PARTE III | "Un fatídico y sangriento final... ¿Feliz?" 51. Nuevos comienzos.
Las cosas comenzaban a tomar su respectivo lugar, la cafetería tuvo una remodelación profunda y ahora tenemos el local de al lado a nuestra disposición, por lo que es más grande. Junto con Connor, Elton y Daniel, llevamos el negocio en muy buen manejo, la atención que brindamos es muy buena y creo que por eso nuestra jefa tomó la decisión de expandir el lugar.
Jonathan se había hecho cargo de dos lotes de los que Joel tenía a su mando, pero que, por alguna extraña razón, se encontraba más ocupado.
Joel se encontraba un tanto agobiado por algún tema que nadie me había dicho y que yo no había querido preguntar por no parecer entrometida.
Rachel y Brox... Bueno, ¿qué podía decir de ellos? Estaban más enamorados que cualquier otro par de personas enamoradas, lo que era demasiado. Andan más pegado que goma de mascar untadas de súper pegamento y si no estoy mal... No falta mucho para Brox se la lleve a su casa. Es divertido ver a James molestar a Rachel con respecto a su relación con celos de hermano mayor, pero no pasa de ahí, de simples bromas.
El señor Eliam ha estado muy estresado últimamente y creo que por lo mismo que Joel, pero como ya dije antes, nadie me dice nada y no me atrevo a preguntar.
Con respecto a mi papá, hemos hablado un par de veces, también fuimos a comer en una ocasión y nos fue muy bien, a mi parecer. Con Matt el tema es distinto, él no comprende mi relación con Jordan, ya que dice que estoy en constante peligroso. Si, tal vez tenga razón, pero él no sabe que Jordan me protege más que una mamá a su hijo y eso para mí, es más que suficiente.
Y, con el tema de Jordan... ¡Ya estamos viviendo juntos! Y estoy muy emocionada al respecto. Nunca pensé encontrar un lugar donde pertenecer, nunca creí hallar una persona con quién querer formar un hogar. Una familia.
Y con Jordan quiero lograr todas y cada una de esas cosas, porque es mi compañero, amigo y confidente. Lo amo y quiero pasar el resto de mi vida con él, sin importar nada.
Observo el álbum de fotos que tengo sobre mis piernas y paso mis dedos por las fotografías que mamá guardó con tanto cariño. Luego del traslado de todas las cosas de Jordan y todas las cosas mías que estaban en mi antiguo departamento, había encontrado varias cajas que tenía olvidadas y me sorprendí al ver que tenía cosas que mamá había atesorado solo para que yo las tuviera cuando ella ya no viviera.
Aún seguía sintiendo ese extraño nudito en la garganta cada vez que veía una foto suya, me hacía mucha falta, pero ella siempre me dijo que la recordara con alegría, que mantuviera presente todos los momentos lindos que habíamos vivido juntas y como le prometí, lo estaba intentando, pero a veces se me hacía difícil.
Miré cómo la lluvia caía a través del enorme cristal que estaba en la sala, esa era la parte que más me gustaba de la casa. El ventanal abarcaba toda la sala, iniciaba en el borde del techo y terminaba en suelo. Desde que nos mudamos, cada vez que llegaba a casa me sentaba en suelo junto al vidrio y me deleitaba viendo la ciudad, los edificios y todas las personas que, desde esta altura, se veían pequeñitas. También se podían apreciar los atardeceres, aunque en Londres siempre estaba nublado, lográbamos divisar como el poco sol que rodeaba el cielo, se escondía.
La puerta se abrió llamando mi atención y supe que mi rubio novio había llegado.
—¿Bailee? —me llamó al no verme, escuché el ruido de las llaves—. ¿Amor?
—Estoy aquí —le dije y lo sentí caminar hasta rodear el sofá y encontrarme sentada en el suelo.
—¿Qué haces ahí, mi amor? —me miró divertido y yo solo me encogí de hombros. Sonreí al verlo quitarse la chaqueta y lanzarla al sofá, se pasó una mano por el cabello sacudiendo la humedad de la lluvia del mismo, dejando que varias gotas cayeran sobre el suelo y el sofá, e incluso sobre mí.
—¡Jordan! —lo regañé levantando mi tono de voz, sus ojos fueron a parar a los míos ante mi reproche. Me sequé la mejilla mientras lo reprendía—. Estás mojando todo.
—Perdón —sonrió como niño pequeño y se agachó para sentarse a mi lado, sus manos tiraron de mi cuerpo hasta retenerme entre sus piernas. Sus brazos me rodearon y sus labios le dieron un sonoro beso a mi mejilla—. ¿Cómo estuvo tu día?
—Bien, cerramos temprano, ya sabes. Están remodelando —lo miré por sobre mi hombro—. ¿Y el tuyo? ¿Dónde estuviste?
—Con papá —me abrazó con fuerza y escondió su nariz en mi cabello—. Hueles bien...
