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Capítulo 8: Una Larga Noche

Luego de cenar, salieron a caminar por las cercanías de la playa. Hablaron de nada y de todo a la vez, aprovechándose Youji de investigar un poco más. Fue así que se enteró de que Naomi conoció a Aiko hacía cinco años. Naomi fue estudiante de intercambio en ese período, ella vivía en otra ciudad y había perdido contacto con su familia durante ese tiempo. Supo también que Naomi sospechaba que Midorikawa tenía negocios turbios con gente del bajo mundo, pero que nunca pudo corroborar esas sospechas porque no pisaba la casa de Aiko en largo tiempo.

Youji estaba acompañando a Naomi de regreso a su apartamento. Hablaban y se reían. Cualquiera que los hubiera visto diría que llevaban varios meses saliendo o de noviazgo.

-¡Estás loco! –dijo ella entre risas por un comentario que Youji había hecho.

-¿Por qué? ¡Si es la verdad! Mírame –pidió él tomando con delicadeza el rostro de la chica, haciendo que ésta lo viera a los ojos. Los ojos azules de Naomi parecían brillar con la luz de la luna- Tus ojos parecen el cielo nocturno, repleto de estrellas –la miró fijamente- Tienes los ojos más bellos que jamás haya visto.

-¿Has estado leyendo poesía? –preguntó ella en forma de broma.

-Sabía que los libros de Aya algún día servirían para algo –respondió haciendo reír a su acompañante- Te ves mucho más hermosa cuando te ríes -Youji fue acercando sus labios a los de ella.

-¡Disculpen! ¿Podría alguno de ustedes decirme la hora? –preguntó una despistada persona que pasaba por allí, interrumpiéndolos.

-¡Esto es el colmo de la frustración! –Youji se alejó rápidamente de Naomi, quien solo emitía carcajadas, para responder al desconocido.

-No señor,lo siento,  no tenemos reloj.

El hombre se fue, y Youji siguió quejándose por su mala suerte.

-¡Pero será posible! –se dijo- ¡Si no es Aya, es ese idiota de Haruki, sino es el idiota de Haruki, es alguien por la calle! ¡No puede ser que cada vez que...!

Youji volvió a ser interrumpido, pero esta vez por los labios de Naomi que estaban sobre los suyos, besándolo. Youji no tardó en responder al beso, ya que tanto lo había esperado y hasta ese momento no habían podido concretarlo. Ambos sintieron algo extraño, algo que nunca habían sentido antes con nadie. Naomi se separó un poco de Youji, ya que le faltaba el aire, pero mantuvo una corta distancia entre sus labios y los de él.

-Lo siento, sé que no te gusta que te interrumpan, pero si no lo hacía jamás íbamos a terminar con esto –le dijo ella.

-Si cada vez me vas a interrumpir así, hazlo más seguido –respondió él besándola tan apasionadamente como antes. Tanto Naomi como Youji disfrutaban ese momento, no querían que acabara nunca. Pero repentinamente, Naomi tuvo una sensación extraña y se separó bruscamente de Youji, mirando su alrededor asustada.

-¿Qué sucede? ¿Estás bien? –preocupado, Youji observaba su extraño comportamiento.

-No, nada, sólo tuve un escalofrío –contestó ella temblando. Youji se sacó su larga gabardina y la puso sobre los hombros a Naomi, acercándola a él.

-A lo mejor así no tienes más escalofríos –pronunció para luego abrazarla y besarla otra vez.

-Esto no va a quedar así, Naomi Nakajima.... –se oyó una voz desde un auto que los estaba observando- Te vas a arrepentir de esto...

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-¡Mira lo que hiciste! –gritó Omi.

-¡¿Yo?! ¡Si fuiste tú el que tiró la sal! –acusó Ken.

-¡Sí, pero fuiste tú el que quiso ponerle un poco más de sal! 

Omi y Ken estaban tratando de preparar la cena. Habían hecho un estofado, pero se les cayó el tarro de sal en él y ahora estaba incomible. Aiko no pudo evitar escuchar la discusión de los dos chicos.

-¿Qué escándalo es este? –preguntó.

-¡Nada, acabamos de estropear la cena! –respondió Ken molesto.

-Sí, eso parece –concordó ella asqueada al probar el estofado- Pero tal vez podamos preparar otra cosa más rápida para cenar.

-¿Tienes algo en mente? –Omi la observaba curioso.

-Mmm...puede que sí.

-Bien –dijo quitándose el delantal y dándoselo a Aiko- Encárguense ustedes, yo tengo que trabajar.

Omi se fue dejando solos a Ken y a Aiko.

-Bueno, pásame los condimentos y el sartén -Aiko puso sus manos a la obra.

