Capítulo 18: El inicio del Fin (Parte I)
Ya había oscurecido y los cuatro chicos estaban listos para emprender la misión: rescatar a Aiko y eliminar a sus enemigos. Tenían puestos sus típicos trajes para las misiones. Tomaron sus armas y se dispusieron a subirse a sus vehículos. Pero una voz los retrasó.
-¡Esperen! ¡Quiero ir con ustedes! –dijo Naomi bajando las escaleras.
-¡De ninguna manera! –se negó Youji.
-¡Es muy peligroso! –advirtió Omi.
-¡Además serías un estorbo! –agregó Aya molesto.
-Será mejor que te quedes –aconsejó Ken.
-¡Si ustedes van a buscar a Aiko, yo también voy! –la joven estaba decidida- Además, de todos los escondites que Midorikawa tiene, ¿saben exactamente en cuál está?
Los chicos se quedaron callados. Ella tenía razón, el dueño de una constructora podía tener muchos lugares a su disposición. Aunque ellos sabían exactamente cuáles eran, perderían demasiado tiempo en hallar el correcto. Midorikawa era muy ingenioso y podría tenderles una trampa, en especial estando del lado de Eszett.
-Y supongo que tu sí sabes exactamente a donde se la llevaron –la voz del pelirrojo sonaba desconfiada.
-Llévenme con ustedes y se los diré –era consciente de que ellos no podrían rechazar su oferta, y es que no le importaba lo que le sucediera con tal de que Aiko regresara sana y salva.
Aya miró a Ken, desesperado por ir a buscar a Aiko, y a Youji desesperado porque Naomi no fuera.
-¡Está bien! ¡Sube al auto y apresúrate! ¡Ya hemos perdido demasiado tiempo! –demandó Aya molesto por haberse dejado extorsionar así.
Naomi se subió rápidamente al auto, en la parte de atrás junto con Omi. Youji manejaba y Aya iba con él adelante. Ken, por su parte, los seguía en su motocicleta. Al arrancar, Naomi les indicó la dirección a seguir.
-Más le vale a tu novia que nos indique el lugar correcto -susurró el pelirrojo fríamente, recibiendo una mala mirada de quien conducía.
-Un minuto... ¿Qué esa no es la dirección del hotel de Sanjiro?–preguntó Omi al oír a Naomi.
-Así es, Sanjiro desalojó el hotel hace dos días. Sin ninguna razón echó fuera al personal, a los clientes... -respondió Naomi.
-¿Y qué te hace pensar que están allá? –preguntó Aya en su tono hastío.
-¡El lugar está vacío, no hay absolutamente nadie ahí! ¡Midorikawa no era él único que quería a Aiko! ¿Y quién sospecharía que tienen a una joven cautiva en un hotel? ¡Demonios! ¡¿Qué más pruebas necesitas?! –respondió completamente enfurecida. Aya no pronunció palabra, miró hacia enfrente manteniendo su postura gélida.Obviamente ella estaba alterada y nerviosa- Sólo quiero a mi amiga a salvo de esta pesadilla... -dijo más calmada, mirando hacia fuera.
Omi se concentró en tratar de conectarse a las cámaras del hotel a través de su laptop, para tratar de ubicar a quienes estuvieran dentro del mismo.
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Llegaron al lugar. Se estacionaron a unas cuadras del edificio, para que no los localizaran fácilmente. Tardaron unos minutos en entrar para ver si Omi conseguía ver algo por las cámaras.
-No puedo, al parecer bloquearon el sistema de seguridad, incluyendo las cámaras... -anunció Omi cerrando su laptop- Lo único que pude averiguar es que hay una persona en la azotea, dos en una oficina en el primer piso, y dos en el cuarto piso.
-Escuchen –el pelirrojo llamó la atención de todos, comenzando a dar las órdenes- Iremos todos juntos, pero a medida que podamos nos separaremos para tomarlos por sorpresa...¡En marcha!
Todos estuvieron de acuerdo y se dispusieron a entrar al edificio. Todos menos Youji, que se percató de que Naomi los seguía y la detuvo.
-¿Qué crees que haces? ¡Quédate aquí!
-¡Mi mejor amiga está corriendo peligro ahí dentro! ¡No me pidas que me quede aquí de brazos cruzados!
-¡Estás loca! ¡Es muy peligroso! Lo que me recuerda...
Youji tomó a Naomi por la cintura y la besó como la última vez, tomando por sorpresa a la chica.
-¿Por qué hiciste eso? –dijo sorprendida y sin entender.
-Porque no sé si saldré bien librado de esta... –respondió con seriedad, dirigiéndose velozmente al edificio para alcanzar a sus compañeros. Ella se quedó observando como Youji se adentraba al hotel.
Naomi se sentía cada vez peor, ahora no solo le preocupaba la vida de su mejor amiga, sino también la de su amado Youji.
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Aya, Ken y Omi entraron al edificio y empezaron a subir cada piso, registrándolos. Pero el lugar parecía estar completamente vacío.
-¿Dónde estarán todos? –se preguntó Omi.
-Hay dos respuestas a esa pregunta –le respondió Aya- O Naomi nos dio la dirección equivocada... o ya saben que estamos aquí...
-Sí, tal vez se hayan ido rotando de lugar para confundirnos –concluyó el más joven del equipo- Pero aunque hubieran hecho eso, el que estaba en la azotea debe seguir ahí...
-¿Qué quieres decir? –preguntó Ken.
-Nosotros entramos al edificio por atrás, alguien nos debe haber estado observando y avisando a los otros de nuestros movimientos.
-Significa que han estado jugando con nosotros –el pelirrojo estaba irascible.
-Si hicieron eso deben tener a alguien en el piso de abajo y a alguien en la azotea, de forma que puedan saber por donde entramos o salimos –finalizó su explicación.
-En ese caso, llegó la hora de separarnos –anunció Aya- Bombay y yo trataremos de sorprender al que esté en la azotea. Tú busca a Balinese y traten de encontrar a Aiko.
-Tengan –dijo Omi, quien en esos momentos adoptaba su nombre clave, dándoles un pequeño micrófono a cada uno, excepto a Ken quien recibió dos, uno para él y el otro para Youji- En caso de que alguno tenga una emergencia y necesite ayuda.
Dicho esto, Omi y Aya subieron hasta la azotea. Ken se encontraba en el penúltimo piso y comenzó a registrarlo.
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Youji se encontraba en el primer piso, más exactamente en el vestíbulo. Todo parecía estar tranquilo, como si no hubiera ni un alma. Caminó con cautela, revisando el lugar. Repentinamente sintió un fuerte golpe y cayó al piso. Al tratar de levantarse, oyó esa pérfida voz.
-¡Jajaja! ¡Pero miren a quién tenemos aquí! –dijo Haruki con malicia- ¡A Balinese de Weiss Kreuz! O debería llamarte Youji Kudou del"Koneko No Sumu Ie".
Youji lo miró sorprendido, ¿cómo podía ser que ese maldito matón de Midorikawa supiera sobre su otra identidad? Luego recordó que eran aliados de Eszett y que lo más probable era que les hubiera hablado sobre ellos.
-Puedes llamarme como quieras –respondió Youji poniéndose de pie- Pero dudo mucho que puedas pronunciar palabra, ¡luego de que acabe contigo!
Youji se abalanzó sobre Haruki, él lo esquivó dando un atlético salto. De su traje sacó un par de dagas, esperando a que su adversario lo atacara. Haruki seguía sonriendo y eso irritaba más a Youji, quien sacó sus hilos metálicos y trató de atacarlo, pero su enemigo era demasiado rápido y ágil como para dejarse enredar con ellos. Esquivaba los ataques de Youji, y en cada oportunidad que tenía lo golpeaba o atacaba con sus dagas.
Las cosas no se veían bien para Balinese.
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Mientras tanto, Aya y Omi llegaron a la azotea.
-Quédate aquí –ordenó Abyssinian- Iré primero.
Aya salió con sumo cuidado, parecía que el lugar estaba desierto, hasta que...
-¡Abyssinian! ¡Cuidado! –gritó su pequeño colega.
Inmediatamente, Aya se volteó e interceptó el ataque de la katana de su enemigo.
-Kunio Matsusuke... -al ver quien era su atacante, lo reconoció de inmediato.
-Abyssinian de Weiss Kreuz, mejor conocido como Aya Fujimiya... o Ran Fujimiya –Kunio sonrió con malignidad- Permíteme decirte que es muy noble cambiar tu nombre por el de tu hermana hospitalizada, en coma.
Esas palabras le hirvieron la sangre a Abyssinian. Ese sujeto no era nadie para hablar de su querida hermana. De todas formas se concentró para mantener la calma, la situación lo requería.
-Veo que Eszett les ha hablado de nosotros –mencionó manteniendo su frialdad, mientras seguía reteniendo la katana enemiga.
-Oh, hicieron mucho más que hablarnos de ustedes –dijo él, y con un rápido movimiento intentó atacarlo por abajo, pero Aya volvió a interceptarlo. Al tercer intento, Kunio fue más rápido y provocó un corte en el brazo de Aya. Él se revisó la herida, era leve.
-¡Tienes mucho que aprender, jovencito! –rió Kunio.
Omi esperó antes de atacar, ya que al parecer Kunio no se había percatado de su presencia.
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Ken examinó con precaución cada habitación del cuarto piso. El lugar aparentaba estar abandonado, hasta que escuchó unas voces provenientes de uno de los cuartos. Se acercó lentamente sin hacer ruido para escuchar mejor.
-¡Suéltame, maldito! –era la voz de una chica.
-¡De ninguna manera! ¡Tenemos un asunto pendiente! ¡Y esta vez no lo dejaré pasar! –le respondió una voz masculina con maldad.
"Esas voces... ¡son Aiko y Sanjiro!"
El pensamiento de Ken fue interrumpido por el ruido de un golpe.
-¡Maldita perra! –gritó enfurecido aquel hombre- ¡Eso no te funcionará esta vez!
La puerta del cuarto se abrió de golpe y Ken retrocedió. Alguien salió y se chocó con él.
-Aiko, ¿estás bien? –la voz de Ken se escuchó preocupada al verla.
-¡Ken! –gritó ella abrazándolo con desesperación.
-¿Tú otra vez? –dijo Sanjiro saliendo con la camisa medio desprendida- ¿Qué no sabes hacer otra cosa que no sea meterte con la mujer de otros?
-¡Yo nunca seré tu mujer! –le gritó Aiko, quien se encontraba detrás de Ken.
-¿Éste tipo te hizo daño? –preguntó el castaño, enfurecido imaginando lo que ella pudo haber sufrido.
-¡No tanto como el que te haré a ti! –respondió Sanjiro, golpeándolo.
-¡Ken!
-¡Aiko! ¡Aléjate! ¡Podría ser peligroso! –le ordenó poniéndose de pie.
-No te preocupes, amor –le dijo Sanjiro a Aiko- Acabaré con él y continuaremos con nuestros asuntos...
Las palabras de Sanjiro enfurecieron a Ken, quien trató de atacarlo con las navajas de sus guantes. Cuán grande fue su sorpresa cuando su enemigo obstruyó su golpe con unos guantes, idénticos a los de él.
-¿Sorprendido? –le dijo, y con un rápido movimiento lo hirió en el hombro. Lo pateó, dejándolo tirado en el piso.
A Ken se le habían caído los dos micrófonos, y Aiko, al ver eso,tomó uno de ellos. Pero no pudo emitir palabras, porque alguien le tapó la boca, sorprendiéndola por detrás y se la llevó a la fuerza.
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