Capítulo 33
- Lo siento mucho, Seth. Debería haber estado más cerca - dijo Edward disculpándose.
- Seth, yo...
- No te preocupes, Bella, estoy bien.
- Fue gracias a Evie que reaccionó más rápido que nosotros - dijo Jacob.
- Bella, amor, nadie te está juzgando - Edward lo interrumpió al ver la cara de su mujer.
- Al menos, no me mordiste ni nada, eso hubiera sido una mierda.
- Soy una mala persona - Bella enterró la cara entre las manos.
- Claro que no lo eres, yo tendría que haber...
- No sigas, Edward - suspiró Bella.
- ¿Sabes que Ness se la pasa mordiendo a Seth? - cambió de tema Jacob - menos mal que no está cargada de veneno.
- ¿Eso hace?
Seth asintió.
- ¿Pasa algo hija? - preguntó Carlisle viendo como Evie no dejaba de observar a Rosalie.
- ¿Eh? Amm, no nada, sólo estaba pensando algo - contestó sin dejar de mirar a su hermana; se le estaba ocurriendo una idea, pero no iba a decir nada, pues no sabía si podría ser.
Carlisle asintió no muy convencido; su hija estaba muy pensativa últimamente, o pasaba el tiempo en la biblioteca buscando algún tipo de información. Pero decidió no decir nada, sabía que lo diría cuando estuviera lista.
Evie y Jacob fueron afuera viendo a Leah paseando impaciente a lo largo del río, parándose aquí y allá mirando una que otra vez hacia la casa.
- Será mejor que la dejemos tranquilizarse sola.
Jacob asintió y los dos giraron cuando vieron salir a Rosalie y Seth discutiendo en voz baja por ver a quién le correspondía alimentar a Renesmee.
- ¿Qué hacemos? Me aburro.
- ¿Estar conmigo te aburre? - alzó una ceja Evie.
- ¿Qué? ¡NO!
- ¿Porque no te transformas y echamos unas carreras?
- Te dejaré muy atrás - sonrió.
- Hagamoslo más interesante.
- Sueltalo.
- Una apuesta - sonrió esta vez Evie.
- Si yo gano, te casas conmigo.
Oyeron la risa de Emmett.
- Callate Emmett - dijo sin dejar de mirar a Jacob - y tú, no abuses.
- Está bien - sonrió divertido, y se acercó quedando a centímetros de su cara - un día, tu y yo solos, donde yo quiera.
- Hecho. ¿Hasta el alcantilado?
- Vas a perder - se transformó y la miró.
- ¿Preparado? ¿Listo? ¡Ya!
Jacob salió corriendo mientras que Evie ponía las manos en las caderas.
- Dejarle ganar o aparecerme en el alcantilado con un solo chasquido. Umm...decisiones, decisiones.
- Podrías dejarle ganar, cariño - dijo Esme acercándose - habéis estado aquí cuidando de todos, es hora de que paséis tiempo juntos.
- ¿Pero y si pasa algo?
- Tú misma lo has dicho - le acarició la cabeza mirándola con amor - con un chasquido estarás aquí. Vamos, hija, os necesitáis, estaremos bien.
- De acuerdo - suspiró Evie.
Antes de desaparecer, vio como Alice levantaba los pulgares sonriendo.
Apareció cerca y fue caminando hasta que vio a Jacob apoyado en un árbol mirándola sonriente.
- Te dije que ganaría - se apartó del árbol y la alcanzó para luego cogerla de la cintura acercándola a su cuerpo.
- Eso dijiste - asintió con una sonrisa de medio lado.
- Por fin estaremos solos.
/////
- Tu maleta está hecha - dijo Alice feliz.
- Uy, miedo me das - dijo frunciendo el ceño mientras veía como su hermana la metía en el maletero.
- A mí también me la hizo - sonrió Bella - y me fue muy bien.
Jasper, Emmett y Edward abrieron los ojos y ya no querían que su hermana pequeña se fuera con el chucho.
- Dejadla tranquila - intervino Esme - vosotros tenéis a las chicas.
- Pero ella es muy inocente, ¿y si la corrompe?
- A lo mejor le corrompo yo a él - sonrió de medio lado mirando fijamente a Edward.
Emmett rió a carcajadas.
- ¿Nos vamos? - dijo Jacob apareciendo con su maleta y guardándola en el maletero.
- Divertiros, chicos - se despidió Esme.
- ¿Como lo hicieron Bella y Edward? - se rió Evie.
- ¡NO TANTO!
//////
- ¿Puedo quitarme la venda ya?
Jacob bajó del coche y la cogió de la mano ayudándola a caminar; se puso detrás de ella cogiéndola de la cintura y apoyó la mandíbula en su hombro.
- Ya puedes - susurró en su oído causándole escalofríos, la vio quitarse la venda - bienvenida a la isla Esme.
/////
Dejaron las maletas en la habitación y Evie la abrió cogiendo el bikini dándose cuenta de la lencería que le había puesto Alice. Se metió al baño y se cambió; al salir, se acercó a Jacob y cuando éste creía que lo iba a besar...
- !JA! ¡Que te lo has creído!
Salió corriendo y a Jacob se le fue formando una sonrisa maliciosa para salir corriendo detrás. Cuando la alcanzó, la cogió y sin parar, llegó hasta la playa dejándose caer en el agua.
- ¡JACOB! - rió cuando salió a la superficie.
A él le encantaba mirarla cuando reía.
- Me debes un beso.
Evie fue a dárselo, pero le cogió de la cabeza hundiéndola y salió rápido del agua. Lo que no contaba era que Jacob la agarrara por detrás cayendo los dos en la arena quedando ella arriba.
- Tienes tres opciones... te beso, me besas o nos besamos.
- ¿Y no hay una cuarta? - sonrió divertida.
- Esto apenas comienza, cariño - le guiñó el ojo y juntó sus labios con los de ella.
////
El día se convirtió en semanas al saber que ninguno de los dos quería salir de esa burbuja en la que solo estaban ellos dos. Pero todo lo bueno se acaba, así que ese era el último día en el que estarían en esa isla y lo aprovecharían al máximo.
Se levantaron, desayunaron y se fueron a recorrer la isla hablando un poco de todo; de sus vidas y lo que deseaban hacer en un futuro.
- Así que doctora, ¿eh?
- Sí, como mi padre - sonrió - para mí es un ejemplo a seguir.
- ¿A qué universidad irías?
- No lo sé - se encogió de hombros - pero tendré que irme de Forks, ¿vendrías conmigo? Viviríamos juntos.
Él paró para mirarla.
- O a lo mejor no quieres.
Jacob posó las manos en sus mejillas mirándola con adoración.
- Abrir los ojos cada mañana y verte a mi lado, poder besarte, abrazarte, haciendo un futuro juntos...ese es mi único sueño.
- Algo debí hacer muy bien porque la vida me ha recompensado contigo.
Jacob sonrió feliz y la cogió de la cintura alzándola para poder besarla.
/////
Los dos terminaron de cenar y se fueron a la playa para que Jacob pudiera transformarse. Mientras su lobo corría de aquí para allá, Evangeline se sentó mirando el atardecer pensando en el día que se encontró con Carlisle y como su vida comenzó al conocer a esa familia que adoraba.
Al rato notó como Jacob se sentaba detrás de ella y la abrazaba atrayéndola a él.
- ¿En qué piensas?
- En el día que nos conocimos.
- Lo siento - se lamentó - quise atacarte, perdón por hacerte sufrir. ¡Dios mio, podrías haber muerto por mi culpa!
Evie se sorprendió al oírle llorar, se dio la vuelta sentándose encima de él obligándolo a mirarla.
- Jake, cariño, calmate - le limpió las lágrimas - yo no sufrí, hice un hechizo que me protegió.
- Pero no tendría que haber hecho falta - la miró con ojos llorosos - tú eres lo más bonito que los ancestros pudieron haberme enviado y yo me comporté como un auténtico...
Evie lo calló de un beso.
- Basta, no sigas.
- Perdoname, haré lo que quieras.
- ¿Lo que quiera? - él asintió varias veces y Evie se acercó a su oreja para susurrar - quiero que me beses hasta dejarme sin aliento, quiero que me hagas perder el control de mi cuerpo y tocar el cielo contigo.
Se apartó y lo que vio en sus ojos le gustó: pasión, deseo, lujuria.
La levantó sin dejar que sus piernas se soltaran de sus caderas y se metió a la cabaña dejándola en la cama.
- ¿Estás segura?
Ella se acercó a él, empezó a tocarlo recorriendo su torso marcado.
- Del todo.
Jacob le quitó el vestido dejándola en ropa interior que lo encendió y le dio gracias a Alice mentalmente. Ahora era él quién la acariciaba haciendo arder la sangre de su compañera y por supuesto la suya.
La besó como si quisiera hacerla suya con un solo beso. La dejó sin aliento, como ella había pedido y le desabrochó el sujetador, besándole los pechos con pasión y poca delicadeza.
Ella arqueó la espalda para incitarlo rindiéndose ante aquellos labios tan ardientes. Le sujetó las muñecas por encima de la cabeza con una mano y con la otra le arrancó la ropa interior que le quedaba. Deslizó el dedo entre su humedad acariciándole el clítoris con movimientos lentos y circulares volviéndola loca.
- Estás perdiendo el control - atrapó un pezón entre los labios y lo lamió, para después hacer lo mismo con el otro.
Evie incapaz de controlarse, gimió de placer cuando Jake hundió un dedo en ella y luego lo retiró para volverlo a hundir, pero esta vez con dos.
Él la acariciaba despacio, sin prisa, pero con tanta intensidad que incluso volvió a gemir. Evie levantó una pierna enroscándola en su cadera; estaba lista para él.
- Termina por mí, mi vida - le susurró con voz ronca.
Ella estaba al borde del orgasmo, y escucharle hablar así, le hizo alcanzar el clímax con una intensidad devastadora que tembló e hizo que él gimiera como si también hubiera terminado. Él siguió deslizando los dedos al sentir como su compañera movía las caderas hasta que ella gritó su nombre derrumbándose en sus brazos.
Jacob colocó las palmas en los muslos de ella y le levantó la pelvis. Manteniéndole los muslos separados, le acarició el sexo con los pulgares y la fue acercando a su erección. Fue entrando lentamente sin dejar de mirarla y cuando ella se mordió el labio inferior, perdió el control y se hundió en su interior hasta lo más profundo de su ser.
Evie jadeó echando la cabeza hacia atrás abrumada por la poderosa embestida que apretó las sabanas con fuerza. Se quedó quieto para que se acostumbrara a él, y cuando la notó mover las caderas, gimió.
- Te amo... - volvió a introducirse en su interior.
Evie cogió su cara y lo besó con pasión mientras él agarraba sus caderas entrando y saliendo con más fuerza que antes.
Los dos estaban cerca.
- Te deseo tanto... cariño, por favor, dejame hacerlo. Dejame morderte.
Evangeline sabía perfectamente lo que significaba dejarle hacerlo. La marcaría como suya, únicamente podría tener hijos con él y terminaría completándose la unión entre los dos. Pero a ella no le importaba porque no quería estar con nadie más que no fuera él.
Jacob se movió desesperado y se tensó a punto de llegar al climax.
- ¡Hazlo!
Jacob gimió y la mordió haciéndola llegar al punto máximo consiguiendo que gritara su nombre en medio del orgasmo. El darse cuenta que estaba poseyendo a su compañera haciéndola suya por completo, lo hizo llegar a él también.
Cuando acabó, la miró y pensó que su padre tenía razón.
A veces el amor de tu vida, lo mejor de tu existencia, llega después del peor error de tu vida.
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