Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 20: El Rescate

Ken corrió desesperado por el piso buscando a Aiko, cuando sintió que lo llamaban a sus espaldas.

-¡Siberian! –era la voz de Omi, quien se dirigía hacia él junto con Aya.

-¡Bombay! ¡Abyssinian! ¡Acabé con Sanjiro! ¿Cómo me encontraron?

-Y nosotros con Kunio –informó el joven- El micrófono poseía un dispositivo de rastreo, ¿lo ves?

Su compañero le mostró una especie de control con una pantalla radar que mostraba puntos rojos y amarillos.

-Los puntos amarillos son los micrófonos –explicó- Y los rojos son el resto de las personas que hay en el edificio. El rastreador capta las ondas caloríficas a su alrededor, pudiendo detectar a otros seres vivos a su alrededor, diferenciándolos de otras fuentes de calor.

-El radar muestra que hay tres personas en el cuarto piso, o sea nosotros –agregó Aya.

-¿Quiere decir que me ubicaron con el radar? –preguntó el castaño.

-En realidad no –le contestó Omi- En el radar no apareces como si tuvieras el micrófono, te encontramos de casualidad. ¿Qué fue lo que pasó con tu micrófono y el de Youji?

-El mío se rompió en batalla, y el de Youji... sospecho que lo tiene Aiko.

-¿Aiko? ¿Y qué te hace pensar eso? –quiso saber el líder del equipo.

-Ella estaba con Sanjiro, pero cuando empecé a pelear con él, desapareció.

-Si ella lo tiene significa que está en el primer piso... con alguien más –era lo que podía apreciarse mirando el radar.

-¿Y qué esperamos? ¡Vamos por ella! –Ken corrió por la escalera para dar con la ubicación de su amada. 

Sus compañeros lo siguieron. 

--:--:--:--:--:--:--:--:--:--:--:--:--:--:--:--:--:--:--:--

Al llegar al primer piso, Omi les indicó que, según el radar, Aiko estaba en la oficina al final del pasillo, pero no estaba sola. Se acercaron con precaución. Podían escuchar gritos, al parecer una fuerte discusión. No había duda de que una de esas voces era la de Aiko, la otra era la de un hombre mayor.

-¡Te destruiré, bastarda! –gritó el hombre. Alarmados, los Weiss entraron bruscamente. El hombre que allí se encontraba empujó a Aiko hacia atrás de él.

-Vaya, vaya, vaya... –dijo- ¡Así que ustedes son Weiss Kreuz! ¡Los amigos de mi hija!

-Entonces, tú eres... -pronunció Ken asombrado ante la figura que tenían delante.

-Koetsu Midorikawa, para servirles... -lo interrumpió con una sonrisa aún más diabólica que la de sus secuaces.

-¡Deja ir a Aiko! –gritó el castaño al notar la expresión de horror de la chica, a espaldas de su padre.

-¿Qué? ¿Y dejar que ella salga impune después de su traición? –miró a su hija con furia; la chica estaba llorando- ¡No lo creo! ¡Merece ser castigada!

Aya se acercó sigiloso a él para atacarlo con su katana, seguido por sus compañeros, pero Midorikawa fue más rápido. Tomó a Aiko, la puso frente a él y le apuntó con un revólver. Los chicos no tuvieron más remedio que frenar.

-¡No se acerquen o todo lo que han hecho por ella será en vano! –amenazó con locura en su mirar y furia, al ver como intentaban acorralarlo.

-No...no te atreverías... -el más joven de los Weiss observaba horrorizado la escena, sin entender ese odio de un padre por su hija.

-¿Quieres ponerme a prueba? –retó Midorikawa, sacando el seguro a su arma. Aiko estaba hecha un manojo de lágrimas y nervios. Temblaba, la situación la estaba superando y no sabía cómo es que había llegado a tal grado.

-¡Es tu hija! ¿Cómo puedes hacerle esto? –Ken estaba iracundo. Es que esa situación no tenía sentido, ¿Por qué tanto odio hacia su propia sangre?

-Mi hija... ¡Ja! –vio a la chica con desprecio- Es igual a su madre...arriesgada, nunca piensa en las consecuencias...

Las palabras de Midorikawa, eran las mismas que recordaban de las declaraciones que había hecho en los recortes de diarios. Ken, precipitado, trató de acercarse a ellos mientras Midorikawa se distraía hablándole a Aiko.

-¿Tú recuerdas... lo que le pasó a tu madre? Ese es el precio por traicionarme -le susurró al oído a su hija, y ella empezó aponerse peor de lo que estaba recordando el accidente- ¡Y yo que tú no lo intentaría! –dijo el enemigo apuntándole a Ken, percibiendo que se acercaba- Aiko, quieres mucho a tus amigos, ¿no? En especial a Ken... ¡Pues acabemos contigo primero!

Omi iba a atacarlo con su ballesta para evitar que le disparara a Ken, pero no pudo debido a la circunstancias.

-¡No! –gritó Aiko desesperada, tomando el arma y tratando de sacársela a su padre.

Los chicos estaban desconcertados. Si intervenían, Aiko corría el riesgo de salir herida. Ella forcejeaba con su padre para sacarle el revólver, pero él no cedía. Llegó un momento en el cual el armase disparó. Aiko quedó paralizada, repentinamente se puso pálida,al igual que su padre. Tanto Ken como sus compañeros pensaron lo peor. Luego de unos segundos, que parecieron eternos, el cuerpo de Midorikawa cayó al suelo con una mancha de sangre brotando de su pecho, provocada por el disparo. Aiko temblaba; observó con terror el arma en sus manos y la sangre de su padre en ellas. Tiró el arma al piso, espantada. Se agachó y comenzó a llorar desconsoladamente cubriéndose el rostro. Aya se acercó y observó al muerto con frialdad, pensando en que ese era el mismo destino que debería tener todo aquel que jugaba con la vida de las personas. Ken, por su parte, se aproximó a Aiko y la abrazó tratando de confortarla, pero al parecer eso no era posible.

-Será mejor que vayamos por Youji y nos larguemos de aquí –Aya salió de la oficina a toda marcha luego de pronunciar esas palabras. Ken ayudó a Aiko a levantarse y se fue con ella, seguidos por Omi.

--:--:--:--:--:--:--:--:--:--:--:--:--:--:--:--:--:--:--:--

Al bajar al vestíbulo, vieron el cuerpo de Haruki en el piso, y a Naomi abrazando a Youji, quien estaba inconsciente, con múltiples heridas. Enseguida fueron a auxiliarlos por sus compañeros que acababan de llegar. Entre Ken y Aya lo recostaron en el auto, mientras Aiko y Naomi no podían dejar de llorar. Unos minutos después, Omi salió del edificio corriendo. 

-¡Cúbranse! –gritó, y todos le obedecieron, aunque Naomi y Aiko no entendieron bien para qué.

El joven tomó su laptop y activó un dispositivo desde ella. Segundos después, el suelo tembló y la calle se iluminó como en pleno día con un estruendo ensordecedor. Todos se cubrieron para evitar escuchar el sonido y ser golpeados por los escombros.

-¿Qué fue esa explosión? –preguntó Naomi subiéndose al auto junto con los demás (a excepción de Ken, que iba en su moto).

-Coloqué explosivos en un punto de cohesión entre los cimientos del edificio, para destituirlo y borrar nuestros rastros –le explicó Omi mientras salían del lugar lo más rápido posible.

Aya conducía, ya que Youji seguía inconsciente. Naomi iba sentada atrás, con la cabeza de Youji apoyada en su falda. Omi iba con ellos, agachado entre el espacio de los asientos, tratando de curar alguna de las heridas de Youji. Aiko iba en el asiento de adelante, mirando por la ventana hacia afuera, sin poder evitar que las lágrimas rodaran por sus mejillas.

¿Qué había hecho? Había matado, no solo a una persona, sino a su padre. Era cierto que él era un miserable, que merecía la muerte, que por su culpa su vida había sido destruida y su madre había muerto. Pero ella no era así, nunca le hubiera deseado la muerte a nadie, por más que se la mereciera. Quería que su padre y sus secuaces pagaran por sus crímenes, pero no de esa forma. Ahora no sólo se sentía mal por lo que había pasado recientemente, sino por la actitud que tuvo con sus amigos. Ellos habían matado sólo para protegerla, arriesgando sus vidas con gente verdaderamente peligrosa. Observó a Aya manejando, con su gélida mirada fija en el camino; tenía dos cortes en cada brazo y varios golpes. Miró hacia atrás y vio los moretones en el rostro de su amiga, provocadas por Haruki; a Youji recostado con múltiples heridas, puede que algunas graves; y las marcas en el cuello de Omi. Volvió a mirar hacia afuera, esta vez para contemplar a Ken.

Los había tratado verdaderamente mal, aunque su reacción fue de esperarse, alguien que vive de matar a otros no es de entera confianza, pero ahora ella era igual o peor que ellos. Había matado, pero no a un simple bandido, sino a su padre.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro