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de navidad...

🎄

—Oye Tae ¿Te importa ir por leche? Quisiera hacer un poco de chocolate caliente, pero anoche me terminé lo último en el vaso que me tomé.

Taehyung siente su estómago dar un vuelco ante la mención de aquella bebida que con tanto ahínco evita, ya que lo pone más que sentimental al recordarle a su padre y aquellos años en los que solían sentarse frente a la ventana, contemplar la nieve caer y leer un cuento o escuchar villancicos.

—¿Por qué no mejor tomamos café? —El castaño intenta no sonar preocupado, continuando con su labor de secar los trastes recién lavados.

—Porque a ti no te gusta y quiero que los dos estemos calentitos mientras vemos la película.

—Ya... ¿O un té? Creí ver menta en tu alacena hace unos días.

—Namjoon y Yoongi quisieron un mojito, así que lo prepararon y se la terminaron. —Taehyung refunfuñó para sus adentros, casi odiando a sus amigos por eso—. ¿Qué pasa? Según sé, amas el chocolate.

—Soy intolerante a la lactosa. —Taehyung habló tan rápido, que si Seokjin no hubiese estado tan atento a sus palabras, se habría perdido más de la mitad de la frase.

Una sonora carcajada resonó dentro de la cocina, llamando la atención del castaño; quien giró casi de cuerpo completo para ver a su novio reírse estruendosamente.

—¿Eso es todo? Mi amor, creí que había más confianza que eso, no hay nada de lo cual avergonzarse. Además, por si no lo habías notado, yo también, así que leche deslactosada es lo único que podrás encontrar aquí —. Seokjin seguía riéndose mientras Taehyung guardaba el último plato, suspirando con resignación.

—Ya vengo —murmuró antes de tomar su billetera y gabardina. Los inicios de noviembre comenzaban a sentirse bastante fríos.

—No hay nada de malo con eso Tae, yo me encargaré de cuidar tu pancita de ahora en adelante —murmuró Seokjin contra la mejilla del castaño, dejando un corto y tierno beso ahí antes de que este saliera por la puerta.

—Lo sé, pero lo que me duele ahora mismo, es el corazón... —respondió en cuanto la puerta se cerró tras él, dando un largo suspiro mientras emprendía camino.

🎄

—¿Está listo? —Seokjin miró por encima del hombro de un muy concentrado Taehyung que revolvía la leche a punto de hervir.

—Eso creo, nunca había hecho chocolate caliente.

—Saldrá bien, ya verás.

Cuando Taehyung había llegado de comprar se encontró con un mensaje en su teléfono por parte de Seokjin en el que le pedía que hiciera el chocolate mientras él se bañaba, por lo que, muy a su pesar, Taehyung accedió.

—Iré a poner la película, te espero allá. —Taehyung asintió lentamente, esperando no haber arruinado la bebida.

Una vez estuvo todo listo, se acercó a la mesita en el centro de la sala para poner el par de tazas y un gran termo con el caliente y dulce líquido, pues sabía que Seokjin tomaría más de una taza.

—Wow, eso huele delicioso Taehyung —halagó el mayor mientras se servía la taza casi a rebosar mientras que a su novio, le daba solo la mitad, como él le había pedido.

El resto de la noche siguió con calma, tan cálida y apacible que Taehyung casi se olvidó de ese pequeño, pero doloroso pinchazo en su corazón.

—Sé que no hemos hablado mucho sobre este... asunto, pero realmente me gustaría poder entender por qué odias tanto la navidad, yo quisiera poder ayudarte a pasarla bien, que lo disfrutes.

Taehyung observa la pantalla frente a él, pensativo ante las palabras de su novio, quien intenta hacerlo pasar como un comentario sin importancia, manteniendo su vista fija al frente, pero el castaño puede ver por el rabillo del ojo cómo Seokjin rasca el dorso de sus manos con nerviosismo, haciéndole saber que esa charla es más importante de lo que aparenta.

"Yo sé que él no tiene la culpa de nada, pero... ¿Realmente puedo permitirme esto? Papá... por favor dime qué hacer, ayúdame..."

Taehyung suspira hacia el techo mientras una solitaria lágrima rueda hasta perderse entre sus cabellos.

—Oh vaya... me alegra que no te guste el chocolate porque es más para mí, pero... creo que ahora deberás salir a correr conmigo en las mañanas.

Taehyung voltea hacia su novio, quien sostiene el termo sobre su taza hasta que la última gota del chocolatoso líquido cae del recipiente.

—Yo no te obligué a tomarlo todo —responde con tono divertido.

—Lo sé, pero por tu culpa me lo terminé.

—¿Mi culpa? —pregunta indignado.

—Sí, porque te quedó delicioso.

Taehyung sonríe en grande, observando a su novio beber sin prisa y relamerse los labios gustoso.

—No es lo único delicioso que hago —murmura burlón, levantando ambas cejas.

—Eso debo comprobarlo, ver para creer dicen. —Seokjin deja su taza sobre la pequeña mesa de centro antes de tomar a Taehyung por la cintura y besarlo profundamente, deleitándose con el sabor almendrado de su saliva y el chocolate de la propia.

La película se reproduce de fondo, casi pasando desapercibida por ambos hombres que se besan y suspiran ante las sutiles caricias que son dejadas sobre sus cuerpos.

—¿Por qué no vamos a la habitación y comprobamos si lo que dices es cierto? —murmura el mayor de los dos con los labios apenas separados de los contrarios, acariciando el pecho de Taehyung mientras se deleita con el rápido golpeteo de su corazón contra su dedo.

Taehyung asiente, con la respiración agitada y los labios brillantes por la saliva y las mordidas dejadas sobre ellos.

Ambos se levantan y mientras Taehyung camina lentamente hacia el lugar acordado, Seokjin apaga la televisión rápidamente para poder alcanzar a su novio; dejando una suave nalgada en su redondo trasero.

—Esos bombones deberían haber estado en mi chocolate —La enorme mano del mayor estruja la suave porción de piel y músculos que ha logrado alcanzar, provocando en Taehyung un potente sonrojo.

—¡Seokjin! —reclama el castaño sintiendo sus mejillas en llamas y su corazón dar un vuelco antes las descaradas palabras de su novio.

El mayor suelta una carcajada, cargándolo lo que resta del camino hasta la cama donde lo deja caer suavemente, quedándose entre sus piernas mientras se besan con delicadeza, cada uno saboreando la calidez y dulzura del otro.

Los dedos de Taehyung se enredan en las negras hebras de cabello que quedan a su alcance, proporcionando un suave masaje mientras hace lo posible por no permitir que Seokjin se aleje. Mientras tanto, el mayor mantiene sus brazos a cada lado del castaño, encerrándolo y presionando su cuerpo contra la cama, compartiendo el calor y el aliento.

El silencio de la habitación permite a ambos escuchar el chasquido que sus labios producen a cada beso y los suspiros que emiten con cada caricia.

Una traviesa mano de largos dedos se cuela por debajo de la camisa del pijama color azúl marino del mayor, acariciando la suave y tibia piel, arrancando más suspiros de sus abultados y enrojecidos labios.

Sus dedos pueden sentir cada hendidura, cada zona suave, cada respiración y cada pequeño movimiento que el mayor produce, deteniéndose en su ombligo, deleitándose con la dureza de los músculos que se marcan.

—Jin... tu panza hace movimientos extraños —murmura el castaño mientras sus dedos acarician esa zona.

—¿Qué? —responde el mayor sin apartar los labios de la marcada mandíbula del contrario.

—Tu estómago, se mueve.

—Es normal Tae, los intestinos se mueven —dice con algo de exasperación, bajando sus besos hasta las clavículas expuestas del castaño.

—No sé si esto sea norm... —La frase de Taehyung es interrumpida por unos violentos labios que toman los suyos para silenciarlo.

Un suave jadeo de asombro y excitación escapa de sus labios en cuanto su cuerpo es presionado con más fuerza contra la cama y el fogoso beso le roba el aliento. Sus piernas se enredan detrás de la cintura del mayor, impidiéndole separarse de su cuerpo.

Otro pequeño gruñido se escucha dentro del prolongado silencio, haciendo reír a Taehyung mientras se separa del beso. Seokjin lo mira entre molesto y avergonzado, con la punta de sus orejas tornándose rojas.

—No digas nada o vas a tener abstinencia durante un mes —murmura con molestia antes de levantar la playera del castaño y sacarla por su cabeza, dejando expuesto su delgado y algo tonificado torso.

Taehyung guarda silencio mientras muerde su lengua con diversión, aceptando el toque de Seokjin sobre su pecho, suspirando a cada beso húmedo que es dejado sobre él, pero un tercer gruñido interrumpe la sesión, haciendo que suelte una carcajada que resuena en todo el lugar mientras Seokjin se quita de encima suyo agarrando su estómago con semblante incómodo.

—Lo siento, es que en serio es gracioso —se excusa el castaño, incorporándose sobre sus antebrazos para observar a un muy rojo Seokjin.

—No, no lo es, esto... —Otro gruñido bastante audible interrumpe las palabras del mayor, quien se encorva sobre sí hasta tapar su abdomen.

—¿Jin?

—Tae —Otro de aquellos sonidos enmudece al mayor, quien ahora pone cara de estar sufriendo — hyung... no puede ser.

Seokjin corre en dirección al baño bajo la atenta mirada del castaño, quien se pone de pie con prisa para ir detrás de su novio, pero el sonido de la puerta siendo azotada y el seguro puesto con prisa lo dejan a mitad de camino.

—¡KIM TAEHYUNG! —El castaño se encogió ligeramente ante el grito de su novio, apresurándose a volver a vestirse para luego correr hasta la puerta cerrada.

—¿Seokjin? —murmuró con pena y algo de diversión.

—Taehyung, ¿Estás seguro de que esa leche era deslactosada? —La lastimera voz del mayor puso a Taehyung en alerta, haciéndolo pegar la oreja contra la madera.

—¿Estás bien?

—Responde la pregunta, Kim.

—Y-yo... no lo sé.

—¿De qué color era el cartón?

—No sé...

—Ve a comprobarlo y me dices. —Seokjin se encontraba avergonzado y adolorido a partes iguales, intentando deshacerse de la presencia de su novio al menos por un par de minutos, por lo que una ida y vuelta a la cocina eran más que suficientes.

O eso creyó hasta que escuchó los pesados pasos del castaño subir las escaleras y casi pudo visualizarlo saltar uno o dos peldaños y correr por el pasillo.

—Ya estoy aquí, esto... el bote dice: leche light, baja en grasa y ultra pasteurizada —leyó con preocupación y la respiración agitada.

Seokjin gimoteó al otro lado de la puerta, sosteniendo su estómago con pesar.

—Tae... —se lamentó mientras su rostro se tornaba rojo —. Eso no es leche deslactosada.

—Y-yo... lo siento... ¿Qué debo hacer? Iré por las llaves del baño si no puedes abrirme, ya vue...

—¡NO! —El grito de Seokjin se escuchó por toda la casa, haciendo a Taehyung pegar un brinquito en su lugar.

—Per...

—Ve a la farmacia y compra electrolitos, de uva y sandía. No vuelvas hasta que los hayas encontrado.

—Pero...

—¡VE! —Volvió a gritar el mayor mientras cerraba los ojos con fuerza y rogaba a todos los dioses para que su novio le hiciera caso.

"Dios, yo sé que no creo demasiado en ti, pero por favor..." pensó mientras esperaba la respuesta del castaño.

—Bien, no tardo, por favor no mueras.

Taehyung corrió escaleras abajo, tomando su billetera, llaves y gabardina tan aprisa que casi tira un jarrón con flores. Salió luego de calzarse los zapatos, colocando el abrigo sobre sus hombros a medida que caminaba hacia la farmacia más cercana con semblante preocupado y la culpa carcomiendo sus entrañas.

—Eres un tonto Taehyung, no debiste mentirle, ni siquiera sabes lo que pasa si toma de otra leche... ¿Ahora cómo le voy a decir que no soy intolerante a la lactosa?

Entró a la tienda con prisa, casi corriendo hasta los anaqueles que contenían bebidas, pero ni siquiera sabía lo que buscaba, por lo que corrió de vuelta hasta la caja, asustando al hombre detrás de la barra.

—Buenas noches —suspiró con el poco aliento que le quedaba —. Los electrolitos, ¿En dónde están?

—En el último pasillo, a la mitad del anaquel.

Taehyung asintió y corrió en esa dirección, gritando un apresurado "Gracias" antes de perderse detrás del enorme muro de productos. Al llegar pudo ver que no solo había un tipo de bebida, distintas botellas de varios tamaños y colores se presentaban ante él, provocando que un quejido desesperado saliera de sus labios.

Con prisa tomó todas las botellas en color morado y rojo que encontró, no sintiéndose con la paciencia suficiente para averiguar cuáles sí eran de uva y sandía, y corrió de vuelta a la caja, casi tirando los productos al suelo cuando los azotó contra el mostrador.

—¿Algo más que desee agregar? —preguntó el dependiente con parsimonia y un tono aburrido.

—No gracias —respondió Taehyung con prisa, golpeando el suelo con su talón mientras movía la pierna con nerviosismo.

—¿Encontró todo lo que buscaba? —la plana voz del hombre lo distrajo de su ansiedad solo para hacerlo sentir ligeramente irritado.

—Sí, gracias. —Sentía su ansiedad crecer a cada segundo mientras veía los lentos y pausados movimientos con los que el hombre pasaba los productos.

—¿Quisiera redondear sus centavos?

—No, gracias —respondió cortante, sintiendo su molestia acrecentar.

—Esas son muchas bebidas, ¿piensa irse de campamento o hacer una carrera de cien kilómetros? —Taehyung casi gruñó cuando la voz pausada y floja se hizo oír de nuevo.

—Sí, me voy en una hora. ¿Podría por favor darse prisa? —A Taehyung ya ni siquiera le importaba sonar grosero, solo quería volver a casa de Seokjin y poder consentirlo para hacerlo sentir mejor, aliviando así un poco de la culpa que le carcomía las entrañas.

—Claro, ¿será pago en efectivo?

Taehyung observó el total en la pantalla y su billetera, dándose cuenta del solitario billete que había dentro.

—No, con tarjeta por favor. —El hombre asintió y tecleó algo en la computadora, frunciendo el ceño con molestia.

—Lo siento, el sistema está fallando y no me permite hacer el pago con tarjeta —se excusó con calma el hombre, provocando que Taehyung suspirara derrotado.

—Por favor... vuelvo en un rato con el efectivo, déjeme ir a casa por dinero.

—Lo siento, no puedo hacer eso.

—Pero... puedo dejar mi reloj como garant... mierda. —En ese momento se dio cuenta de que ni siquiera llevaba su teléfono consigo, se había sacado el reloj y cualquier prenda de valor al llegar a casa de su novio y no se había molestado en verificarlo antes de salir.

El hombre lo veía con semblante serio, parecía que ahora era él quien se encontraba molesto, pero Taehyung no tenía tiempo para eso, por lo que sacó el billete y lo dejó con demasiada fuerza sobre el mostrador, haciendo saltar al contrario por la sorpresa.

—Bien, me llevo este. —El castaño tomó un bote alto color morado deslavado.

—Bien, permítame darle sus centavos de camb...

—Así déjalo, gracias —masculló antes de salir a paso rápido hasta la calle.

El frío de afuera golpeó su rostro con fuerza, congelándole hasta las ideas, pero no se detuvo, siguió caminando con prisa hasta que pisó un charco congelado que lo mandó al suelo, de donde se levantó con prisa y un par de maldiciones.

—¡Seokjin!, ¡estoy aquí! —gritó mientras se deshacía de sus pertenencias entre jalones y patadas.

El mayor salió de la cocina con el rostro pálido y abatido.

—Me alegro, ¿todo bien? —Taehyung corrió hasta él para sostenerlo de la cintura y dirigirlo al sofá con lentitud.

—¿Qué haces? No luces bien, siéntate, voy a prepararte algo de comer.

—No quiero comer nada Tae, solo necesito hidratarme.

Taehyung le extendió la bebida a Seokjin, quien la tomó con mano temblorosa antes de abrirla y darle un largo trago; acostándose en el mueble luego de eso.

Podía sentir a su estómago reclamándole todavía, el dolor residual y la debilidad en sus músculos luego de dejar hasta el alma en el baño.

—Jin... yo... lo siento tanto. —murmuró Taehyung mientras se sentaba al otro lado del sofá, lo más alejado de él que podía.

—No pasa nada —respondió sin mucho ánimo. Cerrando los ojos mientras suspiraba.

Taehyung sintió a su corazón hacerse pequeño, se sentía rechazado y culpable.

"¿Está enojado conmigo? Creo que sí, lo mejor es que me vaya un rato." Pensó mientras se levantaba con un pronunciado puchero en los labios y se dirigió a la cocina, en donde rápidamente buscó en internet qué podían comer las personas con problemas estomacales.

Seokjin se quedó dormido luego de beber más de la mitad de aquella desabrida e insípida bebida, siendo despertado por el aroma a comida.

—¿Taehyung? —Al no recibir respuesta se levantó del sofá con lentitud.

Su estómago aún dolía, pero se sentía mucho mejor ahora, por lo que tomó el resto de la bebida y emprendió camino para buscar a su novio.

—¿Tae Tae? —Al entrar a la cocina pudo ver la espalda del castaño y su cabello recogido con una banda de tela, tenía los audífonos puestos y la mirada enfocada en su celular, con el semblante lleno de concentración mientras revisaba algo en su celular.

Lo observó en completo silencio remover lo que sea que estuviese cocinando, agregar sal, quizá muy poca a su parecer, y probar el contenido con una cuchara. Lo escuchó quejarse por lo caliente del líquido y una pequeña risa salió de sus labios al mismo tiempo que sentía su corazón calentarse.

Se acercó lentamente hasta su novio, rodeando su cintura con calma para poder abrazarlo por la espalda, apresándolo en cuanto este quiso girarse.

—Jinnie, me asustaste. ¿Dormiste bien? —preguntó en cuanto se quitó los auriculares.

—Sí, gracias por dejarme dormir.

—Es lo mínimo que podía hacer, por mi culpa estás así. ¿Te sientes mejor?

—Estoy bien Tae, no es como que fuera a morir. ¿Qué estás cocinando?

Taehyung se sostuvo de la encimera, suspirando con pesadez, lo que provocó que Seokjin lo soltara para poder verlo a los ojos.

—¿Qué ocurre? —preguntó con preocupación al sentir a Taehyung tan derrotado.

—Creí que estarías enojado conmigo, me asusté tanto... perdóname por mentirte Jin, no sabía que la leche podía hacerte sentir mal... yo creí que me querías lejos, que estarías muy molesto, investigué un poco y te hice caldo de pollo, también un poco de avena, pero, pero...

Taehyung hablaba tan rápido que Seokjin tuvo que poner toda su concentración en sus palabras para poder entenderlas.

—Hey, calma... todo está bien, sí quería estar solo, pero no por lo que crees, cuando eres intolerante a la lactosa y bebes leche, pasan cosas... vergonzosas, yo no quería que estuvieras aquí y por eso te pedí que salieras.

Taehyung ladeó la cabeza con confusión, pero lo dejó pasar ante la siguiente pregunta del mayor.

—Lo que realmente me tiene inquieto es saber por qué me mentiste. Es obvio que no eres intolerante a la lactosa.

Taehyung agachó la mirada antes de caminar hacia la alacena para sacar un par de cuencos y servir el caldo recién preparado. Se dirigió al comedor en silencio, siendo seguido por Seokjin.

—Mi padre solía hacerme chocolate caliente todos los años, no es que no me guste, es que me recuerda a él y odio sentirme triste con una simple bebida —murmuró una vez se hubo sentado frente a su novio.

Seokjin asintió y tomó la mano de largos dedos por encima de la mesa, dedicándole una pequeña sonrisa en cuanto el castaño lo miró.

—Lo entiendo, no te preocupes. Lamento haberte hecho pasar un par de malos ratos por mi capricho.

—Yo también lo siento, compraré la leche correcta a la próxima, creo que... puedo tener nuevos y buenos recuerdos con el chocolate.

Una sonrisa cuadrada se formó en sus labios, haciendo que Seokjin le devolviera el gesto antes de comenzar a comer.

—¿Seokjin? —El aludido hizo un sonido de afirmación para hacerle saber que lo escuchaba —. Feliz cumpleaños mi amor.

El mayor levantó la vista hasta toparse con los ojos del castaño, quien lo veía con una hermosa sonrisa en los labios. Estaba sorprendido, encantado y también total y completamente enamorado del hombre frente a él.

—¿Qué querrás hacer después de despertar?

—¿Lo que yo quiera?

—Lo que quieras.

24 de Diciembre. 2030

—Para ser la primera vez que adorno una casa luego de trece años, creo que no me quedó nada mal —murmura Taehyung mientras observa la casa desde la calle.

—¿Qué opinas? Se ve linda ¿No? —Seokjin llegó hasta él con una bebida caliente y se la entregó, deleitándose con la vista, el calor que le otorga el líquido que baja por su garganta y la mano que se cierra alrededor de la suya con cariño.

—Muy linda, pero... ¿Qué color se supone que es el de esas esferas? Lo veo gris opaco y el otro amarillo deslavado...

—¡Hey! Eso es muy cruel. Son dorados y blancos. —Taehyung casi se ahogó con su bebida.

—No hablas en serio.

—Claro que sí.

—Oh por dios ¿Cuántos años llevas usándolos?

—Uhm... creo que este debe ser el tercero, quizá cuarto. —La estruendosa tos del castaño hizo a Seokjin mirarlo con preocupación —. ¿Estás bien?

—¡¿Cuatro años?! —Taehyung soltó una carcajada, provocando que el mayor se cruzara de brazos. —No te enojes, es solo que... ya ni siquiera se ven decentes, pongamos una regla, prometo ayudarte a adornar todos los años, ya sin que sea tu deseo de cumpleaños, pero debes prometer que no usarás los mismos adornos más de dos veces.

El mayor frunció los labios aún sintiéndose ofendido.

—Pero eso es un desperdicio, con dos años aún se ven bien.

—De acuerdo, entonces si eso es cierto, los donaremos a alguna escuela, refugio o algún otro lugar que los necesite.

Eso pareció convencer al mayor, ya que una enorme sonrisa adornó sus carnosos labios antes de plantar un enorme beso sobre la boca contraria.

—Vaya, vaya... veo que sigues sin querer tirar eso a la basura, ¿No es la quinta vez que pones esos adornos? —Los interrumpió una burlona voz a sus espaldas.

—No los molestes Yoon, estaban en un momento muy cursi. —Una cuarta voz se hizo presente, provocando que la pareja girara con prisa en esa dirección.

—¡Nam!

—¡Yoongi!

—Precisamente por eso es que los separé, soy alérgico a todo lo que sea cursi y no provenga de ti o de mí. —El recién llegado sonrió antes de abrazar brevemente a sus amigos.

—¿Qué hacen aquí? ¿Por qué no avisaron que vendrían? No tengo comida suficiente, Tae... pidamos algo a domicilio.

Taehyung asintió, entrando con prisa a la casa para poder pedir comida y llegara lo antes posible.

🎄

—¿Entonces estarán viviendo juntos? ¡Felicidades! —El castaño y el pelinegro felicitaron efusivamente a sus amigos, alegrándose con sinceridad ante la reciente noticia.

—Gracias, en cuanto nos hayamos instalado adecuadamente, los invitaremos a comer algo. Yo mismo cocinaré —dijo Yoongi mientras sonreía y acariciaba la mano de Namjoon por debajo de la mesa.

—Si necesitan algo, no duden en pedirlo, ahora que somos vecinos podemos hacer más cosas entre los cuatro —ofreció el mayor de todos, tomando el muslo de su novio distraídamente.

—Gracias. Por cierto, es noche buena y nosotros... —comenzó Namjoon, observando de reojo al castaño, quien se hizo pequeño en su lugar, pero ya no se le veía tan incómodo ante la mención de aquella fecha.

—Ni siquiera lo tienes que pedir Nam, sabes que son bienvenidos. Este año le enseñaré a Tae cómo hacer galletas de jengibre y ustedes pueden preparar algunas bebidas.

Todos se encontraban emocionados ante la idea de una navidad en conjunto, incluso Taehyung, que poco a poco lograba sentir la emoción que hace años creía perdida.

🎄

—No puedo creer que confundieras trescientos gramos con tres mil Kim Taehyung —murmuró Seokjin mientras observaba la enorme cantidad de masa que se había hecho luego del para nada pequeño error de su novio.

—Seokjin, tenemos un problema. —La voz de Yoongi hizo a Seokjin quejarse en voz baja antes de mirar en su dirección, interrogándolo con la mirada —. Namjoon trajo cilantro en lugar de perejil.

Seokjin quiso gritar, apenas conteniéndose gracias a la mirada arrepentida de su amigo.

—Da igual, el puré sabrá diferente y no comeré demasiado, pero no es el fin del mundo. Ahora díganme que pusieron el temporizador para sacar la carne a tiempo del horno o voy a volverme loco.

