
25. Entre Timody y Maura.
"Todo el mundo trata de realizar algo grande, sin darse cuenta de que la vida se compone de cosas pequeñas" — Frank Clark
—Shane, me estas asustando—murmuro y muerdo mi labio inferior con nerviosismo.
El castaño pasa una mano por su cabello y niega con la cabeza. En la luz del día, sus ojos azules resaltan más. Nunca he visto un par así de brillantes y llamativos en persona.
—No es para tanto—hace un gesto como para restarle importancia a la situación. ¿De verdad no es para tanto? Algo me dice que sí—. Por lo menos para mí, no es para tanto.
Para él, claro.
—¿Y para mí qué?
—Mmh, quizá sí sea malo—se alza de hombros mientras salimos del estacionamiento en su auto. Me coloco el cinturón de seguridad y trago saliva. Desde ya comienzo a sentir una horrible angustia en el pecho.
Estaba tan cerca de saber la "verdad" que tanto ansío pero al mismo tiempo por miedo, prefería echarme atrás. Hay veces que es mejor no saber.
—Quizá sea mejor ir a casa...—titubeo jugando con mis dedos y evitando a toda costa la mirada de mi amigo.
Voltea a verme por unos instantes, lo suficiente para captar mi reacción y continuar conduciendo.
— María Alexandra Foster —me reta Shane en un fingido tono autoritario. El día en el que el ojiazul suene así de tenaz, los cerdos volarán.
—No soy María—recalco.
—Y a mi qué —suelta sin un toque de delicadeza—. Has llegado hasta aquí, no puedes echarte a atrás ahora.
¿Qué he llegado hasta aquí? Seguro.
—¿No sería espiar? Espiar es malo, Hastings —digo de brazos cruzados y con la espalda completamente apoyada en el asiento de cuero.
Él suelta un bufido. De todas las personas, justo yo venía a hablar de moral. Qué ironía, el burro hablando de orejas.
—No, es ver sin que ellos sepan.
¿Eso lo deja dormir por las noches?
—Está bien —digo. De todas maneras, Shane iba a llevarme igual.
Apoyo mi codo en la puerta y con mi mano en mi mentón, me dispongo a observar esta parte de la ciudad de Los Ángeles que todavía no conocía. Hay muchos edificios de gran altura y varios locales de comida, como siempre.
El viaje dura menos de lo que me hubiese gustado, luego de unos muy cortos cinco minutos, Shane detiene el auto frente a un edificio color gris.
—Llegamos—anuncia este quitando la llave del auto. Dejo escapar una bocanada de aire y observo de arriba abajo la estructura.
—¿Y esto es...?—inquiero pero sé perfectamente que es.
—Un edificio —responde Shane. ¿Enserio? Volteo a verlo con un rostro cargado de incredulidad pero él luce demasiado serio para ser verdad. Aquel tipo de sarcasmo viene incluido con todo el paquete parece.
—¿Aquí es donde viene Sean todo el tiempo?—reformulo la pregunta en busca de una respuesta un poco mas sensata.
—Sí.
Me bajo del auto y como mi lado está del lado de la vereda, me quedo estática en mi lugar mientras espero a Shane. Mis piernas flanquean ligeramente y mi boca se encuentra más seca que de costumbre. Los latidos de corazón son más rápidos como locomotora de tren.
—¿Y ahora qué, genio? ¿Cómo piensas "observar sin que ellos sepan"?—interrogo con ironía y sin quitar mis ojos del guardia de seguridad en la puerta. Parece estar esperándonos y todo.
Shane a diferencia de mi, luce completamente tranquilo y sosegado. Casi como si hubiese hecho esto trece millones de veces. Me pregunto incluso si esta no es la primera vez que hará esto.
—Tú tranquila. Cameron y yo los espiamos siempre.
¿Cameron y él los espían siempre? ¿Qué demonios? ¿Por qué? Niego con la cabeza y me alzo de hombros dejando que él me guie.
Con cara de idiotas y desentendidos, pasamos por el lado del guardia.
—Oh Timody, ya era hora que vinieras—se queja el señor. Comienzo a toser. ¿Timody? Mi cara de desconcierto es digna de fotografía. ¿Quién mierda es Timody?
—Aquí estoy—responde Shane con un falso acento inglés y me pellizca la espalda por detrás, oh, oh ya entiendo. Aclaro mi garganta.
La inglesa aquí soy yo y ese acento da pena.
—La señora del quinto te necesita, su inodoro se trancó —lo mira severamente. Timody no es muy efectivo en su trabajo al parecer.
—Yo lo reparo —responde mi amigo inmediatamente. El tipo gruñón asiente y acto seguido su mirada va a parar en mí. Me doy cuenta que tiene unas cejas muy pobladas y ojos muy pequeños.
—¿Y Nestor?—pregunta al verme. ¿Nestor? ¿En qué demonios estaban pensando cuando eligieron sus nombres?
—Oh, ese infeliz está enfermo pero vine con Maura que es su suplente —Shane palmea mi hombro dos veces.
Maura. No puede ponerse mejor.
—Ajá —murmura observándome con desconfianza. Se hace a un lado y nos deja ingresar finalmente al edificio. Respiro con normalidad una vez que nos alejamos del guardia.
El lugar luce elegante y sofisticado, me gusta el aspecto de todo. No me sorprendería que Britanny viva aquí.
—¿Timoty y Maura? ¿Plomeros, enserio? —frunzo el ceño.
—Es así o no entramos a ningún lado, amor —sonríe sin enseñar sus dientes. En vez de detenernos en la zona de los elevadores, continuamos caminando por un pasillo—. Tenemos que ir a vestirnos, así nadie nos cree nada.
Bajo la vista a mis jeans rasgados y a mi blusa blanca con el logo de Levi's en el medio, todo de la mano de Michael Foster y la tarjeta de crédito que tan mal hizo en entregarme.
Nos detenemos en una puerta color blanco y Shane la abre, sin decirme nada ni invitarme civilizadamente a entrar, me empuja adentro.
—Hay un olor terrible —murmuro arrugando mi nariz. Huele a humedad mezclado con productos de limpieza, una combinación para nada placentera.
Shane me ignora y se pone a revolver uno de los últimos estantes con sus manos.
—Dame un minuto a que encuentre la bolsa...—masculla él.
El lugar debía ser literalmente de dos metros cuadrados, con estantes en tres paredes con escobas, trapeadores, trapos, productos de limpieza y todo lo que se pueda llegar a necesitar para mantener en orden a un edificio.
Murmura algo que no logro captar y saca una bolsa de color negro la cual levanta una capa de polvo. Toso un poco y muevo mi mano en el aire para quitar la suciedad en el aire. Mi amigo ni se inmuta, claro.
—Tu traje—me extiende un overol color azul marino. Lo acepto con dos dedos y lo observo por unos momentos, esperando a que las cucarachas salgan de el.
—Te quedara algo grande...es el que usa Cameron.
—No interesa—digo y lo coloco encima de mi ropa usual, fue algo complicado vestirnos en este cubículo mínimo pero ambos terminamos con los overoles puestos—. ¿Cómo me veo?—bromeo.
—Horrible —dice este. Golpeo su hombro y estalla a carcajadas—. Miento. Te ves como Nestor se vería.
Estoy a punto de irme y salir de este lugar de mal olor cuando Shane me frena diciéndome que el disfraz no está terminado. Saca de la bolsa dos bigotes falsos, unas gafas pastosas de color negro, dos gorras y lo que parece ser una nariz de silicona.
—Perfecto—murmuro y tomo uno de los bigotes, asegurándome de colocarlo bien. ¿Dolerá sacarlo tanto como en las películas?
Shane me pone la gorra en la cabeza, escondiendo mi cabello dentro de ella. Me da los anteojos y veo como se inserta esa horripilante nariz de mentira encima de la que ya tiene.
—Irreconocibles —choco los cinco con el castaño.
Por fin salimos del armario el conserje y caminamos con completa seguridad hacia los elevadores. Me doy cuenta una vez dentro de este que Shane carga una caja de herramientas. No me sorprendería que este llena de papel picado o incluso no tenga nada.
Presiona el número siete y aun con la tonta música de fondo, me es inevitable ponerme nerviosa. ¿Qué pasa si me reconoce? Britanny me va a matar, mucho más ahora que sé su secreto. No soy como ella, no le conté a nadie.
—Cambia esa cara. Nadie te reconocerá, Alex—me tranquiliza Shane sonriendo pero no puedo tomarlo enserio con esa estúpida nariz, luce como un imbécil—. Te darás cuenta de que estarán muy ocupados como para empezar a identificarnos.
¿Es que tienen una fábrica de metanfetaminas? ¿Qué carajos hacen que es tan secreto?
Las puertas se abren y Shane toca el timbre de una de las seis puertas esparcidas por todo el lugar. Muevo mis pies impaciente e intento no lucir tan aterrada. ¿Maura, la plomera entrando con el rostro como si acabara de ver un fantasma? Solo vengo a arreglar el baño.
Dejo de morder mi labio cuando caigo en que comenzaría a sangrar.
—¿Quién es? —reconozco la voz de Sean detrás de la puerta.
Le envió una rápida mirada a Shane. Por suerte, él se encarga del asunto.
—Timody y Nestor al servicio, señor —su acento inglés combinado con una voz estúpidamente gruesa.
Abre la puerta rápidamente tomándonos por sorpresa. Es Sean, no puedo esperar nada delicado y suave de su parte.
—¿Ustedes otra vez?—pregunta molesto al abrir la puerta. Mi corazón amenaza con salirse de mi pecho. Pone sus ojos en blanco y gruñe mientras me pregunto en mi cabeza en qué momento me volví tan miedosa.
Bajo la mirada y dejo que Timody hable, no yo.
—La señora Nelson nos mandó a controlar todo —el chico a mi lado aclara su garganta sin elevar demasiado la vista. Sean es más alto que Shane por escasos centímetros.
—¿De nuevo? —pregunta él. ¿Qué demonios tienen en esa cabeza retorcida Cameron y Shane para venir aquí seguido? El ojiazul no le deja responder y empuja a Sean levemente para ingresar al apartamento.
Lo primero que veo es el living, es simple. Nada extravagante pero sin dudas tiene el toque especial de Britanny. Una mesa de café en el medio entre sofás color turquesa y almohadones blancos y negros. Un televisor puesto enfrente de todo esto.
—Ya saben ubicarse—bufa Sean para nada contento con nuestra visita. Voltea y se adentra en un pasillo.
—No quiero que te alteres—Shane susurra a mi oído. Que no me altere, está bien. Asiento.
Mi amigo me guía hacia la cocina, donde empezamos "revisando" las cañerías con la ayuda de una llave que encontramos en la caja de herramientas. Solo da golpecitos a el metal mientras murmura «Bien, bien». En lo que Timody se encarga de hacer nada, me pongo a observar la cocina. Es pequeña, tanto que doy un paso hacia atrás y caigo encima de Shane. Sin embargo, tiene su toque pintoresco al estar llena de colores.
—¿Ustedes otra vez?—una voz femenina me saca de mis pensamientos. Me giro a la velocidad de un rayo y me encuentro con la pelirroja. Trae puesto unos shorts de pijama y una camiseta holgada, va descalza y con su cabello atado en una coleta. Nada que ver con el vestido color crema y los zapatos de tacón que usaba esta mañana en la escuela.
—Su madre nos envió—avisa Timody desde abajo. Agacho la cabeza al ver como Britanny me observaba extrañada.
Bufa molesta, no creo que simpatice con su madre. La dueña de casa observa a Shane hacer el tonto con la llave, esta por abrir su boca para soltar un comentario no muy constructivo cuando se escucha el grito de Sean desde una de las habitaciones del modesto apartamento.
—¡Britt, Ashley está llorando otra vez!
¿Ashley? ¿Quién demonios es Ashley?
—Atenderé al bebé, no hagan nada raro —avisa con sus cejas juntas y gira para irse rápidamente.
El bebé.
Parpadeo varias veces para comprobar que sí, sigo aquí actuando de Nestor, Maura lo que sea y que Britanny Nelson acaba de decir que debe ir a atender a un supuesta bebé llamada Ashley.
—¡¿Un bebé?! —exclamo entre susurros girándome para ver a Shane, quien muerde su labio, expectante a mi reacción.
—Shhhh Alex, estás gritando —musita Shane elevando la voz—. ¡Te dije que no te alteraras!
—¡Tú estás gritando, no yo! —farfullo y con un pie, golpeo su pierna. Me cruzo de brazos y dejo escapar un suspiro, esto es demasiado—. Lo siento... —murmuro retractándome—. ¿Es de ella verdad?
—No, ¿cómo crees? Es de Magoya —murmura este rodando sus ojos. Vuelvo a golpear su pierna. Se queja del dolor ya que esta vez fue más fuerte, pero que se queje con "Magoya".
Sean aparece del pasillo con un bebé en brazos interrumpiendo nuestra conversación. La observo con detenimiento. Es pequeña, quizás no llegue al año o esta por cumplirlo. Tiene una fina capa de cabello pelirrojo y unos grandes ojos marrones, los cuales están algo mojados y rojos porque como dijo, estaba llorando. Ahora tiene su chupete en la boca y parece haberse calmado. Nos mira Shane y a mi bien atenta.
—Muévete —me habla Sean, no me di cuenta cuanto se habían acercado—. Tengo que preparar su leche.
Inmediatamente me doy cuenta que estoy bloqueando su paso a uno de los gabinetes altos de la cocina. Me muevo por el pequeño lugar, no pude alejarme tanto tampoco. Sean estira su brazo para sacar un bote de leche en polvo. Con la bebé en un brazo, luce tener demasiada práctica al destapar el bote con una sola mano. De repente, se detiene.
—Nestor... ¿Llevas perfume de mujer?—pregunta el tatuado elevando la cabeza pero sin mirarme. Olfatea dos veces y frunce el ceño.
¿Es muy tarde para decir que soy Maura y no Nestor? ¿ Y es que un hombre no puede usar un jodido perfume de mujer?
—No...—hago mi mejor intento para ocultar mi acento y poner mi voz lo más gruesa que puedo—. Es de limón,..
Muerdo mi labio inferior mientras que en mi cabeza espero que se haya tragado el verso.
—Ah —murmura tras unos segundos y continua con lo suyo.
Me alejo un poco más. Shane parece estar sudando de los nervios pero sigue dándole golpes a la cañería. Joder que va a romper algo enserio.
—¿Cómo está la bebé? —pregunto para aliviar la tensión que se había formado. Podría cortar carne con lo tenso que esta todo.
—Bien —titubea Sean alzándose de hombros—. Más pesada y caprichosa que antes, pero sigue siendo la misma ternura. ¿Tú tienes hijos, Nestor?
¿Ese bebé es de Sean? No puedo creerlo. Trago saliva e intento ocultar mi eminente asombro. Niego con la cabeza.
Shane parece darse cuenta que ya estamos arriesgándonos el culo cuando se levanta del suelo y sacude su overol.
—Bueno ya está todo lindo por aquí —avisa Timody—. Siempre todo perfecto este apartamento, no como la señora del quinto. ¿Qué le dan de comer a las cañerías?
Quiero estrellar mi cara contra la pared, ya.
—Siempre dices lo mismo—dice el que sostiene al bebé en brazos con un aire de sospecha—. Creo que nos estafas.
—Nunca, señor —el castaño niega rotundamente mientras arruga su rostro. ¿Estafarlos? Deberían pagarnos primero.
Sean voltea y observa a Timody. Muerde su labio y tras dejar escapar una larga bocanada de aire, habla.
—Está bien, Shane.
Vuelve su atención a la comida de Ashley. Comienzo a toser. Nos ha descubierto. Lo que más temía. Mi estomago da un vuelco y quiero hasta saltar por la ventana con tal de escaparme.
—¿Shane? ¿Quién es "Shane"?—el ojiazul intenta pilotear la situación al mirar confundido y rascar su nuca. No dio muchos frutos que digamos.
—Pregúntaselo a Alex —responde alzándose de hombros.
Se acabó.
—¡Timody, corre que nos han descubierto! —grito alarmada antes de que Shane pudiera contestar algo como «¿Alex? ¿Quién es "Alex"?». Salgo por donde lo más veloz que puedo y tengo a Shane pisándome los talones. Usamos las escaleras ya que es la manera más rápida.
—¿¡CÓMO PUDO?!—exclama mi compañero mientras bajamos corriendo las escaleras. No tiene sentido continuar a esta velocidad, no es como si Sean no viviera con nosotros y nos vería hoy en la cena. Dramatismo primero, supongo.
—¡Era demasiado obvio, imbécil! —le respondo a los gritos. No sé porque acepté a hacer esto sabiendo que esos disfraces no ocultaban para nada nuestras identidades.
Luego de bajar siete pisos, ya comienzo a sentir las gotitas de sudor descendiendo por los costados de mi cabeza y mi respiración agitada como si un pulmón estuviese a punto de salir por mi boca. El guardia nos observa con ojos entrecerrados y antes de que pueda preguntarnos algo como por ejemplo si fuimos con la señora del quinto, salimos disparados directo hacia el auto de Shane.
Una vez adentro, apoyo mi cabeza en el respaldo y cierro mis ojos, intentando regular mi respiración. Mi amigo se encuentra intacto, como si acabara de hacer todo este trayecto caminando. Desventajas de no ser físicamente activa.
—A ver—hablo una vez que el auto se ha puesto en marcha y dejamos el edificio de Britanny atrás—. ¿Esa bebé... Es de Sean?
Él toma una profunda respiración y su rostro no luce para nada divertido. Shane no está bromeado, esto va demasiado en serio. Muerdo mi labio mientras espero una respuesta.
—No, Sean no es el padre —responde finalmente.
Frunzo el ceño. Así que Sean es solo un muy buen amigo, está bien, pero...
—¿Entonces por qué me trajiste hasta aquí? —pregunto.
—Porque el padre de esa bebé es Travis O'Connel.
***
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