Capítulo 23: Epílogo
La noche era oscura, pero templada. No había muchas estrellas en el cielo, y la luna se divisaba fácilmente. Una noche como cualquier otra, en especial para Weiss Kreuz. Habían completado una de sus misiones y se disponían a regresar a su casa para descansar luego de tan ardua pelea.
-Estoy cansado –Omi entraba a la casa extenuado por la batalla.
-Descansen –les mandó su pelirrojo líder- Mañana no tenemos que abrir la florería.
Aya subió a su habitación y Omi se dispuso a preparar té.
-Ken, ¿vas a querer un poco de té? –dijo amablemente el más joven del grupo, pero su compañero estaba muy distraído, mirando el cielo, recordando lo que pasó en una noche igual a esa- Ken, ¡Ken! ¿Me escuchas?
-¿Eh?... ¡Ah, sí! Sí, dame una taza de té... -contestó él, cuando al fin oyó a Omi.
-¿Qué te pasa? Has estado muy distraído últimamente –preocupado, le sirvió la taza de té.
-No es nada, en serio... no es nada -desalentado, el castaño bajó la vista a su té, luego levantó la taza para tomarlo.
Desde que Aiko viajó a Sudamérica, Ken había perdido el ánimo; aunque todavía sentía interés en el fútbol, en su trabajo y en las misiones que tenían, casi siempre parecía estar distraído. Todos los días escuchaba reiteradas veces el CD que Aiko le había regalado, era su forma de sentir que aún estaba cerca. Sólo habían pasado seis meses desde la partida de Aiko, pero para Ken habían sido como seis milenios.
-¡Youji! ¿A dónde crees que vas a estas horas? –la voz de Omi lo trajo de nuevo a la realidad. Su pequeño compañero observaba en forma burlona y cruzado de brazos a Youji, quien se escabullía sigilosamente a la cochera, como si fuera un ladrón.
-Pues yo... tengo que... ¡Quiero ir a dar una vuelta con mi auto! ¿Hay algún problema? –respondió él tratando de buscar una excusa. Dicho esto, se subió a su auto y se fue.
-Va a buscar a Naomi... -afirmó Ken, debido a la actitud de su amigo. Era raro que su colega buscara excusas para ver a una mujer, pero claro, Naomi no era cualquier mujer.
-Ah, Youji jamás va a cambiar –mientras tomaba su té, Omi pensaba que las manías de Youji no habían cambiado, aunque desde que estaba con Naomi, definitivamente algo había cambiado en él.
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Naomi se levantó a mitad de la noche a tomar un vaso con agua. Akira, quien dormía plácidamente al lado de la cama de su dueña, se sobresaltó al oír el leve rechinido en la ventana, abriéndose. Cuando Naomi regresó a su cuarto, alguien la sorprendió por atrás, tapándole la boca. Ella se asustó y trató de zafarse, pero no lo conseguía.
-¡Tranquila! ¡Tranquila, linda! ¡Soy yo! –le susurró una voz conocida al oído. Observó a su perro, el cual no hacía más que ladrar y saltar alrededor de ellos juguetonamente. Luego vio a su atacante con una mirada no muy amigable.
-¡Youji! ¡imbécil! ¡Me asustaste! –ella se soltó y lo empujó, apartándolo de su lado- ¡Casi me da un ataque al corazón!
-Mmm... es extraño –con una posición pensativa. Al ver la cara de interrogación de la chica contestó- Que tú me hablas de ataques al corazón, cuando al mío ya lo atacaste y conquistaste...
-Eres muy malo para los chistes... y para los cumplidos –Naomi le dio la espalda aún molesta.
-¡Oh, vamos! No me digas que estás enojada conmigo por una simple broma –la abrazó por detrás- Todavía que vengo a verte después de una misión para darte una sorpresa...
-¡Menuda sorpresa que me diste!
-¿Aún estás molesta conmigo? –con cara de cachorrito desdichado, intentando apelar al sentimentalismo de la chica.
-No vas a convencerme... -dijo ella mirándolo de reojo. Youji tomó a Akira en brazos y puso la misma cara que el cachorro. Naomi volvió a verlo, pero esta vez se rió- No puedo enojarme contigo por mucho tiempo –tomó a Akira y dejándolo en su pequeña cama al lado de la de ella.
-Y... ¿no vas a saludarme como se debe? -él la miró con inocencia.
-¡Eres imposible! –meneó la cabeza, para luego darle un dulce beso en la boca.
