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Capítulo 2: Reencuentros

Para cualquiera esto hubiera sido un dolor de cabeza. La florería repleta de chicas, en su mayoría estudiantes, acosando a los jóvenes floristas. Era molesto, sí, pero Omi, Ken y en especial Youji ya estaban acostumbrados. Para ellos eso ya era normal. Aún así, las atendían con amabilidad, y Youji de paso les coqueteaba, pero al que estas chicas siempre sacaban de quicio era a Aya. Siempre tan frío y distante, trataba de aguantarse para no gritarles a las jóvenes, aunque casi siempre las echaba por no estar comprando nada. Eso muchas veces les provocaba risa a sus compañeros. La anciana Momoe, encargada de la florería, permanecía imperturbable acariciando a su robusto gato blancon con manchas marrones y amarillas,  siempre con una cálida sonrisa.

Como de costumbre, Youji estaba coqueteando con un par de clientas. Repentinamente su vista se fijó en una joven que estaba viendo los tulipanes. Youji la reconoció por el largo cabello hasta la cintura de alborotadas ondas, un poco más oscuro que su propio cabello.

"La chica del bar", pensó observándola de arriba a abajo.

Youji se disculpó muy cortésmente con las chicas con las cuales estaba hablando y se dirigió hacia la que miraba los tulipanes, como si estuviera decidiendo cuáles llevarse. Ella tomó uno de color azul y lo observó atentamente.

-¡Buena elección! –dijo a espaldas de la chica, haciendo que esta se sobresaltara y se volteara para verlo a la cara. Traía unos lentes oscuros parecidos a los de él, que cubrían por completo sus ojos- Veo que tienes buen gusto. Esa clase de tulipanes son muy raros de encontrar –continuó con una sonrisa seductora. La chica le respondió con la misma clase de sonrisa oliendo el tulipán.

-Sí, eso supuse. Por lo tanto deben ser más caros –contestó dándole la espalda bruscamente. Eso lo sorprendió, pero mantuvo su postura.

-No tanto, se podría llegar a un acuerdo con el precio –respondió él con típica actitud galante. La chica lo miró de reojo y lentamente se giró a verlo, manteniendo la sonrisa seductora. Se sacó sus lentes oscuros dejando al descubierto unos hermosos ojos azules.

-¿En serio? -preguntó ella en el mismo tono cortés, fijando sus ojos en los de él. Youji no pudo evitar perderse en esa mirada tan bella como el cielo de la noche.

Ken, que se encontraba en el mostrador, había estado observando a Youji en sus rutinarios coqueteos.

"Ahh...Youji jamás va a cambiar", pensó observándolo con la chica que se encontraba donde los tulipanes. Cualquiera diría que esta vez era ella quien coqueteaba con Youji y no a la inversa,  como solía ser.

La mirada de Ken se fijó repentinamente en una joven con un perro a su lado, que se encontraba en las afueras de la florería. Estaba parada frente al local, pero sin entrar, mirando en dirección a quién estaba coqueteando con Youji como si esperara algo. Eso sí era extraño.

-¡Omi! –llamó al menor de sus compañeros- ¿Tienes idea de quién es esa chica y por qué no entra?

Omi miró en la dirección indicada. No podía ver su rostro, pero no se parecía a nadie que hubiera visto antes.

-No sé, pero no le des mucha importancia –respondió el chico- Tal vez está esperando a alguien que entró en la florería.

Ken siguió el consejo de su amigo e hizo caso omiso de la chica que estaba fuera, siguiendo su día con normalidad.

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Ya atardecía, pero la florería seguía repleta, en especial de mujeres.

-¡No puedo creerlo! –comentó Omi con Ken- ¡Youji se ha pasado casi todo el día hablando con una sola chica!

Ken rió ante el comentario y asintió con la cabeza, en señal de estar de acuerdo. Ken y Omi cambiaron de lugares, Omi estaría en el mostrador mientras Ken atendería a los clientes. Cuando Ken se dirigió hacia un hombre que al parecer no se decidía si llevar rosas rojas o blancas, alguien chocó de espaldas a él.

-¡Discúlpame, no te vi! ¡Lo siento! –una dulce voz que él reconoció al instante. Cuando la vio de frente se percató de que era la cantante del bar de la otra noche. Ella también lo reconoció y no pudo disimular su sorpresa.

-¡¿TÚ?! –exclamaron sorprendidos los dos al verse. De pronto, se escuchó un maullido.

-¿Tienen gatos en este lugar? –preguntó ella súbitamente al escuchar los maullidos. Ken asintió con la cabeza sin entender- ¡Oh, no! Eso es un problema –su tono cambió a uno preocupado.

Repentinamente, una persona que se estaba yendo abrió la puerta, y el perro que estaba afuera junto a la chica entró como torbellino a la florería, arrasando con todo a su paso. Debido a ello muchas personas salieron despavoridas del lugar. Los tres floristas, la chica que estaba hablando con Youji y la cantante trataron de detenerlo, pero empeoraron las cosas. El perro entró al invernadero; al tratar de agarrarlo, la cantante tropezó y cayó al piso a los pies de alguien. Levantó la vista y se encontró con la furiosa y gélida mirada de Aya, que sostenía al perro por el collar. La chica se paró rápidamente y miró a Aya cabizbaja.

-¿El perro es tuyo? –preguntó con severidad, manteniendo su mirada fija en ella. A su vez se acercaron a ella la chica que estaba con Youji y los tres jóvenes.

-No. Es de ella –dijo nerviosa y molesta la cantante al ver a la otra chica. Aya dirigió su fría mirada a la chica y luego a Youji. Le dio el perro a su respectiva dueña y le hizo una seña a Youji para que lo siguiera; éste lo siguió con cierto temor. Todos quedaron atónitos ante la situación.

-¡Aiko! ¿Por qué hiciste eso? –dijo la chica enojada dirigiéndose a la cantante.

-¿Qué? Es tu perro, ¿o no? –Aiko se justificó.

-¡Te dije que lo vigilaras!

-Oye, yo no soy la que abandona a su mascota con una amiga –agregó aún más molesta- ¡Y encima sin correa!

Omi y Ken observaban confundidos la discusión entre las dos chicas.

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Rato después, Aiko ayudó a Omi y a Ken a arreglar el desastre de la florería (o lo que quedaba de ella), que el perro de su amiga había provocado. La Señora Momoe se había llevado a su gato fuera del local, ya que fue uno de los causantes del disturbio.

-Youji lleva mucho tiempo ahí dentro –dijo la dueña del perro observando como los demás limpiaban.

-¿Y tú? ¿Te piensas quedar ahí sin hacer nada? –le dijo molesta su amiga.

-Yo no fui la que descuidó a Gina... –respondió haciéndola enojar.

-¡Gina es tu perro! –se quejó ella casi gritando.

-¡Por favor, no vayan a empezar de nuevo! –suplicó Omi, que se encontraba recogiendo flores del piso.

-Sí. El niño tiene razón –dijo la joven dueña de Gina, con un tono burlón.

-No te preocupes, es así con todo el mundo –rió Aiko por la cara que puso Omi al oír que lo llamaban niño- Es su forma de ser, ¿qué le vamos a hacer?

-No te enojes, Omi. Era una broma –agregó con un tono afectuoso la amiga de Aiko. Ken se rió, y Omi siguió juntando flores del piso igual que Aiko.

Pasados unos minutos, salió Youji de hablar con Aya y no con una de sus mejores caras.

-Youji, espero no haberte causado muchos problemas –con cara de "yo no fui", la amiga de Aiko se acercó a él.

-No te preocupes, Naomi –le respondió con su típica sonrisa- Aya puede ser un poco... estricto, pero no es tan malo como parece.

-Cielos, creo que voy a vomitar –se dijo Aiko mientras veía a su amiga tan melosa con Youji.

-De todos modos, la culpa de esto la tiene Aiko –se oyó la molesta voz de Naomi- Ella tendría que haber vigilado mejor a Gina.

-¿Esas flores están podridas? –le preguntó Aiko a Omi. Cuando éste le respondió afirmativamente, ella se las aventó a Naomi.

-¡Oye! ¡¿Por qué hiciste eso?! –le gritó furiosa a Aiko.

-¡Por que se me dio la gana! –contestó igual de furiosa- ¡Y date prisa que ya son las seis!

-¡Ya son las seis! –dijo Naomi entre asustada y sorprendida.

-No. Pero falta media hora, y en media hora no llegaremos.

-¡¿Y por qué no me lo dijiste antes?! –le gritó Naomi ya histérica, tomando a su amiga del brazo- Nos vemos luego, ¿sí? Hasta pronto Youji –se despidió Naomi más calmada- Adiós, Omi, Ken.

Naomi estaba apunto de salir por la puerta, pero la voz de Aiko la detuvo.

-¿No te olvidas de algo?

Naomi observó el lugar atentamente.

-No me dejaras en paz después de esto, ¿verdad? –acercándose a su perro, que estaba atado a una puerta con una cuerda para evitar que volviera a perseguir al gato de Momoe.

-¡Adiós a todos! –se despidió Aiko luego de que Naomi desatara a Gina y lo llevara afuera.

-¿Quiénes eran ellas? –preguntó Omi luego de que las chicas se fueran.

-Aiko es la cantante de la otra noche –respondió Ken, recibiendo una mirada suspicaz de parte de Youji- ¡Hey! ¿Y que me dices tú de...? –dijo Ken dirigiéndole la misma mirada a Youji, mientras trataba de recordar el nombre de la chica.

-Naomi. Es una chica que vi ese mismo día en el bar –contestó Youji con naturalidad- Y cuando la vi aquí, no dudé en hablar con ella.

-En tu idioma eso significa que no dudaste en coquetear con ella, ¿verdad? –aseguró Omi con una sonrisa burlona, mientras una gota de sudor caía por la cabeza de Youji.

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