31. ¿Estamos bien?
—¡Alex!—alguien esta furioso, nadie dude. Me separo de un salto de Luke y llevo una mano a mis labios. Yo acabo de besar a... Sin importar, Sean se acerca a nosotros a toda prisa. No luce para nada contento—. ¿¡Qué diablos, Luke?! —exclama este y lo empuja con furia—. Dijimos que Alex no.
Con sus manos en su pecho, lo estampa contra la pared.
—¡Alto! —interrumpo antes de que McQueen pueda reaccionar. Esto de ser unos monos sin cerebro, no va—. Son amigos, mierda. No peleen.
Me ignoran olímpicamente, Luke empuja a Sean y este se tambalea, pero no por mucho ya que el pelinegro se equilibra en unos segundos y salta a golpear a Luke en el labio y a puño cerrado. Qué ironía, por Dios.
El de ojos verdes no se queda atrás y le pega cerca del ojo.
—¡Paren!—vocifero con frustración. Estoy a nada de meterme en la pelea a separarlos yo misma pero temo terminar rifando una buena paliza—. ¡Thomas!—apuro al pelinegro que se acerca ver qué sucede, al igual que los curiosos.
Thomas deja su cerveza y toma por detrás a Sean, quien lleva la delantera en la pelea. Lo arrastra lejos. Me acerco a Luke. Se levanta del suelo con cara de querer asesinar al tatuado mientras duerme. Observo su rostro rojo, pronto morado. La sangre brota de su labio.
—¡Beso a Alex! —brama Sean furioso cuando Thomas le pregunta qué carajos pasó. ¿Todo esto por eso? Fue un beso, no una propuesta de matrimonio.
—¡¿Qué tiene de malo?! —vocifera Luke a mi lado.
—¡Dijimos que ella no! Es la hermana de Drake, imbécil.
Nick Jonas es hermano de Joe Jonas también. ¿Y qué?
Amo llamar la atención, pero no exactamente en estos momentos que todos vinieron a ver qué sucede. Deseo que la tierra me trague con tantas fuerzas.
—¡Sabes muy bien que no es por eso! ¡Estas celoso y actuaste como un imbécil! —escupe McQueen. Parpadeo con sorpresa. Cruzo miradas con Sean, este no me transmite ninguna expresión. Gira y abandona el círculo que se había formado, alzando así los murmullos de todos.
—¡Alex!—Hanna viene corriendo hacia mí, seguida solamente de Alice—. ¿Qué diablos?
—¡Se acabó el espectaculo, gente! ¡Vuelvan a lo suyo! —mi mejor amiga de toda la vida eleva la voz por encima de los cuchicheos. Todos comienzan a dispersarse.
Le explico con voz entrecortada y muy brevemente a Hanna lo que acaba de suceder. No despego mi mirada de Luke. Ahora está con Logan y ambos están alejándose.
—Ya, tranquila—murmura la pelinegra y me envuelve en un abrazo reconfortador—. ¿Quieres que te llevemos a casa? Justo íbamos...
Asiento. Necesito desaparecer de aquí, ya no me estoy divirtiendo ni un pelo. Con cabeza gacha y acompañada de las dos, salgo de la casa hasta llegar a la esquina, donde la música no se oye tanto y el auto de Penny está estacionado con su dueña y Katherine dentro.
—¿Qué pasó?—cuestiona Kath desde el asiento delantero al vernos llegar. Huele a kilómetros que algo anda mal.
—¿Qué no paso?—suelto con ironía al entrar.
—Yo te diré qué pasó —interrumpe Alice sin dejar de lado a su borrachera. Que la acompañe hasta la muerte—. Alexis por aquí, vive una puta telenovela.
Volteo mis ojos. Ya lo sabía, gracias.
—¿Luke y Sean pelearon?—inquiere sin mucha seguridad. Quedamos desconcertadas.
—¿Cómo sabes? —titubeo.
—Mhm... ¿Intuición?—no suena convincente pero la dejo pasar. Mi cabeza está demasiado alborotada en este momento como para prestarle atención a ese detalle.
Dejo que mi mente se despeje mientras vamos en el auto. Me apoyeo en el marco de la ventanilla, viendo los autos, edificios, grandes casas y negocios de la agitada ciudad de Los Ángeles.
¿En qué momento me había cambiado la vida tan radicalmente? Me costaba mirar al pasado porque mi mente decía "pasado" y mi mente mostraba escenas de mi cita con Travis, el día que me reencontré a Alice o incluso el día que con Hanna mentimos acerca del consejo estudiantil a la vieja Podds.
Debo recordarme de donde vengo.
—Penny, ¿Crees que podrías llevarme a donde me llevaste la vez pasada? No tendrán que esperarme —hablo por lo bajo para no despertar al resto que había caído como bolsa de patatas en los asientos.
—Alex, ¿Estás segura?—pregunta Penny sonando preocupada—. Ese lugar parecía...
—Solo déjame ahi, me las apañaré yo sola —contesto—. Gracias por preocuparte, Penny. Pero realmente no es tan malo.
—Bien...—murmura ella dubitativa y en menos de diez minutos ya estamos en esa carretera solitaria infestada de gente.
Abro la puerta del auto y antes de que mis zapatillas negras tocaran el asfalto, oigo la voz de Alice.
—Ten cuidado.
—Tranquila, lo tendré —le dedico una sonrisa tranquilizadora.
Alice sabe sobre este asunto, pero nunca se metió conmigo en nada y así lo prefería. Ella no tiene porque arruinarse la vida en lugares como estos. Sin embargo, siempre fue sobreprotectora. Ah, mi Oompa Loompa.
Cierro la puerta con prudencia y saludo a Penny con la mano. Ella espera unos segundos, como si se estuviera debatiendo entre dejarme aquí sola o obligarme a entrar el auto para llevarme a casa.
Finalmente, pone en marcha el auto y se va.
A medida que me acercaba más al amontonamiento de gente, comienzo a escuchar más y más el ruido de la música, los gritos y el rugido del motor de las motocicletas. Paseo mi mirada entre las personas. Si no fallo, Abby debería estar aquí. Siempre lo está.
—Oye, Alex —dice una voz a mis espaldas. Me volteo en un santiamén. Me encuentro a River, mirándome a cejas alzadas. No me esperaba aquí, obvio—. ¿Te has perdido o algo?
¡Hace semanas que no te veo la puta cara! —estalla en carcajadas. Este va colado, sí.
—Tanto tiempo —contesto y recibo su casto abrazo.
—¿Viniste a competir o solo a ver? —me pregunta haciendo un ademan a nuestro frente, donde los corredores estaban preparándose.
Competir, claro. Eso sí que es algo que prefiero enterrar.
—Estoy de observadora.
—¡Oh, sí! Este chico... Tu noviecito, O'Connell. Él compite.
Cómo no. Me pongo nerviosa con tan solo oír su nombre, quizás no fue tan buena idea venir hasta aquí, sabiendo en la delicada posición en la que me encuentro con Travis.
Nos acercamos a la zona de la carrera, donde ya hay gente a vítores y abucheando. Ninguno está en un estado decente. Trago saliva cuando comienzo a sentirme incomoda, es la primera vez que me siento así en un lugar como este.
Al cabo de un rato, la carrera está por comenzar y River me pasa una lata de cerveza. Tuve suficiente por esta noche, pero de todas formas la acepto y la sostengo en mi mano.
Atisbo a Travis con la mirada, subido en su motocicleta. No se da cuenta que estoy a unos cortos metros de él.
Una chica en el medio de la pista, da inicio a la carrera. Todas las motos salen disparadas a toda velocidad. Muerdo mi labio. Vaya uno a saber por qué pero temo que el irresponsable de O'Connell se haga daño.
Todos nos cruzamos al otro lado de la carretera, donde la carrera debe finalizar. Se oyen gritos de victoria y aplausos. Hay un ganador. Al acercarme, noto que es Travis y no me sorprende. Esa vez que estuve en la parte de atrás, corrió bastante bien pero Britanny un poco mejor. Ella no está ahora.
Travis cruza mirada conmigo y tras recibir el dinero, lo guarda en el bolsillo de su chaqueta y se acerca a mi.
—Diva, ¿por qué no estás en la fiesta? —se detiene a mi frente. Percibo una pizca de felicidad en su rostro y no es por haber ganado.
—Felicidades, Travesti.
Eleva sus cejas con aire egocéntrico. Claro, el niño pijo que gana todas las carreras.
—¿Ya estamos bien?—pregunta de repente. Me deja algo descolocada, no me fui de un drama para entrar en otro. Lo observo expectante unos segundos, ¿Qué se supone que iba a responderle? "No, dejaste embarazada a Britanny" o "No tengo las jodidas ganas de discutir ahora".
—Yo...—
—¡Trav!—una rubia de sonrisa coqueta, escasa ropa y unos tacones altísimos, lo rodea por la espalda. Ardo en celos. ¿Y esta qué?
—Ahora no, Jess—le dice en un tono bajito. ¿Qué ahora no? ¿Entonces en otro momento sí? Ah, respira Alex, respira.
La rubia me mira con recelo por unos segundos pero termina cediendo. Deja un beso en la mejilla del castaño asegurándose de que sonara como mil demonios, le susurra un par de cosas al oído y se fue.
Él tiene el labial rojo de la chica estampado en la mejilla derecha. Cierro mis ojos con fuerzas.
—Mira, Travis...—la idea de contestarle "No tengo las jodidas ganas de discutir esto" se vuelve más tentadora que nunca.
—¡LA POLICIA!—un desgarrador grito interrumpe el nacimiento de mi argumento. Volteo rápidamente e identifico unas luces rojas y azules acercarse a toda velocidad. Mierda. La multitud se vuelve loca.
—Diablos —masculla Travis. Toma de mi mano para prácticamente arrastrarme hasta su motocicleta. No puse fuerza en contra. Es la policía, no puedo volver a prisión una vez más. Miento, miento. Nunca fui encarcelada, aun.
Salto a la parte trasera y Travis arranca a toda velocidad, dejando a la gente atrás.
¿Y ahora qué?
***
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro