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24. Aléjate de mi.

"¿No es la vida cien veces demasiado breve para aburrirnos?"


Parpadeo unas cuantas veces. Es un sueño. Esto tiene que ser un sueño. De todas las personas en Los Ángeles, a la última que pensé ver aquí, corriendo una carrera de motos ilegales es a Britanny Nelson.

—¿Britanny?—casi me ahogo en mis propias palabras. No le doy crédito a mis ojos. Debe ser una broma.

—Foster — estira una sonrisa falsa, la cual es capaz de intimidar a quien sea, menos a mí.

Le doy una rápida mirada a Travis, esperando a que se encuentre en el mismo estado de plasmado que yo. Sin embargo, no luce asombrado. Él ya lo sabía.

—No... No entiendo —sacudo mi cabeza. Sin duda luzco como una idiota, pero a mi qué. Estas son noticias—. Tú... Tú no luces como el tipo de personas que hace este tipo de cosas.

Britanny Nelson luce como una niña mimada que viene de la típica familia adinerada que le da lo que quiere cuando lo quiere. El tipo de chica que se pasa horas en un centro comercial y su única preocupación en la vida son sus uñas.

—¿Ahora aprendiste a no juzgar, Foster? —arquea una ceja. Me mira como si estuviésemos en una pelea y ya me hubiese ganado. Muerdo mi labio, no respondo nada. La multitud a nuestro alrededor sigue con los ojos puestos en nosotros y en cada palabra que damos—. ¡Moviéndose, gente! Aquí no hay nada para ver.

Definitivamente hay algo para ver. La música continúa a tope y el alcohol —entre otras sustancias extrañas— sigue corriendo como agua. Suficiente para que todos vuelvan a sus asuntos.

—Travis —me giro al castaño. La palabra "incomodo" le queda corto—. ¿Tú ya sabias de esto; de ella?

—Será mejor que me vaya —murmura sin atreverse a mirar a la pelirroja. Con su casco en mano, está dispuesto a irse cuando Britanny habla.

—Posiblemente —le dice ella en un aire de superioridad—. Pero quiero que te quedes a oír la conversación.

—¿Tendremos una?—largo una carcajada. Recuerdo a mis amigas, las cuales ya deben estar preocupándose dado a que dejé mi celular en la guantera del auto. No puedo hacerlas esperar más.

—Sí, tendremos una—afirma ella enviándome una mirada severa.

Juego con mis pies mientras trazo líneas imaginarias en el suelo. Elevo la mirada, solo quiero irme a casa.

—¿Y de qué quieres hablar? —pregunto con interés. Todo el mundo estuvo evadiendo charlar conmigo, Britanny luce estar dispuesta. Oiré lo que tiene que decir solo para no quedarme con la curiosidad.

Aclara su garganta. Deja su casco encima del asiento de su moto.

—Asumo que ya te han dicho que Travis es malo para ti —se cruza de brazos. Travis se remueve incomodo, no parece estar disfrutando la conversación—. Yo no seré la excepción. Alex, es malo. Malo para ti, malo para todas.

Perfecto. Más del cuento que estuve oyendo hace días. Necesito hechos, argumentos, no "es malo para ti". Yo decido que es bueno y que es malo para mí.

—¿Cómo estas tan segura? —replico con aburrimiento.

—Es un completo idiota —suelta sacudiendo su cabeza.

Gracias por tanto, Britanny.

—Britanny —Travis da un paso hacia adelante con enfado—. Dime, ¿qué te hice?

Lo mira lleno de odio. Nunca pensé que alguien podría mirar así a otra persona. Una mirada llena de rencor, amenazas de muerte y enojo. Que intenso.

—¡Y tienes el descaro de preguntar! —exclama furiosa—. Lo único que importa aquí es arruinas la vida de todas las personas a tu alrededor.

Eso es irse a los extremos.

— Mira, Brittany—hablo cansada del drama. No soy una persona hecha para el drama. Me gustan las cosas simples, blanco o negro—. Que a ti te haya hecho algo, no significa que a mí también me lo hará.

— Oh, querida. Qué perdida estas —niega con cierta decepción—. Terminarás igual que yo.

—Ojalá no —digo con diversión.

— Alex, te recomiendo que no hables sin saber—cierra sus ojos con fuerzas e intenta mantener la calma—. Solo... aléjate de ese imbécil. Ni a mi peor enemiga le desearía a Travis O'Connel.

Tras mirarme por unos instantes, se sube a su moto, enciende el motor y observo como acelera y se va de mi campo de visión. Intento procesar las palabras de la pelirroja "Ni a mi peor enemiga le desearía a Travis O'Connel". Trago saliva y me atrevo a voltear para mirarlo. Su rostro carece de expresión mientras posa sus ojos sobre los míos.

—Necesito la verdad— dejo escapar el aire que estuve conteniendo—. Te perseguí hasta aquí...porque realmente me gustas y no podemos ser algo mas si me ocultas algo tan grande como para que todos mis conocidos me digan que me aleje de ti.

Primera vez que decido caer por alguien. ¿Tenía que ser así de difícil?

—Alex...es algo complicado —ladea su cabeza.

No va a decírmelo.

—Claro, lo típico. Complicado —pongo mis ojos en blanco y hago el intento de irme. Travis me detiene al rodear mi antebrazo con su mano.

—Lo siento. Es que de veras es complicado porque no sé lo que hice—confiesa. ¿No sabe lo que hizo? ¿Qué clase de imbécil es?—. Me gustaría explicarte porque honestamente... Te quiero.

Muerdo mi labio. No es suficiente. No puedo quererlo así.

—No podemos seguir si es que no me lo dices, Travis. Necesito poder confiar en ti.

Toma una bocanada de aire. Por favor Travis, dímelo. Yo quiero estar contigo.

—Ahora mismo no puedo explicártelo —me mira expectante a mi reacción—. Algún día podré explicártelo.

Siento una punzada en mi corazón. No...

—¿Algún día? ¿Y hasta eso qué?

Se hace un silencio entre nosotros. Observo con detenimiento su rostro. Unos mechones de cabello se revolotean a la fina brisa que corre. Sus ojos cafés me miran, me miran con pena. Con una tristeza que me asusta. Trago saliva, sé lo que se viene.

—Aléjate de mí—murmura finalmente—. Hasta eso aléjate de mí. Britanny, Sean, tu hermano, todos ellos tienen razón. Soy malo para ti.

Si bien ya lo veía venir, oírlo salir de sus labios es una cosa completamente diferente. ¿Así se siente un corazón roto?

—¿Alejarme?— elevo mis cejas esperando al momento en el que se eche a reír, me abrace y me diga que es una broma. Ese momento no llega. Llega la furia. ¿Cree que puede jugar así? El primer chico en el que confío. Joder—. Este bien. Me alejaré.

Mi respuesta lo deja descolocado. Esperaba que ponga pelea, que le conteste "no" y siga presionándolo. Quizás después de todo, eso debí hacer. Pero me cansé de empujar.

Volteo y comienzo a caminar lento con las tontas esperanzas de que me frene. Me detenga y me diga todo. Eso nunca sucede.

Mientras más me alejo, peor me siento. Quiero llorar, pero no lo haré. La vida es más que un chico. Tomo una profunda respiración y camino con la espalda recta.

Me pidió que me aleje. Eso haré. Fue bueno mientras duró, supongo.

Me acerco al lugar en el que dejé a mis amigas. Me asusto por unos momentos al no ver el auto de Penny pero rápidamente lo identifico algo alejado. No me atrevo a mirar hacia atrás y voy directo hacia el vehículo. Con sigilo, abro la puerta del asiento del acompañante. Me extraña encontrarlas a todas durmiendo. ¿Cómo pueden dormir en un lugar como este? El ambiente es peligroso y para nada tranquilo.

—Alex— susurra Alice desde los asientos traseros. Al parecer, no todas habían caído en los tentadores brazos de Morfeo. Murmuro un "¿Hmh?" para que hable—. ¿Estás bien?

Dejo escapar todo el aire que tenia contenido. Tengo una presión horrible en el pecho, la cual sospecho que no se irá con facilidad.

—Si "bien" significa que la persona que creías querer te pide que te alejes de él, entonces sí, estoy bien.

—¿Travis te pidió eso?—suelta con indignación a lo que asiento—. Qué imbécil. Déjame a mí, Alex. Yo le acomodaré la cara esa que...

—Tranquila, Alice—interrumpo con diversión sus amenazas que probablemente sean ciertas. La conozco demasiado—. No tiene sentido. Es un idiota.

—Así se habla—susurra.

Observo por la ventanilla como todo el mundo sigue con la fiesta que se montaron. Todos nerviosos pero a la vez llenos de adrenalina con la idea de que la policía podía llegar en cualquier momento. Decido que ya tuve suficiente de este lugar y me inclino a despertar a Penny, la cual parece una muerta.

—Mhh, ¿Ya tengo que ir al instituto?—murmura sin abrir sus ojos.

Dejo escapar una sonora carcajada, la cual hace que la rubia abra sus ojos, entendiendo donde está.

—No, tonta. Llévanos a casa, en estas condiciones ustedes se quedan a dormir...

Penélope no se inmuta la idea. Asiente, aun algo dormida y enciende el motor mientras parpadea un par de veces intentando quitarse el sueño.

—¡Sí, una pijamada! —exclama Katherine contenta desde el asiento trasero. Hanna sigue inducida en un profundo sueño.

Dudo que sea una en el estado que están todas.


Una semana después...

El timbre suena, indicando que ya debería estar en mi última clase del bendito viernes. Cierro mi taquilla y dejo escapar un suspiro mientras me dirijo al salón de Arte.

Observo a todos los estudiantes moviéndose con rapidez para no llegar tarde, sin embargo, yo no me molesto. Tengo una paz interior envidiable. Las cosas han estado...tranquilas. Desde ese día que me alejé de Travis, lo he visto dos o tres veces en los pasillos pero ni siquiera se digna a mirarme. Honestamente, no supuse que las cosas fueran tan serias. Comienzo a sospechar que hay una tercera razón de todo esto, pero no me he permitido darme el tiempo a evaluar todas las posibilidades. Debía alejarme de él como alejarlo de mi mente.

Igualmente he estado ocupada con el baile de otoño. Todo tiene que salir bien. Ni siquiera bien, perfecto. Por otro lado, Abby ha estado más insistente que nunca para que salga con ella y los otros dos, River y Parker pero no tengo ganas. Prefiero dejar de vincularme en ese ámbito.

El nuevo me gusta mucho más.

—¿Como estas?—Hanna se une a mi caminata hacia el salón de Artes.

—Bien —me alzo de hombros. Ya ni siquiera se como estoy, simplemente existo—.¿Ya tienes la decoración?

—Si, esta mañana confirmaron—detecto emoción en su voz—. Estoy emocionada, es mi primer baile como presidenta. Los del año pasado fueron increíbles, debo igualarlos.

—Vas, vamos a mejorarlos. ¿Ya tienes pareja? —inquiero con curiosidad. Con todo el tema de los preparativos, no me enfoqué realmente en preocuparme con quien iba a ir. Asumí que con Travis, pero ahora todo está incierto dado a su repentino cambio de planes.

—Oh...—muerde su labio inferior—. Thomas me llevara al baile.

Elevo mis cejas con sorpresa.

—¿Thomas? ¿El Thomas que vive conmigo? —inquiero con mis ojos bien abiertos. Sabia de un supuesto tonteo hace una semana, no pensé que sería serio. Thomas Blake y Hanna Thompson encajan como piezas de rompecabezas. No es ninguna sorpresa. Como esperar que la Nutella sepa bien con el chocolate. Inevitable.

—El Thomas que vive contigo—afirma sin mirarme.

—Hacen una linda pareja —comento al ver su estado de incomodidad.

—Gracias, supongo pero no quiero nada serio —niega con la cabeza—. Tengo tantas cosas en mente, tantas cosas por hacer que no tengo tiempo para una relación.

—El amor no toma pedido de nadie. Simplemente llega y si no estás preparado, buena suerte —digo alzándome de hombros.

Niega con la cabeza, en desacuerdo conmigo. Claro, Hanny, el amor llegará cuando tú quieras, no cuando te enamores. No te preocupes.

—¿Con quién iras tú?—pregunta para desaviar el tema de conversación.

—Supongo que sola. Hubo un imprevisto con Travis como ya sabes y me quede sin pareja.

—Eso apesta —arruga su nariz. Si hay algo que es ley es que la chica podrá perdonar al chico, pero sus amigas nunca, pero nunca lo perdonaran —. Si quieres le cancelo Thomas y voy contigo.

—Hanna estás hablando estupideces—niego rotundamente—. Tranquila, yo puedo ir sola. No es el fin del mundo. Un chico no lo es todo.

Sin embargo, iba a sentirme bastante sola.

—Si tú dices...—murmura estirando la letra final y entramos al salón de clases. Para mi sorpresa, la profesora no había llegado a un. Y para mi agrado, me encuentro con Shane.

La clase paso tranquila, sí. Excepto por el detalle de que terminamos pasándonos el óleo por los aires ya que nos sentaron en dos puntas diferentes. Un poco más tarde, comenzamos a perseguirnos por el extenso salón, manchándonos los delantales blancos. Una clase normal.

—¡No los soporto; Hastings, Foster a la oficina del director!—chilla la profesora con sus ojos cerrados a nada de perder el poco cabello que le queda.

El alumnado comienza a reírse. Me quito el delantal y recojo el bolso que deje delicadamente en el suelo. Junto a Shane, salimos de la clase. Qué bien, el olor a pintura y a materiales extraños estaba mareándome.

Caminamos media escuela ya que la oficina del director no está exactamente cerca. Llegamos luego de diez minutos dado a que nos la pasamos riendo e intentando caminar lento para sacarle provecho a la situación.

—¡Dorothea!—exclamo fingiendo alegría al ver la señora amargada tras el escritorio. Tiene sus anteojos apoyados en el puente de su nariz. Eleva la mirada para vernos. Shane le entrega el papel que la profesora de Arte le ha entregado.

—Foster, Hastings. El director Whitman los espera —nos dice sin una pizca de emoción. Qué bueno como disfruta su trabajo.

Nos dirigimos directamente a la oficina. Toco la puerta con mis nudillos dos veces y espero hasta oír el "pase".

—Foster, Hastings—saluda el director quitando su mirada de los papeles que descansan en su escritorio—. ¿Qué hicieron ahora?

—Los oleos son voladores ¿Sabía usted eso?—tomo asiento en una de las sillas, Shane se sienta a mi lado.

Él ríe y posa su mirada en mi amigo, buscando otra contestación.

—En mi defensa Witty, Alex comenzó todo —levanta sus manos pretendiendo inocencia—. Sabes que te quiero —sonríe y luego me lanza un beso. Finjo esquivarlo.

El chico de los ojos azules, los pone en blanco y lleva su atención a Whitman ya que volvió a hablar.

— ¿Cómo van sus notas?—interroga jugando con un boli.

—Subiendo—contesto inmediatamente. Subiendo hacia atrás, claro.

—En gran aumento—agrega Shane asintiendo. Probablemente una gran mentira.

Nos observa con sus cejas arqueadas. Pasa sus ojos de Shane a mí como si estuviese observando un partido de tenis.

—Saben que mentir no es bueno ¿Verdad?

—Está bien, todo mal—bufa mi amigo rindiéndose. No veo porque mentirle.

—Sospecho que la viejita de historia no me quiere —arrugo mi nariz al entender que yo también debo responderle.

—¿Sospechas?—bromea Whitman y deja escapar una risotada.

Entrecierro mis ojos—. ¡Qué malo!

Niega con la cabeza, intentando apaciguar sus carcajadas.

—Ya, ya ¿El baile de otoño?—aclara su garganta y recupera su compostura.

—Ya tenemos todo, solo queda esperar —comento con una cierta emoción en mi.

Y así seguimos charlando. Ponemos al día al director de las nuevas fiestas, tendencias y chismes de la escuela. A veces es bueno charlar con él, es un sujeto muy agradable.

Cuando el timbre suena, Shane y yo nos levantamos y prácticamente sin saludar salimos corriendo de ahí ya que, es viernes. Los dos caminamos hacia el auto del castaño. Estoy por meterme al carro cuando observo algo raro a lo lejos.

Sean desciende las escaleras principales con Britanny. Ambos portan caras de preocupados y caminan rápidamente, incluso más rápido que el resto de los alumnos desesperados. Frunzo mi ceño, ¿y estos a donde van así?

Nadie parecía notarlo ya que los dos pasan de largo sin ser vistos. En tiempo récord, se meten en el auto negro de Sean y son los primeros en irse.

¿Qué rayos...?

—¿Qué paso? —me pregunta Shane una vez que estoy en el interior del vehículo al juzgar mi rostro.

—No hay tiempo de explicar. Sal del estacionamiento ya. Hay que perseguir a Sean y a Britanny.

Me abrocho el cinturón, lista para salir a todo motor. Sin embargo, Shane no se inmuta. Él y Logan serian los primeros en anotarse para una cosa como esta, ¿Qué pasa ahora?

—¿Sucede algo? ¡Estamos perdiendo tiempo!

Se muerde el labio con nerviosismo. Lo apresuro a hablar con una simple mirada.

—Alex, sé a dónde se dirigen. Solo tienes que prometerme que no juzgadas a nadie por esto, ya que no debería llevarte a donde lo estoy por hacer. Pero si no te lo decía yo, nadie más iba a hacerlo. Estas a punto de descubrir toda la verdad.


***

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