—Jordan —me giré un poco y lo miré a los ojos—. ¿Qué está pasando?
—¿Qué está pasando de qué? —preguntó cómo quien no quiere la cosa, arqueé una ceja y le puse mi famosa expresión de «¿En serio?» —. Todo está bien, mi amor. No te preocupes.
—Jordan, prometiste ser sincero conmigo —ese era mi as bajo la mano, sus ojos se entrecerraron hacia mí—. Joel está actuando extraño desde hace varias semanas, y tú padre también... ¡Y no me vengas con que es normal! —lo corte antes de que siquiera pudiera hablar—. Dime que es, ¿por qué todo está tan... tenso?
—Te voy a contar algo, pero me vas a prometer que no dirás nada —abrí mis ojos a tope y asentí con rapidez—. Joel, él... Tiene una esposa y dos hijos...
—¡¿Qué?! —exclamé por la sorpresa y su mano voló a mi boca.
—¿Te vas a volver loca? —negué.
—Mmh —dije aun con su mano en mi boca.
—Sí bueno, él siente que alguien los está amenazado y por eso no ha estado aquí —informa, su mano se desplaza de mi boca a mi cuello, en dónde no duda en acariciarme con suavidad—. Nadie más sabe acerca de su familia, y espera que siga así.
—No diré nada, lo prometo —asintió sonriendo—. Pero... ¿Quién los está amenazado?
—No lo sabe, cree que puede ser algún ajuste de cuentas —mi ceño se frunce—. Joel tiene sus enemigos, independientemente de los de la familia.
—Pobre Joel —suspiré y bajé la mirada a mis manos—. ¿Y tú padre?
—Probablemente, está estresado por lo de Joel. Después de todo, son sus nietos —se encoge de hombros.
—¿Probablemente?
—¿Qué tienes ahí? —preguntó mirando el álbum entre mis manos, sabía que estaba cambiando el tema, pero no dije nada al respecto.
—Son los álbumes de mamá —respondí acariciando la pasta dura del libro, Jordan serpentea su mano por mi cintura hasta abrir el álbum.
Una fotografía de mi yo bebé nos recibe a ambos, no me avergoncé, era un bebé muy bonito.
—Tus ojos siguen siendo igual de persuasivos que ahora —pincha mi costado con su mano libre haciéndome cosquillas—. ¿Cuántos meses tenías?
—Siete, creo. Sí, aquí dice —contesto acariciando la fotografía—. Mi cabello era más rojizo en aquel entonces, a la medida que fui creciendo, el color se oscureció.
—Al parecer, está volviendo a su tono habitual —dijo dándome un beso en la sien—. ¿Nuestros hijos serán igual de hermosos que tú?
Me paralicé totalmente.
—¿Nuestros hijos? —cuestioné un tanto sorprendida, mientras me giraba un poco para verlo. Sus ojos estaban más azules y brillantes el día de hoy, lucía adorable y tierno. Su cabeza se sacudió en una señal de afirmación, lo que tomé como respuesta a mi anterior pregunta—. ¿Quieres tener hijos conmigo?
—Quiero todo contigo, mi ángel —murmuró acercando su rostro al mío—. Quiero tener una familia contigo, quiero tener una larga vida junto a ti.
Lo miré unos segundos largos, recorrí su rostro y cada una de sus facciones con mi mirada. Nunca tuve un prospecto básico de hombre ideal, pero sin duda alguna, Jordan superó todas y cada una de mis expectativas.
—¿Vas a llorar? —preguntó divertido a lo que yo salí de mis pensamientos, negué y bajé la mirada.
—Solo... Me tomaste por sorpresa.
—¿Tú no quieres tener hijos conmigo? — frunció el ceño unos instantes a lo que yo negué.
—No, no es eso. Por supuesto que quiero, solo no sabía que pensabas sobre ello —reí un tanto nerviosa, clavé mis ojos en los suyos y sonreí con ternura—. Y, respondiendo a tu primera pregunta... Sí, sin duda alguna nuestros hijos serán igual de hermosos que su mamá.
—Que modesta —bufó y rodó los ojos, solté una carcajada al verlo hacer aquello, ya que era un gesto impropio en él.
—Pero, si quisiera que tuviera tus ojos pasé mis dedos por sus mejillas y luego por sus labios—, tú sonrisa —me acerqué a sus labios dándole un suave beso—. Pero, sobre todo, que tenga un corazón tan lindo y amoroso como el tuyo.
—Mierda, Bailee —me hizo girar entre sus brazos y me sentó a horcajadas sobre él—. Cada vez que dices esas cosas te amo más.
—Estás loquito —lo besé riendo, entrelacé mis manos detrás de su cuello y dejé que sus besos recorrieran el mío—. Yo te amo a ti.
¡LA TERCERA PARTE YA ESTÁ AQUÍÍÍÍ!
¿QUE LES PARECE?
Teorías para esta ultima parte...
*Insertando pensamientos misteriosos*
¡Voten y comenten mucho!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro