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Capítulo 3: Un Gran Partido

-¡Me voy chicos! ¡Voy a jugar un partido con unos compañeros de la universidad! –dijo Ken despidiéndose de sus amigos.

-¡Vete y no te tardes! ¡Recuerda que tú tienes que preparar la cena esta noche! –le gritó Youji desde la cocina mientras Ken bajaba las escaleras para irse.

Llegó a la cancha, se alistaron y se dispusieron a jugar un encuentro amistoso entre compañeros. El tiempo transcurrió y si no fuera por Ken, su equipo estaría perdiendo.

Tomaron unos minutos de descanso. Ken sintió que alguien los estaba observando. Se volteó y vio a Aiko y a Naomi sentadas en las gradas; lo saludaron a lo lejos alzando sus manos. Ken se acercó a ellas a saludarlas también.

-¿Qué hacen aquí? –sorprendido llegó hasta ellas.

-Estábamos llegando tarde a un ensayo –dijo Aiko- Y como el ensayo se suspendió, salimos a caminar.

-Pasamos frente a la cancha y alguien no pudo resistirse a ver el partido –agregó Naomi mirando a Aiko.

-¿Así que te gusta el soccer? 

-¡Es el deporte que más me gusta! –respondió ella con emoción.

-Sí, porque eres una bestia jugando –le dijo Naomi recibiendo un golpe de su amiga. Los compañeros de Ken lo llamaron para seguir jugando, éste se despidió de las chicas y se fue para continuar con el partido.

-¡Buena suerte! –le gritaron ellas antes de que reanudaran el juego.

Todo iba bien, por el momento iban empatando, pero el equipo contrario no parecía ser buen perdedor. La pelota la tenía Ken y se dirigía al arco con ella. Tres del equipo contrario iban tras él. Antes de llegar al arco del oponente se la pasó a uno de sus compañeros para que anotara un gol, pero uno de sus contendientes le hizo una zancadilla al chico al que Ken le había pasado la pelota, y éste cayó al piso lastimándose el pie. Se armó una discusión entre Ken y el que hizo la zancadilla.

-¡No es mi problema si tu equipo no tiene suplentes! –le dijo el culpable del accidente.

-Sino consiguen un suplente pronto, el partido termina aquí –habló el árbitro presente. El equipo empezó a discutir de dónde sacarían un suplente a esas alturas. Ken, repentinamente, fijó la vista en Aiko.

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-¡Estás loco! –dijo Aiko al oír la petición de Ken.

-¡Por favor, Aiko! –suplicó él- ¡Necesitamos un suplente en nuestro equipo!

-¡Sí, Aiko! –la animó Naomi- Además tú eres muy buena jugando.

-Creí que decías que era una bestia jugando –se sorprendió por oír a su amiga decir eso.

-¡Exactamente por eso! –le respondió con una risa mientras recibía una mirada asesina de Aiko.

-Está bien, jugaré –cedió no muy convencida- Pero creo que a tus amigos no les hará mucha gracia.

-Note preocupes por ellos. Ya veré cómo los convenzo.

Ken se dirigió de regreso a la cancha junto con Aiko, diciéndole a sus compañeros que ella sería la suplente.

-¡¿Qué?! ¡¿Una chica?! –fue la respuesta unánime de todos en señal de desacuerdo.

-Es nuestra única opción –alegó Ken- Y ella es muy buena jugando.

-Veo que deben estar muy desesperados para meter a una chica de sustituto en el equipo –rió el que le hizo la zancadilla al compañero de Ken. Esto hizo que Aiko se molestara.

-¿Qué? ¿Me tienes miedo? –dijo ella con altivez. Eso provocó que el de las zancadillas la tuviera en la mira.

-No –con una risa malvada la miró fijamente- Dejemos que la niña juegue.

-No dejes que te ponga nerviosa –intentó tranquilizarla Ken pensando que el tipo había logrado intimidar a Aiko.

-¿Ponerme nerviosa? –dijo ella molesta- Este tipo no tiene idea de con quién se metió.

-Debo admitirlo, Hidaka –dijo uno de sus compañeros- Tú amiga sí que tiene agallas.

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El partido había tomado un giro de 180 grados desde que Aiko entró a jugar. Ella logró anotar dos goles y Ken otro, sin embargo el partido seguía en empate. Tocó el silbato y Ken nuevamente se dirigía al arco con la pelota, pero esta vez lo rodearon. Le pasó el balón a Aiko que estaba libre cerca de él, y ésta fue rumbo al arco con el. Aiko estaba a punto de anotar el gol, pero se percató de que su situación era la misma que la del chico al que accidentaron.

-¡Aiko, cuidado! –gritaron Ken y Naomi casi al mismo tiempo.

Cuando el tipo que la llamó 'niña' se dispuso a sacarle la pelota y hacerle una zancadilla como lo hizo con el chico lesionado, Aiko esperó que se aproximara lo suficiente, luego pateó la pelota hacia arriba e hizo tropezar al tipo que iba corriendo hacia ella. Con un rápido movimiento, al descender el balón, anotó el gol con un cabezazo, el cual dio la victoria al equipo.

-¿Y bien? –se dirigió ella con tono burlón al tipo que todavía estaba en el suelo- ¡Nada mal para una niña!

-¡Aiko, Aiko! –empezaron a cantar todos mientras felicitaban a la chica y festejaban el triunfo.

El equipo contrario quedó boquiabierto, ¿cómo podía ser que una chica de 19 años los hubiera vencido de forma tan rauda?

-¡Bien hecho, Aiko! –dijo Ken felicitándola- La verdad me sorprendiste.

-Te dije que era el deporte que más me gustaba.

-¡Y yo te dije que ella era una bestia jugando! –agregó Naomi acercándose a ellos- ¡Felicitaciones, cabeza dura!

-Ja,ja, ja, muy graciosa –a Aiko le fastidiaba cuando Naomi la tenía como punto de sus malas bromas.

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Luego de festejar con el equipo, Ken y las chicas tomaron el mismo camino para regresar a sus respectivas casas.

-En serio. Jugaste muy bien –dijo él- Y pusiste a ese bravucón en su lugar.

-No me gusta que me subestimen -Aiko recordó con fastidio a ese fanfarrón- Y cuando lo hacen se llevan una buena sorpresa –agregó guiñándole un ojo.

-De verdad te encanta el soccer, ¿no? –sonrió Ken.

-¡Sí! ¡Casi convenzo al entrenador de formar un equipo de soccer femenino! –le contó con emoción la chica.

-Gracias a Dios no lo consiguió –suspiró su amiga con alivio.

-Por personas como ella es que no lo convencí –miró molesta a Naomi.

-Oye, Ken... ¿vas de regreso a la florería? –preguntó Naomi con curiosidad, luego de unos minutos.

-Sí, ahí vivo –respondió él.

-¿Ahí vives? ¿Tus compañeros también viven ahí? –interrogó con curiosidad, dejando un poco aturdido a Ken.

-Yo te traduzco –rió Aiko- Lo que ella quiere saber es si Youji también vive ahí.

-En ese caso la respuesta es sí. Los cuatro vivimos en una casa sobre el negocio.

-Y...¿no quieres que te acompañemos hasta tu casa? –preguntó Naomi imprudentemente.

-¡Naomi! –la retó su amiga.

-No hay problema. Lo más probable es que Youji esté en casa a esta hora.

-¡Bien! ¡Entonces, andando! –dijo Naomi adelantándose.

-Esta chica es impresionante –mencionó Aiko asombrada- Pierde la cabeza cada vez que ve a un chico lindo.

-Entonces se llevará bien con Youji, en cierto modo –rió Ken.

Cuando llegaron a la florería, Naomi ya había entrado y estaba hablando con Youji.

-¿Quieres pasar? –ofreció Ken a Aiko.

-Sí, por lo visto tendré que esperar sentada a Naomi –respondió ella viendo como su amiga coqueteaba con Youji y viceversa.

Aiko se encontraba sentada en el living, observando a su amiga hablando melosamente con Youji, mientras Ken subía a darse un baño y cambiarse de ropa.

"¡No aguanto más!" pensó mientras veía a Naomi y a Youji. "Esto en cierta forma es repugnante. Mejor saldré a dar una vuelta".

Aiko bajó hasta el local y dio un par de vueltas por el invernadero. Le llamó la atención una puerta que estaba abierta del otro lado de la florería y decidió entrar.

Se trataba de un garaje en el cual había un auto, pero le llamó más la atención la motocicleta que había a un costado del garaje.

-¿Qué haces aquí? –le preguntaron a sus espaldas. Aiko se sobresaltó.

-¡Omi! ¡Me asustaste!

-Y tú me asustaste a mí –dijo el chico- Oí ruidos y creí que era un ladrón.

-Lo siento –se disculpó en tono apenado.

Regresaron al living, donde se encontraban Youji, Naomi y Ken. Aiko observó que estaba atardeciendo y le dijo a Naomi que ya era hora de irse.

-¿Pero qué pasa? ¿Después del atardecer se convierten en calabazas? –rió Youji.

-Yo no, pero ella sí –reprochó Naomi con la mirada a Aiko.

-Si quieres quédate, yo me voy –dijo ella haciéndose la ofendida.

-Espera, me voy contigo –luego se dirigió a Youji- ¿Me acompañas hasta la puerta?

-Desde luego –respondió él, sonriendo seductor.

-Tu moto es linda, Ken –comentó Aiko mientras bajaba las escaleras.

-¿Mi moto? –dijo él sin entender.

-Sí, la vi en el garaje junto con el auto –respondió ella- Omi me dijo que era tuya. ¡Es genial!

-¿Me vas a decir que además de jugar al soccer y cantar, eres motociclista? –rió Ken.

-No –rió ella también- Me gustan las motos, pero jamás me subiría a una, me dan un poco de miedo.

-¿Miedo? ¿Por qué? 

-Mi madre... murió en un accidente en moto cuando yo era niña –respondió Aiko con tristeza, notando la mirada compasiva de Ken- Pero no te preocupes, ya está superado.

-Por lo visto tenemos mucho en común –le dijo Ken al llegar a la salida- El soccer, las motocicletas...

-Sí –concordó ella con alegría- Creo que al fin comprendo esa frase tan conocida.

-¿Qué frase? –preguntó curioso.

-¡Oye, muévete que se te hace tarde y después me culpan a mí! –interrumpió la voz de Naomi.

-'Este es el comienzo de una hermosa amistad' –le respondió al chico antes de irse, despidiéndose- ¡Nos vemos, Ken!

Keny Youji observaron cómo las dos chicas se alejaban, con una gran sonrisa implantada en sus caras.

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