llora con más intensidad.
—Me arruinaron la vida. Estaba sola. No tenía dinero, me habían echado de casa... Mira donde me he tenido que meter —murmura entre sollozos.
Trago saliva. Siento empatía, la abrazo con más fuerza. No se merece nada de esto, solo tiene diecisiete años.
—Fui yo —escucho clara y perfectamente su voz.
***
========
Juro que me debatia entre dejarlo asi y continuarlo.
El suspenso ganó.
¿Quien creen que fue?
En fin, nada interesante... Solo que... ¡YA SOMOS TRES FUCKING MILLONES DE PROBLEMATICAAAAAAAAAS!
OHHH GOOOOD:00000000000
ESTOYYY MAS QUE FELIIIZ! ENSERIO! GRACIAS:D
Vamos por los treinta millones.
Ahre, arriba el optimismo;)
Bueno loquillos y loquillas. Me voy.
Actualizo mañana. Asi que no empiecen a preguntar.
Los amoooo to Pluton and back❤
Bai.
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