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volvió...

—¿Te gustaría ir al bar de Jungkook? Hace mucho que no vamos a saludarlo —sugirió Jin mientras desataba su corbata y desabotonaba la camisa que había usado durante todo el día.

—No es mala idea, pero debemos volver temprano, está empezando a hacer frío y no quiero que te enfermes.

—Te vuelves más preocupón con la edad Tae, pero está bien.

—Y usa los calcetines térmicos por favor.

Seokjin rodó los ojos, pero asintió antes de desvestirse por completo y comenzar a calzarse prendas abrigadoras. Taehyung lo observó atentamente, mordiéndose los labios al ver las largas piernas expuestas y bien tonificadas de su novio.

—Evitar el autobús que baja la colina desde tu trabajo ha estado dando frutos —murmuró mientras subía la vista hasta el redondo trasero del pelinegro.

—Te lo dije, no solo ahorro dinero, también hay otras cosas buenas que salen de eso —dijo mientras le guiñaba un ojo de manera traviesa.

—Sigue sin gustarme que lo hagas, es muy peligroso. Nunca sabes qué loco puede ir pasando por ahí.

—No pasa nada Taehyung, deja de pensar en eso. —Seokjin se acercó hasta él y depositó un largo beso en la frente del castaño —. Andando.

🎄

—¿Hola?

Buenas noches Taehyung, ¿Está Seokjin cerca?

¿Quién lo busca? —Taehyung observó el número que brillaba en la pantalla, no tenía idea de quién podría estar buscando a su novio un viernes por la noche y no solo eso, que le hablaran a él.

—Soy Kim Junho, su padre.

Oh vaya, buenas noches señor Kim, lo siento, no tenía su número registrado.

No te preocupes hombre, no es como que habláramos todos los días... en fin, ¿Está mi hijo por ahí cerca? —Taehyung podía sentir los nervios y la confusión subirle por la garganta, nunca había hablado demasiado con su casi suegro ni siquiera en las contadas ocasiones en las que se habían visto de frente.

—No, salió hace unos minutos, pero en cuanto vuelva yo puedo...

—No, de hecho quería hablar solo contigo, pero no quiero que él se entere.

¿Ocurre algo malo?

Para nada, su madre me ha pedido que te avise que el sábado previo al cumpleaños de Seokjin habrá una reunión sorpresa para festejar sus treinta y siete años, así que necesito que lo mantengas un tanto distraído y luego, a eso de las cuatro de la tarde, lo lleves al jardín "el edén" que está a las afueras de la ciudad.

Es un gesto muy bonito, pero ese día es la boda de nuestros amigos...

Su madre lo planeó todo desde hace un par de meses, me ha pedido que les avise con tiempo.

—Pero ella también sabía sobre la boda. —Un suspiro profundo se escuchó al otro lado de la línea, Taehyung sabía que el padre de Seokjin no era malo, pero tampoco hacía nada por devolverle la coherencia a su esposa.

Ella no piensa ir, al parecer está molesta con la señora Min o algo así. —Esta vez fue Taehyung quien suspiró, hacía años que conocía a la señora Kim, sabía que todo había sido planeado meticulosamente y sin miramientos.

—Ya veo... de acuerdo, nos vemos en diez días señor Kim.

Taehyung bloqueó su teléfono en cuanto escuchó la llamada ser cortada desde el otro lado.

—¿Ahora qué hago? —murmuró apretando su cabeza con fuerza, tirando de algunos mechones por el estrés que comenzaba a crecer dentro de su pecho.

Taehyung ahora entendía por qué la señora Kim había estado tan callada y el por qué de su rostro torcido en cuanto Seokjin le preguntó por el sastre que hacía los trajes de su padre, poco a poco pudo comprender que la molestia por ver otra pareja de hombres cerca de ella, era genuina. Y no sabía qué le dolía más, si el hecho de tener que mentirle a Seokjin o saber que tuvo que crecer al lado de una mujer tan intolerante y un hombre tan pasivo y manipulable.

—¡Llegué! Vayamos a casa de Yoongi, el pobre está que se queda calvo con los preparativos de la boda y Namjoon no parece estar mejor.

Taehyung guardó su celular antes de levantarse del sofá en el que esperaba a que Jin volviera de comprar la cerveza.

—¿Ocurre algo cariño? —preguntó el pelinegro al ver el rostro afligido de Taehyung.

—Para nada, vayamos a ver en qué podemos ayudarlos y a beber, debemos hacer un brindis privado con nuestros amigos, ese día no tendrán ni tiempo de comer, menos de pasar tiempo con nosotros.

—Siempre eres tan considerado... por eso me enamoré de ti. —Taehyung aceptó el pico que le fue dado, pero un vuelco en el estómago lo hizo apartarse delicadamente, intentando reprimir el sentimiento de culpa y confusión que crecía a cada segundo.

🎄

—¡Y un brindis por mi mejor amigo, el segundo hombre más guapo del mundo y próximo cumpleañero! —gritó Yoongi con las mejillas rojas y los ojos vidriosos por las lágrimas.

El resto de los presentes levantaron sus cervezas y bebieron todo de un trago, sonriendo y gritando de alegría.