-Así está mejor –dijo Youji acariciándole la mejilla.
-¿Me vas a decir qué haces aquí? –extrañada de la visita, no era común que el chico de largo cabello la visitara tan tarde y menos después de una de sus misiones, puesto que a veces salía herido y era consciente de que él no quería que ella se enterara.
-Ya te dije, quise darte una sorpresa –le respondió su amado- Además... últimamente nos estamos viendo poco...
-Sí, lo sé, es que desde que Aiko no está, tengo que trabajar más para mantener el departamento –dijo ella muy apenada.
-No te preocupes –tratando de hacer que Naomi se sintiera mejor, acarició su cabeza- Yo también te tengo un poco descuidada, y por eso estoy aquí.
-Y... ¿piensas irte pront? –preguntó ella en un tono delicado, fijando sus ojos en los de él.
-Si tú me pides que me quede, no... -respondió él con tono galante. Al ver la mirada ladina con la que la chica lo miraba, se percató de sus intenciones- Un minuto... ¿en serio quieres que me quede contigo?
-Mi amor, a veces haces preguntas tan estúpidas... –Naomi rodeó con sus brazos el cuello de Youji y aproximando sus labios a los de él. Se besaron muy apasionadamente, como siempre lo hacían, pero esta vez fue más intensa que otras. Ella saboreó cada rincón dentro de la boca de su amado. Sentía las manos de él recorrerle la espalda con delicadeza sosteniéndola con fuerza, y ella se deshacía entre sus brazos como si fuera arcilla. Su calor la encendía y ella solo quería arder en ese intenso fuego llamado Youji.
-¿Estás segura que quieres que me quede? –preguntó él cuando separaron sus labios- Corres el riesgo de que si me quedo... no me vaya nunca...
-Esa es la idea –respondió con una sonrisa seductora, sacándole los anteojos y tirándolos sobre la alfombra que tapizaba el suelo del cuarto.
-No creo... cada vez que estamos así, alguien nos interrumpe –resignado recordó los momentos frustrados y las interrupciones que siempre surgían por alguna razón cada vez que estaba con Naomi.
-Tal vez... ésta es tu noche de suerte... -dijo de la misma forma seductiva, empujándolo delicadamente sobre la cama...
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Ken no podía dormir bien, no podía dejar de pensar en Aiko. No era la primera vez que esto le pasaba, pero sí era la primera vez que esto no le dejaba conciliar el sueño. La misión que tuvieron esa noche fue muy similar a la que tuvieron cuando conocieron a la chica. Los recuerdos de los momentos que pasó juntó a ella circulaban por su mente. De pronto, golpearon a la puerta de su cuarto, trayéndolo de nuevo a la realidad.
-Ken, ¿estás despierto?
-Sí, Omi, pasa –respondió- ¿Qué necesitas?
-Necesito que veas esto –el joven entró al cuarto con su laptop- No podía dormir, así que entré a Internet y mira lo que encontré...
Omi le mostró en su laptop una página de una cantante muy reconocida en Sudamérica, de origen japonés.
-No... no puede ser... es... ¿Aiko? –dijo Ken viendo fotos de la cantante, las tapas de sus discos y demás.
-Sí, solo que cambió su apellido por el de su madre –respondió Omi- Ya no es más Aiko Midorikawa, ahora es Aiko Izumi.
Ken quedó impactado al ver las fotos de Aiko y la gran carrera que había emprendido.
-Yo... creo que... voy por un vaso de agua... -se excusó, pensando que tal vez era mejor dejar a su amigo solo.
Ken observó cada una de las fotos que había de ella. Parecía haber olvidado lo ocurrido en Japón, parecía contenta, más feliz. Vio un par de videos musicales que ella había hecho, era toda una profesional.
"A pesar de sus 19 años y sólo cinco meses de carrera, la joven artista ha impactado a gran parte de Sudamérica. Sólo ha lanzado 2 discos y ha hecho un par de videos musicales, ¡pero aún así es la sensación del momento!"
Esto decía uno de los artículos de la página, pero el que más le llamó la atención fue uno que se titulaba "Entrevista a la Nueva Diva":
"La joven Aiko Izumi, de 19 años, a pesar de llevar muy poco tiempo en su carrera musical, se ha animado a hablarnos de su vida en esta entrevista..."
Muy bien, Aiko, ¿qué piensas sobre tu reciente éxito en la música?
Pienso que... fue algo inesperado. Nunca creí que en solo cinco meses sacaría 2 discos y filmaría videos musicales.