Ken le pasaba las cosas a Aiko mientras ella cocinaba, y a su vez hablaban.

-¿Cuál es el trabajo de tu padre? –preguntó con curiosidad.

-Es presidente y dueño de una empresa de construcción –respondió ella sin darle mucha importancia.

-Eso quiere decir que deben vivir muy bien –comentó él pensando en el dinero que Midorikawa debía tener.

-Si para ti vivir bien significa tener todas las comodidades, siendo vigilado día y noche sin tener más que un solo amigo contigo, aguantando los insultos y maltratos de tu padre; entonces sí, se vive perfecto –respondió sarcástica y con rabia.

-¿Tu padre siempre te trató así? 

-Sólo desde que mamá murió –dijo tratando de no llorar- Mi padre comenzó a odiarme desde ese día, como si yo hubiera sido la culpable de lo que pasó.

-Y... ¿qué fue lo que pasó? –él estaba cada vez más preocupado por lo que sufría Aiko.

-Pues...

Flash Back

En un inmenso cuarto, una niña de 9 años jugaba con sus muñecas. Tenía un hermoso vestido rosa, igual que el listón que tenía en su cabello castaño, largo hasta la mitad de la espalda. Al oír el sonido de una motocicleta proveniente de las afueras de la casa, se asomó al balcón, y vio a una mujer de cabello anaranjado, montada en esa motocicleta.

-¡Mamá! ¡Mamá! ¡Hola! –gritó la pequeña desde el balcón, pero ésta no le respondió, sólo la vio con miedo y preocupación. La moto iba a toda velocidad, y en unos segundos chocó contra un auto, volando por el aire.

-¡Mamá! ¡Mamá! –gritó con desesperación la pequeña, al ver la sangre que corría por la calle y el cuerpo de su madre tendido sobre la misma.

Fin del Flash Back

Aiko estaba llorando en silencio, y Ken se sintió mal por hacerle recordar algo tan doloroso.

-Lo siento mucho –dijo él- No debí preguntarte eso.

-No, está bien –ella secó sus lágrimas rápidamente- Duele, pero pasa...

-Tu padre debe haber sufrido mucho.

-No lo creas –dijo Aiko con irritación- Parecía no importarle nada cuando sucedió... sólo decía que era mi culpa, porque si yo no la hubiera llamado desde el balcón ella habría visto el auto y hubiera frenado en vez de verme a mí.

-¡Sabes que eso no es cierto!

-Sí, lo sé –las lágrimas volvían otra vez- Pero al parecer mi padre no lo sabe. Naomi... -continuó- siempre sospechó que mi padre tenía negocios con gente del bajo mundo, por no decir mafia.

-¿Por qué pensaba eso? –preguntó interesado.

-Por los socios de mi padre. No son empresarios comunes, eso es evidente. Yo también llegué a sospechar, pero desde que Naomi decidió no volver a entrar a mi casa, y desde que mi padre me tiene vigilada dentro de la casa, prohibiéndome la entrada a su oficina, no he averiguado nada.

-Naomi no ha vuelto a tu casa por Haruki, ¿verdad?

-Sí... -tantas preguntas por parte de chico le hacían sentir cierta desconfianza- ¿Esto es un interrogatorio? ¿A qué vienen tantas preguntas?

-A nada –rió nervioso, y señaló el sartén en el que se estaba haciendo el arroz- Deberías revisar el arroz. No queremos arruinar otra comida, ¿cierto?

Aiko rió y no le dio mucha importancia, eso alivió a Ken.

Luego de cenar, Aya y Ken se encontraron en el cuarto de Omi para hablar de Midorikawa.

-Al parecer Aiko no sabe nada –Ken inició la reunión aportando la información obtenida- Kunio y Haruki la tenían vigilada hasta dentro de la casa, y le prohibieron la entrada a la oficina de su padre, así que no debe saber mucho.

-Yo pienso que deberíamos investigar al tal Haruki –opinó Omi- Él fue el último que vio al sujeto que supuestamente tenía el CD... He intentado investigarlos, pero la red de Midorikawa está muy bien asegurada y aún no he podido ingresar a ella...

-Aún así no podemos atacar hasta estar seguros –dijo Aya seriamente, notando que alguien faltaba- ¿Alguien sabe dónde diablos se metió Youji?

-No lo esperes de regreso esta noche –respondió Ken- Salió con Naomi.

-Eso me temía –comentó Aya.

-Youji sí que no pierde el tiempo –agregó Omi.

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Naomi abrió con gran dificultad la puerta de su apartamento, ya que Youji no había dejado de abrazarla ni de besarla desde que entraron al edificio.

-¡Ya, tranquilízate! –le dijo ella riendo, logrando al fin abrir la puerta.

-¡No puedo evitarlo! ¡Es más fuerte que yo! –volvió a besarla una vez ya dentro del apartamento. El teléfono comenzó a sonar y Naomi tuvo que apartarse de Youji para atender.

-¿Quién será a esta hora? –preguntó Naomi debido a que ya pasaba de la medianoche.

-¡Dios! ¡Estoy condenado! -se dijo él, mientras Naomi atendía riéndose por el comentario.

-Buenas noches –contestó riendo, pero su risa se borró al escuchar la voz que le habló.

-Despídete de tu amiguito –fue lo que escuchó a través del tubo telefónico- Y de tu vida...

Cortaron,y Naomi quedó estupefacta. Youji notó la cara de pánico de Naomi y se alarmó.

-¿Qué pasa? ¿Quién era? –preguntó alterado.

Repentinamente, comenzaron a ametrallar el departamento.

-¡Al suelo! –gritó Youji tirando al piso a Naomi, quien trató de no gritar y mantenerse inmóvil.

Después de un largo rato los disparos cesaron. Youji se paró cuando estuvo seguro de que no volverían a disparar.

-Youji, vete, por favor –pidió Naomi.

-¿Qué? –dijo él- No pienso moverme de aquí después de esto.

-Vete, yo estaré bien –insistió ella.

-¡Escucha, no pienso dejarte sola después de que casi nos matan! –respondió Youji decidido- Fue él, ¿verdad?

Naomi no dijo nada, sólo lo abrazó tratando de contener sus lágrimas.

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-Ten –dijo Youji dándole un vaso con agua a Naomi, quien ahora estaba sentada en el sillón, el cual parecía colador debido a las consecuencias del tiroteo.

-¡Maldigo la hora en que Haruki se cruzó en mi camino! –maldijo ella llorando de rabia.

-Tú y él tuvieron algo, ¿no es así? –dedujo Youji sentándose a su lado.

-Conocía Haruki un año después de haber llegado a Tokio. Parecía un buen chico, era amable conmigo. Después comenzamos a salir, y terminé enamorándome del maldito.

-¿Por qué terminaron entonces? –preguntó Youji con sumo interés.

-Cuando conocí a Aiko, una vez que él me llevó a la casa de Midorikawa porque tenían asuntos importantes que tratar, ella me advirtió que Haruki no era lo que parecía –continuó contando- Pero yo, ciega, no le creí, y le dije que estaba equivocada. En otra ocasión que fui a visitar a Aiko. Mientras la esperaba quise buscar el expediente de Haruki, para demostrarle a ella que estaba equivocada.

-¿Y qué descubriste? –preguntó ansioso por la respuesta.

-Me escabullí a la oficina de Midorikawa y los escuché hablando de deshacerse de alguien, ¡querían matar a alguien! Fue así que me enteré que era uno de los matones personales de Midorikawa. Cuando hablé con él intentó negarlo todo, y cuando le dije que todo entre nosotros acabó, trató de golpearme y me dijo que las cosas no quedarían así. Desde entonces me ha amenazado, y a los chicos con los que salgo, pero nunca había llegado a este extremo. ¡Es una condena!

-Has sufrido mucho –Youji vio el dolor y el miedo en los ojos de la chica.

-¿Sabes lo que es estar enamorado de alguien que crees que es maravilloso, pero luego te clava un puñal por la espalda? –preguntó cada vez más angustiada y con más rabia- ¿Sabes lo que es ser humillado, insultado y maltratado por la persona que más has querido?

-Puede que sí –respondió él pensando en Asuka, aquella mujer que había sido su compañera cuando era detective privado, antes de unirse a Weiss. Pensaba que ella había muerto y resultaba que se había unido a esa banda femenina de asesinas llamada Schreient. Le habían lavado el cerebro, y ya no era la Asuka que él conocía. Ahora la conocían como Neu, y ella había intentado matarlo en varias ocasiones. Así que si, él sabía lo que es que te traicione la persona que amas, que te humille, insulte y maltrate. Lo sabía perfectamente...

-No, no debes saberlo –concluyó Naomi- Es el dolor más terrible. Te sientes inseguro en todas partes, presintiendo que algo malo te puede pasar, a ti o las personas que te rodean...

-No tengas miedo –dijo abrazándola- Yo no dejaré que nadie te lastime. Yo te voy a cuidar.

-¡Pero no quiero que te metas en esto! -angustiada, ella respondió al abrazo.

-Todo va a estar bien –Youji trató de tranquilizarla- Eso te lo puedo asegurar.

Youji no pudo evitar sentir odio hacia Haruki, por haber hecho sufrir tanto a Naomi.

"Haruki Kitahachi", pensó él. "Voy a cobrarte muy caro cada lágrima que Naomi haya derramado por ti".

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