—Jin... mi querido Seokjin —murmuró Yoongi, levantándose del sofá para ir hacia el pelinegro, que lo recibió con un apretado abrazo —. Quiero decirte cuánto te quiero y pedirte una disculpa porque este cumpleaños no podremos estar contigo.

—No pasa nada hombre, ya habrá muchos otros. Disfruten su luna de miel como debe ser y no se preocupen por nada más.

Los ojos de Yoongi se inundaron de lágrimas y un nudo se formó en la garganta de Taehyung. Claro que habría más cumpleaños, pero no más bodas; y se sentía tan culpable que no pudo evitar llorar un poco, pero no de tristeza, se sentía impotente, atado de manos y con la punta de la espada apuntando a su garganta. Si se atrevía a negarle la invitación a la familia de Seokjin y no asistir a la fiesta sorpresa, seguro que se ganaba más de su odio y no quería meter a Jin en una disyuntiva de tal magnitud.

Su mente era un caos, su corazón estaba intranquilo, incluso después de hablar y pedirle consejos a sus amigos, que comprendieron perfectamente la situación, a sabiendas de cómo era la familia del mayor.

Namjoon lo miró desde el otro sofá, sonriendo de lado y marcando uno de sus hoyuelos, tranquilizándolo con solo un gesto de manos.

"Siempre tan comprensivo" pensó antes de extender su tarro en un brindis silencioso y beber el resto de la cerveza de un trago.

Esa noche fue especial, pues a pesar de que Seokjin era el único que no lo sabía, disfrutó de aquella reunión como si algo en su interior le dijera que no vería a sus amigos en un largo tiempo.

🎄

—¿Tae? Era hacia la derecha.

—Ujum...

—¿Qué tienes? Has estado muy serio desde la mañana.

—No tengo nada Seokjin.

—¿Y por qué me dices así?

—Ese es tu nombre.

—Solo me dices así cuando algo te molesta.

—Estoy bien Jin.

Taehyung suspiró y tragó grueso, intentando pasar el nudo en su garganta por los nervios y el dolor que le provocaba saber que Seokjin estaba siendo engañado por él y su familia y que sus mejores amigos se estaban casando al otro lado de la ciudad, dejando sus respectivos asientos vacíos, aún sabiendo que no llegarían.

—¿Tae? ¿Qué hacemos aquí?

—Venimos a hacer un encargo...

—¿Yoongi te lo pidió?

—Ambos saben que estamos aquí. —Seokjin frunció el ceño, observando a su alrededor.

Calles solitarias, bordeadas por pintorescas y elegantes casas estilo hacienda y una calle empedrada los recibieron. Taehyung bajó del auto con un largo suspiro que intentaba liberar sus hombros de todo el estrés que sentía, mientras que Seokjin intentaba descifrar qué hacía en ese lugar.

Taehyung llegó a su lado para tomar su mano de manera delicada, haciendo que el mayor lo mirara con preocupación. Una sonrisa que no le llegó hasta los ojos atravesó el rostro del castaño antes de besar los gruesos labios con devoción y cariño.

—Te amo Seokjin.

—Y yo a ti, pero empiezas a preocuparme, por favor dime qué pasa.

Taehyung sonrió una vez más y negó, soltando la mano de su novio y caminando por delante de él para abrir la puerta principal.

—Pasa, olvidé algo en el auto.

Seokjin obedeció a regañadientes, abriendo la pesada puerta de caoba tallada e ingresando al oscuro lugar para segundos después retroceder apresuradamente, con los ojos más abiertos que nunca y una expresión de completo terror por el grito colectivo de "sorpresa" que resonó en todo el lugar.

—¿Pero qué m...?

—¡Jinnie! Al fin llegaron, no sabía que se podía llegar tarde a tu propia fiesta de cumpleaños.

—¿Mamá?

—¿Te gusta? ¡Es la fiesta sorpresa que siempre quisiste!

Seokjin no entendía nada de lo que pasaba, solo sonreía a medias, estrechaba manos desconocidas en ese momento y observaba rostros familiares esparcidos por doquier.

—¿Tae? ¡Taehyung! —gritó por encima del bullicio.

La música estaba demasiado alta, las risas aturdían sus sentidos, la chillona voz de su madre llamándolo a la mesa en donde reposaba un bonito pastel lo hacía querer gritar, pero lo que más loco lo volvía, era no poder encontrar a su amado chico de sonrisa cuadrada por ninguna parte. Giró en redondo más de tres veces, mareandose por la rapidez del movimiento

—Jinnie hijo, todos están esperando a que soples las velas.

—Mamá, ¿En dónde está Taehyung?

—Eso no importa, seguro se fue, sabes que no es muy sociable, anda, todos te esperan —apremió con una sonrisa enorme que comenzaba a irritar a Seokjin.

—A mí sí me importa —respondió él de manera firme, soltándose del agarre sobre su muñeca, rasguñándose con una e las afiladas y largas uñas de la mujer.

—¿Jin? Basta, te esperan allá.

—Ya te dije que estoy buscando a Taehyung, no iré a apagar unas estúpidas velas hasta que lo encuentre.

—Cuida ese lenguaje Seokjin —lo regañó la mujer, endureciendo su expresión.

