59. Visita siniestra.
Jordan apagó el televisor al momento que las noticias acabaron, se dejó caer de espaldas a la cama y se pasó las manos por la cara. La noche anterior, Brox le había informado el plan de Jonathan, pero fue muy tarde, el rubio acabó muerto, cosa que tiene a Jordan en este estado.
—Oye —acaricié su mejilla, su atención cayó sobre mí y me sonrió—. Lo siento.
—Está bien —parpadeó varias veces y supe que estaba luchando con las lágrimas—. Mi familia solo hizo lo mejor para mí.
—Tu familia te amaba, Jordan —le dije, me acomodé sobre la cama y él no dudó en apoyar su cabeza en mi pecho, pasé mis dedos por su cabello rubio y besé su frente.
—Ellos dieron su vida por mí —susurró, apreté mis brazos a su alrededor—. Solo querían que tuviera una vida...
—Y la tienes —le dije, su rostro se elevó un poco y su mano se presionó contra mi vientre.
Ya tenía cinco meses de embarazo, mi vientre se notaba un poco más y eso me encanta, y volvía loco a Jordan. La noticia fue como un balde de agua helada, y no porque fuera una mala noticia, sino porque fue un sorprendente saber que tenía dieciséis semanas de embarazo y que no me había dado cuenta.
Sin embargo, la noticia fue aquello que atrajo un poco de paz a nuestra familia. Rachel era la que estaba más entusiasmada de todos, la muerte de su hermano había acabado con todo su autocontrol y se vio en depresión por una semana, con el pasar de los días, la presencia de Brox y la noticia de mi bebé, la había animado un poco.
Sentí un ligero movimiento en mi vientre, Jordan fue el segundo en notarlo y acariciar el mismo. Se deslizó para quedar apoyado en su codo y su rostro quedó a la altura de mi vientre, sus labios besaron mi piel.
—Aún no creo que vayamos a tener un hijo —sonríe, deja un beso en mi vientre—. ¿Es normal que esté ansioso?
—Sí, yo ya quiero conocerlo —dije.
—O conocerla —murmuró, reí—. Aún no sabes si será niño o niña.
—Cierto —mordí mi labio inferior, acaricié el rostro de mi novio—. ¿Qué quieres que sea?
—Mmh, no lo sé —dice, inhala y exhala sobre mi panza, y la sensación me da cosquillas—. Lo importante es que sea sano y fuerte, pero si me dieran a elegir... Quisiera una niña.
—¿Y si sale niño? —cuestiono, él sonríe con picardía.
—No hay problema —se cierne sobre mi lentamente, suelto una risita cuando deja un beso en mis labios—. Siempre podemos intentar de nuevo, ¿verdad?
—Estás loquito —reí sin contenerme, pasé mis manos por su pecho, sintiendo sus tatuajes y aquella cicatriz que nos unió—. Te amo.
—Y yo te amo a ti.
[...]
Acaricio mi vientre lentamente, sintiendo como mi bebé crece dentro de mí. Mordí mi labio mirando fijamente la pantalla de mi teléfono, debatiéndome internamente si llamar o no a papá. Me lleno de valor y presiono el botón verde, puse el aparato en mi oreja y esperé.
—¿Si?
—Hola, papá —suspiré.
—¿Bailee? —preguntó.
—Sí, papá. Soy yo —dije—. ¿Cómo estás?
—¡Oh, cielo! Estoy muy bien. ¿Y tú? Vi las noticias, no sabía si llamarte...
—Tranquilo, papá. Está bien, debía dejar que las cosas aligeraran su carga y así poder ponerme en contacto —murmuré—. Pero yo estoy bien, Jordan está conmigo, él cuida de mí.
—Lo sé, cariño —dijo—. Estoy muy agradecido con él por cuidarte, lamento mucho lo que pasó con su familia, sé que eran importantes para ti.
—Sí, papá. Llamaba para decirte que... Nos iremos —informé.
—¿Se irán? ¿A dónde?
—Aún no lo sé —mentí—, pero no es seguro que sigamos aquí —miro el lago a través de la ventana, el cielo está nublado—. ¿Podías por favor no contarle a Matt?
—¿Por qué...? Cierto, lo entiendo —suspiró—. Tu hermano te quiere, Bailee. Solo no entiende lo que tienes con Jordan —fruncí el entrecejo—. ¿Segura de que estarás bien?
—Sí, papá. Estaré bien siempre que esté con él —afirmé—. También quería contarte que... Vas a ser abuelo.
—¿Qué? —preguntó sorprendido, creo—. ¿Estás embarazada?
—Sí.
—¡Oh, cielo! Felicidades —sonreí, una lágrima bajó por mi mejilla, la sequé rápidamente—. Me alegro mucho por ti.
—Gracias, papá —le dije—. Estaré en contacto contigo siempre que pueda, te enviaré fotos del bebé.
—¿Aún no sabes qué será? —negué.
—No, pero pronto lo sabremos.
—Te amo, Bailee —dijo, sonreí mientras dejaba mi mano sobre mi pequeña pancita—. Y lo haré siempre, cielo.
—Lo sé, papá. Yo también te amo.
[...]
Rachel había llegado hace una hora, porque ella amaba ver a hacerme compañía mientras que Jordan salía y se reunía con Brox. Eso me preocupaba un poco, teniendo en cuenta que, Jordan estaba muerto, ante los ojos de la sociedad y me daba pánico saber que él estaba en la calle sin protección alguna.
Por eso dejamos el departamento y nos vinimos a la casa del lago, casi nadie conoce la dirección, a excepción de Brox y de Rachel. Jordan pensó que sería más seguro, sabiendo que el edificio estaba en un lugar transcurrido.
—¡Ah! ¡Se está moviendo! —gritó Rachel con sus manos en mi vientre—. ¡Lo amo, lo amo, lo amo!
—Él o ella también te ama—le digo—. Serás su tía favorita.
—¡Lo sé! —ríe, pasa su cabello detrás de sus hombros, tomo mis manos e hizo un puchero—. Los extrañaré cuando se vayan.
—Nosotros a ti también —le sonreí—. Pero aún no nos iremos, aún faltan unas semanas.
—Ya sé. ¡Agh! —se cruzó de brazos—. Teddy está muy estresado y eso me estresa a mí también, a veces me cae mal.
—Lo amas —la pincho divertida, ella ríe.
—Sí, no puedo mentirte —suspira—. Extraño a James, Bailee. A cada segundo que pasa, con cada latido de mi corazón.
—Lo sé, Jordan también lo hace —digo, recordando todas las noches en las que he encontrado a mi precioso rubio llorando por la falta que le hace su familia—. Él te cuida, Rachel. Dónde quiera que esté, él te cuida.
—Todo pasará, ¿verdad? —asentí, sequé la lágrima que se desliza por su mejilla y le sonrío—. Bueno, los iremos a visitar, ya verás —dijo—. Incluso Tony me dijo que él podía llevarme cuando Brox no pudiera. ¿Sabías que le ofrecieron un trabajo allá?
—¿En serio? —asintió frenéticamente—. Eso es genial, así Jordan tendrá con quién hablar de vez en cuando.
—Sí, ya estoy deseando conocer el lugar —reí.
—Estás loca —ella le restó importancia con la mano.
—¡Tengo que irme! —dijo mirando el reloj de la pared, se puso de pie de un salto—. ¡Debo comprar la cena!
—Extrañaré tu comida, debes hacerme un pastel y traerlo antes de que me vaya —dije, me puse de pie y la acompañé hacia la salida—. Escríbeme cuando llegues, así no me preocupo.
—Lo haré, nos vemos —besó mi mejilla y acarició mi vientre—. ¡Te amo!
—Y yo a ti —le dije y la vi subir a su auto.
Mordí mi labio inferior y cuando perdí el Audi de Rachel de vista, cerré la puerta y fui a la cocina. Abrí la nevera para buscar algo que comer, arrugué la nariz y saqué un paquete de sopa instantánea porque quería comer algo ligero, de lo contrario, vomitaré hasta el alma.
La puerta se abre y miro el reloj en la parte, son las tres de la tarde, Jordan llegó temprano. Escucho sus pasos detrás de mí y sonrío.
—Llegaste temprano, cielo... —me giré y la cuchara cayó al suelo, mi cuerpo se paralizó, mi corazón se detuvo.
Fred Forest estaba frente a mí, con una mirada de odio y una sonrisa tétrica.
—Le dije que aún no se había terminado.
¡No puede ser!
¡Caos!
¡Voten, comenten y compartan mucho!
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