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Capítulo 13: Sucesos Extraños

Era otro día normal en la florería. El local estaba lleno de chicas, Aya las echaba, Omi barría, pero había un par de cosas fuera de lugar. Para empezar, Youji no estaba coqueteando con las clientas, y eso fue raro hasta para ellas. Por otro lado, la cara de velorio de Ken era verdaderamente deprimente, tanto que parecería que las flores se marchitaban.

Nadie entendía el cambio de estado repentino de ambos chicos. En realidad, el que menos entendían era el de Youji.

Ken tuvo una noche muy dura, no había podido dormir recordando la mirada rencorosa de Aiko y esas punzantes palabras.

Ese día en la florería fue el más tedioso y desalentador de todos para Ken.

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Transcurridas unas horas, Naomi se apareció muy molesta en la florería.

-¡Naomi! –dijo Youji alegre de verla.

-¡No vine a hablar contigo! –cortante y molesta, se dirigió hacia el mostrador donde se encontraba Ken.

-¿Qué sucede? –el florista de pelo largo, se encontraba sorprendido y extrañado de esa reacción por parte de la joven.

-¡Eso mismo pregunto yo! ¡¿Qué sucedió anoche?! –preguntó molesta mirando al castaño del mostrador.

-¿De qué hablas? –preguntó sin entender.

-Anoche Aiko vino a mi casa llorando. Dijo que peleó con ustedes, pero no quiso decirme exactamente lo que pasó –fue la explicación que dio Naomi, sin cambiar el tono de su voz- ¡Casi no durmió! ¡Y yo quiero saber exactamente lo que sucedió!

Los chicos se miraron entre sí. Ken estaba destrozado, casi no podía pensar, y Youji no quería que Naomi supiera lo mismo que Aiko, así que Omi entró en acción.

-Lo que pasó es que... -titubeó- Anoche salimos a cenar... y Aya, Youji y yo tuvimos que irnos a hacer unas diligencias... y Ken volvía con Aiko a la casa... y no sabemos por qué razones pelearon...

-Yo...no me siento bien... no quiero hablar de eso... -el susodicho subió las escaleras a toda prisa hasta su cuarto.

-¡Bien hecho, genio! –murmuró Youji a Omi.

-¿Qué querías? ¿Qué le dijera lo que en verdad pasó? –respondió Omi molesto, también murmurando.

-¿No se te pudo ocurrir algo mejor? –el chico de cabello largo seguía susurrando.

-¡No! ¡Era un momento de mucha tensión! –contestó el más joven- ¿Y por qué estamos hablando así?

-Porque...-Youji se interrumpió a sí mismo al notar que Naomi ya se había ido.

-Se fue sin despedirse... -dijo Omi extrañado.

-Cúbreme, volveré pronto. –colgando el delantal, su compañero fue tras ella.

-¡¿Qué?! ¿A dónde vas? ¡Nos vas a dejar solos con todo el trabajo! –le gritó Omi, pero su compañero ya se había ido.

La actitud de Naomi era muy insólita, en especial después de lo que habían vivido juntos. Nunca lo había tratado así, ni a él ni a los demás. ¿Acaso Aiko le habría dicho algo sobre Weiss? Fuera lo que fuera, Youji quería averiguarlo.

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Youji siguió a Naomi unas cuantas cuadras, hasta estar lejos de la florería.

-¡¿Quieres dejar de seguirme?! –paró Naomi molesta, que ya se había percatado de la presencia del chico.

-No hasta que me digas qué te ocurre.

-No me ocurre nada -respondió sin mirarlo.

-¡Eso no es verdad! Ese tono severo te delata... Naomi, tú nunca nos has tratado así, aunque Aiko haya peleado con...

-¿Quieres saber lo qué me pasa? –interrumpió ella, volteando a verlo- De acuerdo, te lo diré. Ayer, luego de pensarlo seriamente, tomé una decisión y pensaba comunicártela hoy, hasta que Aiko llegó a casa en ese estado...

-Y... ¿qué fue lo que ella te dijo? –preguntó, creyendo que Aiko le habría contado sobre su doble vida.

-Me dijo... que Ken y ustedes la habían decepcionado, que habían peleado... y si se podía quedar en mi casa porque no quería volver a la de ustedes -respondió Naomi.

-Oh... ¿Y cuál era la decisión que tenías que comunicarme? –preguntó él, ya con suspicacia.

-Que... mira, todo fue muy lindo y divertido mientras duró, pero... se acabó... –agachó su cabeza, simplemente no podía verlo a los ojos.

-¿Qué? Quieres decir que... 

-¡Que terminamos! ¡Que se acabó! ¡Que no podemos seguir más con esto...! 

-¡¿Pero por qué?! –Youji estaba desconcertado y casi desesperado- ¡Si nos llevamos bien! ¡Estábamos mejor que nunca...! 

-¡Pero me aburrí! ¡Fue lindo, pero ya me cansé de ti! –esas punzantes palabras que Naomi largó antes de irse corriendo, se clavaron como puñales en el corazón de Youji.

-¡Naomi, espera! –gritó afligido- ¡No te vayas! ¡Te amo!

Naomi paró en seco al oír las últimas palabras de Youji, y éste se tapó la boca con las manos. Le había dicho "te amo". Nadie le había dicho antes a Naomi "te amo", al menos no con esa sinceridad. Youji jamás se lo había dicho a ninguna de las chicas con las que había estado, con excepción de Asuka; sí un "te quiero", pero nunca un "te amo". No tenía idea de por qué se lo había dicho, ni por qué se sentía tan aliviado luego de decirlo.

Naomi se giró lentamente para verlo. Tenía sus bellos ojos azules cubiertos de lágrimas. Estos ya no brillaban como el cielo nocturno, ya no tenían ese bello resplandor que hacía que su mirada fuera tan hermosa y cautivante.

-No juegues con eso... -le dijo con severidad y casi llorando, luego se fue dejando a Youji ahí parado, solo.

Él comprendió que Naomi había dicho eso haciendo referencia a lo mucho que había sufrido por amor, pero él no era un caso ni siquiera parecido.

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Regresó abatido a la florería, que estaba a punto de cerrar. Ken estaba en el living, viendo un partido de soccer y recordando el primer partido que jugó con Aiko.

-¡Menos mal que volvías pronto! –los gritos de Omi al bajar la escalera caracol, devolvieron a Ken a la realidad- ¡Volviste cuando estábamos cerrando! ¡¿Dónde te habías metido?! 

Youji no respondió, solo se dirigió al living y se tiró en el sofá saludando a Ken.

-Buenas tardes... ¿Dónde firmo para unirme a la "A.D.A."?

-¿A la A.D.A.? –preguntó Ken desentendido.

-Sí, la "Asociación de Deprimidos Anónimos" –respondió Youji, recostándose.

-¿Qué quieres decir con eso? ¿Qué te pasó? ¿A dónde fuiste? –interrogó Omi, curioso al ver la actitud melancólica de Youji.

-Seguí a Naomi para preguntarle qué era lo que le ocurría –su expresión se asemejaba a la que Ken mantuvo durante todo el día- Me dijo que hoy iba a venir a decirme algo, pero por lo que pasó con Aiko no me lo dijo.

-¿Y qué fue lo que te dijo? –el curioso ahora era su otro compañero.

-Que se acabó -dejó escapar el poco aire que le quedaba en sus pulmones, a forma de suspiro.

-¿Qué? ¿Te dejó?

Youji asintió. 

-¿Pero por qué? ¡Si ustedes eran el uno para el otro! ¡Si se adoraban! –Ken no podía ocultar su asombro.

-Nunca creí que una chica dejara a Youji -comentó Omi en voz alta. 

-¿Y no le dijiste nada? 

-Sí, le dije –tenía la mirada perdida en el vacío- Sin pensarlo le dije "te amo".

Ken y Omi estaban tenían prácticamente las mandíbulas desencajadas ante el asombro. Se miraron y luego mirándolo preguntaron:

-¡¿Le dijiste te amo?! –sabían perfectamente que Youji jamás le había dicho eso a ninguna chica que no hubiera sido Asuka, aquella mujer a la que de verdad amo y quien lo terminó traicionando- ¿Y ella qué te dijo?

-Que no jugara con eso... 

-Tal vez porque sabía la clase de mujeriego que eras –Omi recibió un pequeño golpe de parte de Ken por sus palabras, le hizo una seña para que viera el semblante de Youji. Estaba igual o peor que Ken desde la noche anterior.

Aya los había escuchado, toda la conversación. No podía creer que tanto Ken como Youji se hubieran involucrado sentimentalmente hasta ese punto con ellas. Eso les complicaría aún más las cosas. 

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Era de noche y los chicos habían acabado de cenar, cuando sonó el timbre.

-¿Quién será a esta hora? –se preguntó Omi.

-Yo voy –dijo Ken al levantarse de la mesa. 

Bajó las escaleras y abrió la puerta.

-¡Aiko, volviste!

-¡No te hagas ilusiones tan pronto! –respondió de mala manera; eso indicaba que aún estaba molesta.

-¿Qué...qué haces aquí? –preguntó Ken algo desconcertado.

-Vine para hablar contigo y tus compañeros.

Ken la hizo pasar y esperar en el living mientras iba por sus compañeros. Sentía mucha curiosidad. ¿Sobre qué querría hablar Aiko si todavía estaba furiosa con ellos? Fuera lo que fuera, pronto lo sabría.

-Muy bien, aquí estamos. ¿Qué se te ofrece? –dijo Youji.

-¿Viniste por tus cosas? –preguntó Aya fríamente.

-¡Aya! –Omi lo regañó por ser tan descortés con alguien a quien aún consideraba su amiga.

-No, no vine por mis cosas –habló ella captando la atención de los cuatro chicos- Vengo a ofrecerles... una especie de... trato...

-¿De qué hablas? ¡Y al grano! -el pelirrojo estaba impaciente, no le gustaban los rodeos cuando debían decirle algo.

-Hoy me encontré con Sanjiro y otra vez trató de llevarme a la fuerza. Escapé de pura suerte –resumió la chica- El punto es que Omi tenía razón cuando dijo que debía quedarme porque ustedes podían protegerme... 

-¿Y qué hay con eso de que no quieres estar sola con cuatro asesinos? –preguntó confundido el joven de pelo largo.

-Ese es el trato –respondió ella-. Ustedes quieren un CD que contiene pruebas de los negocios que mi padre tiene y su relación con Eszett. Yo les ofrezco mi ayuda a cambio de protección.

-A ver si te entendí. ¿Nos ofreces tu ayuda para detener a Midorikawa a cambio de protegerte de él como lo hemos hecho hasta ahora? –recapituló el más joven del grupo.

-Exacto. ¿Aceptan?

Los chicos se miraron entre ellos pensando en la propuesta de Aiko. Ken quería que ella regresara, pero temía que Aya quisiera cumplir la orden directa que les habían dado y decidiera deshacerse de ella. Aya se percató del miedo de Ken, pero no dijo nada.

-Por mí está bien –dio su opinión Omi, rompiendo el silencio.

-A mí me parece un buen trato –estuvo de acuerdo Youji.

-Mientras no represente un obstáculo en la misión, está bien –fue la respuesta de Aya, con su rostro monótono y su característico tono gélido; retirándose del lugar.

-¿Te quedarás de nuevo con nosotros, Aiko? –preguntó Ken.

-Sí, me quedaré, pero no piensen que porque los voy a ayudar haya olvidado lo de anoche –le contesto para luego retirarse a su antiguo cuarto.

Ken no pudo evitar seguirla.

-¡Aiko! ¡Aiko, espera, por favor! –suplicó Ken antes de que ella entrara a la habitación.

-¿Qué es lo que quieres? –sus malos modos seguían presentes en sus palabras.

-Quiero hablar contigo, sobre... nosotros.

-¿Nosotros? ¡No hay un nosotros! ¡Es más, nunca lo hubo!

-Es que yo... -comenzó a decir Ken, pero Aiko lo interrumpió.

-¡No me vengas a decir que me quieres, porque ya te dije que no te creo!

-¡Estás siendo injusta conmigo! ¡Fui totalmente sincero con respecto a lo que siento por ti! 

-Yo que tú no perdería el tiempo tratando de convencerme porque no te creo y no voy a creerte –dijo Aiko- Traicionaste mi confianza, y no pretendas que así de fácil vuelva a creer en ti o en los otros.

-Sino crees en nosotros, ¿por qué regresaste? ¿No dijiste que podíamos hacerte daño? 

-Volví porque no tengo a dónde ir y prefiero correr el riesgo a seguir exponiendo a Naomi. Mantendré la puerta del cuarto con llave si es necesario.

Aiko se encerró en la habitación, dejando a Ken solo en el pasillo. No sabía cómo, pero tenía que recuperar la confianza de Aiko y protegerla de Aya.

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