Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

39. La furia y el dolor.



Salgo de la autopista en busca de las calles iluminadas de Londres, pero una extraña sensación me invade y la imagen de Bailee llega a mi cabeza. Busco mi teléfono con rapidez y marco el número de la castaña para luego poner el altavoz.

—Hola, cielo —saluda y el alivio me recorre por completo.

—Hola, amor. ¿Dónde estás?

—Cerca de mi casa —dice—. ¿Y tú?

—Estoy conduciendo, llegaré en unos diez o quince minutos —le informo, al tiempo que piso el acelerador, porque necesito tenerla cerca.

—Pediré la pizza —me la imagino sonriendo y yo sonrío como estúpido—. No te demores, voy a abrir la puerta.

—Okey, te amo —me despido para dejarla hacer su tarea.

—Y yo a ti —cuelga y la paranoia me invade otra vez, acelero más.

No sé porque me siento de este modo, pero desde que Joel me dijo que maldito de Fred estaba en Londres, lo único que he tenido presente en mi cabeza es a Bailee. Entonces, marco el número de Joel.

—Necesito tener a Bailee bajo vigilancia —suelto de golpe.

—Hola para ti también, hermano —lo escucho bufar—. Jordan, respira y relájate. Bailee pasa la mayor parte del tiempo contigo, tampoco la vamos a espantar mandándole a tres hombres para que la vigilen.

—Hablaré con ella —aprieto el volante con fuerza—. Joel, necesito saber que está segura, yo... Maldición, me estoy volviendo loco.

—Mira, hagamos algo —comienza—. Quédate con ella hoy, es jueves. Mañana la puedes traer y que pase el fin de semana aquí en la casa, cuando estés en el lote, la llevas contigo.

—Bien —respiro estacionado frente a los bloques y bajando del auto—. Quizás eso sea mejor, no lo sé... Necesito... —me freno de golpe al ver una moto cerca de las escaleras.

—¿Qué necesitas? —cuestiona Joel al otro lado de la línea. Mi ceño se frunce mientras observo detalladamente el vehículo, mirándola desde todos los ángulos—. ¿Qué es, Jordan?

—No tiene placa —mi alarma se activa—. Mierda, mierda, mierda.

—¿Qué sucede? —Joel no para de hablar y yo ya estoy subiendo las escaleras.

—Necesito que vengas a la casa de Bailee...

—¿Qué...?

—¡Tú solo ven! Carajo —cuelgo y guardo el teléfono antes de sacar mi arma—. Por favor, por favor —ruego internamente porque solo sea una simple coincidencia y que mi ángel este perfectamente bien mientras camino hacia la puerta, pero todo pensamiento se va de mi mente cuando empujo la madera y mi alma cae en picada.

Bailee está en el suelo, con sangre saliendo de su boca y de su nariz, aferrándose a su abdomen y con una ligera mueca de dolor que me hace saber que esta despierta. Mi mirada recorre el departamento y cae sobre el tipo que está de espaldas a mí, el arma se cae de mis manos y veo todo el rojo.

—Maldito hijo de puta —es todo lo que digo cuando su atención recae en mí y sus ojos se abren a tope, mi siguiente movimiento es lanzarme sobre él—. ¡Pedazo de mierda! ¡Voy a matarte! —mi puño se estrella contra su rostro una y otra vez sin parar, mi cuerpo tiembla a causa de la rabia. Una de mis manos se adueña de su cuello y con la otra estrello su cabeza contra el suelo sin parar—. Voy a matarte, te vas a pudrir en el maldito infierno.

—Jor... dan —escucho a lo lejos, pero solo está él en mi campo de visión, su sangre y la mía fundiéndose en una sola mientras lo golpeo, una y otra vez. Mis sentidos se nublan y solo está la sangre y la ira consumiéndome.

—Te vas a morir —siseo sin dejar de atestar duros golpean sobre su rostro—. Maldito...

—Amor, basta ya... —mi rostro se gira por vida propia hacia la izquierda, un par de ojos azules me aclaran la mente, las lágrimas bajando por sus mejillas me llenan los pulmones de oxígeno—. Por favor, Jordan... Basta, por favor...

Soy consciente de que me pongo de pie y camino hacia ella, rodeando su pequeño cuerpo con mis brazos y el quejido que emana de sus labios me traen al presente.

—Bailee —susurro mientras sujeto su rostro entre mis manos, el cual está rojo y la sangre cubriendo el mismo me llena de preocupación—. Mierda...

—Estoy... Me duele —cierra los ojos al tiempo que se encoje entre mis brazos, llevando sus manos a su abdomen.

—Lo sé, mi amor. Lo sé —observo todo el departamento y aprieto su cuerpo con delicadeza hacia el mío—. Todo va a estar bien —apoyo mi frente sobre la suya, reprimo el enojo, ignoro el hecho de que tengo al amor de vida herida entre mis brazos—. Te pondrás bien, mi ángel. Lo prometo, estarás bien.

No sé cuánto tiempo pasa, son segundos o minutos largos, pero no puedo dejar de respirar, es la única manera de calmar a la fiera en mi interior. La puerta se abre con rapidez y Joel junto con Jonathan son los que invaden el espacio.

—Pero ¿qué...? —Jonathan observa todo a su alrededor incrédulo y sus ojos llegan a los míos—. Mierda...

—¿Esta despierta? —Joel es el primero en llegar a mí y tirar del cuerpo de Bailee hacia él—. Está respirando, pero no tardará en desmayarse —mira detrás de sí al tipo en el suelo, luego me observa y mira mis manos—. Vamos a la camioneta, James se encargará de esto.

—Yo me llevaré tu auto —le entrego las llaves a Jonathan una vez que estoy de pie—. Respira, Jordan. Todo estará bien, ya lo verás —asiento sin saber que decir exactamente, tomo mi arma y salgo detrás de Joel a toda prisa.

La puerta de la camioneta está abierta y una vez que subo, Joel deja el cuerpo de Bailee sobre el mío.

—Háblale, mantenla despierta —dice Joel luego de arrancar.

—Oye, amor —paso mis dedos por su rostro, sin importar que tengo las manos llenas de sangre—. Mírame, Bailee. Abre los ojos, cielo.

—Jordan... —susurra y quiero morirme, maldición, quiero matar a quien le hizo esto.

—Estoy aquí —pego mi frente a la suya—. Ya estoy aquí, mi ángel. Ya estoy aquí.

Su mano hace puño mi chaqueta y yo solo la mezo entre mis brazos, inhalando su aroma dulce una y otra vez, atrayendo la calma a mi cuerpo, pero nada funciona.

—Llegaremos en cinco —Joel llama mi atención, pero no puedo verlo—. No dejes que se duerma, Jordan... No sabemos si se golpeó la cabeza.

—Bailee, cariño — vuelvo a susurrarle al oído, ella parpadea, pero sus ojos azules luchan por no cerrarse—. Háblame, amor... Por favor, no te duermas.

—Jordan —su voz es un susurro ronco que me desarma, vuelve a quejarse y su mano sube a mi mejilla— No llores, amor.

—No lo haré —entonces soy consciente de mi vista empañada, sus ojos se cierran y me alarmo—. Amor, mírame. No te duermas...

—No... puedo... —inhala profundamente y luego cierra los ojos.

—Bailee. Bailee, despierta, amor —la sacudo con delicadeza, pero nada funciona—. Bailee, abre los ojos... Mierda, Joel. ¿No puedes ir más rápido? —tomo su rostro entre mis manos, observando la herida que tiene en su labio inferior—. Bailee, despierta, por favor... Amor, despierta.

—Te abriré la puerta —dice Joel y veo que ya llegamos al hospital.

Sujeto a Bailee entre mis brazos y la llevo dentro del enorme lugar una vez que bajo del auto, todo se torna tenso de repente, las enfermeras llegan y yo dejo a la castaña sobre la camilla. Siento mi cuerpo pesado, veo a Joel intercambiar palabras con un doctor y luego darle un fajo de billetes, y sé perfectamente que es para que no haga un escándalo sobre el asunto.

Aprieto las manos en puños tratando de alejar el enojo de mi cuerpo, tomo lentas respiraciones y cierro los ojos concentrándome en otra cosa que no sea la ira que solo parece crecer en mi sistema.

—Mírame, oye. ¡Jordan! —Joel sacude mi cuerpo y en ese momento puedo volver a abrir los ojos—. Necesito que te calmes, que respires y dejes que caminar como un puto loco —murmura solo para que yo lo escuche, levanto la mirada y observo a varias personas a nuestro alrededor—. No queremos lidiar con la policía ahora, ¿no? —niego—. Y justamente hay uno a veinte metros de nosotros, así que no te vuelvas loco —y efectivamente, hay un oficial de policía cerca de la recepción, pero este no ha notado nuestra presencia—. Siéntate, voy a buscarte agua.

—Necesito matarlo —aprieto los dientes sintiendo mi mandíbula doler.

—No sabemos si fue él, Jordan...

—¿En serio? Hace menos de veinticuatro horas me dijiste que ese mal nacido estaba de vuelta en la ciudad y ahora Bailee está... —siseo—. ¿Qué te dice eso?

—La mente fría, Jordan. ¿Recuerdas? — lo siento rodearme en un abrazo tenso, pero que, en cierto modo, me tranquiliza un poco. Cierro los ojos y dejo caer mi rostro en su hombro, buscando tranquilidad—. Ella estará bien, hermano. No te preocupes, Bailee es fuerte, lo sabes —se aleja y palmea mi mejilla, me sonríe y asiento luego de tomar una lenta respiración—. Ahora siéntate, llamaré a Jonathan.

Eso hago, apoyo los codos sobre mis rodillas y dejo caer mi cabeza entre mis manos. Solo necesito respirar... o disparar.

—Respirar, Jordan —me digo a mi mismo—. Solo necesitas respirar.

—¿Jordan? —elevo la cabeza de golpe y me encuentro con el hermano de Bailee... ¿Cómo era su hombre? ¿Marc? ¿Frank? —. Soy Matt, el hermano de Bailee —asiento, observándolo lucir su uniforme con recelo—. ¿Está todo bien? ¿Y Bailee?

—Ella... —me aclaro la garganta, su ceño se frunce—. Tuvimos un percance... y ella...

—Es mejor que me lo digas de una vez, de lo contrario estarás esposado antes de que te des cuenta —dice en un tono bajo y mi entrecejo se frunce.

¿Y este quién se cree?

—No creo que sea conveniente para usted amenazar a mi hermano, oficial —dice Joel llamando la atención de ambos, Matt retrocede un poco y yo me pongo de pie—. Creo que sería muy desconsiderado de su parte, teniendo en cuenta la situación en la que estamos.

—¿Situación? —ríe con ironía—. Mi hermana está en una camilla y lo llaman ¿Situación? Si algo llega a pasarle...

—Seré el primero en matar a quien le hizo esto —mi voz resuena en medio de los tres, dejando que los ojos de Matt recaigan sobre mí—. Mataré al primero que siquiera llegue a mirarla.

—¿En serio? —se acercó a mí, observándome con fijeza—. ¿Y por qué está aquí?

—Un descuido de nuestra parte, oficial —Joel se interpone entre ambos—. Bailee es parte de nuestra familia ahora, fue un grave error dejarla sin protección, claro que, si conocieras a tu hermana, sabrías que es un tanto terca —la imagen de Bailee con el ceño fruncido cada vez que le digo lo que tiene que hacer llega a mi mente— ¡Oh, cierto! No la conoces —Joel se ríe con burla y el policía no duda en tensar la mandíbula—. Si nos disculpa, tenemos que cerciorarnos del estado de Bailee —levanta la barbilla hacia él con suficiencia—. La salud de ella es lo único importante en este momento.

Matt no dice nada más, solo da un paso hacia atrás y deja que Joel se encamine hacia la recepcionista.

—No tengo porque darte explicaciones, pero lo último que quiero en esta vida es que Bailee esté lastimada —digo aún sin verlo, pero sabiendo que puede escucharme—. Ella lo es todo para mí y sería el último ser en esta tierra que quiera hacerle daño.




¡Ya, no lloren! Ya les traje otro capítulo para qué me amen un poquito.

¿Qué les pareció?

1/2

¡Así que comenten muchos "❤️" para seguir!

¡Voten, comenten y compartan mucho!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro