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—『1 año después』—
El sonido de la alarma se hizo presente en todo el edificio. Personas corriendo de aquí para allá para salvarse de quien había escapado. Otros armándose de valor para enfrentar a aquel peligro.
Meredith, se encontraba fuera de su "jaula", con cada paso que daba iba creando algunas escarchas a su alrededor. Un humo blanquecino salía de la palma de sus manos mientras caminaba por los pasillos iluminados por rojas luces.
Algunos guardias quisieron detenerla, más no pudieron contra ella quien los atravesó con picos de hielo sobresalientes del suelo. No tardó en teñirse de rojo el hielo que los atravesó.
La albina congelaba todo a su paso, pero un llanto llamó la atención de esta. Quien fue en dirección a los lloros de lo que eran de una niña pequeña.
Una pequeña de cabellos cenizos, abrazando sus piernas pero lo que más sorprendió a la chica, fue que la infante estaba llena de vendajes. Brazos y piernas, algunas partes tenía sangre aún.
La pequeña al percatarse de la presencia de la peli-blanca, se asustó creyendo que volverían a hacerle daño.
Meredith: No te haré daño. -sentandose de rodillas-
Extendía mi mano hacia la pequeña quien con temor la tomó. Se fue acercando lentamente hasta que sentí un fuerte abrazo que me sorprendió bastante.
Una ligera calidez despertó en mi, pero se apagó enseguida cuando escuché varias armas listas para disparar, la pequeña se aferró a mí.
¿?: Levántate y deja a la niña.
Solo abracé a la niña, se lo que se siente sufrir a corta edad. Moví un poco mi pie y varios picos de hielo volvieron a aparecer atravesando a los guardias y algunos científicos que pasaban por ahí.
Meredith: te sacaré de aquí. -me levantaba cargando a la peli-ceniza-.
Caminaba por los ruidosos pasillos, mantenía mis manos frías por si las necesitase usar pero con cuidado de no congelar a la infante.
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Iba acercándome a la puerta de salida de este infierno, pero me detuve al escuchar las sirenas de los policías. Solté un pesado suspiro y un ligero humo cristalino salió de la boca.
Meredith: Quédate aquí. No es seguro que salgas.
Dejaba a la niña en una esquina y con cuidado creaba una pared de hielo para protegerla. Salía del edificio sintiendo las armas apuntarme.
Oficial: arriba las manos. La tenemos rodeada!
Lentamente alcé las manos, al igual alzaba mi cabeza y pude apreciar rostros de sorpresa, y quizás de miedo. Una fría sonrisa se dibujó en mis labios.
Meredith: The bloody frost has begun. No time to take refuge
Moví las manos y un gran viento helado con medianas estacas de hielo rodeó a todos los presentes quienes soltaban gritos desgarradores y se veia como todo se teñía de rojo carmesí tanto. Todo se detuvo dejando a la vista cuerpos tendidos en el suelo y con agujeros en el cuerpo.
Entró de nuevo al edificio, movía los dedos ligeramente deshaciéndose de la pared de hielo que cubría a la pequeña. Al verme corrió como pudo a mí cayendo a mis brazos. Al parecer esta débil.
Espero que aún estén en el mismo lugar.
Cargaba a la infante y fui caminando por las calles con dirección al bosque. La gente se las quedaba mirando, otras se acercaban queriendo ayudarlas pero la albina solo seguía su camino sin hablar. Pues no quería perder tiempo.
—{◆}—
Por fin habían llegado al bosque, caminaron hacia otra dirección. La pequeña miraba alrededor con temor.
Meredith: Cuál es tu nombre, niña.
??: Me llamo... Mitsuki... -susurró bajo-.
¿Por qué me suena ese nombre?
Meredith: Bien, puedes estar tranquila, estarás a salvo conmigo ahora.
Intentaba sonar lo más suave posible pero se me hacia difícil, sonaba fría y seca.
Luego de unos minutos, llegaron a una pequeña cabaña. Tocaba la puerta esperando a que abran.
Mid: Si? -abrió la puerta y su expresión cambió a una de sorpresa- ¡¿Meredith?! Estas viva! ... Uh, una niña? Ah eh, pasa
Se hizo a un lado y la albina entró con la infante en brazos. La dejó en el sofá y miró a la chica mitad sombra.
Meredith: Si, sigo viva. Volví al infierno donde empecé -cruzandose de brazos- Y encontré a esta pequeña en ese lugar, se llama Mitsuki. Ahora donde está...
Scott: quien era? Mid.
El chico fue bajando y se llevó la sorpresa al ver a la albina. Iba a hacer las mismas preguntas que la chica mitad sombra. Pero fue interrumpido
Meredith: Si estoy viva, la niña viene conmigo. Y justo quería hablar contigo -sonaba más seria- podrías ver y ayudar a esta pequeña? Sus defensas están bajas y tiene muchos vendajes.
Scott: e-eh Si claro, ven pequeña -la cargó con cuidado de no lastimarla-
El chico se fue con la pequeña Mitsuki, a ayudarla en lo que podía para que esté mejor.
Mid: Que bueno verte de nuevo... Vaya que cambiaste, tu cabello es mucho más blanco, estas más delgada y alta. Pero tus ojos, a pesar de ser diferentes son lindos.
Meredith: Sí, incluso me siento diferente. Ahora... Tienes algo de ropa?.
Mid: Supongo si, puedes ir a ver en mi habitación. Aunque siempre tengo ropa oscura pero puedes regodearse a tu gusto. Adelante
La albina asintió un poco, fue a la habitación de Midori en busca de ropa. Entró y abrió el armario de allí.
Sacaba la ropa poniéndola en la cama, miraba con detalle y pensando en como remodelar hasta que se le vino una idea.
—<◆>—
Luego de dos horas de remodelar la ropa, consiguió un resultado agradable para ella. Se lo puso y se acomodó el cabello en una coleta media alta.
Salió de allí y fue bajando encontrándose con la niña sentada en el sofá ya sin muchos vendajes pero si algunas que otras cicatrices.
Meredith: Bien, podrías decirme como terminaste en ese lugar y que te hacían. -se sentó a lado de la peli-ceniza mirandola con seriedad-.
Mitsuki: umh... Lo único que recuerdo es que mis padres me dejaron en ese lugar, me utilizaban para hacer algunas pruebas... No se que tanto hicieron, no recuerdo mucho.. -bajó un poco la mirada-.
Meredith: al menos aquí estas bien.
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Así con el pasar de los días, la pequeña presentaba un pequeño poder que era el control de la naturaleza terrestre. Pues podía hacer crecer árboles, pastizales e incluso flores a su alrededor si quisiera.
En ese momento se encontraba haciendo en sus manos una corona de flores. Fue practicando con Midori.
En tanto la albina se encontraba recostada entre una rama y el tronco del árbol mirando a su alrededor. Junto a un niño fantasma vestido de verde, cabellos rubios y ojos negros con un punto rojo llorando un líquido carmesí.
Ben D.: Oye, Meredith -llamó la atención de la mencionada- ¿No piensas volver con los demás? Si lo haces, podré ir contigo.
Aún no me siento lista. A pesar de haber salido.
Apartó la mirada, Suspiró bajo ante el pensamiento, se sentó en la rama y de un salto cayó al suelo de pie. Aquel niño fantasma se quedó en la rama rama silencio. Escuchó unos pasos detrás suyo y solo miró por sobre sus hombros.
Meredith: Hu vaya. Cuanto tiempo...
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