Muchos dicen que tu éxito se debe a tu origen japonés, ¿crees que es así?
La verdad, sí. Tal vez es por ser extranjera que llamo tanto la atención. Además de que canto tanto en japonés como en español e inglés.
Hablando de eso, ¿por qué dejaste Japón para venir a Sudamérica? Sabemos que los recursos aquí son menores que de donde vienes.
Porque... mi padre falleció y el único pariente vivo que tengo es mi tía. Así que decidí venir a vivir con ella, para olvidarme de ese asunto. Aunque no tenga los mismos recursos que Japón y el ritmo de vida es diferente, se puede salir adelante. Necesitaba el cambio de aire,
Según me informaron, el hotel donde tu padre estaba estalló con él adentro, dos de sus guardaespaldas y el dueño del mismo, ¿qué fue lo que pasó?
Es muy duro para mí hablar de eso, así que preferiría no hacerlo...
Entiendo... También debe de haber sido duro separarte de tus amigos, cambiar de vida, de ambiente, ¿verdad?
Dejar a mis amigos fue lo más difícil de irme... en especial a mi mejor amiga, Naomi, con la cual aún me mantengo en contacto.
Hay una pregunta que muchos de tus admiradores se hacen, y es si tienes novio...
No, oficialmente no...
¿Y qué hay de tu última canción, "Siempre"? Tu éxito y tu popularidad se deben a tus canciones de pop, rock, pero en especial por tus canciones románticas. ¿Están dedicadas a alguien en particular? ¿Quién es tu inspiración?
Sí, pero mi inspiración está muy lejos...
Ken terminó de leer el resto de la entrevista; era obvio que Aiko estaba mejor que él y que parecía no extrañarlo. Apagó la laptop e intentó dormir. Consiguió hacerlo, pero Aiko seguía presente en su mente.
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Un nuevo día comenzaba, el sol brillaba con todo su esplendor; era lo que muchos dirían un día perfecto. Ese día la florería estaba cerrada, era el día libre de los chicos.
-¿Alguien ha visto a Youji? –preguntó Aya al notar su falta durante el desayuno.
-No me digas que no vino a dormir anoche –Omi recordó que lo más probable es que la noche anterior fuera a ver a Naomi.
-Kudou nunca va a cambiar -comentó el pelirrojo; la cara de su joven compañero se lo había dicho todo.
-¿A dónde vas, Ken? –viendo que éste se retiraba sin terminar de desayunar, Omi no pudo evitar hacer esa pregunta. Le preocupaba que, con la intención de animarlo mostrándole la página de Aiko, solo hubiera empeorado la situación.
-Voy a dar una vuelta, necesito un poco de aire –le respondió tristemente- Ah, Omi, tu laptop está sobre el escritorio de mi cuarto, por si la quieres.
Sus colegas lo vieron alejarse. Estaba verdaderamente deprimido, y ellos sabían que la razón de su pena era que le hacía falta Aiko. Había veces y situaciones en las que podía disimularlo, pero era notorio que la extrañaba.
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Salió en su motocicleta a dar vueltas por la ciudad, pero se detuvo frente a un viejo bar.
"Es el bar donde conocí a Aiko", pensó observando con nostalgia el abandonado lugar. Al parecer no había tenido mucho éxito el negocio y lo cerraron.
Ken bajó de su moto y se acercó a la entrada, que estaba sellada, pero por lo visto unos vándalos la habían derribado.
En el cielo un ángel que escuchó,
Que nosotros hablábamos de amor,
Y con sus alas el viento tu rostro iluminó,
Y la lluvia en la tarde reflejó...
De la nada se escuchó una canción que provenía del interior del bar. Se dispuso a irse, pero se detuvo al oír detenidamente la canción. Ken intentó ignorarla, pero la voz y la canción se le hicieron muy familiares.
Estamos juntos mirándonos los dos,
El tiempo ha pasado, la vida nos cambió,
Pero yo siento que nunca acaba el cuento,
Y aún es fuerte el sentimiento,
Que basta en los recuerdos de ese amor
Que vive entre los dos...
Decidió adentrarse al desierto bar para averiguar de dónde provenía tan bello canto. Estaba seguro de que esa era la voz de su amada Aiko, pero no podía ser ella. ¿Qué haría Aiko ahí, regresando después de tanto tiempo? Tenía una exitosa carrera en otro país. ¿Por qué regresaría a la ciudad de sus malos recuerdos, donde había sufrido tanto? No, no podía ser ella... ¿o sí?
Ahora siento que puedo amanecer
Con la misma música de ayer.
Junto a mi piano volver a escribir una canción,
De esa luna que un día nos unió...
Finalmente encontró el origen de la música. Un equipo de audio conectado a los parlantes tenía uno de los CDs que Aiko había lanzado. Con desilusión, Ken apagó el equipo y observó la tapa del CD con la foto de ella. Misteriosamente, la música comenzó a sonar de nuevo.
Estamos juntos mirándonos los dos,
El tiempo ha pasado, la vida nos cambió,
Pero yo siento que nunca acaba el cuento,
Y aún es fuerte el sentimiento,
Que basta en los recuerdos de ese amor
Ken estaba muy extrañado. Miró el equipo de audio, estaba apagado. Miró el titulo de las canciones en el CD de Aiko, la canción que se escuchaba era "Siempre".
Recordó lo que había leído en la entrevista. De inmediato se volteó a ver a sus espaldas.
Y estamos juntos mirándonos los dos,
El tiempo ha pasado, la vida nos cambió,
Pero yo siento que nunca acaba el cuento,
Y aún es fuerte el sentimiento,
Que basta en los recuerdos de ese amor
Que vive entre los dos
Que vive entre los dos.
-Aiko... -sorprendido, vio a la chica parada frente a él como si de una visión se tratase.
-Hola, Ken... -en su voz se notaba que aguantaba la emoción de verlo allí. Al contrario, Ken no se contuvo y corrió para abrazarla.
-¡No puedo creerlo! ¡Estás aquí! ¡Regresaste! –la tomó por la cintura, levantándola en el aire y haciéndola girar- Pero... ¿Qué haces aquí? –preguntó él cuando la bajó, pero manteniéndola cerca.
-Digamos que... extrañaba demasiado.
-¿Qué extrañabas? –preguntó nuevamente sin entender- Leí en internet una entrevista que te hicieron. Emprendiste una exitosa carrera, estabas feliz con tu tía en otro país. ¿Por qué volviste?
-Ya te dije, extrañaba... Te extrañaba... –respondió mirándolo fijamente con sus intensos ojos negros.
-Creí que... estabas feliz lejos de aquí... que te habías olvidado de mí... -Ken bajó la cabeza, melancólico.
-¡Eso jamás! –se molestó con él, ¿cómo podía siquiera insinuar eso?- Olvidarte... sería como olvidar lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo. ¿Recuerdas?
Ken recordó las últimas palabras que ella le había dicho antes de subir al auto, para ir al aeropuerto.
-Mi profesión surgió de golpe, no estaba en mis planes volverme tan famosa en solo unos meses... Aún así, es algo que puedo mantener en cualquier país –continuó ella- Y sí, estoy feliz lejos de aquí... pero no lejos de ti...
-Pero... ¿Cuándo regresaste? ¿Por qué no me buscaste?
-Hace unas horas. No te busqué porque no sabía qué decirte ni cómo ibas a reaccionar –respondió- Salí a caminar y vine a parar aquí sin darme cuenta. La puerta estaba derribada, así que entré.
-¿Eso significa que esto es tuyo? –preguntó él con el CD en la mano.
-Sólo quería probar si el audio del lugar todavía funcionaba.
-¿Cuánto tiempo vas a quedarte? –un poco desalentado, creyó que Aiko sólo estaba de paso.
-Eso depende de ti... -respondió ella, y al ver la cara de incomprensión de Ken agregó- ¿Quieres que me quede o te da igual lo que haga?
-Si yo te pidiera que te quedaras aquí conmigo, ¿lo harías? –Aiko asintió con la cabeza- ¿Y qué hay de tu tía?
-A ella le encantó la idea de volver a vivir a Japón -respondió ella- ¿Qué dices? ¿Me voy o me quedo?
-Deseo más que nada en este mundo que te quedes aquí conmigo, Aiko. Yo te amo... te necesito... -respondió Ken, tomando con delicadeza su rostro- Pero... no quiero que vuelvas a vivir una situación como la de hace meses atrás. Como sabrás, mi vida es complicada y...
Ken se vio interrumpido por los labios de Aiko, los cuales lo sumieron en un profundo e intenso beso, casi igual o aún mejor que el último que se habían dado hacía seis meses. La necesidad, la añoranza y el amor que sentían el uno por el otro se hacía presente en él.
-¿Por qué no dejas que eso lo juzgue yo? -dijo ella al separarse de él, para luego besarlo de la misma forma que antes.
FIN
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