El pelinegro iba a responder, quizá de una manera poco educada y agradable, pero una cabellera castaña parada lejos de todo lo distrajo. Sin miramientos, Seokjin comenzó a caminar hacia el patio, lejos de todo el gentío que lo rodeaba, ignorando los gritos de la mujer a sus espaldas y el ardor sobre su piel ahí donde la uña había dejado un rastro de sangre.

—¿Taehyung? —El castaño suspiró mientras agachaba la mirada, soltando una voluta de humo opaco y espeso —. ¿Estás fumando? creo que hacía años no te veía hacerlo, creí que lo odiabas.

—Lo hago, pero me sentía sobrepasado.

—¿Puedes explicarme qué está pasando?

Taehyung por fin miró los hermosos ojos de Seokjin, haciendo que este notara las lágrimas que bajaban por sus mejillas y aquellos delgados y bonitos labios ahora rojos y maltratados por las constantes y ansiosas mordidas que habían recibido.

—Tu familia te espera allá adentro, creo que deberías...

—No Taehyung, para de una maldita vez de evitarme y dime qué carajo está pasando. Namjoon y Yoongi están casándose ahora mismo al otro lado de la puta ciudad e incluso si saliéramos ahora mismo de aquí, no podríamos llegar a tiempo.

Taehyung sonrió de lado, dando otra profunda calada a su cigarrillo y agachando la mirada.

—Tu madre organizó una fiesta sorpresa para ti Jin, eso es lo que pasa. Toda tu familia está reunida aquí para ti.

—¡Pero nuestros amigos...!

—Lo sé Seokjin, pero ¿Qué se supone que iba a hacer?

—¡Contármelo en cuanto lo supiste! ¡Llevarnos a la estúpida boda en vez de estar aquí!

Taehyung sonrió con burla y sarcasmo, apagando el cigarrillo con la suela de su zapato, conservando la colilla entre sus dedos.

—Ve a apagar las velas del pastel Seokjin —murmuró, dejando caer más lágrimas, lágrimas que no fueron vistas por un muy furioso pelinegro, que bufó antes de dirigirse hacia donde varios pares de curiosas y para nada disimuladas miradas los observaban.

—Te lo dije Seokjin, siempre ha sido un mal compañero de reuniones —masculló su madre en cuanto pasó por su lado, siendo ignorada por el festejado, quien se apresuró a detener la música que lo aturdía.

—No es un mal compañero, es mi novio y lo amo con todo el corazón —un murmullo de sorpresa se extendió por todo el lugar, las palabras de Seokjin se habían escuchado fuertes y claras ahora que nadie hablaba —, y es momento de que lo aceptes.

La mujer abrió los ojos con sorpresa, jugueteando con sus dedos por los nervios ahora que el secreto a voces había sido confirmado por el mismísimo protagonista de este.

—Y quisiera decir —elevó la voz — que les agradezco este hermoso gesto, que me alegro de verlos a todos reunidos aquí por mí, pero estoy harto de mentir.

—¡Seokjin! —reprimió su madre, avanzando hasta él para volver a tomarlo de la muñeca con fuerza.

—No mamá, es la verdad, estoy harto de tus manipulaciones, de tu trato despectivo hacia el hombre que amo, de tus planes que arruinan los míos, estoy harto de la indiferencia de papá, haciendo como si nada pasara, de todo este montón de gente que finge ser unida y que le importa la familia con tal de tener algo más qué criticar.

Taehyung llegó hasta el centro de todo, parándose a unos metros de Seokjin, solo unos pasos por detrás de su madre. Sus ojos aún se veían rojos e hinchados, pero su mirada era de completo pánico.

—¿Qué estás tratando de decir Seokjin? —preguntó la mujer con voz temblorosa.

—No estoy tratando de decir nada mamá, lo estoy diciendo y punto. —Seokjin caminó hasta posicionarse a un costado de su novio, entrelazando sus manos con rudeza y más fuerza de la necesaria, producto de la adrenalina y los nervios —. Estoy diciendo, que no pienso permitir que algo como esto vuelva a suceder, acabo de perderme un momento único de un par de personas que me importan más de lo que la mayoría aquí presentes podrían llegar a importarme en toda mi vida.

Otro murmullo unísono se escuchó por todo el lugar, haciendo a Seokjin reír estruendosamente y a Taehyung apretar aún más su mano.

—¡Ja! No sean hipócritas, más de la mitad de ustedes siquiera saben qué día es mi cumpleaños en realidad, mucho menos les importa mi vida a menos que sea para criticar.

—Jin, por favor... vamos afuera y hablemos...

—No pienso ir a ningún lado contigo ni con nadie que no sea Taehyung. —Seokjin comenzó a caminar hacia la salida, seguido por un castaño que todavía no podía procesar todo lo ocurrido, pero se sentía feliz y asustado a partes iguales —. Saben en dónde vivo, si quieren disculparse conmigo y Taehyung por lo que hicieron, estaremos esperando.

Y dicho eso, ambos salieron por la misma puerta por la que habían entrado un par de horas antes.

Afuera había comenzado a oscurecer, el sonido de la fauna nocturna escondida entre la vegetación llenaba el ambiente. Seokjin soltó la tibia mano de largos dedos que sostenía con tanta fuerza, ya no necesitaba su apoyo.

—Sube al auto —murmuró en tono serio, haciendolo sonar como una orden, siendo atendido de inmediato por Taehyung.

El camino de vuelta fue silencioso, tenso e infinito, cada semáforo, cruce y esquina parecía una estación por donde pasaba el tren, de espera larga y tortuosa por la creciente tensión del interior.

Seokjin sujetaba el volante con fuerza y respiraba agitadamente, soltando volutas de vapor gracias al frío que se colaba por la ventanilla entreabierta. Su nariz estaba fría y sus manos, de no estar firmemente cerradas alrededor del plástico, se notarían visiblemente temblorosas.

Taehyung se estiró hacia la parte trasera en silencio, tomando entre sus manos el abrigo y bufanda que había preparado para su novio, calzándose también su propio suéter. Seokjin se vistió en completo silencio, agradecido y enternecido, pero conservando el semblante serio y molesto.

Taehyung lo entendía, sabía que su enojo era válido y que merecía ese momento "a solas" con su mente, por eso no intentó hablarle, no intentó llenar el vacío ni replicó en cuanto vio aparecer el ya más que conocido bar y sus cálidas luces ambarinas al fondo de la calle; por eso se mantuvo en silencio mientras caminaba hasta el interior.

—Bienvenidos, hacía mucho no los veía, ¿Lo de siempre? —ambos asintieron hacia Jungkook, que como siempre, los atendió con una sonrisa.

Seokjin recibió su whisky en las rocas con un asentimiento, dando un largo trago en cuanto lo tuvo entre sus manos; mientras que Taehyung tomó uno de los tubos plásticos y removió su mojito de fresa con suma concentración. No fue hasta que el segundo vaso de Seokjin fue bebido hasta la mitad que el silencio terminó.

—¿Por qué no me dijiste nada?

Taehyung masticó una de las fresas con lentitud, intentando encontrar las palabras correctas en ese delicioso sabor agridulce.

—No lo sé, tenía miedo —se sinceró —, tenía miedo de que tu madre me odiara más, de que fuera una mala decisión enemistarse con tu familia de esta manera, miedo de que pensaras que te haría elegir entre ellos, tus amigos... y yo.

Seokjin escuchó atentamente sin mirar hacia el castaño, bebiendo de a sorbos lo que restaba de su vaso.

—¿Namjoon y Yoongi lo sabían? —preguntó mientras jugaba con la solitaria esfera de hielo en el interior del cristal.

—Sí, hablé con ellos el día que me enteré —dijo sin tapujos, ya de nada servía mentir —, necesitaba su consejo, además de que era su boda a la que faltaríamos.

—Ya veo. —Seokjin dejó su vaso sobre la barra, pidiendo uno más con un gesto de la mano, girando la cabeza para por fin poder ver al castaño —. Puedo asumir que ellos estuvieron de acuerdo con eso.

Taehyung asintió sin mirarlo, jugando con la menta que flotaba en su bebida. Ni siquiera había bebido la mitad de ella y dudaba mucho de hacerlo, comiendo solo la fruta. Seokjin volvió a girar sobre el banco alto, quedando de frente a la barra y a su recién relleno vaso.

Tres tragos bastaron para que el whisky desapareciera nuevamente, Taehyung comenzaba a asustarse por el ritmo con el que Seokjin ingería el alcohol. El pelinegro pidió otro más y mientras Jungkook se acercaba, interrogó al castaño con la mirada, recibiendo un seco asentimiento de tranquilizadora aprobación.

—No estoy molesto contigo —habló Seokjin, arrastrando las palabras por la ahora evidente embriaguez —, pero me duele que me hayan ocultado esto.

Un hipido lo interrumpió, pero se recompuso casi de inmediato, retomando el monólogo que Taehyung escuchó atentamente.

—Sin embargo, entiendo el por qué lo hicieron, Namjoon ha tenido la oportunidad de conocer un poco de mi familia, Yoongi sabe más que nadie a lo que se enfrenta y yo... bueno, yo solo dejé que esto se retrasara demasiado, sabía que algún día pasaría, pero nunca creí que me dolería tanto.

—Tu familia...

—No Tae, no por mi familia, ellos no me importan una mierda porque nunca han estado para lo que realmente importa, me duele por ustedes, porque al fin alguien más aparte de mí salió afectado dolorosa e irremediablemente.

Taehyung se puso de pie al fin, acercándose hasta la figura encorvada que tenía por acompañante, pasando un brazo por arriba de sus hombros de manera consoladora y protectora.

—Lo siento tanto Tae... dile... —otro hipido —dile a Yoongi y Namjoon que también me disculpo con ellos, que yo mismo les haré una boda exclusiva, en compensación por esto.

Taehyung sonrió genuinamente por primera vez en horas, abrazando a Seokjin y besando su cabello con sumo cariño.

—Vamos mi amor, debemos ir a dormir —dijo mientras lo ayudaba a ponerse en pie —, envía la cuenta a su celular por favor, te haré la transferencia del dinero en cuanto lleguemos a casa.

—Seguro, que pasen buena noche —respondió Jungkook, viendo salir al par con algo de dificultad.

El tiempo pasó, pero nadie lucía arrepentido, Seokjin no había vuelto a hablar con su familia y nadie de ellos lo había buscado para disculparse, quizá demasiado orgullosos o demasiado estúpidos, creyendo que no habían hecho nada malo.

Yoongi y Namjoon habían vuelto de su luna de miel más felices y enamorados que antes, alegando que no había nada para disculpar, felicitando el arrebato de valor que el pelinegro había tenido.

24 de Diciembre. 2034

—¿Seguro que te harás cargo tú solo?

—Jin, no voy a quemar la casa solo por adornar un árbol y colgar adornos, ve a trabajar, date prisa y vuelve antes de que anochezca.

—Bien, pero si necesitas algo, llámame.

—Lo haré, ve tranquilo.

—Lamento tener que trabajar en Nochebuena.

—No es tu culpa mi amor, ahora date prisa o llegarás tarde, solo dile a tu jefe que no haga de esto una costumbre.

Seokjin salió rápidamente tras darle un sonoro beso en los labios a un muy sonriente castaño.

Taehyung suspiró, había mucho por hacer, por lo que tomó el auto que tan insistentemente dejó Seokjin y se encargó de todas las compras faltantes, así como de las entregas para donar los adornos del año pasado.

—¿Hoy no vino el señor Jin? —preguntó una de las monjas del lugar.

—No, tuvo que trabajar, pero manda saludos como siempre.

—¡TaeTae! —Se escuchó una aguda voz rebotando en todas las paredes, amplificada por el eco del lugar.

—¡Lily! —respondió el castaño, cargando en brazos a la pequeña de tres años que corría hacia él —. ¿Cómo está la niña más hermosa del lugar?

—Muy felí.

—¿Ah sí? ¿Y se puede saber por qué?

—Navidad bonita gashas a Tae y Jin.

—Ow mi pequeña niña, me alegra que te guste la navidad, creo que a Seokjin le encantaría saber que te hace tan feliz, se parecen mucho en eso. —La niña rió estruendosamente, feliz por saber que se parecía a una de sus personas favoritas —. Bueno, ha sido un placer visitarlos, pero debo volver a casa, aún falta mucho por adornar.

La religiosa recibió el pequeño cuerpo de la inquieta niña, que peinó su rubio cabello luego de que Taehyung le acariciara la cabeza.

—Saluda a Arthur por mí, ¿Quieres? —la pequeña asintió, removiéndose en su lugar para correr hacia el interior del orfanato en donde había dejado a su mellizo.

—Muchas gracias Señor Taehyung.

—Por favor solo llámeme Taehyung, me hace sentir demasiado viejo. Hasta luego hermana Maria, dígale a Lily y Arthur que los vendremos a ver pronto.

Taehyung salió del lugar con una sutil sonrisa que no desapareció en todo el día, ni siquiera cuando un hombre se puso a gritar como loco a mitad de la calle, alegando que Taehyung no debía tener licencia al haberse estacionado demasiado lejos de la acera, tampoco cuando un perro pequeño y gruñón casi le mordió el tobillo al pasar por su lado.

Sus ánimos se sentían bastante altos, incluso subió el volumen y tarareó al ritmo de "Rodolfo el reno", reviviendo los hermosos recuerdos que tenía con su padre.

Al llegar a casa comenzó a sacar las esferas nuevas en color plata y verde esmeralda, así como las luces cálidas que adornarían el árbol ese año.

🎄

—¿Y Seokjin? —Taehyung casi cayó de la escalera metálica cuando una voz aguda e irritante llamó su atención desde abajo.

Con cuidado, giró el cuerpo hasta poder ver a los ojos a la recién llegada.

—Buen día Señora Kim, ¿A qué debo su... sorpresiva visita?

—No te hagas el inocente, ¿En dónde está mi hijo?

—Trabajando —contestó con hastío, rodando los ojos y volviendo a acomodar esferas en el árbol.

—¿En Nochebuena? ¡Ja! Ya sabía yo que eras un maldito interesado, alguien que solo lo buscaba por su dinero, seguro el pobre tuvo que ir a trabajar extra para poder pagar alguno de tus caprichitos.

Taehyung suspiró, dejando de lado su labor de adornar para poder hablar con aquella mujer sin poner en riesgo su vida.

—¿A qué ha venido, señora?

—No te incumbe.

—Claro que lo hace, Seokjin y yo somos pareja, vivimos juntos y en todo caso, no permitiré que usted hable con él y le haga más daño del que ya le ha causado.

—Tú no eres nadie para impedirme ver a mi hijo.

—Tal vez, pero sin duda me escuchará más a mí que a usted.

—¿Me estás amenazando hombrecito? ¿Quién carajo te crees? No eres más que un caza fortunas, el perrito faldero de mi Jinnie —masculló ella con una sonrisa sarcástica deformandole las facciones —. Desde que supiste que es abogado no has hecho más que meterte en su vida, ahora pretendes amenazarme y ponerlo en mi contra.

—Me he metido en su vida, su cama, su corazón y su cabeza, señora —contraatacó el castaño, sonriendo de lado cuando el rostro de la mujer se frunció con disgusto —, y puedo asegurarle que jamás lo puse en contra de nadie, él solo se dio cuenta de todo, porque usted es un asco de persona.

—Mocoso mal educ...

—No hable de educación, no puede siquiera mencionarlo cuando viene a mi casa a insultarme, difamarme y pretender que nada ha pasado, ustedes le han hecho mucho daño a alguien a quien amo y eso jamás lo voy a permitir.

—¿Y qué pretendes? ¿Irás llorándole a Seokjin, aferrarte a sus pantalones y decirle la horrible madre que soy? —se burló ella, cruzándose de brazos y levantando una ceja.

—Tal vez, o tal vez simplemente le cuente que ha venido su madre a "disculparse" —Taehyung hizo comillas con los dedos, acentuando el sarcasmo de sus palabras —y ha comenzando a hablar de lo mucho que lamenta todo el daño que ha causado, llorando arrepentida y rogando su perdón.

La mujer frunció el ceño, provocando una sonora carcajada en el castaño.

—¿Lo ve? ¡Ni siquiera usted se la cree! —se burló Taehyung —. Me alegra que Jin no estuviera aquí para presenciar esto, habría sido lamentable que viera lo horrible que realmente puede llegar a ser.

—¿Entonces qué harás? —El tono de voz había cambiado, ya no había rastro de la anterior seguridad ni altanería en ella.

Taehyung se encogió de hombros. —Nada, seguir apoyándolo como siempre, amarlo y ayudarle a sanar heridas, él está dispuesto a disculparla, siempre y cuando usted lo haga de la forma correcta.

—Pero yo no...

—Ni siquiera se atreva a decir que no ha hecho nada malo, porque eso solo prueba mi punto, ahora si me disculpa, debo seguir sacando la basura.

Taehyung dejó las cosas en el jardín sin preocuparse por recogerlas, caminando hasta el interior de la casa a paso firme y el corazón martillando sus costillas con fuerza.

Una vez dentro se asomó por las cortinas de dosel blanco que le permitían ver el exterior sin ser visto, alcanzando a percibir la fuerza de los pasos que aquella mujer daba de camino a su auto, arrancando y alejándose de ahí con un chirrido de neumaticos.

El interior de la casa ya olía a carne y especias, la masa para galletas estaba en el refrigerador, lista para ser cortada y horneada, mientras que toda la casa lucía adornos coloridos y alegres bien distribuídos.

—¿Puedes creerlo papá? Soy feliz... de nuevo puedo cantar y bailar como me enseñaste —murmuró con una sonrisa nostálgica en el rostro.

Una notificación en su celular lo distrajo, haciéndolo chasquear la lengua ante el mensaje de Seokjin, quien amenazaba con llegar a casa en veinte minutos.

🎄

—¡A que no adivinas lo que vi en la calle mientras venía hacia acá! —gritó el pelinegro desde la ducha.

—¿Un perro con astas? —intentó adivinar el castaño, calzándose la pijama de "Totoro" que había elegido para ese año.

—No, eso es muy usual en estas fechas, algo mucho más increíble.

—No tengo idea.

—¡En un escaparate había calcetas, suéteres y gorros de lana con diseños navideños y grecas!

—Oh por... ¿Esa horrible moda volvió? —Se quejó Taehyung mientras veía a su novio salir de la ducha, envuelto en una nube de vapor caliente.

—No era tan fea Tae, era tierno ver a la gente vestida a juego —se defendió Seokjin mientras secaba su cuerpo, sintiéndose avergonzado por el comentario del castaño.

—Déjame adivinar, ¿Quieres usar algo así para el próximo año? —Seokjin se estremeció al sentir el aliento de Taehyung contra su nuca, mirándolo por encima de su hombro.

—Sí.

—De acuerdo.

—¿Qué? —preguntó con asombro, incapaz de creer que hubiese aceptado así de fácil.

—Que está bien Jin, usaremos de esos suéteres el año que viene, compraré el par más feo y llamativo de los suéteres que encuentre y los usaremos.

—Pareces estar de buen humor, ¿pasó algo mientras no estaba? —Taehyung se encogió de hombros, besando la mejilla de Seokjin con delicadeza.

—Es navidad y estoy con la persona que más amo en todo el mundo, eso es suficientemente bueno para estar feliz.

—¿Entonces puedo pedir otra cosa?

—Puedes pedirme la luna y yo haría lo que fuera para conseguirla para ti, Jinnie.

Seokjin sonrió en grande, sintiendo la punta de sus orejas calentarse y el corazón acelerarse con cada palabra.

—El próximo año, quiero que las esferas sean rosas.

—Está bien, pero conservaremos las plateadas para que contraste.

Seokjin asintió con seguridad, acercándose hasta Taehyung lentamente sin apartar la vista de sus brillantes ojos, relamiendose los labios cada tanto en anticipación.

Taehyung entrecerró la mirada, listo para el contacto de los pomposos y cálidos belfos del mayor, recibiendo el toque lento y húmedo como si fuese un trago de agua luego de una caminata bajo el sol. Al principio sus labios solo se rozaron, lentos y gustosos por el toque tímido que exudaba cursilería y romance, tan íntimo que si cualquiera los viera, apartaría la mirada ante tanta miel derramada entre cada roce.

Seokjin tomó la delgada cintura con ambas manos, acercando el cuerpo contrario al suyo, pegando la suavidad de la tela a su cuerpo fresco.

Taehyung suspiró, envolviendo el cuello de su amado con sus antebrazos, jugueteando con los cabellos del pelinegro mientras permitía a sus dedos rozar la piel expuesta, erizando los vellos de aquella zona.

Seokjin caminó lentamente hasta la cama, dejando a su novio recostado y encerrado entre sus brazos, con los labios rojizos y húmedos por los recientes besos, la respiración algo acelerada y una sonrisa ladina en el rostro.

—¿Por qué siempre luces tan guapo? —preguntó Seokjin con un suspiro.

—No puedo ser feo si tengo al hombre más guapo del mundo como novio, tenemos que ser la pareja que da envidia, no la que todos se preguntan cómo pueden estar juntos —respondió el castaño con un guiño juguetón, haciendo reír a Seokjin.

El mayor se tomó un par de segundos para admirar el rostro de su amado, delineando sus bellos rasgos con la mirada, acariciando sus labios con la yema de sus dedos y colocándose en medio de sus piernas con delicadeza, acercándose poco a poco hasta la bonita boca que lo recibió con anhelo y devoción, tan delicada como sensual, paseando la lengua sobre los acolchados labios, saboreando el dulzor y frescura de la pasta de dientes y aspirando el delicioso aroma a rosas del jabón corporal.

—Te amo Seokjin, más de lo que te puedes imaginar.

—Y yo te amo a ti Taehyung, como nunca he amado nada ni a nadie.

Sus palabras fueron selladas con un beso más intenso que el anterior, con la saliva resonando en todo el lugar y el agua que aún quedaba sobre el cuerpo desnudo de Seokjin, evaporándose lentamente a medida que su piel se calentaba por los roces descarados de las manos de su amado.

Taehyung acariciaba, amasaba y estrujaba la piel que encontraba a su paso, dejándose hacer cuando Seokjin indicaba que debía levantar las caderas o las piernas para sacarle la ropa, enrollando una de sus largas extremidades alrededor de la cintura ajena para aumentar el roce entre ellos.

Sus pechos desnudos se tocaban a cada respiración agitada y superficial, en donde el tiempo y el espacio parecían insuficientes para demostrarse y proclamarse lo mucho que uno deseaba al otro.

Taehyung podía sentir el miembro semi duro del mayor sobre su trasero desnudo, mientras que el suyo era prisionero de su abdomen y el ajeno, siendo estimulado por los roces que Seokjin emitía a la hora de besarlo, provocando que rasguñara su espalda en busca de más placer.

Los gemidos roncos del pelinegro provocaban en Taehyung un frenesí que lejos de acabar, aumentaba a cada segundo, con cada beso y caricia. Sus clavículas rojizas y maltratadas pedían más de aquellos besos, su cuello resplandecía por la saliva y su pecho, agitado por su errática respiración, estaba adornado por pequeñas marcas amoratadas que más tarde se encargaría de admirar a través del espejo, fingiendo molestia por el gesto posesivo que Seokjin sabía perfectamente que amaba.

Sus piernas fueron abiertas con delicada firmeza mientras un sudoroso, agitado y sexy Seokjin se subía a la cama, dejando sus rodillas sobre el colchón, mostrando su cuerpo con seguridad y sensualidad que arrancaron del castaño varios suspiros.

Con cuidado y delicadeza, un dedo bien lubricado fue lentamente introducido en él, arrancándole un gemido ronco que Seokjin supo interpretar, comenzando un lento y tortuoso vaivén que solo lograba desesperar al menor, haciéndolo morder sus labios y arquear la espalda.

Taehyung estaba por reclamar y pedir un poco más, pero no fue necesario, pues un segundo dedo acompañó al primero, estirando su interior de manera excitante, con firmes y cortas estocadas que lo estimulaban e incitaban a gemir cada vez más.

—Jin... basta...

—Pero mi amor, no quiero lastimarte —susurró el pelinegro sobre sus labios, mirándolo con genuina preocupación.

—No lo harás —respondió Taehyung, abrazando su espalda con fuerza, abriendo el arco de sus piernas para él, conteniendo la respiración en cuanto sintió la gruesa punta del del pene alinearse con su entrada.

Seokjin miró hacia abajo, deleitándose con la vista del goteante miembro duro y largo de Taehyung, que se contrajo con excitación.

—Eres todo un desastre Taehyung, mírate, tan duro y listo para mí... —murmuró Seokjin sobre la oreja ajena, provocando escalofríos en el castaño.

Taehyung iba a responder, pero la intromisión en su trasero lo hizo gemir y aferrarse a su novio, encajando las uñas con firmeza, dejando la forma de sus dedos pintada sobre la delicada piel.

—Oh mi amor, estás tan apretado aún... no debí hacerte caso —gimió Seokjin al sentir la entrada del castaño contraerse mientras se deslizaba lentamente hacia adentro.

—Cá... llate... —jadeó Taehyung al sentir su interior siendo estirado por el grueso miembro del mayor, su interior siendo llenado de a poco.

Los besos fogosos y los dedos traviesos de Seokjin se encargaron de hacer aquella espera mucho más amena, en donde sus labios chupaban, sus dientes mordían y su lengua delineaba la boca ajena, tragando los jadeos y gemidos quedos que soltaba su propietario; sus largos dedos jugaban con los más que erectos y sensibles pezones, acariciando la punta, deslizándose por todo el alrededor y acariciando porciones del agitado pecho.

Su interior aprisionó el grueso falo, poniéndolo aún más duro si es que eso era posible, haciendo jadear al mayor y a Taehyung, mover las caderas con una muda súplica. Seokjin comenzó a deslizarse hacia afuera con suma lentitud, mordiendo sus labios al sentir el agudo y excitante dolor que las uñas de Taehyung sobre su espalda le provocaban.

Una firme estocada fue la que comenzó con los sonoros gemidos del menor, haciéndolo arquear la espalda y abrir la boca para poder respirar mejor.

—Ah... Seokjin...

No hubo una respuesta verbal, pero sí física, en donde el mayor volvió a salir casi en su totalidad solo para embestir el trasero que lo recibió gustoso.

Taehyung gemía y jadeaba con cada entrada y salida, sintiendo su interior caliente, pero necesitaba más, deseaba más, por lo que con una mano temblorosa se dirigió hasta su propio miembro, goteante y desatendido, deseando obtener su tan esperada liberación.

—No, manos lejos de ahí —ordenó Seokjin, tomando las muñecas del castaño, colocándolas por encima de su cabeza y sosteniéndolas ahí con una sola de sus manos, usando la otra para agarrar el muslo trigueño y levantarlo aún más, facilitándole el acceso.

El sonoro gemido del castaño fue indicativo suficiente para saber que lo había conseguido, por lo que con movimientos aún más firmes y certeros, Seokjin arremetió contra su novio, haciéndolo delirar al golpear con firmeza y presición ese punto en su interior

Taehyung se deshacía en gemidos y gruñidos, mordiendo sus labios y cerrando los puños por el inmenso placer que lo invadía.

—Jin... no-no puedo más —murmuró con los ojos entrecerrados, el cuello tenso y la mirada casi en blanco, la garganta le dolía por lo ronco de sus gemidos, su trasero pedía clemencia y las sensaciones de su cuerpo pedían un poco más, solo un poco más de aquellas duras estocadas para al fin poder terminar con esa dulce tortura y liberarlo de todo el placer contenido.

Seokjin aumentó la velocidad, haciendo que su pelvis resonara contra ese redondo y suave trasero que lo recibía tan bien, soltando la pierna de Taehyung y agradeciendo que este las encogiera a su alrededor, facilitando las cosas.

El apretado interior de Taehyung acogía el grueso miembro del contrario, estimulando y sacando de su interior aquél espeso líquido, tan tibio y esperado, haciendo sentir a su interior rebosante de su calidez.

Seokjin gimió sonoramente mientras apretaba un poco más las muñecas de su amado, haciendo que Taehyung gimiera mientras manchaba por completo su abdomen y el contrario con el blanco esperma que se esparció y manchó con cada estocada del final, dejándolos a ambos pegajosos y felices, con las respiraciones agitadas y chocando entre sí al igual que sus pechos.

—Jinnie... ¿Me regresarías mis manos? —murmuró Taehyung con la voz ronca y una boba sonrisa satisfecha en los labios.

Seokjin salió de su cuello, en donde se había refugiado para recuperar el aliento y aspirar el suave aroma del castaño, dedicándole una pequeña sonrisa apenada y un pico que hizo al menor sonreír aún más.

—Vayamos por galletas y leche ¿Quieres? Necesito recuperar energías —sugirió el pelinegro mientras se ponía en pie, quejándose por el crujido que su espalda emitió, para luego poner mala cara por la sonora carcajada que su novio le dedicó. —Claro ríete, ya te veré a mi edad.

Taehyung rodó los ojos, levantándose mientras estiraba sus extremidades, pero el crujir de una de sus rodillas lo hizo quejarse por lo bajo, ganándose una risotada de parte del mayor.

—Eish... estamos a mano —sentenció antes de caminar hacia el baño a paso lento para darse una ducha rápida.

Muchos dicen que la navidad es hermosa, otros tantos que es una fecha sobrevalorada, para Taehyung, ya ninguna de las dos ideas era correcta, ahora estaba en una brecha en la que no le importaba realmente la navidad, pero al tratarse de su amado Seokjin, todo tomaba un valor y un peso mucho mayor, haciéndolo esperar la fecha con ansias, haciéndolo preguntarse de qué color adornarían el árbol y qué cenarían, las películas que verían y sobre todo, lo hacía desear ver los hermosos y brillantes ojos de Seokjin reflejar las luces, opacándolas en cuanto el mayor se atrevía a sonreír como solo él sabía hacerlo.

Sin duda la navidad era como algo nuevo para él, que sin olvidar a su padre, ahora tenía otro lado de la moneda al cual apostar.

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