Las tres personas restantes en la habitación se miraron entre sí, buscando la respuesta en la mirada de los demás.

—No lo puedo creer... Min, ¡eso era tu responsabilidad!

—¡Pero si el que la metió fuiste tú!

—¡Pero necesitaba ir al baño y te lo pedí de favor!

—Que griten no hará que la carne no se queme, mejor hay que pensar en cómo resolver esto —intervino Namjoon mientras se pasaba la mano por el rubio cabello y miraba a su alrededor, como buscando alguna solución —. Yoongi... tú le enviaste un mensaje a tu madre mientras Seokjin estaba en el baño ¿No?

—Sí, ¿pero eso qué tiene que ver? —Namjoon se palmeó la cara y rodó los ojos antes de contestar.

—¡En el mensaje dice la hora en la que lo enviaste! —Para cuando el entendimiento golpeó a Yoongi, Seokjin ya se encontraba entregándole su celular para que revisara la hora.

—¡Mierda! Han pasado más de tres horas —gritó Yoongi, jalando de su cabello color rojo cobrizo mientras corría hacia la cocina, siendo rebasado por Seokjin y sus guantes con forma de pollo para poder sacar la charola del interior del horno.

Un jadeo general se escuchó en la cocina, seguido de un grito lastimero y risas contenidas por parte de los demás.

🎄

—Seokjin, pasan de las diez de la noche, por favor date prisa.

—Ahora resulta que quien me presiona eres tú —reclamó el pelinegro mientras abrochaba el último botón de su camisa y una mueca de fingida molestia adornaba su rostro.

—Oh vamos, esto será divertido, mucha gente podrá probar tus deliciosas galletas y puede que hasta logres ganar clientes como repostero. —Seokjin rodó los ojos antes de caminar escaleras abajo, seguido por su novio.

Namjoon y Yoongi ya los esperaban en la sala de estar, vestidos con camisa y pantalón formales.

—¿Estás seguro de esto? Nosotros podemos...

—No Min, iremos todos.

—¡Pero fue él quien hizo más de tres kilos de masa para galletas, no nosotros!

—Pero tú compraste cilantro en vez de perejil, Yoongi ni siquiera encendió el horno cuando se lo pedí —respondió con simpleza el mayor de los cuatro mientras se calzaba los zapatos, siendo seguido por los demás —. Todos tenemos parte de la culpa y en vista de que a esa carne le hace falta al menos una hora de cocción y tenemos más de cien galletas que ni de chiste podríamos acabarnos nosotros, haremos esto.

Los tres hombres, adultos y completamente independientes, chillaron a modo de berrinche mientras imitaban al mayor para salir a la helada calle, en donde la nieve comenzaba a caer, pero aún no se asentaba como para impedir el paso.

🎄

—¿Lo ven? No fue tan malo, hicimos felices a los niños del orfanato, la carne está lista y hemos pasado un buen rato con el delicioso ponche que la señora de la iglesia nos ha regalado.

Todos asintieron mientras se descalzaban y despojaban de sus mullidos abrigos. La casa olía a una prometedora y deliciosa cena.

—Bien, vamos a cambiarnos y volvamos para cenar —ordenó el mayor mientras subía las escaleras.

Diez minutos después, los cuatro amigos se encontraban reunidos en el comedor, con sus tiernas pijamas afelpadas bien abotonadas y un plato en mano. El repertorio de películas ya se encontraba en la televisión a la espera de ser vistas, el humeante chocolate dentro del termo y los cuatro amigos, calientitos, felices y más unidos que nunca, dispuestos a pasar su primera navidad juntos.

Las campanas resonaron a su alrededor al mismo tiempo que los fuegos artificiales iluminaron el cielo, haciendo que los ojos de cierto chico que miraba por la ventana, se iluminaran con un brillo que nada tenía qué ver con ellos.

—Feliz navidad, amor de mi corazón —murmuró Seokjin a sus espaldas, pasando los brazos alrededor de la delgada cintura del castaño.

Taehyung sonrió en pequeño, suspirando y, por primera vez en un tiempo que parecía casi infinito, sintió su corazón calentarse ante esas palabras, siendo aceptadas por tratarse de algo sincero.

—Feliz navidad Jinnie. 


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Olvidé actualizar... no me di cuenta que ya era martes... lo siento!

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